ECOS EN MÉXICO DE VICTORIA DE PETRO EN COLOMBIA

Por: Luis Manuel Arce Isaac / Prensa Latina

Ciudad de México, 20 jun (Prensa Latina)

El triunfo de Gustavo Petro en
Colombia, hoy presidente electo, cayó como una onza de oro en los
mexicanos que comparten con Andrés Manuel López Obrador, su programa de
transformación social.

México vive desde julio de 2018, cuando López Obrador ganó las
presidenciales, en el filo de la navaja, porque la derecha que le
impidió en dos elecciones anteriores llegar al Palacio Nacional, se
juramentó para no dejarlo gobernar.

La batalla para ejecutar su programa antineoliberal es dura, con el
hándicap de que la inició casi en solitario cuando fenecía la época de
los gobiernos progresistas de América Latina que protagonizaron líderes
como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Inácio Lula Da Silva y
Néstor Kirchner.

La victoria de Amlo, como le llama el pueblo, revirtió esa situación y
con él renació la esperanza de muchos pueblos del sur de retomar los
caminos de soberanía entorpecidos y bloqueados por Estados Unidos, las
transnacionales extranjeras y la Organización de Estados Americanos
(OEA).

El golpe de Estado orquestado por la OEA en Bolivia contra Evo Morales,
y procesos de retroceso político en Brasil, Argentina, Ecuador, y una
brutal campaña mediática y agresiones económicas contra Cuba, Venezuela
y Nicaragua, tenían también como objetivo debilitar y aislar la Cuarta
Transformación de México.

Recuperados caminos soberanos perdidos en el continente, como quedó
demostrado en la frustrada cumbre de las Américas convocada por el
presidente Joe Biden, el triunfo de Petro evidencia lo proclamado por
López Obrador de que Nuestra América ya no es más aquella que dominaban
con cañoneras, bloqueos y saqueos.

Saliendo al paso a los esfuerzos del uribismo de hacer abortar un
triunfo previsible de Petro con un candidato fabricado en poco tiempo,
pero con un enorme y peligroso caudal mediático detrás, López Obrador
denunció la sucia e indigna campaña contra el exguerrillero y convocó a
los colombianos votar conscientemente.

Los ecos de la victoria de Petro y Márquez repercuten en los puntos
neurálgicos de América como un mensaje inequívoco a la Casa Blanca de
que el cambio de época es el todo y no la parte de la nueva realidad
latinoamericana en la que insistiera López Obrador al inducirlo a una
cumbre incluyente que despreció.

Voces como las de los presidentes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile,
Perú, Venezuela, Cuba, Managua y los del Caribe, le dan una connotación
continental al triunfo de Petro y su compañera de fórmula, la
afrocolombiana Francia Márquez.

En México se cree muy firmemente que ese triunfo histórico en Colombia,
donde por vez primera se elige a la presidencia a un político de
izquierda probado, amplía las condiciones para crear una integración
regional sin hegemonismos ni bloqueos, con respeto a la soberanía y la
forma de pensar de cada pueblo.

Con Petro en el gobierno de Colombia, Latinoamérica puede tener un poco
más de poder para resistir las desgracias que su poderoso vecino del
norte le ocasiona, y aumentar la influencia para negociar los términos
de su relación con Estados Unidos de manera real y no el paripé de la
reciente reunión de Los Ángeles.

México podrá estar más acompañado en esa batalla por la unidad, la no
exclusión y hacer más cercano el cumplimiento de la divisa juaristas de
que tanto entre naciones como individuos, el respeto al derecho ajeno es
la paz.

La idea de Amlo es que, más temprano que tarde, Estados Unidos tendrá
que negociar con los pueblos al sur del río Bravo porque la división del
mundo en bloques comerciales impedirán que se mantengan las
desigualdades geoeconómicas y sociales.

Cuando eso suceda, como ha alertado Evo Morales y propuesto López
Obrador, América Latina, incluida el Caribe, deberá estar unida como la
plata en las raíces de los Andes, citando a Martí.

Entonces, como expresó el canciller Marcelo Ebrard en Los Ángeles, en la
próxima cumbre no se hablará del bloqueo a Cuba, ni de exclusiones, ni
existirá la OEA, porque habrá llegado el momento de refundar el orden
interamericano.

mem/lma

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