FUMATA BIANCA
Por Fredy Leon
Luego de un inusual interregno, el PC eligió al dirigente sindical de los trabajadores estatales, Domingo Cabrera, como su nuevo Secretario General y, a Patricia Yarihuamán, como Sub Secretaria General.
No conozco cuales son las espectativas que llevaron al PC a elegir a Domingo Cabrera como su nuevo Secretario General, una persona sin mayor experiencia política, pero si el PC desea ser realmente un partido revolucionario que lucha por el socialismo y con capacidad real para disputar el poder a la burguesía neoliberal, el nuevo Secretario General tiene un enorme reto por delante.
Lo primero, Domingo Cabrera tiene que dejar de ver el país con esa estrecha visión sindicalista que ha llevado al PC a abandonar la lucha política y renunciar a tener su propia estrategia de poder para quedar reducido en una intrascendente fuerza de apoyo al movimiento sindical. La lucha del PC no es únicamente por el pliego de reclamos de Construcción Civil, es para convertir a los trabajadores en la nueva fuerza gobernante y dirigente del país.
Segundo, Domingo debe demostrar que el camino que han elegido, trabajar para hacer del PC esa fuerza revolucionaria organizada que los trabajadores necesitan para conquistar el poder, es el correcto y viable. O caso contrario, tener la suficiente audacia para explorar nuevos caminos si realmente dicen luchar por el socialismo. Aquí vale la pena recordar lo que Einstein decía, «no pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo».
El tema de la construcción de la vanguardia política sigue siendo un problema irresuelto; el sectarismo y la división del partido fundado por el Amauta llevaron a que sus actuales herederos, el PC y PR, nunca pudieron llegar a ser una alternativa real de poder. Insistir en esa idea de que el actual PC o PR pueden renacer de sus cenizas y transformarse en la vanguardia de la revolución, no parece ser una idea realista ni convincente. El PC y PR son proyectos agotados y, tal como están, no sirven ni para dirigir un municipio distrital. Y un partido que no sirve para luchar por gobernar el país ¿qué razón de existir tiene?
Hace tiempo venimos proponiendo un nuevo rumbo para construir la vanguardia política que los trabajadores necesitan. Es un camino más complejo, lleno de dificultades y enormes retos, tanto teóricos como prácticos, y para emprender ese nuevo andar se necesita tener grandeza de pensamiento, convicción revolucionaria y firmeza en el liderazgo. Domingo Cabrera tendrá que elegir o entre prolongar la tortuosa agonía del partido fundado por el Amauta o asumir con audacia y decisión que ha llegado la hora de refundar el partido del Amauta y construir un solo y gran partido comunista. Domingo Cabrera va tener que elegir o entre ser un anodino y gris Secretario General -como fueron los tres últimos que le antecedieron en el cargo- de un remedo de partido que agoniza en la nada o ser el Secretario General que adelantó los tiempos revolucionarios y se atrevió a dar un nuevo impulso al comunismo peruano y sentar las bases ideológicas y programáticas para refundar y construir un solo Partido Comunista, un partido de clase con verdadera vocación de poder y decidido a luchar por la revolución socialista.
Retomando una idea expuesta por Lucio Magri cuando hace un repaso de los debates que precedieron a la disolución del poderoso Partido Comunista Italiano, Domingo Cabrera debería recordar que «la constitución teórica (del partido), pretendía no ser un ideal en el que inspirarse, sino parte de un proceso histórico ya en curso, de un movimiento real que cambia el estado de cosas existentes: y que comportaba, por tanto, en cada momento, una verificación factual, un análisis científico del presente, una previsión realista del futuro, para no evaporarse en forma de mito.»
Y tercero, Domingo Cabrera tendrá que tomar una posición clara con respecto a la unidad de las izquierdas. Es cierto que el PC ya no es la fuerza gravitante de las izquierdas y la clase obrera ha perdido su centralidad y capacidad de articulación de un movimiento social casi destruído, hoy el PC es una organización débil que ha perdido influencia de masas, prestigio político, capacidad de elaboración teórica y, en los últimos años, ha tenido una posición errática, muchas veces negativa y sectaria, con respecto a la unidad de las izquierdas.
La unidad de las izquierdas es una condición indispensable para construir una nueva mayoría política y social y poder conquistar el gobierno para llevar adelante el programa de transformaciones democráticas rumbo al socialismo. Construir esa unidad es la tarea revolucionaria impostergable. Necesitamos una unidad de acción para luchar en la calle y derrotar a la derecha pero, sobre todo, necesitamos una unidad programática, orgánica y política de las izquierdas para triunfar en las urnas, ser gobierno y transformar el país en beneficio de las grandes mayorías.
Como sostenía Mariátegui, la historia es duración.
La elección de Patricia como Sub Secretaria General ha sido una grata sorpresa. Patricia puede aportar mucho en el debate y la toma de decisiones para definir el rumbo del PC y construir la unidad de las izquierdas, pero a condición de que abandone ese su espíritu de grupo, renuncie al sectarismo infecundo y afirme un liderazgo que convoque y movilice a todo el partido y sea una interlocutora válida y respetable con todos los grupos de izquierda. Patricia debe ir a conquistar nuevos espacios en la política, ganar presencia y ampliar la influencia del partido, ella debe entender que su acción no está reducido a vegetar entre cuatro paredes sino que debe mirar al congreso como el lugar desde donde puede aportar, con una voz fresca, ideas claras y convicción revolucionaria, a la lucha por construir la patria nueva, la patria socialista.
La trágica situación que vive la patria exige actuar con audacia y responsabilidad; exige inteligencia para tomar las decisiones correctas en el momento indicado y voluntad para luchar y vencer. Lo viejo agoniza, ayudemos a que lo nuevo nazca.