ALFREDO JALIFE RAHME, ANALISTA MEXICANO
A su juicio, el “orden que ha gobernado la economía global desde la Segunda Guerra Mundial ha sido erosionado y “hoy está cerca del colapso”
La revista monárquica globalista neoliberal The Economist –donde los banqueros jázaros Rothschild detentan 26.7 por ciento– comenzó una serie de “reportajes especiales” de siete artículos sobre el “Sistema financiero global en peligro de fragmentación.
En un segundo capítulo, The Economist –que se defina como “independiente”– aborda el “nuevo orden económico”, al unísono con el desgajamiento del “orden liberal internacional” cuyo “colapso puede ser repentino e irreversible (https://econ.st/44K9LID)”.
Más allá de los epifenómenos que relata –desde la “resiliencia de la economía mundial”, pasando por el “auge de EEUU pese a la escalada de su guerra comercial con China”, hasta la “ausencia de un choque petrolero en medio de la guerra del Medio Oriente”–, en una “mirada más profunda se vislumbra la fragilidad”.
A su juicio, el “orden que ha gobernado la economía global desde la Segunda Guerra Mundial ha sido erosionado y “hoy está cerca del colapso”. Este axioma lo hemos enunciado desde hace mucho los críticos de la nihilista y misántropa globalización desregulada, pero que lo exponga la revista portavoz del globalismo, hoy en caída libre, equivale a una capitulación.
Se vislumbran “detonantes preocupantes que activarían un descenso a una supuesta anarquía” donde “las superpotencias recurren a la guerra”. A The Economist se le olvida que la globalización fue impuesta, y perduró, gracias a múltiples guerras del “complejo militar-financiero (Dennis Small dixit)” de la anglósfera.
Se autocita con su artículo de su propia cosecha : “El orden económico mundial se resquebraja” y ahora “los críticos van a añorar la globalizacion. Hoy “la desintegración del viejo orden está visible por doquier” y “aunque el dólar permanece dominante y las economías emergentes son más resilientes, los flujos globales de capital han empezado a fragmentarse”, lo cual adelante hace 17 años en mi libro “Hacia la desglobalización” y confirme en el más reciente “Nuevo orden geofinanciero multipolar: desdolarización y divisa BRICS” (https://bit.ly/3SZZjsI).
La revista globalista es descomunalmente benigna con el manejo geofinanciero/geoeconómico de EEUU cuando sostiene que “el sistema establecido después de la Segunda Guerra consiguió el matrimonio entre los principios internacionalistas y los intereses estratégicos de los EEUU ”. Concluye que “apuntalado por un fuerte crecimiento de los estadounidenses , pareciera que la economía mundial pueda sobrevivir a cualquier cosa que se le presente. Pero, esa visión esta equivocada. No podrá” ).
La propaganda anglosajona no se da por vencida y, en Londres, Ambrose Evans-Pritchard, portavoz de la monarquía declinante de Gran Bretaña, en tres artículos en The Telegraph alucina que: 1.El jázaro “Milei convertirá a Argentina en la Texas de Latinoamérica” con las pletóricas reservas de gas esquisto de Vaca Muerta 2. El litio de Argentina la propulsará a la estratósfera y 3. Con su desafío a China, el disfuncional Milei “está sentando las bases para una revolución de libre mercado.
Las alucinaciones geofinancieras de los globalistas hoy son intratables por la realidad geopolítica. Quizá debido a su especialidad economicista, The Economist pasa por alto tres fechas nodales que marcan la caída, para no decir colapso, del hoy ya caduco “orden globalista financiero”: 1. El anuncio del presidente Putin 2007 en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007; 2. La quiebra de Lehman Brothers, que la anglósfera intentó endosársela a China y, 3. La humillante derrota de la OTAN en Ucrania.
A mi juicio, la elección del 5 noviembre decidirá si Biden prosigue su estéril guerra de hemorragia demográfica contra Rusia o si Trump opta por el aislamiento regional selectivo y la reconstrucción holística de Estados Unidos.
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