LA «OTAN ASIÁTICA» RODEA A CHINA

FIONA EDWARDS, THE MORNING STAR ON LINE

La declaración de Estados Unidos que enfrentar a China en el Mar Meridional de China es necesario para defender su propia “seguridad nacional” no tiene sentido. China no representa una “amenaza” para Estados Unidos: Beijing no está realizando ejercicios navales frente a la costa de California y no tiene bases militares alrededor de Estados Unidos.

Todas las recientes informaciones indican que Estados Unidos tiene la intención de intensificar su interferencia militar en Asia-Pacífico y los mares que rodean a China.

El primer aviso provino de la reunión de los ministros de defensa de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, el 8 de abril de 2024, revelando que la alianza militar Aukus busca expandirse invitando a Japón a unirse al pacto anti-China.

Tres días después, en una cumbre en Washington entre el presidente estadounidense Joe Biden, el primer ministro japonés Fumio Kishida y el presidente de Filipinas Ferdinand Marcos Jr., se dio a conocer un acuerdo trilateral, que incluye realizar ejercicios navales conjuntos en el Mar de China Meridional este año.

Días antes, el 7 de abril, tuvieron lugar en el Mar de China Meridional los primeros ejercicios navales y aéreos conjuntos entre EE.UU., Australia, Japón y Filipinas.

Estas iniciativas apuntan a reforzar el ya sustancial cerco militar de Estados Unidos a China, amenazan con desestabilizar la región y sentar las bases para una guerra caliente encabezada por Estados Unidos contra China.

Washington está avivando el conflicto en el Mar de China Meridional

Bajo la falsa retórica de salvaguardar la “paz y la seguridad” en Asia-Pacífico y el Mar de China Meridional, Estados Unidos ha embaucado a Filipinas y Japón para que acompañen su política militarista contra China.

Desde que Ferdinand Marcos hijo asumió la presidencia de Filipinas en junio de 2022, se ha producido un cambio significativo en la orientación de la política exterior del país, alejándose de la política neutral seguida por el gobierno anterior encabezado por el expresidente Rodrigo Duterte.

La nueva orientación anti-China del actual gobierno filipino ha estado fuertemente influenciada por Estados Unidos.

Esto se hizo evidente cuando el presidente Marcos hijo anunció en 2023 que Estados Unidos tendría acceso a cuatro bases militares adicionales, lo que elevaría a nueve el número de bases filipinas utilizadas por Estados Unidos.

Dos de los nuevos sitios están ubicados justo frente de Taiwán y del sur de China.

La cumbre trilateral entre Estados Unidos, Filipinas y Japón el 11 de abril confirmó los avances de la estrategia estadounidense, con la realización de ejercicios navales conjuntos en el Mar de China Meridional, cuyo objetivo es avivar las tensiones entre Filipinas y China.

El cambio en la política exterior de Filipinas ha sido duramente criticado por el ex presidente del país, Duterte, quien advirtió que su país corre el riesgo de ser utilizado como peón en una posible guerra caliente contra China liderada por Estados Unidos.

Duterte ha dicho:

“Los estadounidenses están presionando al gobierno filipino para que salga ha enfrentarse con China y eventualmente comience una guerra… Pero no creo que Estados Unidos muera por nosotros… Yo les diría a los estadounidenses que tienen muchos barcos y portaviones , así que No necesitan a  nuestra isla como plataforma de lanzamiento de una guerra”.

Es importante comprender que estos acontecimientos tienen lugar en el contexto más amplio de una agresión estadounidense contra China. Estados Unidos ya rodea a China con alrededor de 400 bases militares. El principal objetivo de política exterior de Estados Unidos ahora, es preservar la hegemonía global de Estados Unidos deteniendo el ascenso pacífico de China.

Estados Unidos afirma que sus acciones son “defensivas” y están diseñadas para preservar el “status quo” en la región. Estas afirmaciones ponen la realidad patas arriba.

El Mar de China Meridional está a 12.000 kilómetros de distancia de Estados Unidos. Y se ha demostrado que países de la región podrían discutir y resolver sus disputas pacíficamente sin la intromisión imperialista de Washington.

La administración estadounidense se ha autoproclamado “policía” del mundo y está atizando la división en Asia-Pacífico, creando tensiones mediante la interferencia militarista.

La afirmación de Estados Unidos que enfrentar a China en el Mar Meridional de China es necesario para defender su propia “seguridad nacional” no tiene sentido. China no representa una “amenaza” para Estados Unidos: Beijing no está realizando ejercicios navales frente a la costa de California y no tiene bases militares alrededor de Estados Unidos.

La presión de Estados Unidos por una «OTAN asiática»

Estados Unidos quiere que sus aliados del Norte global se unan a su estrategia militar contra China. La fundación de la alianza militar Aukus entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia en 2021 supuso un avance significativo en ese proyecto.

El anuncio de que Aukus está buscando nuevos miembros, principalmente la antigua potencia colonial Japón, es un acontecimiento siniestro.

Muchos analistas advierten que los planes de Estados Unidos para expandir Aukus son un intento de crear una «OTAN asiática», señalando que Aukus pretende emular el papel de la OTAN en Europa, que ha provocado intencionalmente una devastadora guerra por poderes en Ucrania con el objetivo de » debilitar a Rusia”.

El pacto Aukus promueve la proliferación nuclear. El acuerdo implica que Estados Unidos y Gran Bretaña transfieran toneladas de uranio altamente enriquecido apto para armas a Australia, un estado no nuclear. Esto viola el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).

El plan de invitar a Japón a Aukus amenaza con intensificar el militarismo japonés y alentar a Japón a alejarse aún más de su constitución pacifista de posguerra.

En 2022 hubo un cambio significativo en la política exterior de Japón cuando se anunció que el gasto militar del país aumentaría al 2 por ciento del PIB para 2027, después de décadas de estar limitado al 1 por ciento.

Se afirma que este aumento en el gasto militar es necesario para proporcionar recursos a Japón para comprar misiles de crucero de Estados Unidos que sean capaces de atacar a Corea del Norte y partes de China.

Una camarilla imperialista apuntando a China

Es particularmente grotesco que Estados Unidos proponga que Japón, un país con una vergonzosa historia colonial de invasión y subyugación de China en los siglos XIX y XX, se una a una alianza militar destinada a detener el desarrollo pacífico de China.

Japón ha cometido muchas atrocidades brutales en China. En la Segunda Guerra Mundial, Japón asesinó a millones de chinos y llevó a cabo violaciones masivas de mujeres y niñas.

Gran Bretaña, que ya es miembro de Aukus, tiene su propia y espantosa historia colonial. Gran Bretaña lanzó dos guerras del opio contra China, obligándola a importar y legalizar drogas en contra de la voluntad de su gobierno.

Gran Bretaña invadió y colonizó Hong Kong en 1841 y luego lo gobernó con mano de hierro durante 156 años.

A diferencia de l historia de Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos, el notable ascenso de China en los últimos 70 años no se ha logrado mediante invasiones, colonialismo, esclavitud y genocidios, sino por medios pacíficos.

Es precisamente este desarrollo pacífico de China lo que Estados Unidos está decidido a detener.

La intensificación de la agresión militarizada de Washington en Asia y el Pacífico se produce en el contexto de la incapacidad de Estados Unidos para competir económicamente con China.

Estados Unidos no ha podido aumentar su propia tasa de crecimiento ni desacelerar la de China mediante sus medidas de la guerra fría. La economía de China está creciendo actualmente a un ritmo dos veces y media más rápido que el de Estados Unidos.

Para compensar su relativo declive económico, Estados Unidos está redoblando su apuesta por la agresión militar, esfera en la que sigue siendo globalmente dominante.

La creciente militarización de la región Asia-Pacífico por parte de Estados Unidos es un componente clave de la campaña bélica global de Washington. Todos aquellos que quieren evitar que Estados Unidos nos arrastre a otra guerra mundial deberíamos oponernos enérgicamente a ella.

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