EDITORIAL DE LA REVISTA MARKA (17 DE MAYO 2022)

LA TORMENTA SE AVECINA

El 1 de febrero de 1933, en una proclama al pueblo alemán, Adolfo Hitler, tras la caída de la República de Weimer, decía: “Catorce años de Marxismo  han arruinado a Alemania. Un año de Bolchevismo, la destruiría”. Era esa una manera de decir que todo el periodo anterior, administrado por la Social Democracia y los partidos de “centro” habían jugado un papel nefasto en Alemania por cuanto habían contemporizado con las “ideas marxistas”. Después de ellas, el Poder en manos de la izquierda –el bolchevismo- terminaría por destruirla.

Ese mismo día, el líder nazi, que se acababa de ungirse pocas horas antes como Canciller del Reich –vale decir como el Poder Supremo del país- lanzaba un llamamiento destinado a inflamar el ánimo de los germanos:  “Reconstruir la unidad de espíritu y de voluntad de nuestro pueblo sobre la base moral del cristianismo, sobre la base social de la familia como célula de la vida del pueblo y del Estado, por encima de cualquier división de medios  y de clases, mediante el culto y el orgullo de nuestras viejas tradiciones”.

De ese modo, como lo señala Enzo Collotti, el líder Nazi pasaba a enunciar los principales rasgos de la actividad del nuevo gobierno.

Esta remembranza referida a los primeros pasos de la administración hitleriana alentada por el Gran Capital y la clase dominante de su país; tienen asombroso parecido con lo que sostiene la extrema derecha en nuestro país.

Para ellos, en efecto, los gobiernos posteriores al fujimorismo; pero en particular las administraciones de Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martin Vizcarra y Francisco Sagasti; han sido  sencillamente “socializantes” o más bien “marxistas”, en tanto que Pedro Castillo resulta simplemente “Bolchevique”, y por lo que, de cumplir un año en el Poder, “destruirá a Perú”

Por eso, dicen, resulta indispensable cambiar radicalmente el escenario nacional y  “reconstruir” las cosas tomando como referencia la esencia cristiana, el culto a la familia, la eliminación de la lucha de clases y el orgullo de las viejas tradiciones, que ellos mismos juzgan como “democráticas”.

La similitud entre la proclama Nazi y el pensamiento de la Ultra derecha peruana no solamente es asombrosa, sino también plenamente explicable: refleja el miedo cerval de la clase dominante ante los cambios sociales, y la brutalidad de los métodos y los conceptos que ellos buscan imponer para destruir las expectativas de cambio en la sociedad, apuntalando siempre los privilegios de los ricos y los intereses de las grandes corporaciones.

Podría pensarse que la alusión de ésta nota, constituye apenas una alerta ante un mensaje cansino que cada día nos trae la “Prensa Grande” y cada noche trasmiten los canales de la TV al servicio de los poderosos; pero lq cosa no queda allí.

La noche del viernes pasado se supo de un documento que sea enviado a los medios y que asoma suscrito por jefes militares en retiro, y que está dirigido abiertamente a los mandos castrenses hoy en actividad. Los incita, con singular desparpajo, a la “acción inmediata” para “poner fin” al rumbo político nacional que ellos juzgan “catastrófico”. En suma, los conminan a ejecutar un Golpe de Estado y deponer al gobierno del Presidente Pedro Castillo, al que consideran la principal amenaza contra el país.

En realidad, no es nueva la idea. El Fujimorismo, y la ultra derecha, la vienen acunando desde hace casi un año. En junio pasado, cuando perdieron los comicios del 2021, tocaron abiertamente la puerta de los cuarteles llamando a las instituciones armadas a “no permitir” lo que ellos denominaron “la victoria comunista”, como así juzgaban el triunfo electoral de El Lápiz.

Movilizaciones, Marchas en la avenida de la Peruanidad y ante la sede de los institutos armados, se sucedieron; acompañadas por constantes  proclamas y llamamientos orientados a exigir “acciones” para impedir la proclamación del candidato vencedor y luego bloquear la instalación de su gobierno.

Los 9 meses que han pasado hasta hoy no han conocido, de parte de esos sectores, un discurso distinto. Todas sus expresiones han tenido un mismo color, el de la confrontación abierta. Y se han expresado en exigencias de revocatoria planteadas ante el Congreso de la Republica, censura a ministros, ataques feroces y provocaciones de todo orden, ha conocido el país en estos meses fragorosos y tensos.

Hoy, esas demandas, están llegando al límite. Y es que la Clase Dominante no puede tolerar más a un gobierno que –no obstante todos sus errores y precariedades- representa la voluntad popular, la misma que se expresa en la urgencia de impulsar transformaciones de fondo que modifiquen las bases de la sociedad peruana y la hagan realmente democrática, popular y participativa.

Una reciente encuesta de Dátum -un organismo que no debiera despertar suspicacia ni desconfianza en las esferas de la oligarquía-  no ha tenido más alternativa que reconocer que solo el 19% de la población peruana  se siente representada por la Constitución vigente; en tanto que el 81% restante opta por cambiarla radicalmente, o sustituirla por otra. A eso te temen.

Y porque le temen, han buscado cerrar definitivamente el debate en torno al tema, archivando de un sólo tajo el proyecto del Ejecutivo que propone apenas un Referéndum para que la ciudadanía exprese su voluntad en la materia. Siente que de marchar esa idea, su derrota será inevitable. Por eso han actuado de ese modo.  Ni siquiera han permitido que el asunto sea debatido en el Pleno del Congresos. Apenas, 11 miembros dela Comisión de Constitución se han tomado la libertad de negar a los 32 millones de peruanos, el derecho a decidir en la materia.

Pero eso no ha quedo así, Entre gallos y media noche, sin debate y a puertas cerradas, construyendo una sórdida y oscura alianza, alcanzaron a elegir 6 miembros del Tribunal Constitucional, en una acción que hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha observado.

Y por si eso no bastara para expresar su aviesa y corrosiva voluntad, en contubernio con los medios de comunicación a su servicio; desplegaron una intensa campaña destinada a denigrar al Mandatario con el tea de sus Tesis Universitarias y hasta la deposición de un asaltante de Pizzerias en Miraflores, que ahora busca acogerse a la “colaboración eficaz”   declarando contra el Jefe del Estado.

Se avecina una tormenta, entonces. Y el pueblo debe actuar ante ella luchando con sus propias herramientas de clase. La unidad, la organización popular, la conciencia de las masas y la capacidad de combate de los trabajadores en todos los niveles, será puesta a prueba en una circunstancia en la que estará en juego no sólo grandes ideales de nuestro pueblo; sino también sus más elementales libertades y derechos (fin)241 AÑOS DE LA INMOLACIÓN