MADURO ANTE UN ESCENARIO FAVORABLE EN ESTA NUEVA ETAPA
Por Rafael Méndez.
— La jura de un nuevo mandato del presidente de Venezuela encuentra
al país bolivariano con señales de crecimiento económico claras y
reconocidas por todos los organismos internacionales. El 6,2% del PBI
de 2024 es el mayor de América Latina. BRICS y nuevas alianzas.
El próximo viernes, Nicolás Maduro asumirá un nuevo mandato
presidencial en un contexto que se perfila como uno de los más
prometedores para el chavismo en los últimos años, en medio de un
panorama caracterizado por el aislamiento y la dispersión de la
oposición, lo que de manera incontrastable, se refuerza en un
crecimiento económico reconocido por la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La República Bolivariana de Venezuela, según ambas entidades, lidera
el crecimiento económico de la región de América Latina con un aumento
del 6,2% en su producto bruto interno (PBI) durante 2024, lo que
constituye un factor determinante para su entorno interno y externo,
en medio de un camino sin retorno y perspectivas ampliamente promisorias.
Oposición fragmentada
La dispersión y el aislamiento de la derecha venezolana han allanado
el camino para que el chavismo consolide su liderazgo político en un
contexto nacional más estable.
La oposición venezolana, incapaz de unificar su discurso o presentar
una alternativa coherente, sigue sumida en un estado de aislamiento y
fraccionamiento que profundiza su irrelevancia en el panorama político
nacional. Este debilitamiento se refleja en su incapacidad para
movilizar una base popular significativa, mientras el chavismo, con
Nicolás Maduro a la cabeza, ha consolidado su posición política y su
capacidad de liderazgo.
El contexto político interno ha permitido al chavismo ganar terreno en
todas las esferas de influencia, reforzando su narrativa como defensor
de la soberanía nacional frente a injerencias externas y como gestor
de una recuperación socioeconómica palpable.
Recuperación económica
Los recientes logros económicos y el fortalecimiento de los programas
sociales destacan como pilares en la nueva etapa de gobierno. La
economía venezolana se ha convertido en un factor determinante para el
contexto político actual.
Según la CEPAL, Venezuela lidera el crecimiento económico en América
Latina. Este avance es resultado de la diversificación de alianzas
comerciales, el fortalecimiento del sector petrolero y la
implementación de políticas orientadas a estabilizar el mercado
interno y reactivar la producción nacional.
El Fondo Monetario Internacional coincide con esta perspectiva,
proyectando una continuidad en la recuperación económica del país.
Estos indicadores no solo representan un alivio tras años de crisis,
también refuerzan la percepción de que las estrategias económicas del
gobierno están dando frutos. Además, el impacto de esta recuperación
se refleja en los programas sociales que han mejorado el acceso a
servicios básicos, incrementando la confianza popular en el proyecto chavista.
El crecimiento económico, además, no puede entenderse aislado de la
estrategia internacional del chavismo, que ha diversificado sus socios
comerciales y ha encontrado respaldo en países clave como China, Rusia
e Irán. Estas alianzas han permitido superar parcialmente el cerco
económico impuesto por las sanciones internacionales, abriendo nuevas
oportunidades para el desarrollo nacional.
El mundo multipolar
El chavismo se posiciona en un mundo que transita hacia el
multilateralismo, reforzando su protagonismo en alianzas clave como el BRICS.
En el ámbito internacional, Venezuela ha sabido aprovechar los vientos
de cambio hacia un nuevo orden mundial. Su ingreso al grupo BRICS
simboliza un reconocimiento a su papel estratégico en el escenario
global y le permite participar en un foro donde las potencias
emergentes buscan redefinir las reglas del juego internacional. Este
movimiento se suma a su consolidación de relaciones bilaterales con
actores clave como Turquía, India y los países de la Organización de
Cooperación de Shanghái (OCS).
La narrativa de la multipolaridad no sólo refuerza la legitimidad del
chavismo en el plano internacional, sino que también le permite
posicionarse como un defensor de la soberanía y la autodeterminación
frente a las políticas hegemónicas tradicionales. Este contexto brinda
a Venezuela acceso a nuevas fuentes de financiamiento e inversión, que
resultan fundamentales para consolidar su recuperación económica y
proyectar una imagen renovada en la arena global.
Horizonte prometedor
La toma de posesión de Maduro simboliza el inicio de una etapa de
consolidación, con retos y oportunidades en el ámbito nacional e internacional.
El inicio del nuevo mandato marca un punto de inflexión para el
chavismo, que se adentra en una etapa de consolidación sin los reveses
que marcaron años anteriores. Las cifras de crecimiento económico,
respaldadas por organismos internacionales, y el reconocimiento de su
papel en el contexto multipolar ofrecen un escenario que parece
diseñado para impulsar la estabilidad y el desarrollo sostenido.
Sin embargo, el reto radica en traducir estos avances en logros
tangibles para la población venezolana, asegurando que la recuperación
económica sea inclusiva y sostenible. La toma de posesión de Maduro no
solo simboliza la continuidad de un proyecto político, sino también la
oportunidad de posicionar a Venezuela como un modelo de resistencia y
reinvención en un mundo en transformación.
Perspectivas promisorias
Este panorama, caracterizado por el fraccionamiento y la falta de
liderazgo de la derecha, consolida aún más la hegemonía del chavismo,
que parece entrar en una etapa prometedora en lo político, social,
económico y en su proyección internacional.
Esto no solo refleja la solidez interna del chavismo, sino también la
madurez con la que el proyecto bolivariano ha logrado adaptarse a un
entorno internacional dinámico y desafiante. La combinación de un
crecimiento económico sostenido, un fortalecimiento político interno y
una reintegración estratégica al orden multipolar permite proyectar un
futuro de estabilidad y transformación para Venezuela. Más allá de los
retos inherentes a su contexto, el chavismo parece haber consolidado
las bases para una etapa en la que la recuperación económica y social
se traduzca en beneficios concretos para la población. Este momento
histórico no sólo valida las estrategias implementadas, sino que abre
las puertas a un rol más protagónico en América Latina y el mundo.
fuente: Tiempo ar.