Por Gustavo Espinoza M,
En el L Noreste europeo, en la Selva Negra germana, una leyenda narra la historia de un Gran Señor, acaudalado y prepotente, que abusaba de cien campesinos a los que explotaba vilmente y sometía al hambre y a la más absoluta miseria. Estos dependientes, cansados de tanta humillación, protestaban cada vez más fuertemente.
El Señor, que no quería oírlos, optó por tenderles una trampa: los invitó a su Palacio diciendo que quería proporcionales comida, y cuando llegaron, los recibió en su granjero y los encerró. Luego prendió fuego al lugar y quemó vivos a todos. Cuando los vecinos, inquietos por los gritos desesperados de la gente que moría, le preguntaron por lo ocurrido, el señore dijo simplemente: han oído el chillido de las ratas
Poco después, un centenar de ratas gigantescas llegaron a los predios del Señor. Lo buscaron y lo acosaron hasta que lo encontraron. Trató de huir despavorido, pero su propio miedo se lo impidió. Finalmente, las ratas lo capturaron y se lo comieron vivo.
¿Conocerá el señor Morgan Quero esta historia que puede vincular a ratas y ministros de la señora Boluarte? Es de suponer que no, poque su grado de cultura es muy elemental. Y porque, además, de conocerla, habría huido creyendo que la cosa, era con él.
Temas como éste, asedian cada día a la señora que funge de Presidente y que salió hace algunos días rodeada por sus guardaespaldas -uniformados todos- para dar una “charla de Prensa” y explicar lo inexplicable,
Dijo así que la Dinoplastía de junio, no había tenido objetivo estético, sino clínico; que su visita presidencial a la casa en un balneario del sur había sido “social”; que “El Cofre” estaba bajo control; y que ella no protegía a nadie, ni siquiera a su hermano, prófugo de la justicia. Calló sobre todo lo demás
No dijo, por ejemplo, nada de Qali Warma, ni de su ministro favorito cuya suerte había encargado al Congreso. Tampoco habló de su “vocero” Fredy Hinojosa, acusado por la Fiscalía de la comisión de delitos de Mayor Cuantía. Y calló ante la denuncia del Capitán EP Víctor Grados, quien acusó a efectivos militares por la matanza de civiles en Ayacucho en diciembre del 2022.
Y usa todas estas historias para encubrir lo que hace el Tribunal Constitucional protegiendo a Patricia Benavides y a José Chlimper involucrados en causas mayores.
No aludió por supuesto para nada a la ex trabajadora del Congreso, Andrea Vidal Gonzales, salvajemente abaleada y que falle ciera después. Ni al presunto autor de esa vesania, Jorge Torres Saravia, que aún detentaba un pomposo cargo en el Congreso de la República llevado allí por un Partido de la Mafia Gobernante. Y que hoy asoma como organizador de una red de prostitución que ejerce a la sombra del Legislativo.
Si tuviésemos, con motivo de las Fiestas de fin de año, que hacer un balance de las acciones de la señora Boluarte, tendríamos que recordar a los Rolex del Gobernador Oscorima, a las pulseras Carter; pero también a la ausencia de la Mandataria en las dos actividades Patrióticas más importantes del año: el Bicentenario de Junín -en agosto. Y el reciente, celebrado el 9 de diciembre en Ayacucho. Y es que la historia no le importa.
Le importa sí, “quedar bien” con los uniformados, por eso les aumenta sueldos, asigna presupuestos especiales, facilita compra de armas y vituallas; para luego proclamar que está sentada sobre las bayonetas y que a los militares los tiene en su bolsillo.
Eso le permite mantener en sus puestos a ministros impresentables, como el señor Santivañez y otros, que no hacen otra cosa sino “defender” a Dina y hablar por ella cada vez que tienen un micrófono al frente. Responden a él, como los perros de Pavlov, es decir, a través de los reflejos condicionado.
Más allá de la voluntad de las personas, hablan los hechos. Y ellos se expresan en números que las encuestas arrojan periódicamente. Gracias a ellas, tenemos la certeza de que la persona que ejerce, al margen de la voluntad de los peruanos, el puesto más alto de la Nación, es la Mandataria más repudiada del mudo.
En ningún país y en ningún continente, se registra un caso tan insólito como el del Perú. Una persona que cuenta apenas con el 4% de aceptación ciudadana, se mantiene en un puesto por imperio de las armas y el dinero del Estado.
Pero más allá de todas estas truhanerías que resultan finalmente pequeñas, está el desprecio olímpico del Gobierno por la vida de la gente. Congresistas Mafiosos abogan en favor de los policías que matan bajo el pretexto de “combatir la delincuencia”, para alcanzar a través de estos crímenes, ascensos, galas y estipendios que no les corresponde. Ellos muestran tan sólo la perfidia inhumana de un régimen despreciable.
Y el extremo de eso ha ocurrido en el caso de Miguel Rincón y en el daño irreparable a su madre, compañera e hijos, a los que se ha el negado todo: recoger su cadáver, velarlo en sus ritos familiares, sepultarlo con amoroso recuerdo o guardar sus cenizas, como optaran los suyos,
El odio inextinguible de los opresores se mostró una vez más como el rostro de un gobierno en el que confluyen los ministros y las ratas.(fin)