PALESTINA: GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y DE LESA HUMANIDAD

Por Gilberto López y Rivas

El 15 de mayo pasado, millones de personas salieron a las calles de 

numerosas ciudades de todo el orbe, México incluido, con motivo de 

rememorar los 76 años del inicio de la Nakba o catástrofe palestina, 

esto es, la ocupación colonial de su territorio, la desposesión, la 

limpieza étnica y el desplazamiento forzado que este violento proceso 

de conquista conllevó. En las manifestaciones se expresó el repudio 

generalizado al genocidio (etimológicamente de la raíz griega genos, 

raza, pueblo, y el vocablo latino cide, matar), que el Estado sionista 

de Israel perpetra contra la población en todos los territorios 

ocupados, pero particularmente en la llamada franja de Gaza y 

Cisjordania, donde actualmente se concentran y potencian otras graves 

violaciones del derecho internacional humanitario que rige conflictos 

bélicos y refiere a crímenes de guerra, matanzas deliberadas y tratos 

inhumanos, ataques premeditados y sistemáticos contra civiles no 

beligerantes, así como otros actos y acciones criminales de lesa 

humanidad que atentan contra su integridad física y salud mental. Es 

un hecho: el Estado sionista inflige deliberadamente al pueblo 

palestino condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción 

total o parcial, medidas destinadas a prevenir los nacimientos y, en 

consecuencia, incurre en violaciones de la mayor gravedad en el 

derecho internacional.

Como se asienta en la singular exhibición itinerante ¡ Ya Basta: alto 

al genocidio en Gaza!, «el ‘Estado israelí’ se construyó utilizando 

métodos colonialistas puros, que incluyeron la destrucción de ciudades 

y hogares palestinos, el desplazamiento de población nativa y actos de 

violencia, como asesinatos y violaciones; este periodo, conocido como 

la Nakba (catástrofe), ocurrió entre 1947 y 1949. En Cisjordania y la 

Franja de Gaza, el sionismo adoptó el enfoque de las colonias de 

plantaciones, destruyendo la economía palestina, utilizando mano de 

obra palestina para los asentamientos, confiscando tierras y ampliando 

los asentamientos… El sionismo es un proyecto colonial que plantea un 

lema sobre Palestina que dice: tierra sin pueblo para pueblo sin 

tierra (https://acortar.link/U2DOcl)

Este horror cotidiano que la humanidad atestigua en tiempo real ha 

ocasionado, a los 167 días de agresión de las fuerzas armadas de 

Israel y sus grupos paramilitares de colonos, 34 mil 900 asesinados y 

78 mil 500 heridos, entre los cuales se cuentan 15 mil menores, 9 mil 

200 mujeres, más de mil adultos mayores, 144 periodistas y un número 

indeterminado de personal médico, docentes, intelectuales, así como 

cooperantes y trabajadores de la ONU y de otras organizaciones 

humanitarias. Paralelamente, el desplazamiento forzado afecta ya a 80 

por ciento de la población, con 60 por ciento de las viviendas 

destruidas, el sistema hospitalario colapsado con 18 sanatorios fuera 

de servicio, al igual que no hay acceso al agua potable, ni se cuentan 

con los mínimos servicios sanitarios, creciendo la hambruna y las 

muertes por deshidratación, siendo los infantes los más afectados por 

la desnutrición.

Sorpresivamente, las protestas llegaron al corazón mismo del imperio 

estadunidense, con innumerables universidades en las que se manifestó 

el apoyo al pueblo palestino y el repudio al respaldo incondicional al 

Estado sionista de Israel por parte de Washington, instalándose 

campamentos en los campus, verdaderas comunas de pensamiento crítico y 

vida colectiva, que fueron brutalmente reprimidos por la policía y 

grupos de antimotines, con cientos de detenidos y heridos. Estos 

sectores estudiantiles y de un profesorado irreductible demostraron 

que la semilla de la rebeldía y la concientización social crece aún en 

las condiciones más adversas. Mucho valor se requiere para alzar la 

voz, sabiendo que las autoridades universitarias actuarán sin piedad 

contra quienes rompen con los cánones establecidos de una academia al 

servicio del poder imperialista y copartícipe activo en las guerras 

neocoloniales y en los esfuerzos por imponer el terrorismo global de 

Estado, expuesto en el libro Estudiando la contrainsurgencia de 

Estados Unidos: manuales, mentalidades y uso de la antropología 

(https://acortar.link/khZdWm).

El Estado sionista de Israel juega un papel muy importante en el 

negocio de la guerra contra los pueblos, como uno de los grandes 

vendedores de armamento, suministrador de sofisticados sistemas de 

vigilancia masiva, como el software Pegasus y asesoramiento de las 

fuerzas represivas de los estados subalternos en el ámbito mundial.

Así, Israel no sólo incumple el ordenamiento jurídico internacional en 

los territorios de Palestina ocupada, sino que también se constituye, 

durante estos 79 años, en un gobierno colonial que impone el 

terrorismo de Estado, expresión del neofascismo contemporáneo.

Fuente: La Jornada, viernes, 24 de mayo de 2024