El caos bélico contemporáneo a la luz del diálogo entre Freud y Einstein
Por M.Sc. José Octavio Toledo-Alcalde
16/04/24
En medio de la incertidumbre internacional ante el conflicto, las reflexiones de Sigmund Freud y Albert Einstein, plasmadas en su intercambio epistolar de 1932, cobran relevancia. A través de su diálogo, exploraron las causas profundas de la guerra y las posibilidades de su prevención, ofreciendo aún hoy, décadas después, una perspectiva valiosa para comprender los conflictos contemporáneos en regiones como Oriente Medio, donde el conflicto arraigado entre Israel y Palestina, junto con las tensiones crecientes entre Irán e Israel, exacerbadas por la intervención estadounidense, generan una amenaza constante de escalada bélica. En este escenario, países como Inglaterra y Francia se ven en una posición delicada, buscando equilibrar sus intereses geopolíticos con la estabilidad regional.
Analizar las ideas de Freud y Einstein sobre la guerra nos invita no solo a comprender mejor los conflictos actuales, sino también a buscar soluciones basadas en el progreso civilizatorio y la intolerancia hacia la guerra, reflexión fundamental en un mundo marcado por la violencia y la incertidumbre. Empezamos con la inquietud de Einstein que al final refleja el cuestionamiento del mundo que aspira por un mundo con justicia y paz: ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? Es bien sabido que, con el avance de la ciencia moderna, este ha pasado a ser un asunto de vida o muerte no solo para algunas personas sino una verdadera amenaza para toda la civilización tal cual la conocemos; sin embargo, pese al empeño que se ha puesto, todo intento de darle solución ha terminado en un lamentable fracaso.
La naturaleza de la guerra según Freud y Einstein
En el diálogo entre Freud y Einstein, ambos genios analizaron la guerra desde perspectivas complementarias pero igualmente reveladoras. Freud, pionero del psicoanálisis, ofreció una visión basada en el desarrollo cultural y psicológico de la humanidad, mientras que Einstein, célebre físico, examinó las dinámicas de poder y violencia en la sociedad. Sus reflexiones arrojan luz sobre las raíces profundas de la guerra y las complejidades de la condición humana.
Freud postuló que la aversión hacia la guerra surge como resultado del proceso de civilización. A medida que la humanidad evoluciona culturalmente, se produce una progresiva desviación de los impulsos instintivos y una limitación de los estímulos agresivos. Para Freud, la guerra contradice de manera fundamental estas tendencias civilizatorias, generando una profunda indignación en aquellos que han internalizado los valores de la paz y la cooperación. Vale decir, a mayor avance de la historia de la humanidad mayor incremento de las relaciones dialécticas por más que de facto se haya construido, después de la II Guerra Mundial, la enciclopedia de los derechos humanos y derecho internacional que en abundancia nadie lo hubiese imaginado. Existe una sobredosis de derechos reconocidos y un déficit del cumplimiento de los mismos. La ONU y el Consejo de Seguridad creado por las potencias para ser manejadas al antojo del hegemón. A las pruebas nos remitimos. En palabras de Freud: Las leyes son hechas por los dominadores y están hechas para ellos, para beneficiar a ese grupo dominante, y son escasos los derechos concedidos a los sometidos o las ventajas que les proporciona el Derecho al grupo dominado.
Por otro lado, Einstein señaló que la guerra está estrechamente ligada al ejercicio del poder por parte de una minoría que domina a través de la manipulación de la opinión pública y el control de instituciones como educación y religión. Esta minoría, según Einstein, explota la necesidad humana de odio y destrucción para sus propios fines, perpetuando así un ciclo de violencia y conflicto. Freud desarrolla el concepto pulsión o de muerte o de vida: Merecería con toda seriedad el nombre de una pulsión de muerte, mientras que las pulsiones eróticas representan (…) las tendencias a la prosecución de la vida. La pulsión de muerte se convierte en pulsión de destrucción cuando es dirigida hacia afuera, hacia los objetos, con ayuda de órganos particulares. El ser vivo preserva su propia vida destruyendo la ajena (…), por así decirlo. Empero, una porción de la pulsión de muerte permanece activa en el interior del ser vivo, y hemos intentado explicar toda una serie de fenómenos normales y patológicos mediante esta interiorización de la pulsión destructiva.
Ambas perspectivas convergen en la idea de que la guerra es incompatible con los ideales de democracia, progreso y civilización. Tanto Freud como Einstein enfatizan la importancia de promover el intelecto sobre los instintos y de promover una cultura de tolerancia y cooperación para prevenir futuros conflictos. Según Freud: Lo ideal sería, desde luego, una comunidad de hombres que hubieran sometido su vida pulsional e impulsiva a los juicios de la razón y sus dictados. Al no mediar la fuerza de la razón en las calamidades que asistimos hoy esta tribuna será pesimista al confesar su total escepticismo sobre una posible prevalencia de la razón la cual debiera humanizar.
En el contexto de los conflictos contemporáneos en Oriente Medio, las ideas de Freud y Einstein adquieren una relevancia inmediata. La persistencia de la violencia en la región refleja tanto las profundas divisiones políticas y religiosas como la manipulación de las masas por parte de actores con intereses propios. La comprensión de las raíces psicológicas y sociopolíticas de estos conflictos es crucial para abordarlos de manera efectiva y buscar soluciones sostenibles. Titánico esfuerzo interdisciplinario entendiendo que el futuro de todo signo de vida sobre la faz de la tierra está en manos de personas y grupos de poder desquiciados por el poder. Un claro escenario socio-sicopatológico. Einstein preguntó a Freud: ¿Es posible controlar la evolución mental del hombre como para ponerlo a salvo de esas psicosis promotoras de odio y destructividad?
En resumen, la visión de Freud y Einstein sobre la guerra nos invita a reflexionar sobre las complejas interacciones entre la psique humana, el poder y la violencia en la sociedad. Sus ideas nos desafían a trabajar hacia un mundo donde la paz y la cooperación sean los pilares fundamentales de la convivencia humana.
Seguridad a cambio de inseguridad
El creciente autoritarismo de Israel en Gaza y áreas circundantes, con la complicidad de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y poderosos grupos de las industrias armamentística y energética, revela la naturaleza autodestructiva de los conflictos entre naciones y grupos étnicos, desgarrando vidas y comunidades. Destacan tres áreas de tensión: el conflicto entre Israel y Palestina, las tensiones entre Irán e Israel, y la intervención de Estados Unidos, Inglaterra y Francia en la región, con implicaciones globales que exacerbando divisiones e inestabilidades mundiales. Por otro lado, las crecientes tensiones entre Irán e Israel, alimentadas por el programa nuclear de Irán y su influencia regional, plantean un peligro real para la estabilidad global, con el potencial de desencadenar consecuencias catastróficas. Además, la histórica intervención de Estados Unidos en la región ha tenido un papel influyente en la dinámica de los conflictos en el Medio Oriente, desde mediar en el proceso de paz entre Israel y Palestina hasta su participación directa en conflictos como las guerras de Iraq y Siria, aunque esta intervención ha sido objeto de críticas por su impacto negativo en la estabilidad y seguridad regionales y globales. Fidel Castro llamó a poner fin al hambre y no a la humanidad.
La búsqueda de seguridad global se ve comprometida por directrices y operativos que, paradójicamente, generan mayor inseguridad, reflejando el doble discurso del derecho internacional y el desequilibrio mundial en materia de seguridad. El Consejo de Seguridad, en la práctica, parece ser más un «Consejo de Seguridad de Estados Unidos y aliados», lo que alimenta la doctrina de seguridad a costa de la sangre, una estrategia colonial perversa que persiste desde el siglo XX hasta nuestros días. Además, Francia, con su historia colonial y su papel como potencia europea, ha estado involucrada en los conflictos del Medio Oriente, participando en misiones de paz, operaciones antiterroristas y acuerdos diplomáticos para proteger sus intereses y promover la estabilidad regional, aunque su postura belicista ha generado controversias y tensiones con otros actores regionales e internacionales. Bien encaja lo dicho por Einstein: El logro de una seguridad internacional implica la renuncia incondicional, en una cierta medida, de todas las naciones a su libertad de acción, vale decir, a su soberanía, y está claro fuera de toda duda que ningún otro camino puede conducir a esa seguridad.
La búsqueda de seguridad global se ve comprometida por directrices y operativos que generan mayor inseguridad, reflejando el doble discurso del derecho internacional y el desequilibrio mundial en materia de seguridad. El Consejo de Seguridad, en la práctica, parece ser más un «Consejo de Seguridad de Estados Unidos y aliados», alimentando la doctrina de seguridad a costa de la sangre, una estrategia colonial perversa que persiste desde el siglo XX. Además, Francia, con su historia colonial y su papel como potencia europea, ha estado involucrada en los conflictos del Medio Oriente, participando en misiones de paz, operaciones antiterroristas y acuerdos diplomáticos para proteger sus intereses y promover la estabilidad regional, aunque su postura belicista ha generado controversias y tensiones con otros actores regionales e internacionales.
Derecho a la defensa e instinto destructivo
En un mundo marcado por la violencia y la incertidumbre, la búsqueda de la paz y la resolución de conflictos se han convertido en una tarea apremiante y urgente. En esta sección, exploraremos cómo las ideas de Freud y Einstein pueden proporcionar orientación para abordar los desafíos contemporáneos y construir un futuro más pacífico y armonioso. Las reflexiones de Freud sobre el proceso de civilización y el desarrollo cultural nos recuerdan que la guerra es incompatible con los ideales de progreso y humanidad. Su análisis de la desviación de los impulsos instintivos y la limitación de los estímulos agresivos nos invita a reflexionar sobre las raíces profundas de la violencia humana y la necesidad de promover una cultura de tolerancia y cooperación.
Por otro lado, Einstein nos insta a examinar las dinámicas de poder y violencia en la sociedad, destacando la manipulación de las masas por parte de actores con intereses propios. Su análisis de cómo una minoría en el poder domina a través del control de instituciones clave nos recuerda la importancia de la vigilancia ciudadana y la resistencia contra la opresión. A este punto nos preguntamos, ¿existe diferencia entre el accionar de Israel y el de Irán? ¿Se podría calificar con la misma medida la violencia ejercida por Israel y la de Irán? Cuando la jurisprudencia internacional habla sobre el derecho a la legítima defensa realiza la diferencia entre el sujeto agresor y el agredido. Freud sostuvo: no es posible condenar todas las clases de guerra por igual; mientras existan reinos y naciones dispuestos a la aniquilación despiadada de otros, estos tienen que estar preparados para defenderse y, por consiguiente, armados para la guerra si quieren subsistir.
En la reacción armada de Irán, frente al ataque de Israel al consulado iraní en Damasco, aludieron basar su reacción al artículo nº.51 de la Carta de las Naciones Unidas: Ninguna disposición de la presente Carta menoscabará el derecho inherente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Y eso fue lo que sucedió. El Consejo de Seguridad no accedió a la solicitud de Irán frente al ataque sufrido por Israel. Haciendo gala del doble rasero, no existió manifiesto de indignación o preocupación por parte de aquellos que se rasgan las vestiduras hoy. En palabras del General José de San Martín: Para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley.
Conclusión
La guerra inminente entre Irán e Israel señala un cambio crucial en la historia mundial, inaugurando una nueva era geopolítica. En este contexto de transformación rápida y reconfiguración de influencias, las reflexiones de Freud y Einstein sobre la guerra adquieren mayor relevancia, brindando orientación en un mundo en constante cambio.
Este conflicto no solo amenaza la estabilidad regional, sino que también afecta profundamente el equilibrio de poder a nivel global. Con la participación de actores clave como China, Rusia y países del Medio Oriente y América Latina, el panorama geopolítico se redefine, generando nuevas alianzas y rivalidades que moldearán la política mundial. En este sentido, es crucial abordar los desafíos de manera integral y buscar soluciones mediante la cooperación y el diálogo.
Las ideas de Freud y Einstein sobre la intolerancia hacia la guerra y el avance de la civilización nos instan a promover una cultura de paz y respeto mutuo en un mundo cada vez más interconectado y diverso. Afrontando los desafíos del siglo XXI, debemos aprender del pasado y colaborar para construir un futuro más pacífico y próspero para todos. Con determinación y solidaridad, podemos superar los obstáculos y materializar la visión de un mundo donde la guerra sea rechazada como una reliquia del pasado y la paz sea valorada como un derecho humano fundamental.
Sin embargo, la realidad nos enfrenta con crudas verdades. La ONU y el Consejo de Seguridad, entre figuras políticas y países, no denunciaron el ataque al consulado iraní en Damasco por Israel. La ONU ordenó un cese al fuego en Gaza, pero Israel actúa en sentido opuesto. Por otro lado, los colonos radicales en Palestina están perpetrando atrocidades contra los palestinos en las calles mientras el mundo guarda silencio. Y por si fuera poco, el presidente francés Macron dice que Rusia debería dar una tregua en la guerra contra Ucrania una semana antes y una semana después de los juegos olímpicos a celebrarse en París (tregua olímpica). Para esto invocaría a China sea su aliado principal. ¿Qué pasa por la cabeza de los grupos de poder para hacerle decir a Macron tamaña ocurrencia? Es deshumano o no lo es solicitar una tregua para lucrar en los juegos olímpico y no exigir cese al fugo como fue el acuerdo en el Consejo de Seguridad. La decadencia del sistema y de sus defensores queda una vez más al descubierto.
Esto evidencia el insensible y reptiliano mundo en el cual viven los centros de poder. Cientos de personas están siendo asesinadas en las calles de Gaza y estamos a las puertas de un conflicto nuclear y al napoleónico funcionario se le ocurre celebrar los juegos olímpicos en medio del luto y la hecatombe que se nos viene. Mientras el mundo se encuentra en vilo debido al desastre ocasionado por el poder hegemónico el mandatario de los Estados Unidos se encuentra en este preciso momento en campaña electoral. Inaudito, Francia invirtiendo esfuerzos juegos olímpicos y por otro lado EEUU en las elecciones presidenciales. La vida de los pueblos no vale nada para la lógica del mercado, capitalismo monstruoso.
Los poderosos son responsables de la próxima devastación, poniendo en peligro la vida en nuestro planeta. ¿La guerra entre Israel e Irán marca el fin de una era o el inicio de un nuevo orden mundial?