HOMENAJE A MARCELA PEREZ SILVA

Palabras de Gustavo EspinozaMontesinos

Presidente del colectivo Amigos de Nicaragua

Es ciertamente un acto significativo el que nos congrega esta noche. Hacer un reconocimiento, un homenaje, a una persona que, por su valor, por su consecuencia, por su lealtad a la causa, se ha ganado el aprecio, la simpatía, la identificación y el apoyo, no solo de todos nosotros sino de miles de personas en nuestro país y fuera de nuestras fronteras.

Nunca está de más el reconocimiento a las personas. Pero lo esencial, lo fundamental, es el reconocimiento a su esencia, a lo que significa su obra, a lo que constituye la identificación de su vida. El mensaje que nos ha entregado de manera cotidiana. Así podríamos decir que Marcela se identifica con nosotros por cuatro elementos esenciales.

En primer lugar, por su identificación con el legado de Sandino. A Sandino lo conocimos desde comienzos de los años 50: escuchamos de Sandino, leímos de Sandino, del General de los hombres libres, del Pequeño ejército loco, de aquel guerrillero campesino heroico que se había alzado contra la invasión norteamericana a su país y había expulsado a los imperialistas y a los marines de los EEUU del suelo nicaragüense. Eso era lo que nosotros sabíamos a través de lecturas y relatos. Con Marcela pudimos vivirlo de manera directa, porque Marcela encarnó ese mensaje. Por eso cuando nosotros hablamos de los méritos de Marcela, tenemos que señalar que su principal, su primer mérito, es el haber identificado su vida con la causa de Sandino.

El segundo elemento que quiero subrayar e su identificación con Nicaragua. Nicaragua es un país con historia, con tradiciones, con cultura, con leyendas, con hombres que legaron un mensaje de amor y de esperanza a un pueblo que lucha en condiciones difíciles, pero que sabe salir adelante, con valor, con coraje con entrega y con lealtad al legado que recibiera de sus antepasados. De Nicaragua también supimos a través de la historia, de las versiones geográficas e incluso de las versiones políticas. Supimos también de los años duros, de la dictadura de Somoza, de la lucha liberadora del pueblo nicaragüense, del combate del Frente Sandinista, de la epopeya de 1979, de los fragorosos años 80, de la derrota del sandinismo en aquellas circunstancias, de su recuperación histórica y de la construcción de una Nicaragua nueva, distinta, que ahora ejerce en el escenario continental, y constituye un ejemplo de cómo se desarrolla un pueblo que combate valerosamente, por grandes ideales. Esa Nicaragua se nos presentó, literalmente hablando, a través del trabajo, del aporte, de la obra, de la dedicación y del afecto, de Marcela. Por eso para nosotros, Marcela significa Nicaragua, simboliza Nicaragua, porque recoge esa esencia, y eso es fundamental.

En tercer lugar, Marcela representa la amistad ente dos pueblos hermanos. Siempre se dice que los pueblos son hermanos. Eso es verdad, los pueblos siempre son hermanos. Pero no siempre pueden ejercer su hermandad. Es decir, en unos casos porque son pueblos que están geográficamente distantes. En otros casos porque los gobiernos que tienen son gobiernos distintos, o incluso opuestos, y no facilitan esa relación. Pero en el caso del pueblo de Nicaragua y en el caso del pueblo peruano, a través de Marcela encontramos elementos de relación. Porque Marcela nos supo explicar a personalidades tan destacadas como Rubén Darío. A través de ella conocimos los vínculos de Rubén Darío con Ricardo Palma, las experiencias de Darío en suelo peruano. Los vínculos de amistad entre Nicaragua y el Perú a través de los años, la presencia de Esteban Pavletich en las sierras de las Segovias, el combate de Sandino vinculado a la lucha del pueblo peruano y lo que Mariátegui decía respecto a la lucha de Sandino. Mariátegui sostuvo, que la respuesta de Sandino a la agresión imperialista, era la única actitud digna que podía tomar un nicaragüense identificado con los intereses de su pueblo. Bueno, pues, esa relación que identifica a nuestros pueblo, que consolida nuestros vínculos de amistad, de solidaridad, de hermandad, fue construida en gran medida, diría yo, por el ejemplo, por el esfuerzo, por el trabajo, por la dedicación, de Marcela. Por eso cabe nuestro reconocimiento.

En cuarto lugar, hay que decir que conocimos a Marcela también luchando por nuestra causa, por la causa de nuestro pueblo. Claro, se podría decir que Marcela es peruana por nacimiento, y por lo tanto nuestro pueblo es también su pueblo. Pero aun así, en esas circunstancias, representando a un país distinto, representando a Nicaragua, podría haber simplemente soslayado una participación en asuntos vinculados a la política nacional. No lo hizo. Y no lo hizo porque estaba identificada con nuestras luchas. Estuvimos con Marcela en las marchas, en las movilizaciones, condenando la corrupción, enfrentando a las mafias siniestras que una vez más vuelan sobre el cielo peruano. Enfrentando también, la política represiva del Estado, el terrorismo de Estado que busca entronizarse nuevamente en nuestra patria, y Marcela, siempre se identificó con esa causa. Y eso es importante ahora, porque esa causa y esa lucha tienen una connotación especial.

Es importante que se haga este homenaje en esta circunstancia, en un momento en que la lucha del pueblo peruano se torna particularmente difícil, compleja y heroica. Se puede decir que asoman las orejas o los colmillos del lobo. Alguna vez a León Felipe le preguntaron por qué se habla tan alto el español. Y León Felipe dijo, “los españoles hemos gritado tres veces”. La primera vez cuando desde el centro del océano, gritamos: “¡tierra, tierra, tierra!”. Y es que descubrimos un mundo nuevo. La segunda vez, cuando salió a recorrer el mundo un hombre que parecía demente, y gritaba a todo pulmón: “¡justicia, justicia, justicia!”. Era el Quijote. La tercera vez, cuando gritamos: “¡ahí viene el lobo, ahí viene el lobo, ahí viene el lobo!” pero no se nos escuchó. Esos españoles estaban hablando del fascismo que levantaba cabeza en Europa en los años 30.

En esta circunstancia nosotros, los peruanos, hablamos también muy alto el español y decimos: “¡ahí viene el lobo!”. Tenemos que actuar con responsabilidad y con firmeza, y encontramos, en personas como Marcela, gente que está dispuesta a la batalla.

Por eso le rendimos homenaje.

Muchas gracias.

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