EL MUNDO SIGUE EN EL UMBRAL DE LA MEDIANOCHE NUCLEAR


Por Luis Manuel Arce Isaac

México (Prensa Latina)

Este enero de 2022 las manecillas del Reloj del
Apocalipsis siguieron a 100 segundos de la medianoche nuclear y las
amenazas de un cataclismo que extinga al hombre como especie no
desaparecieron con la salida de Donald Trump de la Casa Blanca.

     Antes de proseguir aclaremos que ese ingenio metafórico existe desde
hace 75 años. Se creó en 1947 con el concurso de 17 premios Nobel y
científicos adscritos a la junta directiva del Boletín de Científicos
Atómicos de la Universidad de Chicago, dos años después de finalizar la
II Guerra Mundial, y con las cenizas del hongo nuclear de Hiroshima y
Nagasaki todavía nublando la bóveda celeste.

¿POR QUÉ EL RELOJ APOCALÍPTICO?

    Surgió como premonición de una carrera armamentista que podría
conducir al holocausto y una guerra fría eufemísticamente nombrada así
para cubrir con un manto de paz inexistente los denominados conflictos
de baja intensidad causantes de más muertos, heridos, desaparecidos y
desplazados que las dos lides mundiales juntas.

    La idea era mostrar a la gente cuán cerca está la humanidad de su
desaparición, y nada mejor que con un reloj cuyas manecillas avanzan
hacia el exterminio total o retroceden, según voluntad del hombre mismo
y de sus gobernantes.

    Es muy curioso que la rendición de Adolfo Hitler y la derrota del
fascismo no influyeran en la determinación de aquellos científicos al
poner en marcha ese mecanismo a las 23.53 horas, es decir, a siete
minutos exactos de la posibilidad de una guerra nuclear.

    El criterio prevaleciente entre los 17 premios Nobel en aquel año fue
que la etapa que se abría en las relaciones internacionales con una
nueva división de la sociedad y el nacimiento de un sistema socialista
mundial mantenía las condiciones para enfrentamientos globales armados
totales, agravados con el aditamento del dominio del átomo con fines
militares.

    Pero aun así, estimaban que había un margen relativamente amplio, o
más bien racional, de impedir un holocausto. En su concepción, siete
minutos podían ser siete años, siete décadas o siete siglos.

    Lo importante es que para los científicos quedaba claro que el fin de
la guerra mundial no era una garantía en la preservación de la paz, y
que Hiroshima y Nagasaki fracasaron en términos de chantaje político,
pero no en el estímulo de una carrera militar desenfrenada que serviría
de base a la guerra fría.

LOS MOMENTOS MÁS AGUDOS EN EL SIGLO XX

     Los momentos más agudos en el siglo pasado se vivieron en el año
1953, a ocho años de la II Guerra, cuando las manecillas del reloj
avanzaron a las 23:58, a solo dos minutos del holocausto y se empezó a
hablar con fuerza de “el mundo al borde de la guerra nuclear”.

    Eso fue debido a la decisión de Estados Unidos de fabricar la bomba
de hidrógeno, las pruebas anteriores de su primer dispositivo
termonuclear que borró del mapa a Eniwetok, un islote del océano
Pacífico, y la respuesta de la antigua Unión Soviética con el ensayo de
su propia bomba H.

    Desde entonces, en realidad, la carrera armamentista no se ha
detenido y los presupuestos militares fueron convertidos en válvulas de
escape para atemperar o retardar crisis económicas sistémicas,
enriquecer a grupos de poder o expandir controles territoriales dentro
de una guerra geoestratégica que nunca se ha detenido.

    A partir de ese año hasta el cierre del siglo XX hubo momentos en que
las tensiones disminuyeron favorecidas por negociaciones y acuerdos
nucleares y las agujas del artilugio de la muerte- como también se le
llama- llegaron a separarse del holocausto hasta 17 minutos.

    Eso ocurrió en 1991 tras un supuesto fin de la guerra fría con la
caída de la URSS y el campo socialista europeo y cuando Estados Unidos y
Rusia se comprometen a desmantelar gran parte de su arsenal nuclear.

LA CRISIS DE MISILES EN CUBA NO MOVIÓ LAS AGUJAS

    Reconocida como el momento en que el mundo estuvo lo más cercano a
una guerra atómica, la denominada Crisis de los Misiles de 1962,
conocida por la historiografía cubana como Crisis de Octubre, no movió
de su lugar las manecillas del reloj.

    Curiosamente quedaron congeladas en las 23:53, es decir, alejadas
siete minutos del holocausto, cuando en realidad debieron de estar
pegadas a menos de 30 segundos de la medianoche nuclear.
    Ocurrió que, cuando estalló debido a la presencia de cohet
es
defensivos soviéticos en territorio cubano para enfrentar las amenazas
de invasión del Pentágono, el peligro de que se produjera la primera
conflagración de ese tipo en la historia de la humanidad obligó a
acelerar las negociaciones y en un lapso de 13 días Moscú y Washington
llegaron a un acuerdo del que dejaron fuera a La Habana.

    Aun así, se sigue considerando octubre de 1962 como el momento más
peligroso vivido por la humanidad, y no quedó registrado en el reloj
porque el clímax del conflicto y su resolución se produjeron antes de
que en el Boletín pudiesen reunirse para ajustarlo.

    Sería muy interesante y beneficioso para la humanidad que los
científicos regresaran a ese momento e hicieran cálculos de qué tan
cerca al juicio final estuvo ese mecanismo de la muerte. Es un reto.

EL SIGLO XXI, TRUMP Y LA MARCHA A LA EXTINCIÓN

    Pero con el siglo XXI las manecillas del reloj comenzaron un avance
inexorable hacia la medianoche nuclear que se hizo muy palpable y
peligroso con la administración del expresidente Donald Trump.

     Su inesperado triunfo electoral en 2016- pues gran parte de la
opinión pública apostaba por Hillary Clinton- estremeció los cimientos
de la paz y afloraron los peores temores a un holocausto desde la
derrota del fascismo en Europa.

    Por primera vez el ingenio se movió 30 segundos y se detuvo a las
23:57:30 horas por el resurgimiento del nacionalismo en la política
mundial con la ascensión de Trump como presidente de los Estados Unidos
y sus políticas respecto a temas bélicos, de armamento, inmigración y
ambientales.

    Ya para entonces había cambiado su contenido original como analogía
para representar la amenaza de guerra nuclear global, e incorporado
peligros iguales o peores a los que el mandatario era adicto
empedernido, como cambio climático y todo nuevo desarrollo en las
ciencias y nanotecnología que pudiera infligir daños irreparables.

   Desde 1953 la máquina del tiempo nunca se había acercado a dos minutos
de la medianoche, ni siquiera en momentos más terribles y angustiosos de
la carrera armamentista, ni en las severas discrepancias entre Moscú y
Washington, pasando por la OTAN y Europa.

LA HOSTILIDAD CON NORCOREA Y LAS MANECILLAS

    En enero de 2020, por el deterioro de las relaciones entre Estados
Unidos y la República Popular Democrática de Corea y amenazas de un
ataque nuclear a presuntos puestos de lanzacohetes norcoreanos, las
agujas se movieron 30 segundos y marcaron por vez primera las 23:58:20
horas, a solo 100 segundos del holocausto.

    Fue casi unánime la decisión de los científicos de todas partes del
mundo de achacar la responsabilidad de esa grave y peligrosa situación a
una sola persona, Donald Trump.

    Al condenar el supremacismo blanco prevaleciente, los científicos de
la junta advirtieron que la situación de seguridad internacional ahora
es más peligrosa que nunca, incluso que en el apogeo de la Guerra Fría.

    Pero en las elecciones de ese año ese hombre fue derrotado y en enero
de 2021 obligado a entregar la Casa Blanca de la cual no quería salir
por lo debió ser sacado prácticamente a la fuerza después de
protagonizar un inédito intento de golpe de estado en Estados Unidos.

BIDEN EN EL UMBRAL DE LA MEDIANOCHE NUCLEAR

    Sin embargo, un año después, cuando la junta de expertos hizo un
primer balance de los peligros que acechan a la humanidad -y que, como
se ha dicho, desde hace un tiempo no son solamente los nucleares- el
reloj apocalíptico sigue exactamente en la misma posición en que lo dejó
Trump.

    La conclusión es que la humanidad sigue afrontando dos peligros
existenciales simultáneos abonados por el ex mandatario: la guerra
nuclear y el cambio climático, agravados por un multiplicador de
amenazas y una guerra de información cibernética que socava la capacidad
de respuesta de la sociedad.

    Es decir, el gobierno del presidente Joe Biden mantiene sin
alteraciones las condiciones por las cuales, bajo la administración
Trump, las manecillas pararon a la hora más crítica de la humanidad a
raíz de amenazas continuas y peligrosas generadas por las armas
nucleares, el cambio climático, tecnologías disruptivas y la Covid-19.

EL PELIGRO DE EXTINCIÓN YA NO ES SOLO NUCLEAR

     El mundo se encuentra a sólo 100 segundos de llegar a su fin,
empujado por la crisis climática, la amenaza nuclear y la pandemia de
Covid-19, advirtió el Reloj del Apocalipsis en el Boletín de la Junta de
Ciencia y Seguridad de Científicos Atómicos de enero 2021, es decir, las
23:58:20 horas.

     La junta aclaró en su comunicado especial, que “la decisión no
sugiere que la situación de seguridad internacional se haya
estabilizado. Por el contrario, el Reloj sigue siendo lo más cerca que
ha estado nunca del apocalipsis que acabará con la civilización porque
el mundo sigue atrapado en un momento extremadamente peligroso”.

     Biden ni siquiera ha comentado el tema o ha hecho caso a las quejas
y advertencias de los científicos, y aunque aplica una nueva política
contra el cambio climático contraria a la de Trump, poco o nada ha hecho
en el resto de las causas que mantienen la situación en un punto tan
alarmante.

     Aunque los científicos del Boletín… no han sido explícitos al
respecto, en la decisión tomada influye la gravedad de la situación en
Ucrania, la irresponsabilidad de los mandos políticos y militares de la
OTAN en ese escenario que nunca ha dejado de ser un polvorín y la
política de enfrentamiento desesperado con China motivada por una
evidente pérdida de hegemonía mundial de Estados Unidos.

     “El Reloj del Juicio Final continúa flotando peligrosamente,
recordándonos cuánto trabajo se necesita hacer para garantizar un
planeta más seguro y saludable. Debemos continuar alejando de la
medianoche las manecillas», dijo Rachel Bronson, presidenta del Boletín
de Científicos Atómicos.

    El doctor en Física Teórica Lawrence Krauss advirtió que el peligro
de guerra nuclear no es la única razón por la que se ha adelantado.

    Se cierne en un momento, dijo, en que se ha perdido la confianza en
las instituciones políticas, los medios de comunicación, la ciencia y
los propios hechos, lo cual exacerba la dificultad de lidiar con los
problemas reales que el mundo enfrenta y amenazan con socavar la
capacidad de los gobiernos para encararlos de manera eficaz.

    Faltó a esos eruditos evaluar, entre los nuevos elementos del
mecanismo del reloj apocalíptico, la desigualdad económica, el saqueo de
riquezas naturales, y la brutal concentración de capitales causantes de
una migración jamás vista ni en episodios bíblicos y generadora de una
pobreza más peligrosa y devastadora que una guerra nuclear.

rmh/lma
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