DESDE PANAMÁ. EL 26 DE JULIO, DÍA DE LA REBELDÍA NACIONAL

Por. Dania Betzy Batista Guevara

Hace 64 años, un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos inspirado en el Apóstol José Martí, hacían una marcha de antorchas en celebración de los 100 años de nacimiento de éste prócer, el 28 de enero de 1953. Jóvenes que posteriormente se llamarían, la Generación del Centenario. Jóvenes decididos a cambiar el rumbo que había tomado su país, echarían andar el pequeño motor que ayudaría abrir el camino a la Revolución del 1 de enero de 1959. Habían organizado la toma de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel De Céspedes en Santiago de Cuba y en Bayamo, respectivamente.
El sábado 25 de julio de 1953 la ciudad de Santiago de Cuba estaba de fiesta celebrando al santo patrono de la ciudad y encontrando el ambiente propicio un grupo de 131 revolucionarios, entre ellos dos mujeres, Melba Hernández y Haydeé Santamaría, se movilizaban desde el occidente de la isla pero con objetivos muy diferentes.

Una vez en la ciudad de Santiago, vestidos con uniformes del Ejército, se dividieron en tres grupos. Un primer grupo, al mando de Fidel Castro, atacaría la fortaleza del Moncada. El segundo grupo de 21 hombres comandado por Abel Santamaría, tomarían el Hospital civil Saturnino Lora para atender a los heridos y el tercer grupo de 10 hombres liderado por Raúl Castro tomarían el Palacio de Justicia para apoyar desde ahí el ataque. Dos importantes edificios contiguos al cuartel. Abel y Raúl junto a sus compañeros habían logrado tomar el Hospital Civil y el Palacio de Justicia.

El otro grupo dirigido por Fidel, llegó a la posta número 3 y consiguió desarmarla, sin embargo, el paso inesperado de una patrulla dio origen a un tiroteo que alertó a la tropa que se movilizó, lo que no permitió que se diera el factor sorpresa, elemento indispensable en el triunfo de la operación. Eran las 5:15 de la mañana del 26 de julio de 1953 y la ciudad de Santiago amanecía bajo el sonido de las balas. En la ciudad de Bayamo también habían iniciado la toma del cuartel. Con una desproporción en armas y en hombres, se da un combate desventajoso resistiendo los revolucionarios hasta la 8 de la mañana. A su vez los combatientes de Bayamo no corrieron con mejor suerte.

La gran mayoría de los revolucionarios muertos fueron asesinados a traición o producto de las torturas cuando eran apresados. Hecho que demostró y denunció el joven abogado Fidel en su alegato en el juicio de la causa número 37. Él junto a otros 29 moncadistas habían permanecido 22 meses de injusto encierro en la isla de Pinos, enfrentando duras condenas.

Los asesinatos llevados a cabo por la dictadura batistiana posterior a los hechos del Moncada trajeron como consecuencia manifestaciones en toda la isla, que obligó al régimen a que se realizaran juicios a los detenidos de la acción armada.

En el referido alegato, conocido en la posteridad como “La Historia me Absolverá”, Fidel abrigaba la esperanza que un día llegaría el triunfo de su pueblo sobre la podredumbre, miseria y corrupción que reinaba, guiados siempre por el autor intelectual de aquel 26 de julio, el gran poeta José Martí. Él junto a sus compañeros jamás sintieron deseos de rendición. Citamos algunas frases de esta defensa:
“Cuando los hombres llevan en la mente un mismo ideal, nada puede incomunicarlos, ni las paredes de una cárcel, ni la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo, una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos”.

“Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos”
También destaca Fidel el espíritu indomable de las camaradas Melba Hernández y Haydée Santamaría. Veamos el siguiente pasaje:

“Con uno ojo humano ensangrentado en las manos se presentaron un sargento y varios hombres en el calabozo donde se encontraban las compañeras Melba Hernández y Haydee Santamaría, dirigiéndose a la última, mostrándole el ojo, le dijeron: “Este es de tu hermano, si tu no dices lo que él no quiso decir, le arrancaremos el otro”. Ella, que quería a su valiente hermano por encima de todas las cosas, les contestó llena de dignidad: “Si ustedes le arrancaron un ojo y él no lo dijo, mucho menos lo diré yo “. Más tarde volvieron y las quemaron en los brazos con colillas encendidas, hasta que por último, llenos de despecho, le dijeron nuevamente a la joven Haydée Santamaría: “Ya no tienes novio porque te lo hemos matado también”. Y ella les contestó imperturbable otra vez: “Él no está muerto, porque morir por la patria es vivir”. Nunca fue puesto en un lugar tan alto de heroísmo y dignidad el nombre de la mujer cubana”.

Este alegato se convertiría en el proyecto político del movimiento revolucionario que surgía en Cuba, en palabras del camarada Noel Manzanares: “Fidel formuló un concepto de pueblo que, al tiempo que discrimina “a los sectores acomodados y conservadores de la nación” respecto a “la gran masa irredenta”, mostraba el ajuste a un quehacer que tuviera por eje la lucha desde y para los sectores populares.

Paralelamente, destacó las medidas (leyes) que aspiraba a llevar a la práctica (solución a los problemas de la tierra, del desempleo, de la industrialización, de la vivienda, de la educación y de la salud), y creaba condiciones para luchar por la unidad desde abajo (a partir del citado concepto de pueblo) y desde arriba (con aquellas organizaciones cuyos programas fueran afines con el del Moncada).

A Fidel y sus compañeros jamás la cárcel les aminoró su ferviente causa de libertad para su pueblo, la última frase de su alegato así lo atestigua: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermano míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.

Después de su excarcelación y la de sus compañeros el 15 de mayo de 1955. Fidel dio una conferencia de prensa y entregó a los medios el “Manifiesto al pueblo de Cuba de Fidel Castro y combatientes»”, el cual fue divulgado por el periódico “La Calle” al día siguiente. Citamos un fragmento:

“Nuestra libertad no será de fiesta o descanso, sino de lucha y deber, de batallar sin tregua desde el primer día, de quehacer ardoroso por una patria sin despotismo, ni miseria, cuyo mejor destino nada ni nadie podrá cambiar. (…) Los déspotas pasan, los pueblos perduran”. Desde este periódico Fidel hacía fuertes denuncias contra la tiranía, algo que le costó su cierre en junio de 1955 y que con el triunfo de la revolución, abriría nuevamente sus puertas el 26 de julio de 1959.

Como es conocido por todos a partir de aquí se crea el movimiento 26 de julio que llevaría el triunfo de la revolución cubana.

Estamos seguros que estos momentos en que la política imperial cierne sus garras sobre pueblos valientes como el de Cuba, nunca faltarán hombres y mujeres dispuestos a sacrificar lo más preciado que tienen en nombre de la soberanía, la libertad, la autodeterminación y dignidad.

En esta gloriosa fecha la Coordinadora Nacional de Solidaridad con Cuba (PACUSOL) desea enviar un fraterno saludo a esta hermana y valiente nación, que siempre contará con nuestro respaldo. Cuba siempre tendrá nuestro apoyo porque hemos vivido lo que es ser atacados por el imperialismo estadounidense y la Coordinadora se siente honrada en poder llevar a la realidad esa palabra llamada Solidaridad.
Cuba siempre será nuestro referente y José Martí junto a nuestros héroes y heroínas nacionales serán nuestros guías.

“No es con sangre como puede pagarse las vidas de los jóvenes que mueren por el bien de un pueblo; la felicidad de ese pueblo es el único precio digno que puede pagarse por ellas”.
Fidel, La Historia me absolverá.

¡VIVA LA REVOLUCIÓN CUBANA!
¡VIVA LOS HEROÉS DEL ASALTO AL CUARTEL MONCADA!
¡PANAMÁ Y CUBA JUNTOS EN HERMANDAD!