Palabras pronunciadas por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, en la reunión del Consejo de Ministros, en el Palacio de la Revolución, el 16 de julio de 2020, “Año 62 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)
Reiteramos el saludo a todos los miembros del Consejo de Ministros y también a los primeros secretarios del Partido y a los gobernadores que se encuentran participando por videoconferencia.
Más que todo, quisiera detenerme en algunos elementos de contexto, en algunos elementos también que tienen que ver con el abordaje ideológico, con el abordaje político, con el aseguramiento político y con la manera en que tenemos que trabajar para apoyar toda esta estrategia.
En primer lugar, todos partimos de que estamos actuando en medio de un mundo que tiene una situación compleja, que es totalmente desafiante, y que nosotros trabajamos o la vamos a enfrentar con la convicción de que no podemos continuar haciendo lo mismo en un grupo de ámbitos de nuestra vida económica, que haciéndolo de esa manera no está dando los resultados que necesitamos.
Esta Estrategia se aprobó la semana pasada en una reunión del Buró Político, presidida por su Primer Secretario, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, y hoy se ha traído al Consejo de Ministros para aprobarla y también para informarles a los gobernadores, y de esta manera vamos preparando todo el sistema de dirección que va a estar implicado con la implementación de la misma.
Se ha partido de las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social que se aprobaron en el Séptimo Congreso del Partido, de la Conceptualización del Modelo Económico y Social que se aprobó en el Séptimo Congreso del Partido y de los Lineamientos que se aprobaron en el Sexto Congreso del Partido y fueron actualizados en el Séptimo Congreso.
Con eso, ¿qué hemos diseñado y que ya hoy tenemos aprobado a diferentes niveles? Una estrategia de recuperación de la COVID que nos va dando resultados; un Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social en un primer momento, en una primera etapa, en una primera versión que ya aprobamos en el Buró Político y que vamos a llevar al Consejo de Ministros la próxima semana, y una estrategia económica y social de fortalecimiento de la economía para enfrentar la situación de crisis, que ya hoy queda aquí aprobada en el Consejo de Ministros y que vamos a iniciar de inmediato su implementación.
Para todo esto hemos partido de la situación del mundo, de la situación del país. Hemos analizado todas las propuestas que se han hecho en el debate público que hay de esto en las redes sociales, en la Academia, en la propia población cubana. Se han tomado en cuenta los criterios de todo tipo, incluso los que son contrarios a la Revolución, para ver en qué elementos nos atacan, en qué están los focos de atención para desmontar nuestro programa económico y social.
Por otra parte, como estamos partiendo de los documentos aprobados por el Congreso del Partido, son cosas que se aprobaron; es la implementación de cosas que han quedado postergadas en alguna medida, pero que fueron aprobadas en un amplio debate popular que precedió al Congreso y que se ratificaron también en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Nosotros tenemos que reconocer que a nivel global estamos asistiendo a la confluencia de una profunda crisis como consecuencia del impacto de la COVID-19, del derrumbe definitivo que tienen los paradigmas neoliberales que venía defendiendo el imperialismo en estos momentos, del ejercicio abusivo que hay de la hegemonía imperial, que han sido puestos al descubierto en el libro de Bolton al mostrar la perversidad de sus prácticas, y aquí podemos mencionar algunas.
En ese libro se plantea cómo se hace presión permanente sobre otros gobiernos, cómo hay un apoyo desembozado de golpes de Estado e intentos de golpes de Estado, injerencia, violencia, amenaza de intervención militar y despliegue ofensivo de fuerzas y bases por todo el mundo por parte del Gobierno de los Estados Unidos; cómo hay una estrecha alianza de la administración de los Estados Unidos con la contrarrevolución cubana y con la oposición venezolana; cómo se ha reactivado la Doctrina Monroe; cómo se usan las calumnias y mentiras como pretexto para la injerencia y el intervencionismo; cómo se emplea también la corrupción y el soborno a gobiernos de países para lograr sus propósitos.
En ese libro se demuestra la obsesión y la saña que hay contra Cuba y contra Venezuela; cómo se orquestó la persecución al combustible que necesitaba adquirir nuestro país, que fue lo que nos llevó al primer momento en el que tuvimos que plantear un grupo de medidas a mediados o a finales del pasado año. La falta de dignidad en el ejercicio de la política.
En síntesis, podemos decir que cada página del libro de Bolton corrobora la validez de las denuncias que ha hecho la Revolución Cubana y de nuestras declaraciones sobre la indignante política actual del imperio.
Por otra parte también tenemos que reconocer que hay una profunda crisis en curso a nivel mundial, provocada por los factores citados anteriormente y reforzada por los problemas que atraviesa la administración norteamericana, y ustedes han visto todos los problemas económicos que tienen, los problemas sociales, la manera irresponsable e ineficiente con que han manejado el enfrentamiento a la pandemia: el país que más riquezas tiene en el mundo, es el país que tiene más muertos y más afectados por esa pandemia; el abuso policial, los problemas raciales.
Y a esa administración le molesta y le duele el prestigio y los resultados de nuestro país. Eso explica el incremento de su agresividad en estos momentos, que se manifiesta en constantes medidas que aplica contra Cuba, en el incremento de la persecución financiera y el congelamiento de cuentas bancarias y bienes cubanos en terceros países, que lo tienen como una propuesta; en acciones orientadas a desprestigiar a los dirigentes cubanos; en acciones buscando el recorte del envío de remesas a Cuba; en la aplicación de sanciones contra empresas que mantienen negocios en Cuba; en los permanentes intentos de crear condiciones para un estallido social, y en los intentos de promover posiciones políticas opositoras dentro de nuestras instituciones.
Por lo tanto, nosotros nos tenemos que ubicar en un campo de batalla donde la estrategia enemiga está demostrando ser: atacarnos por varios frentes y disparar por todos los flancos posibles. Cada tema es un sector de fuego: toman el tema de las colas para el pollo y apuntan al nivel de vida de la población; toman el tema del desabastecimiento y atacan la gestión económica del Gobierno. Van al ataque incesante de todo lo que se hace y promueven las instituciones del Estado o sus dirigentes para desacreditarlos y su imagen es objeto permanente de escarnio y difamación.
En temas de derecho y sociedad no han desistido en la búsqueda de puntos de quiebra en la unidad nacional, magnificando los posibles disensos en asuntos sensibles como el matrimonio igualitario, el racismo, la violencia contra la mujer, o el maltrato a los animales, por mencionar algunos, en todos los cuales trabajamos seriamente para resolver deudas de siglos que solo la Revolución en el poder ha enfrentado con indiscutibles progresos.
Es importante comprender que mientras más frentes logren abrir y mientras menor sea la capacidad de nuestras instituciones políticas y sociales para resolver lo pendiente y demostrar con argumentos las falacias inducidas, mayores resultados obtendrán los enemigos históricos de la Revolución en su objetivo supremo detrás de todas las campañas que organizan, que es denostar al Estado revolucionario y al sistema político, mediatizar siempre en negativo y mostrar un caos en nuestra sociedad.
Hay mucho dinero corriendo, pero hay, además, laboratorios ideológicos detrás de todo esto, porque los nuevos terrenos de operación virtual y mediática han demostrado efectividad en cuanto a la manipulación y a desarmar ideológicamente a los pueblos en nuestra región y en el mundo.
Nosotros debemos ser capaces de generar también, ante todo esto, una estrategia de comunicación con rigor, utilizando incluso muchas de las herramientas que ellos emplean contra nosotros, pero también creando nuevas herramientas más ajustadas a nuestra realidad y a la singularidad de nuestro pueblo. De todos modos, no hay dudas de que la manera más efectiva de comunicar es hacer las cosas y hacerlas bien. Cuba, como pocos países de similar desarrollo, tiene la posibilidad de hacerlo bien. Existen muchas instituciones, organizaciones y la infraestructura necesaria para que tributen a la generación de esta estrategia y, lo que es aún más importante, tenemos a las personas preparadas para ello, tenemos el capital humano y revolucionario preparado para ello.
Tenemos que aprovechar todas nuestras potencialidades, no podemos seguir anclados a formas de comunicar anteriores a la era digital, y no podemos burocratizar los procesos ideológicos. La comunicación social ha llegado, por fin, a los organismos del país; pero tenemos que ser más proactivos, capaces de anticiparnos a las manipulaciones mediáticas que van a tratar de imponer nuestros adversarios.
Ahora mismo, en estos momentos, en los últimos días se ha estado especulando alrededor de algunas medidas que son complejas y que no benefician a todos los sectores sociales por igual, pero que se saben necesarias para remontar nuestros problemas económicos y que han sido explicadas aquí por el compañero Alejandro. Inmediatamente han comenzado a sembrar dudas y a alimentar la desconfianza.
El enemigo, con sus sistemas de medios y sus mercenarios de turno, trabaja para sembrar desesperanza y desaliento. Hay que ver cómo se rasgan las vestiduras y asumen roles de víctimas o de pensadores ahora muy preocupados por el pueblo y por los trabajadores, algunos que serían incapaces del menor sacrificio por la nación, y donde nunca hablan de la verdadera causa o de la mayor causa de nuestros problemas, que se el bloqueo, al que no son capaces nunca de repudiar ni condenar.
Sacan de contexto frases para ridiculizar esfuerzos, hablan de un apartheid económico. ¿Se puede cuestionar de apartheid económico a un país donde el Gobierno todos los días se preocupa por cómo les llega la mayor parte de las cosas posibles a todos por igual? Lo que pasa es que, ¿dónde está la maldad? —y es de las cosas que tenemos que saber explicar bien—, en que han dicho que vamos a cerrar las tiendas en CUC y que van a quedar nada más las tiendas en moneda libremente convertible. Y no es así.
Nosotros vamos a mantener, a un costo tremendo, un nivel de venta en las tiendas en CUC, fundamentalmente de alimentos, de aseo, de la canastilla, leche en polvo, todo un grupo de cosas, y que le van a llegar a todo el mundo, y se van a vender en CUC o en CUP, como se plantea.
Vamos a vincular más actores económicos de los que tenemos en el país, también para vender en esas tiendas y suplir otras cosas en las cuales no podemos gastar hoy dinero en divisa, como son muebles, calzado, ropas que hacen nuestros artesanos y que hace la industria nacional; pero necesitamos vender una cantidad de mercancías en moneda libremente convertible para tener divisas, para seguir ampliando esa venta y con esa venta tener dinero para también una parte de ese dinero introducirla en la industria nacional y que la industria nacional se convierta en una fuente de productos para esas tiendas y para las otras, y, además, tener un dinero también que nos permita en las otras tiendas poder sostener las otras cosas que queremos vender.
Pero eso no lo han dicho ellos. Ellos ayer salieron a las redes a decir: esta gente van a dolarizar la economía, van a cerrar las tiendas en CUC y todo lo van a vender en divisas. Y el pueblo trabajador —que tanto les “preocupa”— que gana en moneda nacional y que puede con moneda nacional adquirir CUC va a quedar totalmente desamparado. Esa es la matriz de opinión que están tratando de sembrar hoy en las redes sociales.
Y alguna de nuestra gente, porque no hemos dado la información todavía, porque estábamos preparando todas las medidas, se van con eso y empiezan a mostrar insatisfacción, incomprensión, inseguridad, empiezan a vaticinar que va a haber una situación compleja. No, no vaticinen, hay una situación compleja desde mediados del pasado año, y todo eso lo hemos ido superando. Pero la situación compleja no es de Cuba, es del mundo. Y nosotros, en medio de esa situación, seguimos proponiendo cosas para todos y buscando la solución para todos.
No hay ningún Estado en el mundo que se preocupe porque todos sus habitantes coman todos los días. La gente llena los mercados y compra el que puede y el que no, no, y eso no le interesa a nadie. Aquí todos los días nos estamos desgastando en cuál es el per cápita que va a llegar a la gente, de dónde sacamos un poquito para distribuir de manera controlada y no por las vías normales de mercado.
Aquí se le dan las cinco libras de arroz por la canasta lo mismo al campesino, que al que tiene una paladar, que al que vive en una ciudad y trabaja por el Estado. Díganme en qué país del mundo se viven esas cosas; porque también hay personas a quienes se les olvida en un momento complejo la obra de la Revolución, y en los momentos complejos es donde hay que sacar los argumentos de la Revolución y las fortalezas de la Revolución. Hoy ningún Estado en el mundo ni ningún gobierno sale a explicarle a su población por qué tiene que enfrentar una estrategia de impulso a la economía ni cómo lo va a hacer, y aquí se va a explicar con toda transparencia, en cada momento, de manera gradual, en la medida en que vayamos aplicando las medidas.
Ahora bien, han sacado solo una medida —claro, no conocen las otras—, y contra esa han bombardeado con todo su rencor y todo su odio. Esa medida, dentro de todas estas, tiene menos peso, pero, como ustedes han visto, esto es un sistema de medidas, y que está orientado, precisamente, a eso, a fortalecernos, no solo para resistir, sino también para salir adelante, avanzar y desarrollarnos.
Todo lo que estamos proponiendo y todo lo que estamos trabajando se está haciendo para buscar un bien común, que es mejorar, incluso, en condiciones de crisis.
En medio de eso, hemos tenido que hacer un tremendo esfuerzo para lograr que, por la venta controlada, en julio y en agosto lleguen productos adicionales a la población. Y sí, aparecerán a la venta algunos alimentos en divisa a los que tendrá acceso una parte de la población; pero a todos los cubanos, incluso a esos que tienen divisa, les estamos garantizando, como mínimo, dos libras más de arroz en julio y en agosto, y tal vez podamos dar hasta un poquito más a partir de otras gestiones que se están haciendo.
Vamos a dar también una cantidad adicional de granos, de frijoles, y estamos buscando también para dar una cantidad adicional de carne de pollo. Todo eso en medio de esta situación. No es solo una medida por aquí aislada y esta es la medida “estrella” —como lo han querido demostrar— y la medida con la que hay que “atacar al Gobierno cubano, que no tiene sensibilidad por su gente, que no reconoce las necesidades del pueblo trabajador”.
Esa es la mentira, la calumnia, la manera en que construyen todas estas cosas.
Y hay desabastecimiento en las tiendas, sí, ¿y por qué lo hay? ¿Por qué Cuba no tiene más divisas? Entre otras cosas, por el bloqueo, por la persecución financiera, porque no podemos exportar todo lo que queremos; porque cada vez que le exportamos a alguien, tratan de cortar esa exportación; porque cada vez que estamos gestionando un crédito, tratan de quitarnos el crédito; porque tratan de que no llegue combustible a Cuba y entonces tenemos que comprar en terceros mercados a un precio más alto. ¿Por qué no se habla de eso? ¿Son esa gente patriotas, están tan interesados de verdad por el pueblo, o lo que quieren es un cambio de sistema donde se favorezca a una minoría?
Es cierto que con algunas de estas medidas se corren riesgos: tendremos que enfrenar a los “coleros” de manera más decisiva y más intensiva. Tenemos que enfrentar a los revendedores, que nos complican la vida. Tendremos que enfrentar casos de corrupción, que tratarán de aprovecharse de esta situación.
Tendremos que enfrentar el mercado ilícito de divisas. Pero para todo eso nosotros tenemos la fuerza de la Revolución y la participación del pueblo, y lo que tenemos que lograr es que el pueblo entienda bien por qué vamos a todas estas medidas.
Como Gobierno, por supuesto, nos corresponde escuchar, atender, diferenciar la crítica honesta y la sugerencia valiosa del acto malicioso y la propuesta impracticable; y nos toca responder, explicar, argumentar y aplicar todo cuanto aporte. Solo así se gana la confianza de las mayorías y se prueba que todo lo que hacemos, lo hacemos para salvar al país y para avanzar.
El pueblo, del que formamos parte todos nosotros, sabe distinguir lo legítimo de lo falso cuando participa activamente en lo que hacemos para defender y fortalecer a la nación frente a la difícil situación imperante, agravada por la amenaza imperial.
Todos los días estamos enfrascados en la búsqueda de soluciones a los problemas, pensando y sintiendo como pueblo, pensando y actuando para el bien de todos, y nos toca explicar que, en ocasiones, para beneficiar a todos hay que implementar medidas que “parece” que favorecen a pocos, pero que a la larga beneficiarán a todos.
Quiero recordar que en los últimos meses hemos enfrentado numerosos intentos para impedir la llegada de combustible a nuestros puertos, desabastecimiento de alimentos, insumos y materias primas para sostener importantes procesos productivos, y sanciones que han mermado nuestros ingresos en divisas en medio de la pandemia. Aun así elevamos, hasta donde se podía, los salarios en el sector presupuestado; se evitaron los apagones; mantuvimos la vitalidad de la actividad productiva, las inversiones fundamentales para el desarrollo del país; aprobamos medidas para proteger y atender a toda la población cubana, sin distinción, de los impactos de la COVID-19.
Con sensible carencia de recursos logramos controlar la pandemia y, aunque lamentamos la pérdida de 87 vidas por esa causa, que es mínima comparada con lo que pasa en el mundo, nos consuela y anima que no falleció ningún niño, ningún médico, ningún personal de la Salud; que no colapsó nuestro Sistema de Salud; que la gestión del Gobierno favoreció la acción integrada del Sistema de Salud cubano y de nuestros científicos con indiscutibles resultados; que nuestros protocolos médicos salvaron más vidas que los implementados en otros confines; que mantenemos una comunicación transparente y sistemática a la población y que hemos apoyado a decenas de países con nuestras brigadas médicas, ganando el respeto y la admiración del mundo.
Con la satisfacción por esos resultados, ahora vamos a concentrar los mayores esfuerzos en desarrollar acciones para impulsar la economía.
La Revolución, en su devenir histórico, ha probado de modo constante e invariable su vocación por la justicia social, y eso nadie lo puede dudar. Nadie queda desamparado en nuestro país, así ha sido, así es y será siempre. Nos debemos al pueblo al que pertenecemos, lo respetamos y queremos y para su bienestar trabajamos.
Bajo esas premisas, que dan sentido a nuestras vidas, nos hemos planteado cómo enfrentar la nueva situación que impone el mundo pos-COVID-19, no solo para resistir, sino para avanzar y fortalecernos.
Hoy se presenta aquí la Estrategia Económica y Social para impulsar la economía, que parte de la necesidad de transformar el comportamiento de la economía cubana con agresividad, intensidad e innovación.
Desarrollar la economía significa ni más ni menos que ofrecer mayor bienestar al pueblo. Se trata, en primer lugar, de retomar todo lo pendiente de lo que aprobamos en el Congreso del Partido, quitando las trabas identificadas en los constantes análisis de los procesos económicos que hemos realizado.
Las transformaciones en marcha demandan la aplicación de 209 Lineamientos. En todas hay oportunidades y riesgos que debemos identificar, con la voluntad de corregir de inmediato todas las posibles distorsiones.
El peor riesgo estaría en no cambiar, en no transformar y en perder la confianza y el apoyo popular.
Lograremos apoyo popular porque vamos a lograr bienestar y mejorías, y es obligado evaluar constantemente el impacto político y social de cuanto apliquemos.
Las transformaciones de esta etapa se implementarán de manera gradual, pero avanzando en todas simultáneamente con toda la agilidad y la eficacia que el momento demanda, y de ahí somos muy responsables los organismos de la Administración Central del Estado, las instituciones estatales y también todas las estructuras de Gobierno a todas las instancias.
Nos toca aprender a vivir con menos importaciones y con más exportaciones, promoviendo la producción nacional para satisfacer la demanda interna, potenciando los sistemas productivos territoriales y locales —y aquí se tiene que reforzar el papel de los gobiernos locales—, estableciendo una secuencia de acciones según prioridades, como se ha planteado aquí.
Iniciaremos de inmediato las transformaciones más urgentes y —reitero una idea que dio Alejandro— stamos convencidos y decididos a aplicar todo lo que está en esta Estrategia; unas cosas se harán más rápido y otras llevarán el tiempo necesario para terminar de implementarlas, pero todo lo que está en esta Estrategia lo vamos a aplicar.
Esta decisión exige preparación de los organismos. Implementar una estrategia de comunicación que logre llevar rápido y eficazmente la información al pueblo, cerrando todos los caminos a la manipulación y las tergiversaciones oportunistas del adversario. Por eso hoy hemos reunido al Consejo de Ministros y participan los gobernadores. La próxima semana con esta información estaremos llegando a los presidentes de las asambleas municipales del Poder Popular, a los secretarios del Partido en los municipios y a los intendentes.
Hoy se inicia una serie de Mesas Redondas para la explicación más amplia posible al pueblo y, poco a poco, en las Mesas Redondas iremos informando las medidas que se vayan aplicando dentro de esta Estrategia, sus alcances y también las valoraciones sobre la aplicación de las mismas.
Se inicia ya, de hecho, entonces, un período de implementación y control. Los temas más complejos, los temas que llevan una valoración política más profunda los estaremos llevando también, sistemáticamente, al Buró Político del Partido Comunista de Cuba, y ahí estaremos viendo qué hay que aprobar, qué se va aprobando, cómo van marchando todas las implementaciones. Y en octubre estaremos presentando esta Estrategia a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y, yo diría, más que todo, ya estaríamos discutiendo los primeros resultados de la aplicación de la misma.
Y todo lo haremos en una secuencia, donde ahora nos vamos a centrar en la producción de alimentos, en la soberanía alimentaria y nutricional, que lleva importantes transformaciones: lleva transformaciones en el sistema de estructura del Ministerio de la Agricultura, lleva transformaciones en las empresas de la agricultura, lleva transformaciones en la manera de relacionarse adecuadamente empresas estatales con todas las formas de gestión y propiedad que aportan a la producción de alimentos; lleva una transformación en el sistema de comercialización, lleva incentivos, lleva apoyos en créditos; lleva el estudio de las posibilidades de acciones bancarias de fomento a la agricultura. Lleva también la posibilidad de que cualquiera de las formas productivas pueda importar insumos que necesita, a través de empresas estatales, y también la posibilidad de que cualquiera de las formas productivas pueda también exportar producciones para tener, también, financiamientos en divisas que ayuden a reproducir, de manera ampliada, su actividad económica.
Vamos a insistir también en:
– el reordenamiento del comercio interior, con todo un grupo de elementos que aquí se explicaron;
– el fortalecimiento de la empresa estatal socialista, donde lo primero que hay que priorizar son las 33 medidas que ya tenemos aprobadas para lograr mayor autonomía en su gestión;
– la transformación del entorno monetario en que opera la inversión extranjera, como se explicó aquí;
– la modificación del sistema de distribución de divisas en la economía;
– la participación de la industria nacional como principal proveedor de bienes y servicios que demanda la economía;
– el incremento y diversificación de las exportaciones, incluyendo, como decía, la exportación de todas las formas de gestión, a través de empresas estatales de Comercio Exterior;
– el perfeccionamiento del trabajo del sector no estatal, con prioridad inmediata en la ampliación del trabajo por cuenta propia, de quitarle trabas;
– la eliminación del gravamen a la compra de dólares;
– las vías y mecanismos para la canalización de las remesas en función del desarrollo económico y social;
– el diseño e implementación de incentivos fiscales para los exportadores;
– el diseño e implementación del mercado de deuda pública con participación de diversos sectores.
Y en medio de todo eso, vamos a dar los resultados de los últimos análisis para completar toda la envergadura que abarca la Tarea de unificación monetaria y cambiaria, para aprobarla en el menor tiempo posible, y también implementarla, cuando esté aprobada, en todo su conjunto, y que ella, por sí sola, cuando la implementemos, va a quitar muchas, casi la totalidad de las trabas que hoy tenemos para el desarrollo de las fuerzas productivas en nuestro país.
Compañeras y compañeros:
He pensado que podríamos definir nuestra Estrategia como un plan que defiende un ideal; no como una idea de perfección, sino como suma de los Objetivos a conseguir en el siguiente orden:
Implementar los acuerdos del Congreso del Partido y cumplir con las demandas populares emanadas del debate popular de sus lineamientos.
Derrotar la política del bloqueo.
Enfrentar la crisis global y multidimensional que el neoliberalismo y la pandemia han exacerbado.
Aplicar ciencia e innovación a todos los procesos productivos y dinámicas sociales para afianzar el desarrollo.
Legitimar y afianzar el ideal socialista como único camino hasta ahora conocido hacia la prosperidad con justicia social.
Si unimos las letras iniciales de estos cinco Objetivos fundamentales, leeremos: IDEAL.
Cuba vuelve a ser retada por un desafiante contexto mundial y una agresiva política imperial. No lo busca, pero no le teme. ¡Contamos con una historia suficientemente grande e inspiradora para lanzarnos a la pelea!
A esa historia suman ahora los ánimos renovados y enaltecidos por la consagración y el talento de nuestros científicos y nuestro personal de la Salud, que nos han colocado entre los países que han logrado controlar y vencer a una pandemia terrible, en medio de las más atroces políticas de bloqueo y persecución financiera y las más indignantes campañas de descrédito de nuestros héroes: los colabores de la Salud.
Hace exactamente veinte años, en una pieza oratoria que se convertiría en su Testamento Político, nuestro Comandante en Jefe nos legó el concepto de Revolución, del que hoy tomamos algunas ideas fundamentales, enlazadas con lo que estamos proponiéndonos con la Estrategia que aprobamos hoy:
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado (…); es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio…”
Ante estas ideas insuperables de la obra construida en más de sesenta años de lucha y sacrificios, reiteramos: ¡Pudimos! ¡Podremos! Pudimos enfrentar y controlar la pandemia. Podremos enfrentar y controlar la crisis.
¡Fuerza Cuba, que seguiremos viviendo, impulsando la economía y venciendo!
Como nos enseñó a decir siempre, desde esta y otras tribunas, el General de Ejército, quien sigue comandando a la Revolución: ¡Viva Cuba Libre! (Aplausos.)