LA AGRESIÓN A LA URSS. 78 AÑOS
Por Gustavo Espinoza M.
La noche del 21 al 22 de junio de 1941 -hace 78 años- las tropas hitlerianas invadieron el territorio de la Unión Soviética, extendiendo hacia el Oriente la guerra iniciada poco antes; y en procura de derribar el régimen socialista instaurado a partir de 1917 en los territorios del antiguo Imperio de los Zares.
Aunque formalmente se admite que la Segunda Guerra Mundial comenzó el 1° de septiembre de 1939 cuando Alemania invadió Polonia, realmente tal conflicto alcanzó forma verdadera desde la noche aludida, cuando, en el cumplimiento de la Operación Barba Roja, las tropas nazis atacaron a la URSS, rompiendo sus defensas, pese a la heroica resistencia del Ejército Rojo y de la población Civil. 170 divisiones enfilaron su agresividad, sorprendiendo a sus valerosos adversarios por su audacia y desenfreno.
La fortaleza de Brest, tomada a sangre y fuego luego de algo más de 30 días de combate, fue de alguna manera el símbolo de aquel acontecimiento que marcó el inicio del verano más caliente de aquellos años. Atacada a las 3 de la madrugada del 21, ofreció feroz resistencia a la verdadera blitzkrieg, o guerra relámpago ideada desde Berlín, y que dio comienzo al periodo más duro del conflicto que lacerara al mundo entre 1941 y 1945. El heroísmo de los defensores de dicha fortaleza fue la primera epopeya en la guerra. Después, vendrían otras. que permitieron que la Unión Soviética doblegara a la Bestia Parda y liberara a Europa y al mundo, de la barbarie nazi.
Aludiendo al discurso de Stalin del 3 de julio del 41 –el primero durante el conflicto- el escritor Konstantin Simonov en su libro “Los vivos y los muertos”, dijo: “Stalin no describió la situación como algo trágico. Semejante palabra, es difícil imaginarla procediendo de él, pero las cosas de las que hablaba, guerrilleros, opolcheniye (batallones de trabajadores), territorios ocupados, significaban el fin de las ilusiones. La verdad que comunicaba, era una verdad amarga, pero al menos se pronunciaba, y la gente sintió el suelo bajo sus pies con mayor firmeza”
Mucho se ha escrito, y recordado, respecto a los horrores de esta guerra que costó al mundo más de 50 millones de vidas humanas y daños materiales incalculables. El fin del conflicto, sólo pudo concretarse cuando la bandera roja ondeó en mayo del 45 sobre las torres devastadas del Parlamento Alemán -el Reichstag- y los generales nazis -sobrevivientes de la contienda- firmaran la capitulación de Berlín, el 8 del mismo mes, a pocos metros del que fuera el Bunker de Adolfo Hitler. El heroísmo del pueblo soviético, marcó la historia.
Acontecimientos posteriores -entre ellos el derrumbe del Poder Socialista y la desaparición de la URSS antes del fin del siglo pasado- han permitido, sin embargo, que determinados “intérpretes de la historia” –no se les podría denominar, seriamente, Historiadores- presenten los hechos ocurridos de un modo absolutamente deformado, pretendiendo hacer un giro al desarrollo de los acontecimientos. Han tenido eco también entre nosotros.
Pretenden ellos, desconociendo la historia y distorsionando aviesamente la realidad, sustentar la idea que fue la Patria de Washington y Lincoln, la potencia militar que derrotó a la Alemania Nazi y que libró al mundo de la amenaza del fascismo. Y le asignan a las “otras potencias” –incluida la URSS- un papel subsidiario de “simples aliados” de los Estados Unidos en esta tarea histórica.
Es conocido el hecho que, entre 1941 y 1944, la guerra se libró realmente sólo entre las potencias del eje Berlín-Roma y la Unión Soviética. Estados Unidos -pese a haber sufrido en diciembre del 41 el ataque a la base naval de Pearl Harbour- se mantuvo distante de los escenarios del conflicto, esperando más el desenlace de la guerra en el frente oriental, para definir su actuación. Y las potencias europeas -salvo Inglaterra que se defendió valientemente del asedio alemán- capitularon todas, dando la espalda a sus propios pueblos.
Entre 1941 y 1945 ocurrieron acontecimientos decisivos del conflicto bélico de entonces: La batalla de Moscú; el Cerco a Leningrado, iniciado en 1941 y que se extendiera 900 días; la batalla de Stalingrado, concluida el 2 de febrero del 43 con la derrota del ejército de Von Paulus; y la batalla del Arco de Kurts –“Operación Ciudadela”- entre julio y agosto del 43. Y sólo fue el 6 de junio de 1944 -el Día “D”- cuando los ejércitos aliados abrieron “el frente occidental” con el desembarco en Normandía a través de las Playas de Calois. Ya en ese entonces, veinte millones de soviéticos habían perecido en el conflicto, y más de 1700 entre aldeas y ciudades de la URSS habían sido destruidas
En junio del 44, como se recuerda, ya el ejército germano había sido virtualmente expulsado del territorio ocupado y las tropas soviéticas marchaban hacia Berlín, liberando diversos países. El Ejército Rojo fue el primero en llegar a Berlín, y la bandera de la URSS también la primera en flamear en el mástil del Reichstag. Eso, lo sabe el mundo, y nunca habrá de olvidarlo. (fin)