Por Gustavo Espinoza M
www.nuestrabandera.pe ( Dominngo 16 de noviembre 2025
Casi sin sentir, está llegando la hora de América Latina. Y el reloj de la historia suena con similar intensidad en distintos países tomando diferentes v variables pero un solo contenido: ante el ascenso combativo de los pueblos que anhelan la liberación nacional y social de sus países, asoma una vez más el Amo del Norte con sus bravuconadas, prepotencia secular e inmenso poderío económico, político y militar; y acciona vigorosamente en el empeño de avasallar la voluntad de millones de hombres y mujeres en todo el continente.
En cada rincón de América, la fuerza del Imperio tiene un nombre ante sus ojos. En Venezuela, su tarea es derribar a Maduro y escarmentar al pueblo bolivariano. En Colombia, tomar por asalto el Palacio de gobierno y acabar con la figura de Gustavo Petro. En el Caribe, hundir a Cuba en el mar ahogando de una vez y para siempre a millones. En Nicaragua, matar nuevamente a Sandino y cortarle el cuello a Daniel Ortega.
En México, acabar con Morena y, de una vez y para siempre, liquidar el legado de López Obrador y la sencilla firmeza de Claudia Sheinbaum. En Ecuador, sepultar la memoria de Correa apagando su luz para que no prenda nunca más. Y hasta en Honduras, ese pequeño y martirizado país que preocupa a Donald Trump tanto como Nigeria asoma como señuelo Xiomara Castro, a la que busca desaparecer. Para todos ellos tiene un mismo mensaje: guerra, muerte, renuncia, fin del régimen. No hay más.
Por ahora, en las costas del Caribe navega el Gerald Ford, el Portaaviones más poderoso y mejor artillado del mundo. Se dedica a cazar pequeñas lanchas y matar pescadores, acusándolos de narcotraficantes. Pero sus conductores no han presentado -hasta hoy- ni siquiera una bolsita con un mate de coca, como para decir que es droga.
Usan el tema como entretenimiento fugaz, pero su voracidad no tiene límite. Y proto querrá devorar países enteros. Por ahora, estas ejecuciones extrajudiciales que constituyen delitos de Lesa humanidad espantan incluso a la Corona Británica.
El caso de Venezuela es emblemático. Frente a Caracas, en las aguas del Caribe, aúlla un lobo con la voz de Donald Trump. Y le exige al Palacio de Miraflores que se rinda y que se entregue. Y a la Fuerza Armada Bolivariana y al pueblo llanero, le plantea un ukase: derriben a Maduro y entreguen su cadáver. Si no, bombardearemos el país y mataremos a todos. Y claro, restauraremos la democracia occidental y cristiana para que allí reine Corina Machado y los sobrevivientes.
Pero el Imperio hoy toca también las puertas de Chile, donde este domingo 16 de noviembre tendrá lugar el proceso electoral 2025.
Allí, en la Araucanía, el pueblo fue capaz de construir la unidad más amplia de la que se tenga noticia a través de su historia, y enarboló con ella la candidatura de Jeanette Jara, una aguerrida militante comunista dispuesta a tomar el cielo por asalto.
Por lo pronto, el imperio se ha dado maña para rodear a la patria de Lautaro de enemigos crecientemente hostiles: la Argentina de Milei, la Bolivia de Paz y el Perú de Jerí.
Con esos nombres pequeños, se pretende intimidar a un pueblo grande. Si Chile no se asusta, el Gerald Ford vendrá también de visita por las costas de Pacífico mirando al sur y con sus bombas listas.
Y porque piensa en todo eso, en el Perú se aferra a lo que tiene en la mano. El presidente ha cambiado de estilo, pero no de esencia. Tiene distintas formas, pero un mismo contenido. Es como la leche de magnesia, solo que en un frasco de Yogurt
En lo que se suele llamar “la gran política” Jeri busca cerrar filas con la Casa Blanca. Por eso la campaña anti comunista, las aviesas maniobras contra Cuba. La persecución contra los que se oponen a sus manejos turbios, y el afán enfermizo de vincular la actividad delictiva con el accionar de quienes enarbolan la bandera de la Revolución Social y el Socialismo.
Por ahora aquí, y en este barrio, le interesa impresionar al “gran público” y empedrar el futuro para su organizacion partidista, y para él mismo. Podría ser que más adelante, por segunda vez, la suerte toque su puerta. Y como Boys Scout, hay que estar siempre listo.
Para algunos voceros del Imperio, ha llegado la hora para los pueblos. Les suena eso, como la hora de la caída, de la derrota. O aún de la muerte; en todo caso, la caída de la esperanza y el fin de los derechos de las masas oprimidas.
Para otros, en cambio, es la hora de la solidaridad y de la lucha, del combate esencial por la dignidad y la justicia, por el respeto a la Independencia y la Soberanía de los Estados; por la defensa de los recursos naturales que no son patrimonio de Imperio sino de los pueblos.
Por eso, por las venas de nuestro continente, de esta nuestra Patria Grande, corre la sangre de Túpac Amaru, de San Martín y de Bolívar, al lado de su espada. Y el ejemplo de Juan Santos Atahualpa, de Túpac Catari. y Tiradentes, de Hidalgo y de Martí; pero también el de Juan Velasco, Fidel Castro, Erne4sto Guevara y Hugo Chávez. Todos ellos enarbolan el mismo estandarte que se alzará victorioso. (fin)





