Khalil Nasrallah, periodista libanés
Hezbolá ha reorganizado rápidamente sus asuntos internos para tomar represalias contra el Estado ocupante, incluso lanzando una nueva fase del conflicto, que han llamado una “ batalla abierta del ajuste de cuentas ”
En los últimos días se ha producido un cambio significativo en el frente meridional del Líbano. Tel Aviv lanzó una serie de ataques incendiarios en todo el Líbano, inmediatamente después que Benjamin Netanyahu anuncio su nuevo objetivo de guerra: devolver a su casas a los colonos desplazados.
La primera salva de Israel fueron dos ataques terroristas realizados simultáneamente en varias partes del país, en los que se detonaron dispositivos de tecnología de consumo ( buscapersonas y walkie-talkies) que mataron a 39 civiles y dejaron ciegos y desmembrados a miles más.
Dos días después, aviones de combate israelíes bombardearon dos edificios residenciales en el suburbio sur de Beirut, matando a 54 personas, entre ellas mujeres y niños, y asesinando a varios comandantes de “Radwan”, la fuerza de élite de Hezbolá, incluido a su jefe, Ibrahim Aqil, mientras ampliaban sus ataques aéreos contra las “capacidades militares” de Hezbolá.
El movimiento de resistencia libanés no niega que los ataques contra el suburbio sur fueron dolorosos tanto para Hezbolá como para sus partidarios, pero ha dejado claro que no afectaron ni a su estructura militar ni a su capacidad operativa.
La evidencia de ello se hizo patente rápidamente, con una represalia inicial de Hezbolá dirigida contra la base aérea militar de Ramat David (la base principal de la fuerza aérea de ocupación en Líbano y Siria) y el complejo de industrias militares de Rafael, al sudeste y al norte de Haifa, respectivamente.
Estas represalias tenían como objetivo principal confirmar a las fuerzas de ocupación israelíes que Hezbolá no tiene planes de dar marcha atrás y seguirá luchando para que Israel ponga fin a su genocidio en Gaza, y tampoco permitirá que los israelíes separen y compartimenten el frente de Gaza del Líbano, como Estados Unidos ha tratado de hacer durante las negociaciones del alto el fuego.
Bombardeo de ‘Dahiyeh’
El acceso de los militares israelíes a los líderes de la resistencia es claramente el resultado de años o incluso décadas de trabajo de inteligencia.
Hay que reconocer que lo que ocurrió en Dahiyeh – el suburbio del sur de Beirut– el viernes pasado demostró la capacidad de Tel Aviv para identificar y apuntar al lugar de una reunión de los líderes de Radwan, las famosas fuerzas especiales de Hezbolá con las que los israelíes han estado obsesionados durante años.
La ejecución de esta operación, de asesinato masivo, agravada por las “filtraciones” israelíes de que una “fuente de inteligencia confiable” les proporcionó información sobre el objetivo, tiene como objetivo dar la impresión que los agentes israelíes pudieron crear una brecha de seguridad cerca del círculo íntimo de Radwan.
En realidad, es imposible verificar estas afirmaciones por varias razones, principalmente porque Tel Aviv está librando una guerra mediática de desinformación y empleando la guerra psicológica para atacar tanto a la resistencia como a los propios ciudadanos de Israel.
Lo cierto es que Hezbolá no ha aportado ninguna información adicional sobre el ataque a Dahiyeh, ni si se trató de una violación de la seguridad en sus filas. El grupo de la resistencia es conocido por mantener un control estricto sobre la información derivada de investigaciones internas y rara vez se ha desviado de esa estrategia.
Si Hezbolá consigue reunir nueva información sobre el ataque terrorista con buscapersonas de Israel o sobre el atentado a Dahiyeh, seguramente la utilizará sólo internamente para minimizar las vulnerabilidades.
Los objetivos de Israel
La violenta ofensiva de Israel contra el Líbano la semana pasada buscó lograr varios objetivos:
En primer lugar, perturbar el sistema de comando y control de Hezbolá atacando sus redes de comunicaciones y apuntando a sus líderes centrales.
En segundo lugar, presionar a Hezbolá para que se retire de la defensa de la población de Gaza, lo que tiene consecuencias estratégicas a corto y largo plazo.
En tercer lugar, Tel Aviv está tratando de modificar el paradigma de seguridad en su frontera con el Líbano y de aplicar condiciones que den a Israel una ventaja en su batalla de once meses contra la resistencia libanesa.
Los israelíes están buscando desesperadamente nuevas y favorables reglas de enfrentamiento con su adversario del norte, una objetivo que han buscado desde que Israel fue expulsado militarmente del Líbano en el año 2.000 y luego en 2006.
En cuarto lugar, los israelíes están preparando el terreno para una futura guerra caliente que les permita atacar a la resistencia en un momento político crítico internacional que favorece sus intereses.
Por último, los recientes ataques de Tel Aviv tienen como objetivo enviar un mensaje contundente a otros actores regionales, en particular al Eje de la Resistencia de Asia Occidental, demostrando que pueden atacar y asesinar a los «cerebros»
Las consecuencias para Hezbolá
Hezbolá no ha ocultado que los ataques terroristas y asesinatos perpetrados por Israel la semana pasada, continúan hoy con fuerza en el sur del Líbano, donde cientos de civiles han sido masacrados, han tenido un efecto paralizante y desmoralizador.
Sin embargo, varios indicadores muestran que la resistencia libanesa ha sido capaz de absorber estos golpes y adaptarse rápidamente sin que esto afecte a su estructura ni a su capacidad operativa.
Hasta ahora, no se puede afirmar que Tel Aviv haya logrado su objetivo de desbaratar el mando y el control de Hezbolá. Las matanzas en todo el Líbano no afectarán a un movimiento de resistencia que ha librado una guerra de guerrillas desde su creación y que ha crecido en sofisticación, tanto en lo táctico y estratégico como en lo que respecta a la tecnología de misiles.
En cambio, Hezbolá sigue manteniendo firme su solidaridad con Gaza y la exigencia de poner fin de inmediato al genocidio que cometen los sionistas contra los gazaties .
Los milicianos de Hezbolá han reorganizado rápidamente sus asuntos internos para tomar represalias contra el Estado ocupante, incluso lanzando una nueva fase del conflicto, que han llamado una “ batalla abierta del ajuste de cuentas ”, según anunció el vicesecretario general de Hezbolá, Naim Qassem, durante el funeral del comandante Ibrahim Aqil en Beirut.
La nueva fase se inició con los ataques del domingo por la mañana, cuando la resistencia libanesa golpeó la base aérea militar Ramat David, al sureste de Haifa, y el complejo de industrias militares Rafael, al norte de la ciudad, con misiles Fadi 1 y Fadi 2.
Mensajes de represalia de Hezbolá
A través de estos ataques Hezbolá está enviando los siguientes mensajes:
En primer lugar, el sistema de mando y control de la resistencia no sufrió daños ni estuvo expuesto a fallos que no se puedan superar.
En segundo lugar, Hezbolá respondió a los ataques de Israel intensificando de inmediato sus bombardeos de represalia hasta más de 50 kilómetros dentro del Estado de ocupación. Esto forma parte de una fórmula de disuasión de la resistencia: una “expansión por expansión”.
En tercer lugar, Hezbolá responderá al gradualismo israelí con otro gradualismo para barajar constantemente las cartas militares y empujar al enemigo a cambiar muchos de sus cálculos.
En cuarto lugar, no se limitará a lanzar represalias mínimas para perturbar los objetivos del enemigo, sino que también lo responderá con ataques contundentes y desmoralizadores.
En consecuencia, el bombardeo saturante que Israel ha lanzado en el sur del Líbano, su ataque en Dahiyeh y su terrorismo de Estado han marcado el comienzo de una nueva fase de confrontación, en la que cada iniciativa de Israel se enfrentará a una respuesta.
Tal vez la escena que se muestra el comienzo de la fase de la “batalla de ajuste de cuentas” –olas de lanzamiento de cohetes en la preciada ciudad portuaria israelí de Haifa– sea el indicador más claro que Hezbolá sigue siendo cohesionado, capaz y decidido a imponer nuevas reglas en cada paso que dé en el futuro.