Hedelberto López Blanch
Dos recientes noticias han sido demoledoras para el debilitamiento del dólar como moneda de reserva mundial: la cesación por parte de Arabia Saudita del acuerdo sobre Petrodólar, y el impulso de los miembros del BRICS para realizar transacciones con monedas nacionales sin utilizar el billete verde.
Los medios hegemónicos de comunicación de Estados Unidos y de Europa Occidental no han destacado estas informaciones porque van dirigidas fundamentalmente a golpear el uso del dólar como moneda omnipotente en el sistema cambiario internacional mediante el cual Washington se ha beneficiado durante años, y a la par amenaza y controla económicamente a muchos países del orbe.
El pasado 9 de junio, Arabia Saudita decidió no renovar el acuerdo del Petrodólar, vigente desde hace 50 años y por medio del cual las exportaciones de petróleo de esa nación árabe se pagarían solo con el billete verde.
A partir de ahora, Riad podrá ofertar el petróleo y sus derivados en diferentes monedas como el yuan, yen, euro y posiblemente en monedas digitales como el bitcoin.
Washington para mantener su hegemonía mundial junto a su poderío militar, se basó en el control ejercido sobre el sistema financiero, después que el dólar se impuso como moneda de reserva internacional a finales de la Segunda Guerra Mundial, tras la reunión de Bretton Woods, en julio de 1944 en la que participaron 44 países.
La medida consistía en que las monedas extranjeras podrían cambiarse en dólares a tasas fijas y que, a su vez, estaría garantizado que los billetes verdes podrían convertirse en oro a una tasa de 35 dólares por onza del preciado mineral lo cual impulsó la recuperación económica de los países de Europa y Japón.
En la década de 1970 mientras Japón y Europa disfrutaban de un auge económico, Washington estaba en apuros por el costo de la guerra en Vietnam y la inflación. Además, tenía un gran déficit en la balanza comercial y la cantidad de dólares fuera de Estados Unidos se estimaba en 50 000 millones, por lo que superaba las reservas de oro del país que eran de unos 10 000 millones.
Era necesario entonces abandonar los acuerdos de Bretton Woods y el presidente Richard Nixon, ordenó en agosto de 1971 eliminar los cambios de oro por dólares lo que convirtió al billete verde en una moneda fiat (no esta respaldada por un producto físico, oro o plata y no cuenta con valor intrínseco). Al mismo tiempo los bancos centrales comenzaron a mantener reservas monetarias en títulos del Tesoro estadounidense.
Cuando los precios del petróleo se elevaron en 1973 por la guerra árabe-israelí, Washington impuso un sistema de señoreaje del dólar a través de los beneficios del petróleo saudita y consiguió que esa nación árabe aceptara vender los hidrocarburos en dólares y que invirtiera los beneficios obtenidos en bonos y letras de cambio del Tesoro estadounidense, mientras le garantizaba las ventas de armamentos y la seguridad en caso de guerra.
Para 1974 la relevancia de esa moneda creció al acordar los entonces 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) vender su crudo únicamente en dólares mientras los importadores debieron acumular sus excedentes comerciales en esa divisa con el fin de comprar el combustible. Nacía el denominado Petrodólar.
De esa forma, los países están obligados a tener dólares para adquirir petróleo y por tanto deben poseer grandes reservas en esa moneda, o sea, que si no cuentan con billetes verdes, les sería difícil obtener crudo en alguna nación o mercado financiero. Esto facilita la demanda de dólares en la adquisición de otros bienes, mientras permite a Washington financiar su enorme déficit presupuestario que sobrepasa los 24 billones.
La reciente decisión saudita, impulsada desde hace meses por China para que le venda el crudo en yuanes, ha puesto en jaque al dólar como moneda de reserva mundial. El otro gran golpe ha sido la posición de las 10 naciones integrantes del grupo BRICS de intercambiar gran parte de sus transacciones en sus monedas nacionales.
El Ministerio de Finanzas de Rusia anunció planes para lanzar el BRICS Bridge, una plataforma que permite realizar pagos transfronterizos entre los Estados miembros. La idea es utilizar Activos Financieros Digitales (AFD) emitidos por los bancos centrales de los miembros de los BRICS cuyos activos estarían vinculados a las monedas nacionales de los Estados miembros, lo que permitirá al Grupo efectuar pagos casi instantáneamente con costos mínimos independiente de las restricciones de terceras partes.
Desde hace meses varios países emergentes realizan una parte de sus intercambios comerciales en monedas nacionales como China, India, Rusia, Turkiye, Irán, Irak, Japón, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela, entre otros.
La desaparición de los Petrodólares unido a las medidas que adoptan los miembros del BRICS se enmarca en un proceso de la desdolarización de la economía mundial, que ha cobrado fuerza frente a la política de sanciones aplicada por Estados Unidos y sus aliados occidentales.
Como atestiguó Gal Luft, codirector del Instituto para el Análisis de la Seguridad Global, al The Wall Street Journal: “el mercado del petróleo, y por extensión todo el mercado mundial de materias primas, es la póliza de seguro del estatus del dólar como moneda de reserva. Si se quita ese bloque del muro, este empezará a derrumbarse”.
El poderío del imperio estadounidense se tambalea.