POR GEORGE GASTAUD, FILÓSOFO y ANNIE LACROIX-RIZ, HISTORIADORA
Se impone en Francia la idea del peligro que significa minimizar la amenaza que representa para la democracia, para los trabajadores inmigrantes, para el movimiento obrero, incluso para el honor de Francia, la posible llegada a Matignon de Jordan Bardella, flanqueado por los ultrarreaccionarios Eric Ciotti y Marion Maréchal.
¿Debemos construir contra este peligro un nuevo “Frente Popular” inspirado en el gran levantamiento obrero y republicano que unió , el 14 de julio de 1935, al PCF-SFIC, el PS-SFIO, los radicales, la CGT y la CGTU bajo las banderas rojas y tricolores? … Un Frente Popular antifascista al que también había convocado el VII Congreso de la Internacional Comunista a través de la voz de George Dimitrov
En principio, la respuesta a esta pregunta sólo puede ser mil veces Sí… siempre que, obviamente, se trate de una alianza digna de su gran precedente histórico de 1936 , y no un nuevo reciclaje de la unión de atlantistas y liberales.
Las euroizquierdas compatibles cuyas repetidas traiciones, sumadas a las políticas de euroausteridad de Sarkozy, Hollande, Valls y Macron, están precisamente en el origen de la denominada marea “azul marino” y el “nuevo frente popular”.
Sin embargo, y lo decimos con responsabilidad, este no debería ser el camino del cartel político que sucederá al NUPES bajo los auspicios de Mélenchon, Olivier Faure y Marie Tondelier, de Fabien Roussel y del belicista agitador euroatlántico Raphaël Glucksmann.
De hecho, el Frente Popular antifascista de 1936 no se contentó con combatir verbalmente al fascismo: se apoyó en el proletariado en movimiento, con ocupaciones de fábricas en la primavera de 1936, formas de lucha que claramente aborrece el actual PS (gran admirador del eurócrata Jacques Delors o del súper amarillo Laurent Berger) y del neoconservador Glucksmann.
El Frente Popular del 36, impulsado por un PCF leninista y revolucionario asumió francamente el combate contra la Europa de Hitler, Franco y Mussolini, y también contra su Quinta Columna en Francia
Ese Frente Popular fue una dimensión patriótica que floreció a partir del “Frente Francés” propuesto por Thorez, luego con el FTPF y FTP-MOI y, finalmente, en la construcción de la CNR que situó “el mundo del trabajo en el centro de la vida nacional ”.
La historia nos recuerda que la SFIO de Blum y los radicales de Daladier rápidamente traicionaron las dimensiones antifascistas, antiimperialistas y anticapitalistas del Frente Popular . Lo hicieron con la llamada “Pausa social”, preparada en secreto por Blum en el compañía de grandes empresarios, con los acuerdos de Matignon en junio de 1936, y de la No Intervención de la asediada España Republicana cocinada con Londres y Berlín (julio-agosto de 1936) y con los Acuerdos de Munich que dejaron al Reich de Hitler manos libres en Checoslovaquia y en toda Europa del Este (30 de septiembre,1938).
A pesar de estas traiciones el Frente Popular histórico no se concibió sin una dialéctica activa, y enteramente vuelto contra el gran capital (las “200 familias” amos del Banco de Francia), el antiimperialismo y el antifascismo que se simbolizó en la unión combativa de la Marsellesa y la Internacional ( como lo muestra la gran película de Jean Renoir “La vida es nuestra”).
En cambio, ahora es una ingenuidad manifiesta decir que el actual “nuevo frente popular” se construye con esa dialéctica victoriosa, ya que esa experiencia histórica es airadamente rechazada, por la por belicistas como Glucksmann, derecha de esta alianza “popular”, los verdes pro -OTAN y los euroatlánticos del PS Francés . Y también por la izquierda, del NPA que, en su tradición trotskista, sigue confundiendo el rechazo a la oligarquía francesa con la nación trabajadora que el Macronato maltrata a diario y que Bardella y compañía desvían hacia una xenofobia flagrante.
Ciertamente podríamos decir que, ante el peligro Lepenista, no debemos “ponernos difíciles” y que debemos aceptar cualquier cosa para bloquear a Bardella.
Escuchamos esta narrativa y podemos entenderla. Pero, el problema es que no hay sólo UNA amenaza mortal que pesa sobre nuestro pueblo. Porque, mientras escribimos esto, Macron envía tropas francesas disfrazadas de “instructores” al explosivo teatro de operaciones de Ucrania, para apoyar a una país oficialmente admirador del genocida Stepan Bandera, el hombre de confianza de Hitler en Ucrania.
Hay que ser extremadamente ciego para no ver que, si los ejércitos franceses, seguidos por los ingleses, polacos, alemanes y, finalmente, los estadounidenses, se enfrentan militarmente a Rusia (y mañana a la China popular, ya que este es el punto principal del discurso de Trump), tendremos una Guerra Mundial con un riesgo de aniquilación de la población francesa, de la humanidad y de todos los seres vivos (en tal escenario las cabezas nucleares acabarán entrando en batería por todos lados, tan pronto como uno de los beligerantes haya perdido en una guerra que INICIALMENTE puede ser “convencional”).
¿Cómo pueden fuerzas que dicen estar comprometidas con la vida y el humanismo ignorar este enorme riesgo con el pretexto de no trivializar el peligro Bardella?
¿Porque eluden el “enfrentamiento militar sin líneas rojas” exigido abiertamente por Macron… y aplaudido por sus guardias del flanco “izquierdo”, es decir los Raphaël Glucksmann y los “Verdes” alemanes y franceses?
En definitiva,¿podemos legitimar una política de los líderes de la izquierda parlamentaria que con el pretexto de no trivializar a Bardella están uniendo fuerzas en un Frente con los peores atlantistas partidarios de la guerra?
Además, justo en el momento en que estamos en vísperas del “gran acuerdo para una Unión Europea Federal” que pondrá fin oficialmente a la existencia de una Francia independiente (el fin del principio de decisiones tomadas por unanimidad significa ni más ni menos que el paso a una Europa federal y a un estado europeo integrado). Dicho de otra manera a partir de ese “acuerdo de la Europa Federal ” Francia ya no podrá decidir por sí misma nada o casi nada. Y menos aún una política de izquierda que este orientada al socialismo.
Y lejos de luchar contra esta perspectiva, o informar a los franceses que no saben nada al respecto, los Verdes y los “socialistas” están A FAVOR del Estado federal y del ejército euroatlántico, ya que lo votaron en el Parlamento Europeo y en la Asamblea Nacional el pasado noviembre.
En cuanto al LFI y al PCF, que se han pronunciado a favor del envío de armas francesas a Kiev (noviembre de 2023) y que aceptan de facto a la OTAN… y que en el mejor de los casos ignoran estos temas verdaderamente vitales para favorecer alianzas electorales a costa de lo que Jean- Luc Mélenchon llamó hasta hace poco la “independencia francesa”.
Desafortunadamente, todo esto es factual, fácilmente verificable y de ninguna manera es una “controversia” gratuita.
Peor aún, cuando leemos los términos del acuerdo firmado entre el PS, LFI, el PCF y los Verdes, con vistas a la primera vuelta de las elecciones legislativas de junio, leemos en el apartado dedicado a “la urgencia de la paz «:
“Para detener la guerra de agresión de Vladimir Putin y que responda por sus crímenes ante la justicia internacional, llamamos a defender inquebrantablemente la soberanía y la libertad del pueblo ucraniano, así como la integridad de sus fronteras, mediante la entrega de las “armas necesarias”.
Cómo podéis ver, nuestros proclamados antifascistas aceptan seguir armando a Kiev y profundizar el compromiso bélico de la UE-OTAN (la OTAN que ni siquiera se menciona en el programa: aparece como un hecho consumado y fuera de discusión!) ¡Todo esto mientras estamos a un paso de una conflagración europea, incluso global, que desde el punto de vista de la devastación será mucho peor que las guerras mundiales de 1914 y 1939!
Cómo en 1936, pensamos la lucha antifascista no puede disociarse de la lucha contra el imperialismo, la defensa de la independencia nacional y de un compromiso popular que ate las manos a los euroatlánticos.
Detrás de la narrativa mentirosa de los medios y de la falsa izquierda (desde Biden hasta Glucksmann) lo que está en juego no es la defensa de la “bonita y democrática” Ucrania (plagada de neonazis en el entorno de Zelensky). Lo que estará votando es el respaldo al Bloque euroatlántico hegemónico y belicista.
Cuando Washington y sus vasallos europeos – liderados por el Macronato – rechazan la autodeterminación de Donbass y Crimea, en realidad lo que está por definirse si el mundo sigue con un orden mundial dominado por el ejército estadounidense al servicio del rey del dólar O si el mundo podría seguir avanzando hacia un orden multilateral que dé IGUAL LUGAR a cada país, a cada lengua, a cada cultura.
Y que nadie venga a decirnos que señalar estos hechos es validar políticamente a Putin. En Ucrania, y no en Rusia, están prohibidos y perseguidos, el Partido Comunista y otros movimientos de izquierda. Y quienes ahora usurpan el poder en Ucrania son los mismos que se regocijaron con la destrucción de la Unión Soviética y que en Europa – como los socialdemocracia, los Verdes y los trotskistas- elogiaban y aplaudían a rabiar a los Walesa, los Gorbachev y los Yeltsins.
¡Estas personas son criaturas vuestras y no nuestras, hijos de una “izquierda” anticomunista que aún no ha comprendido que el antisovietismo y el anticomunismo alimentan, siempre y en todas partes, al fascismo y a su gemela, la guerra mundial!
Hoy más que nunca, un verdadero frente popular antifascista debe ser también un frente anticapitalista, un frente contra los instigadores de la guerra mundial, un frente por la independencia nacional y por el progreso social .
Por supuesto, nada de trivializar a Bardella, al que hay que combatir de manera prioritaria, así como al liberticida Macron y a todos sus satélites políticos. Pero, no se puede aceptar por ningún motivo un contrabando político consistente en entregar a sinceros antifascistas a los dirigentes de una “izquierda” militarista al estilo Glucksmann, bajo el pretexto de un frente popular adulterado.
¡Es hora de trabajar por una verdadero frente popular, antifascista, patriótico y pacífista! La cuestión está planteada a los activistas de base de los sindicatos, del PCF y del LFI. DEFINITIVAMENTE deben dejar de aferrarse al hilo conductor de la falsa izquierda socialimperialista… y dejar de seguir ingenuamente a dirigentes que siguen acusando de “autoritarios” a Lenin y a Robespierre, cuando en realidad ellos están actuando como verdaderos déspotas en un movimiento “gaseoso” y supuestamente “democrático”…
En pocas palabras, lo que necesitamos es un Frente Antifascista, Pacifistas, Patriótico, Popular y Ecológico apoyado por las masas, con un Partido Comunista de vanguardia que denuncie las maniobras del enemigo imperial y un sindicalismo de clase que avance resueltamente a la contraofensiva!
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