ISRAEL EN SU «MOMENTO DE SUEZ» Y UNA DERROTA HUMILLANTE DE LOS ESTADOS UNIDOS

MK BHADRAKUMAR, DIPLOMÁTICO SENIOR INDIO

Para esta mayoría global representada en la ONU Irán no agredió a Israel. Lo que Irán hizo fue una respuesta a un ataque flagrante de Israel contra su soberanía en violación del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, lo que equivale a un acto de guerra. 

La iniciativa diplomática de los Estados Unidos de emitir una declaración conjunta condenando a Irán  por su “ataque al Estado de Israel” terminó en un fiasco monumental, ya que apenas hubo quienes la aceptaran fuera del bloque de naciones occidentales. 

Es un duro golpe a la autoestima estadounidense. El corte más cruel de todos fue Turquía – una importante potencia de la OTAN y de Asia occidental cortejada personalmente Biden- se negó a suscribir la declaración conjunta. 

Solo ocho desertores de la Mayoría Global cumplieron con el dictado estadounidense: , dos de América Latina y dos de la región euroasiática,Corea del Sur  y tres pequeñas naciones insulares del Pacífico. 

¡Toda África, Asia occidental, Asia central, Asia meridional y la región de la ASEAN se negaron a apoyar la iniciativa estadounidense! Por supuesto, ningún país musulmán tocaría la declaración conjunta ni con un dedo. 

Esto votación cuenta la historia del humillante aislamiento de Estados Unidos en la ONU. La comunidad internacional comprende perfectamente la hipocresía y el notorio doble discurso que caracteriza a la diplomacia estadounidense. En el mundo multipolar emergente, esta conciencia se traducirá inevitablemente en la propensión de la Mayoría Global a tomar decisiones cada vez más importantes y lejanas de Estados Unidos. 

Para esta mayoría global representada en la ONU Irán no agredió a Israel. Lo que Irán hizo fue una respuesta a un ataque flagrante de Israel contra su soberanía en violación del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, lo que equivale a un acto de guerra. 

Más importante aún, la represalia de Irán se limitó a objetivos militares israelíes que estuvieron involucrados en el ataque a Damasco el 1 de abril y estaba claramente dirigida a demostrar su capacidad disuasoria si Israel sigue con una escalada en el futuro, y todo esto evitando víctimas civiles. 

Teherán hizo pública la razón de ser de la acción iraní contra Israel. El país persa mantuvo informadas a las potencias mundiales con mucha antelación, incluida, irónicamente, a la Administración Biden, sabiendo que Estados Unidos alertaría a Israel. 

Por lo tanto, la explicación más caritativa que se puede dar a esta estúpida jugada de la Administración Biden para provocar   la condena internacional a Irán es que la cola del presidente Biden está ardiendo en la campaña electoral . Y que EEUU sabe que el aura de invencibilidad del estado judío está ranclada solo en la capacidad militar estadounidense. 

La gran pregunta es cómo verá el primer ministro Benjamín Netanyahu la iniciativa de Biden y, lo que es más importante, cuáles serán los efectos del desesperado intento de Estados Unidos por bloquear la candidatura de un Estado palestino en el Consejo de Seguridad de la ONU. 

De hecho, ignorando la declaración conjunta emitida en la ONU, Netanyahu proclamó desde Tel Aviv que Israel tiene opinión propia y tomará sus decisiones en beneficio de sus intereses, sin importar lo que sus aliados o amigos puedan aconsejar. Es una pulla apenas disimulada incluso cuando los representantes de las naciones de Europa estaban viajando a Israel para reforzar los intentos de Estados Unidos de apaciguar a Netanyahu. 

Al parecer, Netanyahu afirmó en presencia del secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron, y de la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, que Israel  subirá la escalada, mostrándole el dedo medio a los dos políticos europeos que, por otro lado, estaban retrocediendo en mostrar solidaridad con el estado sionista, en un momento que debe enfrentar “la verdad geopolítica”. ¿Qué hay de la imprudente audacia por parte de Netanyahu?

El premier israelí, un luchador experimentado en la oscura y cruel jungla de la política israelí, está bailando al son de varias melodías. En primer lugar, está actuando en el ámbito interno para apaciguar los sentimientos de halcones, especialmente de los ultranacionalistas que sostienen su coalición. 

Se dice que tanto Cameron como Baerbock instaron a Netanyahu a mostrar moderación, advirtiendo que cualquier hostilidad directa adicional contra Irán podría desencadenar una guerra regional.   

Ambos dignatarios reconocieron públicamente el derecho de Israel a tomar sus propias decisiones. Por su parte, Camerón expresó la esperanza que la represalia israelí a Teherán del 13 de abril se debía  ejecutar»de una manera inteligente, dura y que no escale el conflicto». 

Este juego de palabras le resulta fácil al veterano político británico, pero lo que da intensidad a su discurso es que Gran Bretaña se dio cuenta que este podría ser el “momento Suez” de Israel en la política de Asia occidental.

En 1956, durante la llamada Crisis de Suez, cuando el Reino Unido junto con Francia e Israel invadieron Egipto para tomar el control del Canal de Suez, Washington, consternado porque las operaciones militares habían comenzado sin su conocimiento, presionó al Fondo Monetario Internacional para que negara a Gran Bretaña asistencia financiera, lo que a su vez obligó a Londres a aceptar a regañadientes un alto el fuego propuesto por la ONU y retirarse del teatro de guerra. 

De hecho, los historiadores estimaron más tarde que la desventura británica al pretender demostrar una fuerza que no tenia, sólo puso de relieve el estatus decreciente del Reino Unido y confirmó que era una potencia mundial de segundo nivel. 

Por supuesto, Biden no es Dwight Eisenhower. Pero el viaje de Cameron a Asia occidental en este momento refresca la memoria. Y su advertencia no sonará hueca en los oídos de Netanyahu. 

En cualquier caso, la televisión israelí ha afirmado: “Netanyahu archivó planes previamente preparados de represalia contra Irán después de hablar con Biden”. La emisora pública Kan explicó que según una fuente gubernamental : “La respuesta ya no será la prevista por el gabinete de guerra, han prevalecido las sensibilidades diplomáticas. Habrá una represalia, pero parece que será diferente a lo planeado”. La televisión agregó que toda la información apuntaba a una respuesta israelí más débil. 

El quid de la cuestión es que Teherán ha dado un fuerte mensaje: El país persa tiene una capacidad estratégica formidable en reserva para atacar directamente a Israel. 

En realidad, la propaganda occidental/israelí que afirma que casi todos los proyectiles disparados contra Israel fueron interceptados y “hubo pocos daños”, es bla, bla, irrelevante. 

Los tomadores de decisiones israelíes son testarudos, pero saben que enfrentarse a Irán por sus propios medios está mucho más allá de la capacidad del país, a menos que Biden ordene la intervención directa de Estados Unidos en la guerra subsiguiente. 

Al parecer este es realmente el “momento Suez” de Israel. 

Israel necesita urgentemente nuevas políticas para apagar los “anillos de fuego” encendidos por el difunto general iraní Qassem Soleimani, que hoy se están acercando al país , y que son endémicos y fundamentales en esta nueva era de guerras híbridas. Ucrania está a punto de aprender esa amarga lección cuando parece demasiado tarde. 

No es casualidad que el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, llamara al presidente ruso, Vladimir Putin, para transmitirle, según la lectura del Kremlin , que las “acciones iraníes habían sido forzadas y limitadas”. Teherán enfatizó al mismo tiempo que “Iran no está interesado en una mayor escalada de tensiones”.

La información oficial subraya que “el conflicto palestino-israelí no resuelto fue la causa fundamental de los actuales acontecimientos en el Medio Oriente. Los presidentes confirmaron la postura de principios de Rusia e Irán a favor de un alto el fuego inmediato en la Franja de Gaza, el alivio de la grave situación humanitaria y la creación de condiciones para una solución política y diplomática de la crisis”. 

Aquí residen las semillas de un nuevo pensamiento, siempre y cuando haya alguien que lo acepte en el liderazgo israelí. Rusia puede ser útil si se tienen en cuenta las señales de Moscú de los últimos días. 

En pocas palabras, la llamada de Raisi a Putin el miércoles siguió a una conversación telefónica entre el Ministro de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov, y el Ministro de Irán, Hossein Amir-Abdollahian (por iniciativa de la parte iraní) el domingo anterior, que a su vez fue precedida apenas un día antes una conversación telefónica entre el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolay Patrushev, y el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi. 

Desde entonces , el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha llamado la atención sobre estos intercambios “constructivos” en medio de las crecientes tensiones en la situación de Asia occidental.                   

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