José Luis Ayala.
Los escritores, intelectuales, historiadores, científicos sociales y personas vinculadas a la educación y la cultura, tienen la ineludible obligación moral de pronunciarse cuando el Estado, de hecho, vulnera los Derechos Humanos. Además, se convierte en un agente que representa la violencia oficial irracional, para tratar de conculcar el derecho a la protesta y exigencias de una democracia plena.
La protesta de los ciudadanos es un derecho consagrado y no es posible, tratar de desacreditar los fines que consagra la Constitución Política del Perú. El discurso del abogado Alberto Otárola Peñaranda, jefe del Gabinete de ministros del gobierno cívico-militar fascista, de la señora Dina Boluarte, ha sido sin duda provocativo, agresivo, violentista, grosero, erróneo y absolutamente desfasado.
Nada justifica el vil asesinato de 38 ciudadanos. Decir que se trata de “fallecidos” es una falacia y una ofensa a la dignidad humana. El poder mediático en complicidad con los terroristas de Estado, tratan de hacer creer que se refiere a ciudadanos de tercera categoría y que la vida de ellos, no vale sino un balazo en la cabeza.
El clima de permanente violencia política contra el Estado Peruano, la persistente agresión de la derecha política, así como la diaria campaña del poder mediático, lograron socavar y desestabilizar al gobierno del profesor Pedro Castillo Terrones. Y ahora que controlan los poderes de un Estado cautivo, será bien difícil que acepten una derrota en las urnas.
Lamentablemente no tenemos en el Perú hasta ahora, una historia de la crueldad ejercida desde el poder contra el pueblo o ciudadanos que protestan con razón. Los españoles usaban el emperreamiento como castigo contra quienes no aceptaban los abusos. Este hecho consistía en cortar las manos y los pies para entregar a las víctimas a los perros bravos y hambrientos, que principalmente fueron mastines, lebreles (galgos), alanos, podencos y sabuesos.
Luego vino el reino de la crueldad a través de la Santa Inquisición, quienes no creían en las prédicas mágicas como real maravillosas de la iglesia católica eran acusados como herejes y quemados vivos en hogueras públicas. El primer crimen al instalarse la República Peruana fue el asesinato del militar, escritor, periodista y masón Bernardo Monteagudo. El propio Simón Bolívar, fue políticamente derrotado por una aristocracia pro hispana que nunca fue históricamente juzgada.
La violencia irracional que ahora ejerce el Estado Peruano, fue instalada por el comandante E.P. Luis Miguel Sánchez Cerro, al haber fundado estando en el gobierno el Partido Fascista, teniendo como secretario a Luis A. Flores. La excepción ha sido el gobierno del general E. P Juan Velasco Alvarado, pero la oligarquía se ha dado maña para desmontar las reformas sociales.
Así, el Perú es ahora una republiqueta a la deriva con una economía no viable. En doscientos años de aparente vida republicana, no hemos sido capaces de eliminar el dolor humano de las grandes mayorías sistemáticamente pauperizadas. No hemos sido dignos de crear una clase gobernante capaz de responder a los desafíos del pasado, menos del presente y el futuro.
Esa es la histórica responsabilidad de todos los escritores, intelectuales, historiadores, científicos sociales y personas vinculadas a la educación y la cultura. No es posible que guardar un silencio cómplice y cobarde, mientras el Estado mata impunemente a 38 compatriotas. Ninguno de ellos eran terroristas ni había por qué utilizar armas de guerra armados con balas para uso en conflictos con países que osen invadir el territorio peruano.
Callar ahora es sin duda un acto de cobardía, un delito grave y una evidente falta de ética ciudadana. El hecho por ejemplo que no se hayan renunciado los agregados culturales, así como los intelectuales entornillados en cargos del Ministerio de Relaciones Exteriores, es una costumbre colonial heredada y deshonra a la dignidad de los intelectuales. ¿Por qué no se pronuncian los escritores que ocupan desde hace varios años cargos oficiales que nada tienen que perder?
¿Cuál es la solución a esta crisis que no debe durar mucho tiempo? La respuesta es: Inmediata convocatoria a elecciones para elección del presidente de la República. Convocatoria a elecciones para elegir a legisladores, quienes a su vez se encarguen de promulgar una nueva Constitución Política del Perú. No hay otra solución. Mientras, el gobierno tratará de alargar los plazos hasta donde pueda.
Por supuesto, la derecha fascista, los lobys, los agentes del sistema, los eternos cancerberos del capital acumulado, tratarán de desacreditar la necesidad de una nueva Carta Magna, destinada a reordenar y reorientar el destino social del Estado Peruano. Sin embargo, solo así se podrá lograr optar por ejemplo crear sistema educativo, de acuerdo a la nueva realidad del Perú y, frente a los países más desarrollados del mundo.
Sin embargo, alguna vez serán juzgados los responsables de los crímenes cometidos contra el pueblo peruano, así como sus ocasionales actores responsables. Esa es una tarea pendiente que heredan los nuevos historiadores. Pero no queremos más de ellos. Necesitamos nuevos y distintos intelectuales, escritores e historiadores capaces de devolvernos la fe en el futuro.
Cuánta falta nos hacen intelectuales y escritores como Tomás Caivano (peruano de corazón), Manuel González Prada, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, José María Arguedas, Gamaliel Churata, Manuel Scorza, Javier Heraud, Edmundo Guillén Guillén y Virgilio Roel Pineda. Sin ellos el Perú no sería lo que es ahora: Una promesa para reconstruir una sociedad sistemática escindida. Esa es la tarea y es el llamado de la historia a la que debemos concurrir.
José Luis AyalaLos invito a visitar mi blog personal El cholo Ayala: http://elcholoayala.blogspot.com/