SI CASTILLO CAE (digo, es un decir…)

SI CASTILLO CAE (digo, es un decir) ….

Por Gustavo Espinoza M.

Evocando a Vallejo, podríamos hacer una alegoría y  pensar: Si Castillo cae (digo, es un decir) Si Castillo cae … se abrirá en el escenario peruano un abismo profundo  y sangriento que dejará una honda huella de dolor sobre nuestro martirizado suelo.

Porque no se trataría del resultado de una contienda legítima en la que un Partido o una fracción de la ciudadanía, se impuso a otra a través de formas y procedimientos establecidos y consentidos por ley; sino de una acción violenta derivada de la fuerza, e impuesta a la mayoría de los peruanos de manera agresiva y prepotente, haciendo escarnio de la voluntad ciudadana y de todos los procedimientos legítimos consagrados en el mirador nacional.

Lo que ocurre, es que la Vacancia que se plantea hoy por parte de los segmentos más reaccionarios de la vida peruana, no es un hecho fortuito derivado de un acontecimiento inusitado, sorpresivo e intolerable; sino la consecuencia de algo preparado desde un inicio, y aun desde antes del inicio.

Todos recordamos, en efecto, a la señora Keiko Fujimori gritar con histerismo histriónico desde el primer día de la campaña electoral pasada, que “no se podía permitir que el comunismo tomara el control del país”; sin advertir siquiera que el “comunismo” al que se aludía era simplemente un avieso invento destinado a confundir a los peruanos con un propósito definido: encubrir la defensa de intereses económicos de una clase dominante envilecida, que llevó al país  al colapso, como quedó en meridiana evidencia en el marco de la Pandemia que aún hoy abate a los peruanos.

Porque eso es así, la discusión que se plantea en el Congreso de la República, y que habrá de iniciarse el martes 7, no tendrá consistencia ideológica, ni contenido político. Será simplemente la expresión de una determinada correlación de fuerzas, y se expresará en cifras. Por ellas, sabremos que más de 52 congresistas decidieron suscribir la vacancia presidencial y luego 87 resolvieron ejecutarla, sin tomar para nada en cuenta la realidad nacional, ni los intereses de la población. En cierto imaginario, 87 votos podrían valer más que 8 millones de votos, que ungieron a Castillo como Presidente del Perú.

Entre abril y julio del 2021, el lenguaje de odio de la Mafia intentó impedir la publicación de los resultados electorales y la proclamación de los mismos reconociendo la victoria del candidato del Lápiz. Marchas, movilizaciones callejeras, enfrentamientos de calle, proclamas sediciosas, llamamientos a la Fuerza Armada y operativos de ataque urdidos por Grupos de Acción; fueron el pan del día en todo el periodo, pero se tensaron aún más luego del 6 de junio, cuando las cifras de la ONPE consagraron la victoria del Maestro Chotano.

En todo ese periodo, el grito de guerra fue muy claro: vamos a impedir que Castillo gobierne. Y fue ese el que tocó la puerta de los cuarteles demandando una “salida”, que hoy se expresa en los colectivos fascistas que pululan por doquier usurpando el nombre de los héroes y algunos hechos de la historia. Esa amenaza se fue concretando día a día a partir del 28 de julio pasado, cuando el Mandatario victorioso se convirtió en el Jefe del Estado.

A partir de allí se desplegó la ofensiva, que alcanzó su más alta expresión en

0las horas de hoy. Haciendo uso de todos sus recursos económicos, sociales, políticos y militares; y valiéndose de los medios de comunicación a su servicio, la pendenciera Clase Dominante puso en marcha una ofensiva brutal. En cien días derribaron a 10 ministros, forzaron cambios de Gabinete e impusieron una agenda acosando implacablemente al Mandatario. El 100% de la Televisión, el 95% de la prensa escrita y el 80% de la radial coordinó esfuerzos para quebrar la resistencia del Estado; hasta crear la situación que hoy vivimos.

Aun las fuerzas más reaccionarias no pueden cantar victorias porque no las tienen todas consigo. Les faltan dos herramientas claves: la verdad, y la fuerza del pueblo.

No tienen de su lado la verdad porque enarbolan la farsa y la mentira, el engaño y la traición, Y no cuentan con la fuerza del pueblo, porque éste tiene instinto de clase que lo lleva a descalificar el discurso corrosivo y disolvente de los explotadores. Hoy las masas ya saben distinguir y separan sin apremio el grano de la paja. Por eso, la victoria de las fuerzas del fascismo se torna aún incierta.

En el marco de la crisis, resulta decisivo el papel que jueguen las Fuerzas Armadas. A ellas, la reacción busca ponerlas bajo su tutela y manejo. Pero eso, no le resulta fácil. En los oídos de los soldados de nuestra patria aún resuenan las palabras de Juan Velasco Alvarado: “Somos nosotros, los hombres de uniforme quienes debemos dar el ejemplo primero en todos nuestros actos. Es preciso desarrollar, por eso, una nueva actitud hacia el pueblo, que es también forjador de esta Revolución. Sólo cimentando de manera profunda   la unión verdadera del pueblo y la Fuerza Armada, será posible mantener invulnerable el vigor de nuestro movimiento, del cual pende el futuro de la Nación Peruana” .

Un intento de Golpe, entonces, podría abrir en el país una Caja de Pandora. De ella, no se extraerá mieles para endulzar el paladar de los opresores. Si hay hoy grupos operativos de ex militares enrolados a las filas del fascismo; también hay miles de hombres de uniforme dispuestos a extender la mano al pueblo para construir unidos, un futuro mejor. Al lado de ellos, además,  hay millones de campesinos y trabajadores, ronderos, licenciados, estudiantes y pobladores. Y eso, lo sabe el enemigo.

Si Castillo cae (digo, es un decir)  si Castillo cae habrá un tránsito duro para el pueblo, pero él no cambiará  el curso de la historia (fin)

SI CASTILLO CAE (digo, es un decir) ….

Por Gustavo Espinoza M.

Evocando a Vallejo, podríamos hacer una alegoría y  pensar: Si Castillo cae (digo, es un decir) Si Castillo cae … se abrirá en el escenario peruano un abismo profundo  y sangriento que dejará una honda huella de dolor sobre nuestro martirizado suelo.

Porque no se trataría del resultado de una contienda legítima en la que un Partido o una fracción de la ciudadanía, se impuso a otra a través de formas y procedimientos establecidos y consentidos por ley; sino de una acción violenta derivada de la fuerza, e impuesta a la mayoría de los peruanos de manera agresiva y prepotente, haciendo escarnio de la voluntad ciudadana y de todos los procedimientos legítimos consagrados en el mirador nacional.

Lo que ocurre, es que la Vacancia que se plantea hoy por parte de los segmentos más reaccionarios de la vida peruana, no es un hecho fortuito derivado de un acontecimiento inusitado, sorpresivo e intolerable; sino la consecuencia de algo preparado desde un inicio, y aun desde antes del inicio.

Todos recordamos, en efecto, a la señora Keiko Fujimori gritar con histerismo histriónico desde el primer día de la campaña electoral pasada, que “no se podía permitir que el comunismo tomara el control del país”; sin advertir siquiera que el “comunismo” al que se aludía era simplemente un avieso invento destinado a confundir a los peruanos con un propósito definido: encubrir la defensa de intereses económicos de una clase dominante envilecida, que llevó al país  al colapso, como quedó en meridiana evidencia en el marco de la Pandemia que aún hoy abate a los peruanos.

Porque eso es así, la discusión que se plantea en el Congreso de la República, y que habrá de iniciarse el martes 7, no tendrá consistencia ideológica, ni contenido político. Será simplemente la expresión de una determinada correlación de fuerzas, y se expresará en cifras. Por ellas, sabremos que más de 52 congresistas decidieron suscribir la vacancia presidencial y luego 87 resolvieron ejecutarla, sin tomar para nada en cuenta la realidad nacional, ni los intereses de la población. En cierto imaginario, 87 votos podrían valer más que 8 millones de votos, que ungieron a Castillo como Presidente del Perú.

Entre abril y julio del 2021, el lenguaje de odio de la Mafia intentó impedir la publicación de los resultados electorales y la proclamación de los mismos reconociendo la victoria del candidato del Lápiz. Marchas, movilizaciones callejeras, enfrentamientos de calle, proclamas sediciosas, llamamientos a la Fuerza Armada y operativos de ataque urdidos por Grupos de Acción; fueron el pan del día en todo el periodo, pero se tensaron aún más luego del 6 de junio, cuando las cifras de la ONPE consagraron la victoria del Maestro Chotano.

En todo ese periodo, el grito de guerra fue muy claro: vamos a impedir que Castillo gobierne. Y fue ese el que tocó la puerta de los cuarteles demandando una “salida”, que hoy se expresa en los colectivos fascistas que pululan por doquier usurpando el nombre de los héroes y algunos hechos de la historia. Esa amenaza se fue concretando día a día a partir del 28 de julio pasado, cuando el Mandatario victorioso se convirtió en el Jefe del Estado.

A partir de allí se desplegó la ofensiva, que alcanzó su más alta expresión en

0las horas de hoy. Haciendo uso de todos sus recursos económicos, sociales, políticos y militares; y valiéndose de los medios de comunicación a su servicio, la pendenciera Clase Dominante puso en marcha una ofensiva brutal. En cien días derribaron a 10 ministros, forzaron cambios de Gabinete e impusieron una agenda acosando implacablemente al Mandatario. El 100% de la Televisión, el 95% de la prensa escrita y el 80% de la radial coordinó esfuerzos para quebrar la resistencia del Estado; hasta crear la situación que hoy vivimos.

Aun las fuerzas más reaccionarias no pueden cantar victorias porque no las tienen todas consigo. Les faltan dos herramientas claves: la verdad, y la fuerza del pueblo.

No tienen de su lado la verdad porque enarbolan la farsa y la mentira, el engaño y la traición, Y no cuentan con la fuerza del pueblo, porque éste tiene instinto de clase que lo lleva a descalificar el discurso corrosivo y disolvente de los explotadores. Hoy las masas ya saben distinguir y separan sin apremio el grano de la paja. Por eso, la victoria de las fuerzas del fascismo se torna aún incierta.

En el marco de la crisis, resulta decisivo el papel que jueguen las Fuerzas Armadas. A ellas, la reacción busca ponerlas bajo su tutela y manejo. Pero eso, no le resulta fácil. En los oídos de los soldados de nuestra patria aún resuenan las palabras de Juan Velasco Alvarado: “Somos nosotros, los hombres de uniforme quienes debemos dar el ejemplo primero en todos nuestros actos. Es preciso desarrollar, por eso, una nueva actitud hacia el pueblo, que es también forjador de esta Revolución. Sólo cimentando de manera profunda   la unión verdadera del pueblo y la Fuerza Armada, será posible mantener invulnerable el vigor de nuestro movimiento, del cual pende el futuro de la Nación Peruana” .

Un intento de Golpe, entonces, podría abrir en el país una Caja de Pandora. De ella, no se extraerá mieles para endulzar el paladar de los opresores. Si hay hoy grupos operativos de ex militares enrolados a las filas del fascismo; también hay miles de hombres de uniforme dispuestos a extender la mano al pueblo para construir unidos, un futuro mejor. Al lado de ellos, además,  hay millones de campesinos y trabajadores, ronderos, licenciados, estudiantes y pobladores. Y eso, lo sabe el enemigo.

Si Castillo cae (digo, es un decir)  si Castillo cae habrá un tránsito duro para el pueblo, pero él no cambiará  el curso de la historia (fin)