por guerrasimbolica Fidel, Rio de Janeiro, 1992 Del 3 al 14 de junio de 1992 se celebró en Río de Janeiro la llamada Cumbre de la Tierra, o sea, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), la segunda gran conferencia de la ONU sobre cuestiones ambientales internacionales. La primera, había sido celebradaen Estocolmo en 1972. La Cumbre de 1992, llevó a la creación de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible y en ella se aprobaron importantes documentos entre los que se destacan el llamado Programa 21; la Declaraciónde Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, que define los derechos y deberes de los Estados; y la Declaración de principios relativos a los bosques, elementos básicos para apoyar el manejo sostenible de los bosques a nivel global. También en esta conferencia se abrieron a la suscripción por los Estados dos instrumentos jurídicamente vinculantes de gran importancia: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica y se sentaron las bases para discusiones y negociaciones en otros temas como los pequeños Estados insulares en desarrollo y la lucha contra la Desertificación Pero para los países subdesarrollados y atrasados del mundo fue en extremo importante la alocución, en representación de Cuba, de Fidel, el 12 de junio de 1992, en la plenaria de la conferencia. En siete minutos, Fidel fue definiendo lo esencial de los problemas del llamado Tercer Mundo y de sus causas. Cada afirmación contenía el resultado de un análisis profundo de los complejos escenarios en los que estas naciones jóvenes, de común herencia colonial y neocolonial, tenían que desenvolverse. Pero, si fue conocido este discurso, ha tenido muy poca divulgación el mensaje de 53 páginas que le dirigiera Fidel en esa ocasión a los jefes de Estado y de Gobierno presentes en la Cumbre. En este mensaje desarrolla ampliamente estos análisis, brinda la explicación certera y pormenorizada del significado de la deuda ecológica, del círculo vicioso existente entre subdesarrollo y deterioro ambiental, del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas ante el drama ecológico y sus acciones para enfrentarlo, de la exportación de patrones de consumo y modos de vida de los países desarrollados hacia los subdesarrollados y muchos otros aspectos de importancia cardinal. En esta ocasión, hemos hecho una selección de algunos fragmentos de este importantísimo documento, poco conocido, que ponemos a disposición del lector, junto a la versión total en formato PDF. Si bien esta conferencia de 1992 fue un momento importante, las inmensas presiones de las corporaciones trasnacionales petroleras y de otros sectores contaminantes y de los gobiernos defensores de esos intereses han marcado el paso en la toma de decisiones en las negociaciones internacionales, y hemos asistido, incluso, a un obvio retroceso en el enfrentamiento de la alarmante realidad. FRAGMENTOS DEL MENSAJE DE FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO YDE MINISTROS DE LA REPÚBLICA DE CUBA, A LOS JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO. RÍO DE JANEIRO, JUNIO DE 1992 Para ninguno de los que hemos acudido a Río de Janeiro en respuesta a la convocatoria de esta Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, escapa la significación de esta reunión y la urgencia de llegar en ella a decisiones que permitan la adopción de medidas efectivas en defensa de la supervivencia misma del hombre. El deterioro acelerado y creciente del medio es, hoy día, posiblemente el peligro a largo plazo más grave que enfrenta toda la especie humana en su conjunto, y muy en particular el aún llamado Tercer Mundo. Junto con el riesgo todavía presente de la destrucción nuclear, se trata de la peor amenaza que tiene planteada ante sí toda la humanidad. En lo que respecta a los países subdesarrollados, es uno de los factores que agrava con más fuerza las condiciones de vida de cientos de millones de personas en el Tercer Mundo. Jamás en la historia del hombre se había producido una agresión tan generalizada y destructiva contrael equilibrio de todos los sistemas vitales del planeta. En el mundo subdesarrollado, son el propio subdesarrollo y la pobreza los factores principales que multiplican hoy la presión que se ejerce sobre el medio natural. La sobrexplotación a que se someten las tierras de cultivo o pastoreo, las prácticas agrícolas inadecuadas, la carencia de recursos financieros y técnicos, acumulan sus nocivos efectos sobre los factores climáticos adversos. Por otra parte, el afán de obtener el margen mayor posible de ganancias, en el caso de la explotación capitalista —nacional o transnacional, en el Tercer Mundo y fuera de él— de los recursos naturales y de las capacidades industriales, añade su grave cuota destructiva y agrega formas adicionales de contaminación y degradación del medio. En el mundo desarrollado, patrones de vida que estimulan el consumo irracional y propician el derroche y la destrucción de recursos no renovables, multiplica a escala sin precedentes y antes inimaginable las afectaciones y tensiones a que se ve sometido el medio físico local y global. Por primera vez en su historia, el hombre es capaz de alterar el equilibrio de los principales sistemas vitales y romper las leyes naturales que han regido la evolución en el planeta. Puede destruir de un golpe la vida si desencadena la guerra nuclear. Incide activamente, mediante la ingeniería genética, en las mutaciones aceleradas de especies que de forma natural necesitaron milenios para consolidarse. Por primera vez el hombre es capaz de cambiar el curso de la vida.Lo está haciendo ya al actuar en forma indirecta sobre el medio ambiente. Los efectos cada día más evidentes de la carrera irracional del hombre en su agresión contra el medio natural, que para las sociedades opulentas fueron hasta hace poco fenómenos remotos y ajenos a sus preocupaciones inmediatas, constituyen hoy no una amenaza lejana, sino una realidad común para todos los pueblos. Por eso estamos reunidos en Río de Janeiro. Ha comenzado a extenderse la conciencia de que los graves efectos del deterioro del medio, aunque se hacen sentir de manera directa, inmediata y devastadora sobre la parte más pobre y vulnerable de la población del planeta, rebasan los marcos geográficos y sociales del Tercer mundo para convertirse en una amenaza que afecta a toda la humanidad. Ya se abre camino a la convicción de que, si no se toman a tiempo las acciones necesarias, el hombre se encuentra ante el incierto umbral que puede significar la destrucción de toda la vida en el planeta. (…)Si se analiza el deterioro del medio desde una perspectiva histórica, se aprecia que, en sentido general, los mayores daños al ecosistema global han sido ocasionados como consecuencia de los patrones de desarrollo seguidos por los países más industrializados. Por su parte, las condiciones de pobreza en que viven la inmensa mayoría de la población mundial generan también severas afectaciones al medio y originan un enajenante círculo vicioso entre subdesarrollo y pobreza, por un lado, y deterioro ambiental, por el otro Ahora, cuando se ha generalizado el concepto de desarrollo sostenible, hay que reconocer que tanto los referidos patrones de desarrollo del Norte como la situación de subdesarrollo del Sur son formas de funcionamiento económico ambientalmente insostenibles. Pero sería un error examinar cada uno de estos dos aspectos, aun cuando estén relacionados, con enfoques similares, pues se caería en el absurdo de exigir igual grado de responsabilidad por el deterioro ambiental al ciudadano de nivel relativamente alto de ingresos de un país desarrollado, formado en hábitos consumistas y acostumbrado a un modo de vida dilapidador de recursos, y al habitante pobre de cualquiera de los países más atrasados del mundo subdesarrollado, cuya preocupación cotidiana es buscar los medios cada día menos realizables para que sus hijos no mueran de hambre. A los enormes sectores empobrecidos de la población del mundo subdesarrollado, les resulta bastantedifícil prever la satisfacción de las necesidades de las futuras generaciones cuando muchas de sus necesidades básicas del presente no son mínimamente cubiertas. De ahí que las preocupaciones ambientales inmediatas de los países del Tercer mundo difieran de las sustentadas por los países desarrollados. En los países más desarrollados, donde el motivo de preocupación común es el nivel de la calidad de la vida, existe una inquietud creciente por los efectos, a mediano o largo plazo, de fenómenos tales comoel deterioro de la capa de ozono y el calentamiento global. Sin embargo, en los países subdesarrollados, donde la mortalidad infantil alcanza en ocasiones niveles de 115 muertes por mil nacidos vivos, donde 14 millones de niños mueren anualmente antes de alcanzar 5 años de edad, donde más de mil millones de personas no tienen acceso a los servicios de salud más elementales, donde la esperanza de vida no llega a los 63 años y en los países más pobres a los 52 años, donde más de 300 millones de niños son privados del derecho de asistir a la escuela, donde casi mil millones de adultos son analfabetos, donde más de 500 millones de personas fueron afectadas por el hambre en 1990, donde unos 180 millones de niños menores de 5 años padecen desnutrición, el orden de prioridades ecológicas tiene que ser otro. En el Tercer Mundo lo primero que está en peligro no es la calidad de la vida, sino la vida misma y el derecho a la vida. En materia ambiental las principales preocupaciones tienen que ver en esos países con la disponibilidad de agua, la carencia de leña y la depauperación de los suelos agrícolas. Para las masas analfabetas y carentes de instrucción del mundo subdesarrollado, ¿qué significación práctica pueden tener definiciones tales como ecosistema, biodiversidad, degradación del medio, deterioro de la capa de ozono? ¿Qué atención pueden ser capaces de prestar a estos problemas cientos de millones de seres humanos, si todas las horas del día, un día tras otro, semana tras semana y año por año durante todas sus vidas, se invierten en la lucha angustiosa y desesperanzada por sobrevivir? Evidentemente, si nos queremos plantear de verdad la eliminación de los principales problemas ambientales de alcance Global en el mundo de hoy, son dos los primeros pasos que tendría que dar la humanidad: por una parte, lograr la sustitución de la cultura consumista y derrochadora del mundo industrializado y de los sectores de altos ingresos de los países subdesarrollados, por un modo de vidaque, sin sacrificar en lo esencial sus actuales niveles materiales, tienda al uso más racional de los recursos y a la significativa reducción de la agresividad contra el medio presente hoy en casi todas partes como resultado de esa cultura; por otra parte, propiciar un cambio radical en las condiciones socioeconómicas del Tercer Mundo y, por consiguiente, en las condiciones de vida de las enormes masas depauperadas de su población, mediante la transformación del actual sistema de relaciones económicas internacionales y de las estructuras económicas y sociales que en la mayoría de los paísessubdesarrollados favorecen la existencia de esas numerosas capas de hambrientos, enfermos, desposeídos e ignorantes. Sólo así se podrá aspirar a una solución cabal de los principales problemas ecológicos globales en el mundo del siglo XXI a nuestras puertas. Pero ello requeriría de una generalizada conciencia mundial sobre estas causas últimas de los problemas ambientales, en todos los países y a todos los niveles en cada país, a partir de la cual pudiera generarse la necesaria voluntad política y la indispensable colaboración internacional para enfrentarlos de manera efectiva. Mientras tanto, todo lo que se haga servirá y deberá ser estimulado y apoyado, pero al final no será la solución que requieren y exigen de nosotros nuestros hijos, aquellos a quienes, si no actuamos a tiempo, les dejaremos como herencia un planeta a la larga inhabitable El círculo vicioso entre subdesarrollo y deterioro ambiental Como ha quedado muchas veces demostrado, las características del fenómeno universal de deterioro del medio tienen en los países del Tercer Mundo, por su condición de subdesarrollados, rasgos y orígenes propios e, incluso, resultados más graves. En esos países, la búsqueda de un desarrollo sostenible es, ante todo, la búsqueda del desarrollo mismo, entendiendo por desarrollo no sólo crecimiento sino transformación de las estructuras económicas y sociales en función de elevar la calidad de la vida de la población y lograr la progresiva formación de nuevos valores éticos.Es este proceso de desarrollo, precisamente, el que ha quedado vetado en el Sur, no como resultado casual o coyuntural, sino inherente a un determinado tipo de relaciones sociales y formas de organización de la producción. Esta situación de atraso y pobreza es, si se quiere, la cualidad más insostenible de ese modelo de desarrollo. La crisis económica y social iniciada en el decenio de los años ochenta ha contribuido de manera considerable a la más acelerada reproducción de los factores que amenazan el medio ambiente humano inmediato y previsible, a través, fundamentalmente, del empeoramiento del orden económico internacional en que están insertados estos países. Las economías del Tercer Mundo siguen dependiendo hoy en alto grado de la sobreexplotación de los recursos naturales. Durante los últimos años, la participación en las exportaciones de productos básicos —incluidos los combustibles— se mantuvo por encima del 45 % de las exportaciones totales de estos países, con un máximo en África de alrededor del 90 %. (…) La pobreza del Tercer Mundo está asociada de manera estrecha a la degradación del medio ambiente. Con la explotación de recursos naturales como vía fundamental de reproducción económica y social, ysin condiciones financieras y tecnológicas para enfrentarla de manera adecuada, en estos países el único modo de supervivencia, en términos literales, se concentra cada vez más en la sobreexplotaciónde estos recursos. Este relativo de despilfarro condiciona una mayor pobreza, por la vía de una mayor insuficiencia de recursos financieros y tecnológicos para hacer frente a las condiciones ecológicas más adversas. Se genera así un círculo vicioso degradante entre ambos fenómenos. En palabras de la FAO, se “destruyen precisamente los recursos que son fuente de vida, no por ignorancia, sino simplemente por sobrevivir un día más” Los problemas del subdesarrollo, el atraso, las catástrofes naturales y los conflictos bélicos en el mundo subdesarrollado, sobre todo en la década de los años 80, contribuyeron, además, a un deterioro adicional del medio como resultado de la acción de las considerables masas de personas que emigraron de unos países a otros o de unas zonas a otras dentro del mismo país, con la consiguiente sobrexplotación de los recursos naturales de determinadas regiones. Este fenómeno se agrava en la medida en que, por lo general, en estos casos no se toman medidas de protección ambiental.Las dificultades ecológicas más graves que se derivan de toda esta situación se concentran en la degradación de la tierra, la desertización, las inundaciones y la sequía, el empeoramiento de la calidad del suministro de agua potable, la pérdida de los suelos, la deforestacióny la pérdida de la diversidad biológica, así como el desmedido crecimiento de las concentraciones urbanas, entre otras. La situación actual de estos negativos procesos es mucho peor que la que se observaba a raíz de la Conferencia sobre Medio Ambiente Humano de 1972. (…)Actuar, pues, en favor del medio ambiente, de su conservación y mejoramiento, significa actuar, ineludiblemente, contra las causas que provocan la indignante pobreza que exhibe el Tercer Mundo en los umbrales del siglo XXI. Ello requerirá, sin dudas, de una serie de transformaciones socioeconómicas, tanto nacionales como internacionales, que pudieran comenzar con la solución justa y duradera del problema de la deuda externa de los países subdesarrollados y de la reorientación hacia el desarrollo de los recursos monetarios y financieros disponibles- En este sentido, resulta elemental que, en momentos en que asistimos al derrumbe del socialismo en Europa del Este y a la desaparición de la Unión Soviética, que para muchos significa el fin de la guerra fría y el establecimiento, desde el punto de vista político-militar, de un mundo unipolar, el gasto mundial en armamentos, si bien ha comenzado a retroceder, es aun excesivamente alto, pues supera los 800 mil millones de dólares anuales. Los países subdesarrollados participan en estos gastos con un monto superior a los 120 mil millones de dólares anuales. Resulta imprescindible borrar el insensato contraste entre la inversión de estos cuantiosos recursos en medios de exterminio del hombre y la naturaleza, y la necesidad de destinarlos al desarrollo y conservación de la vida humana y natural. Analizada en su dimensión ambiental, la interdependencia entre el mundo subdesarrollado del Sur, atrasado y pobre, y el mundo industrializado del Norte, se hace cada vez más marcada en tanto coexisten en un solo planeta. Los países subdesarrollados también han hecho suya la batalla por la protección ecológica de la Tierra. Sin embargo, la estrategia de esta lucha no puede suponer una separación de los problemas ambientales y los problemas del desarrollo económico y social. Todo lo contrario. Si se quiere garantizar una seguridad ecológica futura, ha de procurarse que la explotación indiscriminada del medio ambiente no se vea acentuada, como hasta hoy, por la indiferencia ante el derecho al desarrollo de tres cuartas partes de la humanidad. La indiferencia deberá ser reemplazada por el reconocimiento de los diferentes grados de responsabilidad ante el fenómeno, y el establecimiento de un trato justo y preferencial para el acceso de los países subdesarrollados a los recursos y tecnologías apropiadas a este fin. La deuda ecológica de los países desarrollados Los países subdesarrollados han insistido en la necesidad de un enfoque integral en la búsqueda de soluciones para los problemas del medio ambiente y el desarrollo, y se han pronunciado por una reestructuración de las relaciones económicas internacionales que permita a esos países acceder a los recursos financieros y a las tecnologías requeridas para emprender programas de desarrollo sostenible. Desde esta perspectiva, el punto de partida para cualquier negociación sobre medio ambiente y desarrollo debe ser el reconocimiento de la deuda ecológica contraída por los países industrializados. Nadie puede discutir hoy de buena fe que el primer factor de deterioro del medio global es el modelo de comportamiento económico creado por las sociedades más desarrolladas y extendido por ellas, sobre la base de su propio poderío y de la influencia de sus mecanismos conformadores de opinión al resto del mundo. Un estilo de vida basado en el afán irracional de consumo y en el absurdo despilfarro de recursos, es elenemigo principal del medio ambiente en nuestros días. (…)Históricamente han sido los países desarrollados los principales promotores y beneficiarios de la deforestación en los subdesarrollados. Bajo la égida del régimen colonial y luego de la expansión económica de las grandes potencias capitalistas y de la explotación neocolonial de los recursos naturales del Tercer Mundo, tuvo lugar la tala indiscriminada de bosques en vastas áreas del mundo, tanto para la explotación de la madera como para la conversión de esas extensiones de bosques en tierras agrícolas destinadas a la producción con vistas a la exportación de alimentos y materias primas hacia esos países industrializados. Analizado el fenómeno desde una perspectiva más amplia, la conclusión Inevitable es que la responsabilidad última por el deterioro acumulado del medio en el Tercer Mundo en su conjunto, corresponde al mundo capitalista desarrollado, en particular a aquellos países que a través de la explotación colonial y neocolonial fueron los culpables históricos del atraso y la deformación de las economías de los países de África, Asia y América Latina, que han sido y siguen siendo a su vez, como ya se ha dicho, las causas finales de los problemas ambientales más generalizados y agudos del Tercer Mundo. Los principales productores de pesticidas, fertilizantes y otros productos químicos nocivos, aún después de haber sido prohibidos, siguen siendo los países desarrollados, los cuales, en muchos casos, son los suministradores directos de otros países o han trasladado a ellos sus tecnologías.Aunque los países industrializados no han sido los únicos involucrados en actividades directa e indirectamente asociadas con la guerra y los preparativos para desatarla, tienen una responsabilidad importante en lageneración del enorme volumen de recursos despilfarrados en el mundo en estas actividades, y en el consiguiente deterioro ambiental y las alteraciones de ecosistemas en muchas regiones del planeta. Sólo durante la guerra de Vietnam se lanzaron sobre ese país más de 80 000 toneladas métricas del defoliante llamado “agente naranja”, con desastrosas consecuencias sobre el medio físico y la salud humana. La contaminación radiactiva, derivada de las explosiones y los accidentes nucleares, está asociada también principalmente a los países industrializados. Se ha estimado que el 20 % de la contaminación industrial de los países más desarrollados proviene de las fábricas vinculadas a la producción militar. La prospección y extracción de los enormes volúmenes de la mayor parte de los minerales que exige la actividad militar, tiene un grado de impacto ambiental muy superior al de otras actividades mineras. Con demasiada frecuencia se hace evidente en las sociedades capitalistas desarrolladas la incompatibilidad entre la ecología, por una parte, y por otra el principio de la ganancia, el afán desmedido de consumo y el objetivo primario del bienestar individual, motores esenciales de esas sociedades. Los logros técnicos en materia de preservación del ambiente en el sector del transporte, por ejemplo, han sido anulados por el crecimiento incontrolado de esos medios, en especial de los vehículos automotores. (…) Una de las insuficiencias de la política de control ambiental en muchos países desarrollados tiene que ver con su aplicación retroactiva y el alcance de algunas regulaciones…(…) Las prevenciones ambientales han sido incorporadas a las políticas económicas externas de algunos países industrializados de forma tal que han tenido un serio impacto sobre las economías subdesarrolladas. Así, por ejemplo, desde mediados de la pasada década se ha reforzado la tendencia a condicionar la asistencia económica a los países en desarrollo a partir de un supuesto criterio de corresponsabilidad de ambos grupos de países en materia ambiental. En rigor, dicha asistencia debe ser aportada sobre la base del reconocimiento de la responsabilidad histórica de los países desarrollados con el subdesarrollo económico y el deterioro ambiental del Tercer Mundo, y no verse como un asunto vinculado a metas que nunca se llegan a cumplir. Históricamente, los países desarrollados han contribuido a la exportación de contaminación hacia el Tercer Mundo. A partir de la década del 60, este expediente ha sido utilizado para trasladar el costo ecológico derivado del uso de ciertas tecnologías. Este proceso se han materializado a través de vías directas, como la exportación de desechos industriales u otros compuestos nocivos, y por vías indirectas, como la transferencia de tecnologías contaminantes y la exportación o imposición a los países subdesarrollados de patrones de consumo y de funcionamiento económico derrochadores. El envío de desechos tóxicos hacia el Tercer Mundo constituye una de las fuentes de exportación de contaminación directa del Norte hacia el Sur. Muchas veces se utiliza la situación precaria de las economías subdesarrolladas para ofrecerles divisas u otros recursos deficitarios a cambio de la aceptación de estos desechos, que en la mayoría de los casos no tienen garantizada su manipulación adecuada en los países receptores. En otros casos, la lluvia ácida, provocada fundamentalmente por las emisiones de contaminantes industriales en los países desarrollados, es transportada por el viento para caer muy lejos de su lugar de origen y afectar a no pocos países subdesarrollados.Las empresas transnacionales han sido las responsables, en alto grado, del proceso de transferencia de tecnologías contaminantes hacia los países subdesarrollados, principalmente desde los años sesenta. De la necesidad de recibir recursos de inversión o tecnológicos, y de los propios modelos de desarrolloadoptados o impuestos al Sur en las últimas tres décadas, es por lo que muchas veces resultan laxas las reglamentaciones ambientales en estos países, lo que favorece la importación de esas tecnologías contaminantes. En los países subdesarrollados las compañías transnacionales son activas en sectores muy sensibles desde el punto de vista ambiental, como la minería, la extracción de petróleo, la agroindustria, la elaboración de productos químicos, la refinación de metales pesados, la fabricación vehículos automotores, entre otras. En esencia, el deterioro ecológico del Norte ha sido “exportado” en gran medida al Sur, como parte del largo proceso de desarrollo capitalista, y es precisamente en el contexto de las débiles economías subdesarrolladas donde los efectos nocivos de la depauperación del medio se combinan con elevadosniveles de pobreza y dependencia económica, potenciando la vulnerabilidad socioeconómica de esas naciones. Corresponde ahora al mundo desarrollado y rico saldar su deuda ecológica con la parte subdesarrollada y pobre de la humanidad, mediante la cooperación, la ayuda financiera y técnica y la transferencia de tecnologías ambientalmente limpias. Hacerlo no sería más que un acto de justicia histórica y, en última instancia, una demostración de sensatez y una contribución a su propio bienestar y desarrollo ulterior. (…) Texto íntegro del MENSAJE DE FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS DE LA REPÚBLICA DE CUBA, A LOS JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO, RÍO DE JANEIRO, JUNIO DE 1992DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN RÍO DE JANEIRO EN LA CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO, EL 12 DE JUNIO DE 1992 |