PERÚ. TERREMOTO DEL 70

Por CARLOS ORTIZ CORNEJO

Ha pasado 50 años del terrible terremoto y aluvión de Áncash del año 1970 que duro aproximadamente 45 segundos, conocido localmente como el terremoto del 70.

Fue un sismo de magnitud 7.9 MW en la escala Magnitud Momento sentido en toda la costa y sierra del departamento de Áncash y del norte peruano, seguido de un aluvión que sepultó la ciudad de Yungay el domingo 31 de mayo de 1970, a las 3:23 p.m.

Fue el sismo más destructivo de la historia del Perú, no solo por la magnitud sino también por la cantidad de pérdidas humanas que afectó la región ancashina y varias provincias de los departamentos de Huánuco, el norte de Lima y La Libertad, dañando una extensa área de aproximadamente 450 km de longitud y 200 km de ancho de la costa y sierra peruana.

A raíz de esta catástrofe, en 1972 el gobierno del Perú fundó el Instituto Nacional de Defensa Civil, el cual, además de preparar a la población acerca del actuar durante un terremoto, conmemora el 31 de mayo con un simulacro de sismo a nivel nacional que por la pandemia pasara desapercibido.

Según lo que recordamos algunos el terremoto se inició el 31 de mayo de 1970 a las 3:23:32 p.m. Su epicentro fue localizado a 44 kilómetros al suroeste de la ciudad de Chimbote, en el Océano Pacífico, a una profundidad de 64 kilómetros.

Su magnitud fue de 7,9 en la escala sismológica de magnitud de momento, según el Instituto Geofísico del Perú, y alcanzó una intensidad máxima de grado VIII en la escala de Mercalli Modificada entre Chimbote, Casma y el Callejón de Huaylas que produjo además un violento alud en las ciudades de Yungay y Ranrahirca.

Las intensidades evaluadas en varias ciudades fueron la zona andina de Ancash, la pintoresca área del Callejón de Huaylas, que resultó siendo el área más castigada por el terremoto.

La ciudad de Huaraz fue destruida en un 97% y perdió más de 10.000 habitantes casi el 50% de la población de esa epoca, luego del sismo la zona quedó oscurecida por un manto negro de polvo que permaneció durante días. El resto de ciudades y pueblos del Callejón de Huaylas también fueron destruidos casi por completo, desde Recuay por el sur, hasta Huallanca por el norte. La segunda ciudad en importancia, Yungay terminó sepultada junto a Ranrahirca por un alud, desapareciendo 25.000 moradores. Los aludes y derrumbes obstaculizaron caminos y carreteras, y embalsaron partes del Río Santa. El ferrocarril que unía Chimbote con Huallanca desapareció.

La zona andina siguiente al Callejón de Huaylas, conocida como Conchucos, quedó con daño moderado debido a la gran cantidad de energía sísmica que absorbió el macizo de la Cordillera Blanca una barrera natural que divide al Callejón de Huaylas de la sierra oriental de Áncash, aun así, muchas de las construcciones quedaron inhabitables, y decenas de personas murieron mientras se encontraban laborando en áreas agrícolas debido a derrumbes en los cerros contiguos. La zona quedó aislada varios meses del resto del país.

En la zona costera, los efectos del sismo destruyeron grandes sectores de la Carretera Panamericana entre Huarmey y Trujillo (Departamento de La Libertad). Tanto la ciudad y el puerto de Chimbote quedaron con averías incuantificables, en la zonas de San Pedro y Lacramarca todas las construcciones se derrumbaron, al igual que las industrias pesqueras y daño similar a las metalúrgicas, en algunas áreas el suelo se agrietó hasta expulsar chorros de agua de hasta un metro de altura, la ciudad perdió más de 2.800 habitantes.

En Casma, una vieja ciudad de adobes, murieron 800 personas, y más hacia el sur, en Huarmey 100. La Provincia de Bolognesi, con 1.800 víctimas, refirió cuantiosos derrumbes que incomunicaron a pueblos completos, donde se dieron referencias que algunas personas sepultaron a sus parientes sin notificar.

En total, las muertes se calcularon en 70.000 y hubo aproximadamente 20.000 desaparecidos, aunque algunas fuentes elevan las víctimas a un número mucho mayor. Los heridos hospitalizados se contabilizaron en 143.331, si bien en lugares como Recuay, Aija, Casma, Huarmey, Carhuaz y Chimbote la destrucción de edificios osciló entre 80% y 90%. La Carretera Panamericana sufrió graves grietas entre Trujillo y Huarmey, lo que dificultó aún más la entrega de ayuda. La central hidroeléctrica del Cañón del Pato quedó también afectada por el embate del río Santa y la línea férrea que comunicaba Chimbote con el valle del Santa quedó inutilizable en un 60% de su recorrido. Esperemos que no vuelva a ocurrir una tragedia similar porque sería desastroso.