DONALD TRUMP Y «EL DESTINO MANIFIESTO»

Por: Franklin Ledezma Candanedo,

Periodista del Corinto Bolivariano: Panamá.

En el poema «Nuestra América» de José Martí, apóstol de la independencia, abogó por la unión de los países latinoamericanos para lograr la independencia política, económica y cultural. Su principal idea es que América Latina necesita unir sus fuerzas para liberarse del imperialismo y del dominio extranjero.

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El periodista John L. O’Sullivan, a mediados de 1845, acuñó la frase DESTINO MANIFIESTO, como parte de su columna “Anexión”, argumentando que Estados Unidos tenía un destino obvio, o “manifiesto”, de expandirse por el subcontinente norteamericano. Esta visión reflejaba un sentido de superioridad y propósito divino que permeaba la cultura y las políticas de la época. La idea se convirtió en una doctrina política y social que justificaba la anexión de territorios y el desplazamiento de poblaciones indígenas y no anglosajonas.

El influyente columnista recalcó en su frase la misión divina de los EE. UU. de propagar su sistema de democracia, federalismo y libertad personal, así como también promover el pensamiento de su nación en rápido crecimiento, que consistía en tomar posesión de todo el continente hispanoamericano.

Las consecuencias de esta doctrina fueron profundas y controvertidas, ya que la expansión conllevó guerras y conflictos, y agravó las tensiones sobre la esclavitud, contribuyendo a la polarización entre los estados del norte y del sur. Para los pueblos indígenas, esta política significó la usurpación de sus tierras, el desplazamiento forzado y la represión cultural. La idea de progreso que impulsaba esta doctrina también indujo a una ola de inmigrantes y colonos a desplazarse hacia el oeste, provocando cambios demográficos y el surgimiento de nuevas comunidades y economías.

O’Sullivan advirtió: “Otras naciones han emprendido una (…) interferencia hostil contra nosotros, con el objeto declarado de frustrar nuestra política y obstaculizar nuestro poder, limitando nuestra grandeza y frenando el cumplimiento de nuestro destino manifiesto de extendernos por el continente asignado por la Providencia para el libre desarrollo de nuestros millones que se multiplican anualmente”.

El periodista puso en palabras la idea que prevalecía en EE.UU.: tenían un destino manifiesto encomendado por Dios para expandir su territorio. Y ese destino manifiesto se explicaba por otro concepto fundacional arraigado en esa sociedad: el denominado “excepcionalismo estadounidense”, una idea de pueblo superior a los demás, elegido por Dios. Esta convicción continuó en el imaginario colectivo estadounidense durante décadas, y se vio reflejada en numerosas políticas impulsadas desde Washington.

Bajo el pretexto de motivaciones religiosas, políticas y económicas, el destino manifiesto permitió a los estadounidenses perseguir el “sueño americano” y dominar el “salvaje oeste”. Las implicaciones ambientales y humanitarias del destino manifiesto fueron frecuentemente pasadas por alto o no consideradas, lo que dio lugar a una ideología que aún hoy prevalecer.

Es por eso que esta doctrina se encuentra incorporada en las afirmaciones intervencionistas del nuevo mandatario, Donald Trump, cuando se refirió al tema en su discurso de investidura el pasado 20 de enero, 2025. En esa oportunidad aseguró:

«Estados Unidos volverá a considerarse una nación en crecimiento, que aumenta nuestra riqueza, expande nuestro territorio, construye nuestras ciudades, eleva nuestras expectativas y lleva nuestra bandera hacia nuevos y hermosos horizontes», dijo.

Y recalcó: «Perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar la bandera de las barras y las estrellas en el planeta Marte».

Cabe advertir que el destino manifiesto siguió presente en el siglo XX ya no necesariamente expandiendo su territorio sino controlando -o intentando controlar- el mundo desde la política exterior y la economía.

Las alusiones del Destino Manifiesto a decretos divinos, superioridad racial, excelencia del modelo político y necesidad de un espacio más amplio fueron retomados por completo en el siglo XX, cuando Theodore Roosevelt justificaba, en 1904, el haber cercenado el territorio colombiano y tomado a Panamá para la construcción del Canal

Stephanson, historiador sueco, recordó que este destino manifiesto llegó hasta el siglo XXI con George W. Bush y Barack Obama y sus guerras e incursiones militares y recobró vigencia con las recientes afirmaciones del Matón del Barrio, Donald Trump.

Sobre este tema no pierde vigencia el artículo titulado “Carter, Estados Unidos la potencia más belicosa del mundo” escrita por el compañero y amigo Julio Yao, que puede leerse en el siguiente enlace: https://bayanodigital.com/carter-estados-unidos-la-potencia-mas-belicosa-del-mundo/

El reconocido internacionalista señaló en su artículo:

El expresidente de Jimmy Carter ha dicho que “EE.UU. es la nación más beligerante en la historia del mundo por haber disfrutado de tan solo 16 años de paz en sus 242 años de historia.  China se está adelantando a EE.UU., porque mientras Washington se dedica a atender guerras en otros países, Pekín aprovecha para impulsar su economía.  EE.UU., un país creado en 1776, ha pasado el 93% de su existencia, es decir, 222 años, implicado en guerras y conflictos en diferentes países del mundo.  Desde 1979, ¿saben cuántas veces China ha estado en guerra con alguien?  Ninguna. Y (nosotros) hemos permanecido en guerra” desde entonces”.

Recalcó además de su conducta anti ONU, con cuya bandera se arropó en la Guerra de Corea (1950-1953), EE.UU. invadió y estableció una dictadura títere en Guatemala (1954); Cuba (bajo agresión desde 1959); Vietnam (1963-1973); Panamá (1964); República Dominicana (1965); Granada (1983); Argentina (1983) por su apoyo a  Inglaterra en la guerra de Las Malvinas; la invasión a Panamá (1989-93); invasión ilegal de la OTAN a Yugoslavia (1999); Afganistán (2001); Irak (2003-2011); Honduras (2009) y Siria (2011-2019), entre otros.

De las afirmaciones hechas por Trump se deduce que ese concepto nefasto de Destino Manifiesto es lo que lo que le ofrecerá a la Patria Grande y Universal, si los ciudadanos no asumen posturas verticales, dispuestos todos a luchar y vencer a este matón ““comprobado mitómano, xenófobo, evasor, contradictorio e inestable”, que necesita urgentemente un siquiatra que salve al mundo de su crónica locura.

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«Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad», carta del Libertador al Coronel Patricio Campbell (Guayaquil, 5 de agosto de 1829).