El uso del marxismo en el pensamiento teológico de Gustavo Gutiérrez
Dorothea Ortmann
La Teología cristiana ya no es la misma después del impacto de la Teología de la Liberación. Ella surgió entre los años de los 1970, tenía su auge en los años de los 1980 y llegó a formar una corriente amplia, aunque no dominante, sino más bien minoritaria. Sin embargo, ejercía una influencia considerable y sin lugar a duda, Gustavo Gutiérrez es el padre de dicha teología, otorgándole la base teórica con su libro Teología de la Liberación, publicado en el año de 1971. Sobre los impulsos que llevaron a Gutiérrez a la propuesta y elaboración de su Teología de la Liberación existen un sinfín de explicaciones.
Nosotros asumimos la argumentación de R. Gibelini quien considera que la reunión sobre la Pastoral de los Obreros en Petrópolis (Brasil) en el año de 1964 era importante para ello, además el hecho que se experimentaba en muchos países latinoamericanos grupos de guerrilla, levantados en armas, y finalmente, la circunstancia que Gutiérrez fue invitado a Canadá para dictar un curso sobre pobreza. Todo ello debe haber influido en la necesidad de formular una teología que enfrente la situación de pobreza, hambre y desesperación en la población de los países latinoamericanos. (Gibelini, 286/287)
Observamos también que a partir de este momento un cambio de paradigma que acompañaba al pensamiento teológico. Lo era antes tradicionalmente la filosofía, lo son ahora las ciencias sociales, y allí sobre todo, la sociología y la historia. ¿Qué significa ello? Las teologías que surgieron a partir de la antigüedad, formuladas por los Padres de la Iglesia, elevaron el discurso sencillo de los evangelios a un discurso académico sofisticado apoyado por la filosofía griega clásica. En los siglos siguientes se mantuvo aquel método.
Así que, durante el Medio Evo Teología y Filosofía llegaron a ser casi idénticas, con el efecto acompañante que la Teología se turnó siendo un discurso elitista, llevado a cabo solo entre teólogos. Gustavo Gutiérrez nos recuerda que la tarea principal de la teología es hacernos entender cómo podemos hablar de Dios en nuestro tiempo. Eso significa que la Teología debe ser un discurso dirigido también al creyente y no solo al especialista en cuestiones del a la fe. Fue un paso muy importante para la democratización de la reflexión teológica. (Gutiérrez 1971, 27 ss.)
El uso de las ciencias sociales en el discurso teológico no fue compartido por todos los teólogos, por ende, originó un fuerte debate. Como en los años de los 1960 el marxismo experimentó en todo el mundo un auge considerable, fue asumida también por teólogos para comprobar si ayuda en el proceso de análisis de la realidad. Efectivamente, aparece en los discursos de teólogos de la liberación, y así en textos de Gustavo Gutiérrez. Esa era la causa que originó disgusto y censura a las autoridades eclesiales. Resulta que el marxismo no es uniforme y se debe además diferenciar entre el uso de sus herramientas analíticas y el marxismo como filosofía e ideología, que definitivamente, implica una actitud atea, reproche constante para justificar que él es incompatible con un pensamiento cristiano.
Hay algunas observaciones que debemos tomar en consideración cuando nos referimos al uso del marxismo en la obra de Gustavo Gutiérrez. Primero nos parece que el uso es muy selectivo y se refiere sobre todo al texto de los Manuscritos económicos filosóficos. Luego, como segundo, las referencias y comentarios sobre el marxismo en Gutiérrez pertenecen en gran medida a los neomarxistas franceses, sobre todo a Altusser. Aquel marxismo divide entre el joven Marx y el viejo, el autor del Capital. La idea del fondo es demostrar que el viejo está influenciado por los movimientos obreros, la disciplina partidaria, por ende es más estricta y dogmático y su imagen del ser humano renuncia al carácter individual de cada ser. En fin, es el Marx del socialismo real que es entendido como totalitario y antidemocrático, mientras que el joven Marx es más humano, pues, es el Marx verdadero.
En este sentido la critica que se empleaba en contra la aplicación del marxismo en la obra de Gutiérrez revela el poco conocimiento que tenían sus críticos sobre la materia y les bastaba que solo aparecieran algunos conceptos contaminados de ideas marxistas para censurar a los textos. Lo que Gutiérrez descubre y promulga es el hecho que la pobreza no es un hecho natural, sino producto de la actividad humana y puede ser abolida únicamente a través de ella. En parte son conocimientos que ya están presentes en las encíclicas Populorum progressio y en la Constitución Gaudium et spes del Concilio Vaticano II, a las cuales Gutiérrez se refiere. De todo el marxismo queda en el texto de Gutiérrez solo el hecho de la confrontación de las clases y de la necesidad de un cambio sustancial hacia otra forma de sociedad que no sea capitalista. (Gutiérrez 1971, 55)
Para explicar porque la aplicación del método dialéctico histórico, desarrollado por Marx, es novedad y útil, presenta Gutiérrez en Teología de la Liberación una especie de historia de filosofía abreviada. Nos desarrolla el percance de las propuestas filosóficas más importantes durante la historia para subrayar que, aunque las filosofías antes de Marx eran valiosas e importantes, no hacían otra cosa que interpretar a la realidad, pero lo que realmente es necesario es buscar instrumentos adecuados para cambiarla, tal como Marx lo exige en la novena tesis de Feuerbach. (Gutiérrez, 1971, 49 ) Siguiendo a ello, Gutiérrez asume el postulado que debe producirse una ruptura epistemológica, porque la actitud ilustrativa ya no es suficiente, aunque valiosa, lo que urge es el cambio, al cual todos los esfuerzos deben estar embocados. Y era esta insistencia del cambio de la sociedad que fue sin más relacionado por los críticos de la Teología de la Liberación con el concepto de liberación.
En varias ocasiones Gutiérrez aclaró el malentendido que la liberación se refiere en primer instancia al hecho de la dependencia, teoría que surgió para corregir la falsa idea del fácil desarrollo de los países latinoamericanos. Nos explicaremos: Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, muchos países latinoamericanos experimentaban un cierto auge económico, porque cubrieron la demanda de materia prima en el mercado mundial, porque los países europeos dejaron de producir. Aquel circunstancia incentivó a los órganos mundiales de la economía, declarar la década de los años 1960 como década del desarrollo para aquellos países llamados del Tercer Mundo, proporcionándoles considerables créditos. Al darse cuenta que las inyecciones de dinero no daban el resultado esperado, porque lo que faltaba era más bien una buena infraestructura, mano de obra calificada, el adecuado desarrollo social, cultural y ético, entre muchas cosas más, se llegó a entender que el desarrollo hacia un país industrializado no se soluciona con inversiones, pues no se puede recuperar un desarrollo que costó a los países industrializados siglos, en pocos años. Al otro lado se hacía obvio que el desarrollo industrial y la elevación del bienestar en los países industrializados se generó a costo del subdesarrollo de países en vía de desarrollo.
Progreso económico y social tampoco puede significar copiar a ciegas al capitalismo de los países industrializados, quienes se ofrecieron además como modelo válido. A consecuencia surgió la Teoría de la Dependencia que alude al hecho que en el mercado mundial existen fuerzas hegemónicas que dictan las condiciones, así que, los países en vía de desarrollo, quienes llegaron tarde al mercado mundial, debían aceptar las condiciones imperantes, lo que reforzaba su dependencia de ellos. En el lenguaje de la Teoría de la dependencia a los países hegemónicos se los llaman los del centro, mientras los dependientes son los de la periferia.
Gutiérrez se dedica ampliamente a la Teoría de la Dependencia, porque entendió que ella no solo no explica adecuadamente la desigualdad, sino tampoco ayudaría a enfrentar a los cambios necesarios. El concepto de liberación entiende Gutiérrez más bien como contrapunto a la dependencia, de ahí desarrolla los tres aspectos de liberación, la política, la antropológica y la religiosa. La liberación política se refiere a la necesidad de construir una sociedad justa, en la cual cada individuo tenga la posibilidad de vivir libre y dignamente; la liberación antropológica tiene en mente la autorrealización de cada ser humano, significa el despojo de todo lo que le enajena, y finalmente la liberación teológica que se refiere a la liberación del pecado.
Pecado es para Gutiérrez no solo una falta en el actuar ante los demás y la ruptura de la amistad con Dios, sino tiene obviamente una dimensión social. La ruptura de la amistad con Dios solo puede ser sobrellevada en la medida que se vive la amistad con los demás y ello, por su parte, es solo posible en una sociedad justa, en la cual el ser humano ya no es el enemigo del otro. Son las mismas estructuras del sistema capitalista que impiden ser amical con todos los demás. En una sociedad de clases antagónicas ello no es posible. En este sentido Gutiérrez aclara que el pecado tiene una dimensión estructural y no depende únicamente de la voluntad del ser humano, sino también del carácter de la sociedad. Considerando esta figura de argumentación, podemos afirmar que el pensamiento marxista jugó un rol importante para formularlo así.
Resumimos: en los textos de Gustavo Gutiérrez que se refieren a la liberación, y sobre todo, en el libro Teología de la liberación, hay referencias al marxismo, en la medida que se trata de la insistencia de un cambio del sistema social. Pero no es un marxismo comprometido con la ideología marxista, sino más bien referido como instrumento de análisis y posible estrategia para construir una nueva sociedad. Lo que Gutiérrez inculca con su texto es que la Teología no puede quedarse indiferente a la necesidad de cambios sociales, y por aquel momento, la propuesta marxista era la más real. De todos modos, el pensamiento marxista influyó supuestamente en reflexión sobre la relación praxis y teoría que aparece como eje central en el libro Teología de la liberación. En muchas ocasiones Gutiérrez define Teología como la reflexión sobre la praxis de la fe, sustenta además que la praxis debe corregir a la teoría. En su lenguaje se presenta de tal forma que afirma que la Ortopraxis está encima de la Ortodoxia. (Gutiérrez 1971, 27 ss.)
Respecto al concepto de lucha de clases demostró Gutiérrez que ese fue desarrollado por Joseph Wedemeyer, autor antes de Marx y es usado como termino técnico también por sociólogos no marxistas. Respecto a sus referencias explícitas a Marx y su obra, ya lo hemos dicho, que son de la índole neomarxista que se distancia claramente del marxismo leninista de la corriente soviética. Con todo ello queda claro que una obra de reflexión teológica no se entiende, ni debe entenderse como llamado a la lucha, tal como lo han reprochado los detractores de la Teología de la liberación, sino se trata de un acto de toma de consciencia y ella ha logrado Gustavo Gutiérrez con su libro y ello sigue siendo su gran mérito.
Bibliografía
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