PICCOLE NOTE, ITALIA
La Tercera Guerra Mundial, si ocurre, » no se limitará a Europa «. Así lo expresó el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov. Un guiño significativo porque desde hace dos años todos los analistas y políticos estadounidenses, cuando hablan del riesgo de un choque a gran escala entre la OTAN y Rusia (tanto para alarmar como para negar esta posibilidad), siempre se ha referido a una guerra limitada al Viejo Continente.
Después de Ucrania
Esta limitación geográfica por parte de los estadounidenses ha hecho que su apoyo a Kiev sea cada vez más inescrupuloso, obligándoles a ir subiendo progresivamente las apuestas y superando las líneas rojas señaladas por Moscú al inicio del conflicto, el último de los cuales es la inviolabilidad del territorio ruso.
De hecho, un conflicto a gran escala en el Viejo Continente podría ser un precio que Estados Unidos estaría dispuesto a pagar para ganar el conflicto en curso, ya que la pérdida de los aliados europeos, que serían incinerados, sería compensada por una destrucción paralela de Rusia, lo que devolvería a Washington su supremacía global perdida (aislada y sin fuerza militar rusa, China se vería obligada a capitular en poco tiempo).
Por otro lado, sólo se trataría de extender la lógica del conflicto en curso a escala continental. A Ucrania se le ha asignado el papel de víctima del sacrificio, lanzándola contra Rusia en una guerra hasta el último ucraniano ( Strana informa que “los hombres de entre 17 y 25 años serán automáticamente obligados al servicio militar”: no son alistados por la fuerza, al menos por ahora, pero deberán servir como voluntarios y no recibirán pasaporte…). El liderazgo occidental podría transferir esta lógica sacrificial a toda Europa. Sus líderes (ver declaraciones de Borrell) no dudarían en llevarnos al desastre si cuentan con un futuro asegurado por Washington
Así pues, la advertencia de Lavrov, en lugar de elevar el tono del enfrentamiento verbal que acompaña al campo de batalla, podría servir para hacer entrar en razón a los dirigentes estadounidenses, incluso aunque es difícil tener esperanzas respecto a este punto, ya que el Imperio está ahora dominado por una clase dominante que prospera con las guerras.
La guerra y los partidos políticos estadounidenses
Sobre este punto, hay un interesante artículo del ex senador estadounidense Ron Paul, según el cual los dos partidos del poder compiten “en su apoyo el estado de guerra. Ambos tienen políticas que conducen a la pobreza y la guerra en lugar de a la paz y la prosperidad”.
“A juzgar por su discurso, dice Ron Paul, podemos suponer que la candidata Kamala Harris será un entusiasta partidaria de la guerra en Ucrania y de otras aventuras militares de los neoconservadores. Y como Trump dice que reabrirá las negociaciones con el presidente Putin y pondrá fin a la guerra, tan pronto como sea elegido presidente, esto justifica el apoyo de Kennedy Jr. a su campaña”.
Ron Paul, descarta con razón las palabras de Harris sobre sus esfuerzos por la paz entre israelíes y palestinos como una tontería propagandística, pero también nos recuerda que Trump, como presidente, trajo a su administración a personas como John Bolton y Mike Pompeo, abanderados de políticas neoconservadoras beligerantes.
“Siempre existe la posibilidad de que estos errores se repitan – concluye Ron Paul – Y ni Trump ni Kennedy Jr. parecen ser fiables a la hora de favorecer el fin de la masacre en Gaza. Entonces sus declaraciones no pueden entenderse como un boleto para la paz seguro, pero al menos tenemos la sensación que la paz está en el menú de ambos personajes Es un comienzo.»
Los neoconservadores apoyan a Harris
Lo que confirma el espíritu belicista de Kamala Harris es el hecho que los neoconservadores republicanos se han puesto del lado de ella. Así, lo afirma el Washington Post: “Más de 200 colaboradores de Bush, McCain y Romney apoyan a Harris”.
Pero Trump también debe tener cuidado con los neoconservadores que aparentemente permanecen apoyándole. Importante en este punto es la publicación sobre una modificación de la prohibición federal del aborto […] . Al proponer este cambio Donald Trump sabe que movilizaría a los jóvenes votantes demócratas y perdería apoyo en los conservadores: “No podemos cometer el mismo error en 2024”, ha dicho.
Hay mucho en juego en las elecciones presidenciales estadounidenses. No sólo está en juego el destino del Imperio, sino también su proyección en el mundo. El America First de Trump , que proponer un neo- aislacionismo, contrasta con el otro America First, encarnado por su virtual competidor (porque Harris es sólo un cascarón vacío), el del unipolarismo devastador.
Además, hay que considerar que, si Biden encarnó una presidencia asertiva, anunciando en su debut «América ha vuelto», también es cierto que formó parte de un establishment que mantiene un contacto residual con la realidad, como ha quedado demostrado con la guerra en Ucrania.
Harris, decíamos, es un cascarón vacío, una marioneta que responde enteramente al partido de la guerra, que tiene su terminal político en el Partido Demócrata de Hillary Clinton, quien ahora ha regresado con fuerza al primer plano.
Es significativo que, por el contrario, Tulsi Gabbard, que encarnó el alma más pacifista del Partido Demócrata, a menudo asociada indebidamente con el escuadrón de Bernie Sanders, apoye a Trump.
La ofensiva neonazi en Kursk
En cuanto a la guerra de Ucrania, hay poco que contar más allá de lo ya escrito: la ofensiva en Kursk ha sido detenida, al igual que en Belgorod, y el avance ruso en Donbass va más rápido que antes del ataque ucraniano al territorio ruso.
Se repite un guión conocido por la historia. Así lo afirma Alastair Crooke: “’Kursk’ tiene una historia. En 1943, Alemania invadió Rusia en la región de Kursk para desviar la atención de sus propias pérdidas, y terminó siendo derrotada en la famosa Batalla de Kursk (23 de agosto de 1943). El regreso de las fuerzas militares alemanas a las proximidades de Kursk debe haber dejado a muchos boquiabiertos; el actual campo de batalla alrededor de la ciudad de Sudzha es exactamente donde, en 1943, los ejércitos 38.º y 40.º soviéticos se prepararon para una contraofensiva contra el 4.º ejército alemán”.