Editorial de la revista MARKA / agosto 2024
Lo que viene ocurriendo en nuestro país desde el 7 de diciembre del 2022, y lo que sucede en Venezuela sobre todo a partir del 28 de julio de este año, nos muestran de manera palmaria, que la batalla principal que tienen planteada los pueblos de nuestro continente, es contra el fascismo, que es la modalidad de acción que asume el imperialismo en nuestro tiempo.
Puede plantearse esta confrontación de una manera diferente en cada lugar de América, porque cada rincón tiene sus especificidades, su historia y sus rasgos propios; pero la esencia responde a un mismo corte, porque el fenómeno es básicamente similar. Asoma como la práctica que usan la clase dominante para esquilmar a los pueblos, succionar la riqueza de los Estados e imponer procedimientos de gestión destinados a perpetuar su hegemonía.
Es claro que el fascismo no es propiamente una ideología. Es un método, una forma de acción que se usa en determinadas circunstancias, cuando los procedimientos habituales agotan la capacidad operativa de la clase dominante.
Entonces ella recurre a la dictadura terrorista para imponer su voluntad y se vale de los esquemas que arranca de la propia lucha de clases, lanzando contra los trabajadores, a capas también deprimidas y explotadas -como el lumpen del proletariado y otras- a las que facilita métodos terroristas que alienta porque los usa en su propio beneficio.
Eso ocurrió en el Perú cuando se propuso derribar al precario gobierno de Pedro Castillo, y se puso más en evidencia después que lo lograra, valiéndose de provocaciones y actos terroristas. Y hoy asoma claramente en la Patria de Bolívar cuando apunta sus baterías contra el gobierno de Nicolás Maduro Moros, a quien el pueblo le renovara su confianza en los comicios celebrados recientemente.
En tierras llaneras ha sido posible percibir más claramente esta ofensiva porque ella se ha presentado de manera más abierta y desenfadada. Y porque, además, a ella ha concurrido un segmento claramente definido como fascista, y representado por María Corina Machado. Ambos factores han permitido visualizar mejor el escenario de la confrontación, que hoy tiene lugar en este rincón de América.
Pero no es sólo el Perú y Venezuela donde asoma la venenosa serpiente del fascismo. Es también en la Argentina de Milei, donde toma cuerpo una ofensiva extremadamente peligrosa que amenaza a todo el continente.
Allí, en tierras gauchas, y bajo el símbolo de “la libertad”. Se busca afirmar una dictadura siniestra destinada a quebrar la resistencia de los pueblos entregando a las grandes corporaciones todos los resortes del Poder, desde la administración del Estado, hasta la economía.
A su sombra, la derecha uruguaya busca ganar los comicios previstos para octubre de este año; y su similar boliviana aspira a recuperar posiciones dando al traste con el régimen de Arce Catacora, debilitado por el fraccionamiento del MAS.
De hecho, logró también posiciones de Poder en Ecuador; y hoy aspira a derechizar a la administración de Chile aprovechando la debilidad y el oportunismo del presidente Gabriel Boric. En paralelo, trabaja obstinadamente por “neutralizar” a Lula y a Gustavo Petro en Brasil y Colombia, porque los juzga potencialmente débiles.
Se trata, entonces, de una ofensiva continental que se expresa en el plano más amplio enfrentando a Cuba Socialista y a Nicaragua Sandinista.
Mark Fayestein, uno de los más destacados “asesores” de la inteligencia norteamericana y alto funcionario del Instituto Nacional Demócrata, señala muy claramente hoy que esta ofensiva, para los Estados Unidos, reviste tres propósitos bien definidos: apoderarse plenamente de los recursos naturales y principalmente petroleros y mineros de la región; reducir la migración de venezolanos y latinoamericanos a Estados Unidos y privar a los adversarios de USA -particularmente Rusia y China- de aliados fuertes en esta región del mudo.
No hay que olvidar las declaraciones de Laura Richardson, la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos –“la generala” la llaman- quien hace tan solo algunos meses habló de “las riquezas” de América Latina, al tiempo que sostuvo que ellas “nos pertenecen”. En otras palabras, “pertenecen” a los grandes monopolios.
Cuando alguien piensa en “El Comando Sur” de los ejércitos de los Estados Unidos, podría suponer que se trata de tropas movilizables en Texas, California o La Florida, que son el Estados situados en la región sur de ese país; pero no, se equivoca. Se trata de los países situados al sur de los Estados Unidos, y más precisamente Chile, Argentina, Perú, Bolivia y Uruguay. A ellos se refiere el Mando Militar Norteamericano cuando habla del “Comando Sur” de los Estados Unidos. De modo, que estamos advertidos.
La lucha contra al fascismo, está planteada (fin)