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Arthur González* / Tomado de «Panorama Mundial»
La maquinaria de propaganda yanqui se ha encargado de hacerle creer a muchos que el llamado Bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba no existe, a pesar de que sus documentos oficiales reflejan que es una Guerra Económica, para evitar la satisfacción de las necesidades del pueblo, unido a una Guerra Psicológica para lograr el resentimiento del pueblo contra el gobierno y lo culpe de sus penurias.
La prensa estadounidense y la de países occidentales, tienen regulaciones precisas para evitar la publicación de informaciones sobre la verdad de este tema, recogida en miles de documentos oficiales que así lo confirman.
Uno de esos documentos fue el estudio elaborado por George W. Ball, sub secretario de Estado, en colaboración con la CIA, presentado el 6 de febrero de 1964 al presidente Lyndon Johnson, en el cual se daba respuesta a una solicitud reflejada en el Memorando de Acción de Seguridad Nacional 274, del 20 de diciembre de 1963, para restringir el comercio exterior de Cuba.
Dicho estudio asegura que las acciones estadounidenses para reducir ese comercio, se reflejaban en el pequeño o nulo aumento de las importaciones cubanas, unido a una disminución en un 60% de las escalas de buques mercantes en puertos de la Isla y una drástica reducción de la aviación comercial, aunque España estaba en contra de esas acciones.
Afirma, que las empresas estadounidenses habían cooperado y fueron efectivas las presiones ejercidas sobre las compañías extranjeras asociadas a ellas, aunque alertaban que la expansión de esa política, implicaría problemas de extraterritorialidad con los países aliados.
Dicho estudio consta de un anexo con 19 recomendaciones que, según expuso Ball, eran factibles de ejecutar, a pesar de que podrían crear fricciones en las relaciones exteriores de Estados Unidos. (Memorandum of Conversation, FRIUS, 1964-1968. Vol. XXXII)
Las recomendaciones son: 1. El presidente debe informar a todas las agencias del gobierno, que las restricciones y la reducción de los lazos económicos del mundo libre con Cuba, es un objetivo de política nacional.
2. El presidente o el secretario de Estado deben hacer una declaración pública sobre la política hacia Cuba y exponer las razones para la oposición a los lazos económicos con el mundo libre. 3. Utilizar a la comunidad de negocios estadounidense como instrumento de coacción sobre las empresas extranjeras.
4 y 5. Intensificar las presiones a todos los niveles del gobierno, sobre los países que mantengan relaciones comerciales con Cuba y evaluarlas cuidadosamente país por país, para imposibilitar: a. El comercio de artículos vitales para la economía cubana. b. Que no realicen compromisos a largo plazo para comprar azúcar cubana.
6. Hacer un intento enérgico para promover un acuerdo multilateral con otros países, para restringir las ventas de artículos vitales a la Isla. 7. Dar a conocer esa política en los foros de la OTAN y en Japón.
8 y 9. Presionar diplomáticamente a los gobiernos que integran la OEA, para que aprueben resoluciones contra Cuba dirigidas a imponerle restricciones comerciales, e incluir la petición a otras naciones del mundo para que asuman acciones similares.
10. Aplicar la legislación vigente de Estados Unidos a los países involucrados y no confiar solo en las declaraciones presidenciales.
11. Es conveniente y factible aprobar una legislación adicional o regulaciones ejecutivas, dirigidas a los países y empresas comerciales que tienen relaciones con Cuba.
12. Exigir mayor control de los artículos producidos por empresas norteamericanas y sus sucursales en el exterior, para impedir su adquisición por Cuba.
13. Revisar cuidadosamente la extensión de la Regulaciones y Control de Bienes Cubanos, a subsidiarias de empresas estadounidenses. Intensificar las acciones encubiertas (sabotajes), contra artículos vitales destinados a Cuba.
14. Entorpecer por cualquier medio la adquisición por Cuba de artículos vitales para su economía.
15. Empleo discreto de la prensa, a través de la publicación de artículos, donde se haga saber los controles rigurosos del gobierno de Estados Unidos, sobre las empresas que se relacionen con Cuba, dejando entrever la existencia de una lista negra.
16. Utilizar grupos de exiliados cubanos para presionar a esas empresas, haciéndoles ver que no tendrán futuro en una Cuba posterior a Castro.
17, 18 y 19. Señalan que el Coordinador de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado debe establecer: Un grupo de trabajo que recomiende medidas a aplicar, para reducir los ingresos monetarios de Cuba provenientes de la venta de azúcar. Intensificar el espionaje económico, mediante los informes del servicio exterior de Estados Unidos y las acciones aplicadas, unidas a las investigaciones del Departamento de Comercio, respecto a las relaciones comerciales del mundo libre con Cuba. Al final de este estudio se propone la excepción de limitaciones a los agentes secretos de la CIA y el incremento de estos.
El 9 de febrero de 1964, una información divulgada por la agencia de prensa yanqui UPI, United Press International, afirmaba desde Washington que altos funcionarios de la administración anunciaron: “El Gobierno de Estados Unidos se propone intensificar su presión sobre sus aliados de la OTAN, para que dejen de vender al régimen de Fidel Castro, equipo industrial y de transporte… el mercado norteamericano es mucho más importante que el de Cuba y es probable que los consumidores de Estados Unidos se rebelen y decidan no comprar productos de países que comercian con Castro”.
El 14 de febrero el Departamento de Estado en una declaración recordó a los países que reciben ayuda de los Estados Unidos, incluidos algunos de la OTAN, que a partir de esa fecha se cumplía el plazo fijado por el Congreso en diciembre de 1963, el cual obligaba a suspender el comercio con Cuba y suprimía toda la asistencia militar y económica a Gran Bretaña, Francia y Yugoslavia, por negarse sus gobiernos a suspender el comercio con la Isla. Japón y España tampoco aceptaron las disposiciones de Washington.
Nada ha cambiado en la intención yanqui de asfixiar al pueblo cubano, a pesar de que afirman desvergonzadamente que el Bloqueo no existe. Por eso José Martí señaló: “Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”.
*Periodista cubano, especialista en relaciones CUBA-EEUU, editor del Blog El Heraldo Cubano