LAS DESVERGUENZAS DE FUJIMORI

Por Gustavo Espinoza M.

Se le conoce como “el chino” sin razón alguna, porque no lo es. Tampoco lo fueron sus ancestros, pero da igual. Se le recuerda como “el chinito de la yuca”, y gracias a tal recuerdo, algunos bailaron varios años “el baile del chino”, Presentarse así, fue la primera de sus desvergüenzas. Después vendrían muchas otras hasta hoy porque ellas, no han concluido.

Su elección como Mandatario en 1990 fue lo que podría considerarse una de las casualidades de la historia. En circunstancias normales -sin el Neoliberalismo a la ofensiva y sin la izquierda rota- no habría logrado más del 3% de los votos. Pero sucedió. Y eso cambió el rostro del Perú.

Antes de asumir el mando, vendió al país cuando fue recibido por Michael Camdessus en el Aeropuerto de Nueva York y este le ofreció el oro y el moro a condición que ponga la economía en manos del FMI y gobernara en función de los intereses del capital financiero. Cuando dijo “si” en un castellano esforzadamente aprendido, selló su propio destino, pero también el nuestro.

El Golpe del 5 de abril del 92 fue otra de sus desvergüenzas. Dijo que lo hacía para “salvar al país”, e impuso los Decretos Legislativos “de Pacificación” con los que estableció Juicios Sumarios, Jueces sin Rostro, Sentencias Anónimas y Penas Dracronianas en un escenario en el que la rutina, eran las ejecuciones extrajudiciales, las privaciones ilegales de la libertad, la desaparición forzada de personas, la tortura institucionalizada y la habilitación de Centros Clandestinos de Reclusión. Arrasó poblaciones enteras, registró 15 mil desaparecidos, incineró en los hornos del SIN a opositores, mató niños u mujeres embarazadas.

También impuso los Decretos Legislativos “Laborales”. Con ellos, normó la tercerización, quebró el derecho de huelga, deterioró la Negociación Colectiva, acabó con la estabilidad de trabajo, dispuso contratos a plazo fijo, ordenó despidos masivos,  creó un inmenso bolsón de desocupados y elevó la informalidad del Mercado de Trabajo al 79%; destruyó el sector estatal de la economía, remató las empresas públicas y aniquiló el aparato productivo.

Envileció la vida pública a extremos jamás vistos. Con el apoyo del empresariado y la Prensa Basura buscó persuadir a los peruanos para convencerlos que había “pacificado” al país y “salvado la economía”. Lo que ocurrió fue que las Fuerzas Terroristas del Estado dejaron de volar torres y poner bombas; y que el FMI nos endeudó hasta los huesos, con “préstamos” que aún estamos pagando.

Eso sí, hizo más ricos a los ricos y pauperizó a los pobres.  Y recibió plata en cantidades navegables de aquí y de allá.  Eran los tiempos de la “Prensa Chicha” y la “Televisión Basura”, de las Geishas hoy recicladas y de los comprados y vendidos que pululaban en la salita del SIN

Con sus socios, Fujimori hizo de las suyas y se robó el país sin empacho. Cuando se peleó con ellos, optó por huir llevándose del Perú 55 maletas llenas de dinero y de videos. Renunció por Fax a la Presidencia y se quedó en Tokio porque siempre se sintió japonés. En la tierra del Emperador, postuló al Senado Nipón por lo que debió asumir esa nacionalidad renunciando a la peruana.

 Pero después volvió a América aterrizando en Chile donde se sentía protegido. No lo estuvo. Fue entregado a la Justicia Peruana, sometido a Fuero y sentenciado a 25 años por delitos mayores. Fue   considerado uno de los 7 Ex Presidentes más corruptos del mundo.

Nunca estuvo propiamente preso. Recluido en un Casino Campestre de la Policía, dispuso de un departamento de varias habitaciones con jardín propio. Allí tuvo de todo, desde teléfonos celulares hasta Televisión por Cable, visitas permanentes y atención médica cotidiana.

No se cansó, sin embargo, de implorar indultos, amnistías y cosas similares, contando con el apoyo de áulicos bien remunerados. En el camino, fue comprando “opositores”, algunos de los cuales hoy mismo lo defienden a capa y espada, y plantean lo que le beneficia, hasta “el olvido” a los crímenes de guerra cometidos por los suyos.

El país fue testigo de las andanzas de Fujimori. “Enfermó” gravemente cuando quiso y se puso “al borde de la muerte”  para suscitar compasión y alcanzar un “indulto humanitario” que le llegó finalmente en diciembre del 2023 vía el “gobierno” de Dina Boluarte.  Cuando la prensa “chicha” lo llama “ex Presi….” Unos lo imaginan Ex Presidente y la mayoría Ex Presidiario (por ahora) 

Recientemente la Justicia Chilena autorizó un nuevo juicio contra él por diversos delitos aún pendientes. Uno de ellos, la   esterilización forzada de mujeres, similar a la que se impuso en Japón entre 1948 y 1956 y de la que hoy abjura ese Estado. Ella fue aplicada en calco y copia, en el Perú, en detrimento de 350 mil mujeres de la región andina.

Ante la amenaza, “el chinito” se cayó de la cama y se rompió la cadera, no obstante, se dio fuerza para escribir una carta al Decano de la Prensa Nacional afirmando su voluntad de “servir al país”, como Presidente, claro.

Su hija se indigna cuando hablan de él como Dictador o Delincuente, Y su cómplice en las esterilizaciones forzadas hace lo propio. Llenan de agravios al Fiscal Domingo Pérez. En el fondo, lo detestan porque no lo pueden comprar, como han hecho con otros

No tienen más alternativa que oírlo y saber que tras sus macizas denuncias, asoma una verdad que todo el país conoce, sólo que algunos prefieren olvidar, o acallar.  

Las desvergüenzas de Fujimori, son el trago amargo de un país enfermo (fin)