CUBA. FIDEL Y LA INDUSTRIA DEL ODIO

Por Abner Barrera Rivera*

Desde que triunfó la Revolución Cubana, el imperialismo usó todos los recursos posibles para
satanizarla, y presentar a Fidel Castro, como el demonio; así el dirigente cubano encarnaba todos
los males.

Es común ver en los medios de comunicación enemigos de la Mayor de las Antillas, que la
Revolución Cubana y Fidel Castro despiertan odios; pero no se dice,  ¿en  quiénes  despierta  odio?  ¿Acaso  producirá  odio  en  esos  más  de  diez  millones  de  personas  alfabetizadas  de  treinta 
países,  gracias  al  método  cubano, “Yo sí puedo”? ¿Generarán odio en los millones de personas
que han sido salvadas gracias a la ayuda de los médicos cubanos en varias decenas de naciones? ¿Albergarán odio los más de seis millones de personas de Latinoamérica y el Caribe que
recuperaron la vista gracias a la Misión Milagro? Aunque  Cuba  no  anda  alardeando  de  sus 
obras  en  el  mundo,  el  bloqueo  económico,  comercial  y  financiero  impide  que  la  gente  sepa  de  los  milagros  sociales que hacen “el demonio y su corte”.

No es posible hallar aversión hacia Cuba entre los pobres y explotados del Tercer Mundo; no es
posible encontrar fobia contra Cuba entre los pueblos que ayer multitudinariamente recibían a
Fidel, y hoy reciben a la brigada médica Henry Reeve. El odio yace en la vida de los batistianos que huyeron de Cuba cuando triunfó la Revolución, y terminaron enquistados en Miami, convirtiendo el Sur de la Florida  en  una  caverna  de  gente  resentida  y  derrotada,  cuyos  hijos  se  hicieron
portadores  del  rencor  hacia  Cuba  y,  en  su  desenfreno  de  venganza  se  aliaron  a  la  extrema  derecha  republicana  de  los  Estados  Unidos  y  formaron  una  gran  industria  del  odio  contra 
la  Patria  de  Martí;  crearon  desde  grupos  terroristas hasta curas activistas para atentar contra la Revolución.

Ya llevan más de seis décadas fabricando disidentes, financiando emisoras radiales de ira,
transmitiendo programas televisivos de odio, realizando caravanas de encono, y pidiendo a los
gobiernos de los Estados Unidos una invasión militar a la Isla.El  periodista  Luis  Ortega,  que 
radicaba  en  Miami  desde  los  años  cincuenta,  se  refiere  así  a  estos  batistianos:  “Son 
individuos  que  se  han  desgajado,  voluntariamente, del tronco nacional.

Se disfrazan de exiliados que anhelan un retorno mítico. Pero no es cierto. Son personas que
disfrutan como locos cuando un ciclón pasa por Cuba.”Hoy los enemigos de la Revolución
expiden odio y lo hacen de manera parecida tanto en la ciudad de La Habana como en Miami; en
la primera, un falso artista se enfunda en la bandera cubana y hace sus necesidades sanitarias en
el inodoro; en la segunda, llevan la bandera atada en la parte trasera del auto y la exhiben
maltrecha y sucia; el primero, desconoce a las autoridades cubanas y llama a la desobediencia
civil; el segundo, defiende la idea de una invasión armada de los Estados Unidos para que se
apodere de la Isla, aunque tengan que morir un millón de cubanos. Son personajes apátridas, hijos putativos de los batistianos, mantenidos por la industria del odio.

El Che dijo: “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor” y, así lo asumieron los revolucionarios en la lucha guerrillera y en el ejercicio del poder.Ronald  Reagan 
presidente  de  los  Estados  Unidos  (1981-1989)  creó  en  1981  la  Fundación  Nacional  Cubano 
Americana  (FNCA),  que  jugó  un  “siniestro  papel  en  el  bloqueo  y  el  terrorismo  contra  Cuba”.

Este  engendro  de  Reagan  provocó  en  todo  este  tiempo  muchas  muertes  en  el  pueblo 
cubano;  había  razones  suficientes  para  odiarlo;  sin  embargo,  en  1984  cuando  los  servicios 
de  seguridad  de  la  misión  de  la  Isla  en  Naciones  Unidas  supieron  que  se  preparaba un
atentado contra Reagan, Fidel decidió alertar a la seguridad del presidente norteamericano; el
plan abortó y se salvó la vida de Reagan.¿Se puede acusar a la Revolución Cubana de ser
sembradora de odio?

(*) Profesor Universitario. Costa RicaI.