Los tentáculos del Pentágono se expanden en América Latina (Parte IV)
Por José Luis Méndez Méndez/ Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Uno de los pretextos más socorridos para edulcorar la presencia militar estadounidense en la región, es supuestamente asistir a mitigar los efectos de las catástrofes humanitarias y sanitarias que se produzcan, si esto fuese cierto como anuncian los sitios web de las embajadas de Estados Unidos en la zona, el Pentágono no sería la entidad adecuada para prestar socorro.
Todo lo contrario, una de las mayores amenazas para la paz declarada a nivel regional es, precisamente, el despliegue incesante de tropas del Comando Sur, diseminadas en el área.
El llamado Emplazamiento Cooperativo de Seguridad, CSL (según sus iníciales en inglés) o Emplazamiento Adelantado Operativo, FOL (según sus iníciales en inglés), son los eufemismos utilizados para camuflar estos destacamentos que forman parte del dispositivo bélico estadounidense al sur del Río Grande.
El giro político que se produjo en algunos países de América Latina, donde tomaron el poder gobiernos de tendencia nacionalista y comprometidos con cambios sociales determinó que el Pentágono tuviera que reprogramar sus planes de control sobre la región y creó los mencionados puntos de avanzada de operación estructurados como centros de «movilidad estratégica» y «uso de fuerza decisiva» en guerras relámpago y con bases y tropas de despliegue rápido.
Si se analiza el comienzo del siglo XXI en la región, se constata que en el 2000, en cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter, los militares estadounidenses se tuvieron que ir de forma momentánea de Panamá, su base principal, Howard, se la llevaron a Miami y la Escuela de las Américas la instalaron en Fort Benning con el nombre de Instituto de Cooperación Hemisférica, ahí se siguen dando a los uniformados latinoamericanos cursos de inteligencia militar y de contrainsurgencia.
Sin embargo, en poco tiempo este logro se revirtió y se anunció que se abrirían cuatro nuevas bases en territorio panameño, lo que representó un gigantesco paso atrás en la nación istmeña que luchó durante tantos años por recuperar la soberanía sobre su territorio, hasta expulsar de allí a las anteriores bases estadounidenses. Pero el asunto tiene consecuencias para todos los países del área, así como también para el Caribe.
En junio de 2009, desde la base de Palmerola, en Honduras, el Comando Sur y el Pentágono consolidaron el golpe de Estado contra el presidente constitucional Manuel Zelaya. Los golpistas hondureños encabezados por el general Romeo Vázquez eran todos egresados del Comando Sur.También sirvió para entrenar a los «contra» en el intento de derrocar al primer gobierno sandinista, así como punto de agresión contra Venezuela.
En El Salvador está la base militar de Comalapa, que hace monitoreo vía satélite y apoya a otras bases. En Costa Rica, el país sin Ejército, la base de Liberia, en la que funcionó hasta 1995 un sistema de radar, entra en servicio otra vez, ahora con un nuevo radar. En la localidad de Caldera se invertirán 15 millones de dólares en una base naval que ya se está construyendo.
En las Antillas Holandesas está la base militar Reina Beatriz en Aruba y Hatos en Curazao.La de Vieques, una de las instaladas en Puerto Rico,debió ser desalojada en 2004 como resultado de un fuerte movimiento popular en demanda de su cierre.
Actualmente Estados Unidos construye aceleradamente un CSL en la República Dominicana. Con toda certeza, esta base se convertirá en parte integrante del sistema que facilita el monitoreo de las aguas territoriales de Venezuela.
Desde Centroamérica y el Caribe, los tentáculos imperiales se extendieron hacia el sur a lo largo y ancho del continente, hasta llegar a la Antártida.
El trascendido de21 de noviembre de 2009, 01:03que Colombia tenía un convenio con Estados Unidos para facilitarle siete bases militares en su territorio, el tema ha sido objeto de mucho debate.
Los gobiernos de la región no llegaron a un acuerdo sobre el tema en una reunión de Unasur, lo obviaron, optando por considerarlo un asunto interno de Colombia para no entrar en la discusión de hasta dónde llega en ese país el concepto de soberanía nacional.
En ese país operaban tres bases y ahora serán siete, de las cuales la más importante por el equipamiento es la de Palanqueros, que remplazará a la de Manta en Ecuador, cerrada por decisión soberana del ex presidente Rafael Correa, durante su mandato. Los militares estadounidenses podrán usar también todos los aeropuertos colombianos. Estados Unidos, pretexta esta expansión de sus bases militares como una forma de combatir el narcotráfico y el terrorismo.
El terrorismo no está ni en América Latina ni en el Caribe, sino en los países a los que Washington lleva sus guerras y el dinero del narcotráfico; es conocido que se blanquean activos en bancos estadounidenses.
En Perú, se ha permitido el ingreso de militares de Estados Unidos y la construcción de algunas instalaciones en Iquitos y Nanay, zona fluvial de la Amazonia peruana.
Mientras en Paraguay se encuentra la base militar Mariscal Estigarribia, que simboliza exactamente la finalidad de este tipo de instalaciones militares. Esa instalación se encuentra en la región del Chaco, tiene capacidad para alojar a 20 mil soldados estadounidenses, una enorme pista de aterrizaje y se encuentra a 200 kilómetros de Argentina y Bolivia y a 300 kilómetros de Brasil.Su aeropuerto es más grande que el de Asunción, la capital paraguaya.
La base está estratégicamente ubicada, cerca de la triple frontera Paraguay, Brasil, Argentina, y próxima al Acuífero Guaraní, que es la mayor reserva de agua dulce del mundo. Desde allí se vigila también el Altiplano boliviano y Venezuela.
El interés de tener una base militar en El Chaco, argentino le brindaría al Comando Sur una perfecta oportunidad para monitorear el área de la Triple Frontera, para evaluar las perspectivas de explotación de las ricas reservas de agua dulce del Sistema de Acuíferos del Guaraní.
Con un aeropuerto como el de la ciudad de Resistencia, capital provincial de Chaco, una base allí podría servir para espiar y lanzar operaciones especiales contra los estados vecinos de Bolivia, Paraguay y Brasil. El Comando Sur, se posesiona para vigilar los procesos en la región y estar listo para actuar según las circunstancias.
El 22 de julio de 2018, en pleno desarrollo de su último año de mandato, el neoliberal Mauricio Macri, según fuentes castrenses argentinas, aprobó la apertura de varias bases militares de Estados Unidos en el país. Las primeras posiciones serían en las provincias de Neuquén, Misiones y Tierra del Fuego. Se aseguró que la gestora de esta iniciativa fue la entonces ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, inspiradora de la alianza con Washington.
Un adelanto de esta asociación en materia de seguridad fue la admisión de instructores militares estadounidenses al país para instruir a policías argentinos de cara a la Cumbre del G20, que se realizó en Buenos Aires a finales de noviembre de 2018.Hasta esa aparente decisión, las leyes argentinas no permitían que personal militar extranjero ingresase al país sin una autorización especial del Parlamento, menos para asentarse y permanecer.
Está avanzada para la instalación de la base de Neuquén, disfrazada de ayuda humanitaria, está ubicada a 8 km de su aeropuerto y muy cerca del yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, que es la principal formación de hidrocarburos no convencionales de Argentina. Situada en la cuenca neuquina, fue originalmente descubierta en 1927, pero en 2011 fue confirmado su gran potencial. Es coincidente queen el 2018 Estados Unidos anunció que construiría una base de ayuda humanitaria en ese lugar.
Está también, cerca de los acuíferos que tiene la provincia. Esta base es melliza de la base que se quiso instalar en el 2012, en el Chaco, argentino, la cual no se logró por decreto gubernamental y una decisiva repulsa popular.
Sin embargo, a través de los convenios de cooperación de defensa y seguridad firmados por Mauricio Macri y Barack Obama en su momento, que continúan vigentes con la administración Donald Trump, se ha reactivado la construcción de esta base en Neuquén, después de la visita del embajador de Estados Unidos y de la observación de integrantes del Comando Sur.
La estrategia imperial es más pérfida y ambiciosa, los acuerdos prevén una base en Misiones, en la zona de la triple frontera, uno de los puntos más importantes del acuífero guaraní, de recarga y descarga del mismo. Este es el cuarto gran reservorio de agua subterránea en el mundo que comparten Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Se proyecta otra base, tal vez en Salta o Jujuy: en el corazón del litio, y otra más en la zona de la triple frontera entre Argentina, Chile y Bolivia. Las dos últimas con el pretexto de “lucha contra el narcotráfico”, y en el caso de la de la provincia de Misiones, “contra el terrorismo”. Y una base en el sur, en Ushuaia, disfrazada de apoyo logístico a las expediciones que van a la Antártida, la mayor reserva de agua dulce congelada del mundo, pero también tiene una gran riqueza hidra carbonífera y de minerales altamente estratégicos, que solo se podrían explotar hasta después del 2041, pero las presiones estadounidenses para anticipar la prospección en el lugar, con la participación de compañías trasnacionales son muy fuertes.
Además de la presencia del agua, como objetivo común en estas intromisiones, está que en los sectores con reclamos de soberanía, que están congelados, por parte de Argentina, Chile y Gran Bretaña, sobre todo en la península antártica, se encuentran los mayores yacimientos de hidrocarburos y una buena provisión de minerales. ¿Será esta la explicación a la obstinada política de Donald Trump, de ignorar el cambio climático? ¿Estará interesado en que se descongelen los glaciales para ejecutar una mejor prospección?
Otro instrumento legal favorecedor del intervencionismo silente, es el decreto 683 que Macri firmó, que permite y autoriza la actuación de las Fuerzas Armadas en el interior del país, por si llegaran a ocurrir amenazas o conflictos en lugares estratégicos.
Lo más ominoso de esta autorización, es que la iniciativa partió del gobierno argentino, se le ofreció a Obama, en marzo del 2016, cuando de manera provocadora visitó el país, que rememoraba la fecha del golpe de Estado militar de 1976.
En relación a las razones internas, es evidente que la crisis generada entre otros aspectos por el irresoluto problema provocado por los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, era previsible que la resistencia popular sobrepasara la capacidad represiva del régimen y fuese necesario intervenir para imponer la seguridad interior.
Entonces, el plan sería enviar a los integrantes de las FF.AA. a las fronteras, sacar a los gendarmes de allí, traerlos al interior a aquellos lugares que se convirtiesen en conflictivos. Este es el plan y su intento de hacerles olvidar a los soldados que su misión es defender al país de una agresión exterior.
Los objetivos de Estados Unidos, siempre se han presentado de forma descarnada, cuando se accede a los documentos elaborados por el Pentágono, todos hablan de militarización del planeta, que debe expandirse, a través de bases descubiertas, las comunes, o de bases encubiertas, en zonas donde haya recursos naturales. Se sienten que son un Imperio, se afirman impunes. De hecho, los convenios firmados con la Argentina, han sido informados por los estadounidenses, así aconteció durante el gobierno anterior, el actual ha heredado esta parte del entreguismo neoliberal, son los tentáculos imperiales rapaces en busca de nuevos espacios.
Foto de portada: Tomada de Latinoamérica News.