Por: Hugo Cabieses[1]
Lima, 30 de noviembre 2019
Parafraseando el título de la reciente novela de Mario Vargas Llosa referida a la golpeada Guatemala de 1953-54, mientras que América del Sur, en particular Bolivia se encuentra en “Tiempos Recios”[2], el Perú está en tiempo retardado en medio de demasiadas, persistentes y enormes plagas[3]. El golpe cívico, policial y militar contra el gobierno constitucional del Presidente Evo Morales, quien acababa de ganar las elecciones del 20 de octubre, con 45% de los votos, nos remite a escenas que creíamos pasadas. Vargas Llosa, con la bipolaridad de varias de sus novelas, relata al final que visitó en Washington a la protagonista principal del golpe de la CIA contra Arbenz y escribe: “Los tres coincidimos[4] en que fue una gran torpeza de Estados Unidos preparar ese golpe militar contra Arbenz poniendo de testaferro al coronel Castillo Armas a la cabeza de la conspiración. El triunfo que obtuvieron fue pasajero, inútil y contraproducente. Hizo recrudecer el antinorteamericanismo en toda América Latina y fortaleció a los partidos marxistas, trotskistas y fidelistas”[5]. ¿Escribirá lo mismo respecto al golpe en Bolivia?
Al parecer, todavía no es la hora de los incendios y saqueos en el Perú, como “efecto dominó” de lo que sucede en los países vecinos, pero sobre todo a consecuencia de las plagas de corrupción, discriminación, desinstitucionalización, autoritarismo, violencias de todo tipo y adicción al fracaso que arrastra el Perú desde hace al menos tres décadas. Mi reflexión es que, nos guste o no, el presidente Vizcarra ha encontrado la forma de gobernar la crisis de régimen político, retardando una crisis de estado, es decir de colapso total con movilizaciones ciudadanas multitudinarias que deberían llevar desde el proceso destituyente actual hacia uno constituyente.
Su fórmula ha sido hablar y actuar contra la corrupción que corroe prácticamente toda la institucionalidad política, económica y social del país en todo el territorio nacional. Y lo hace sin tocar el “modelo” económico en piloto automático y cuando la reforma política que prometió al asumir la presidencia por la renuncia del corrupto PPK en marzo del 2018, cuyo eje era la lucha contra la corrupción de los representantes fujimoristas y apristas en el Congreso que tuvo que disolver. Esta reforma política está pasmada desde hace meses.
¿Y en el vecindario?
El Ecuador está en movilización social e indígena, temporalmente detenida por promesas que el gobierno no ha cumplido hasta ahora. En Chile continúa la insurgencia social e indígena, con paros nacionales y marchas que apuntan a abrir las alamedas de un proceso constituyente contra el “modelo neoliberal Piñera” de un “oasis” que resultó inexistente, básicamente por la codicia de sus minoritarias clases dominantes. La Argentina también está en movilización de las masas, pero estas han sido cooptadas por el triunfo electoral de los Fernández peronistas y la esperanza en ellos luego del desgobierno y bancarrota del neoliberal Macri.
En Bolivia los partidarios de Evo Morales continúan en movilización contra el golpe y los asesinatos provocados por los bolsonaros policial-militares financiados y alentados por la embajada yanky y la OEA, pero considero que el proceso con enormes logros se suicidó, al menos momentáneamente por errores del Movimiento Al Socialismo MAS, que ellos mismos deben evaluar, pero que se supone centrados básicamente en el desconocimiento del Referéndum de febrero del 2016 y en el deseo de la reelección indefinida por parte de la dupla Evo Morales-Álvaro García Linera.
Sin embargo, al escribir esta crónica, el MAS en la Asamblea Nacional en la que tiene absoluta mayoría, ha facilitado la convocatoria a nuevas elecciones en el plazo de 150 días, reconociendo en la práctica a la autoproclamada “presidenta interina” Jeanine Añez. Como se sabe, esta se instaló con el apoyo del gobierno de los EEUU, los fusiles y los paramilitares, luego de la renuncia del presidente Morales, provocando una treintena de muertos, más de 600 heridos, decenas de detenidos y otros tantos perseguidos. En estos momentos ha retornado a Bolivia una tensa calma, pero han continuado las agresiones contra los partidarios y dirigentes del MAS ya que en la Asamblea Legislativa no se ha podido lograr aún una ley de garantías para que no continúe la violencia.
La población de Colombia ha sido la última en ingresar a los incendios con movilizaciones urbanas, campesinas e indígenas que continúan a ritmo de vallenatos, cacerolazos y tomas de calles y carreteras, combinadas con asesinatos de dirigentes por parte del Duque aquel, que ha llamado a una Mesa de Diálogo que no augura resultados.
El Brasil está nuevamente en movimiento alzándose contra el incendiario Bolsonaro y el neoliberalismo religioso, acicateado por la libertad del paradigmático Lula. Finalmente el Uruguay fue al balotage el domingo 23 de noviembre, en el que Daniel Martínez del Frente Amplio perdió las elecciones por estrechísimo margen – menos de 30 mil votos – ante Luis La Calle Pou del derechista Partido Nacional, lo que significará que el pueblo uruguayo retornará a las calles y campos.
Crisis peruana en el contexto Latinoamericano
El Perú, país de 32 millones de habitantes, heredero de tradiciones milenarias, heroicas luchas sociales por derechos, diversidad de razas y pueblos indígenas originarios, agro-biodiverso y multicultural, con inmensos recursos naturales, que tiene todo para ser un país próspero.
Sin embargo, se encuentra desde el 2016 y quizá desde mucho antes, en crisis de régimen político, económicamente estancado, socialmente postrado, ambientalmente agredido, acosado por la corrupción a todo nivel y gobernado desde hace décadas por un régimen neoliberal extractivista que excluye a las grandes mayorías de sus derechos fundamentales para poder Vivir Bien o mejor dicho impulsar desde abajo y adentro los Vivires Bien en nuestro país diverso y abigarrado.
Este panorama nacional se desarrolla en un contexto latinoamericano caracterizado por los siguientes rasgos generales:
- La resurrección de la crisis económico-financiera internacional en pleno proceso de “restauración conservadora» en el continente con guerras económicas, políticas, mediáticas y el rotundo fracaso del modelo extractivista-exportador;
- Al menos desde el 2014, las continuadas agresiones políticas, ideológicas, mediáticas y militar-policiales contra los gobiernos progresistas y de izquierda en la región, especialmente sobre Venezuela, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Chile, Bolivia y Brasil;
- La concentración de medios de comunicación en manos de una derecha confesional, conservadora y fascista, con agresiones mediáticas permanentes bajo pretextos agresivos como la llamada «guerra contra las drogas», el «crimen organizado» y las «actividades ilícitas»;
- La criminalización de las movilizaciones, luchas justas e insurgencias socio-ambientales, indígenas y ciudadanas contra sus territorios, derechos y culturas, así como contra el enorme espacio de la región Andino-Amazónica, pulmón, riñón y fuente de agua dulce para el planeta, contra sus bosques, sus pueblos con saberes indígenas ancestrales y sus territorios; y,
- La criminalización y persecución de la migración pobre que huye de sus países en busca de seguridad y mejores condiciones de vida, junto con el apoyo y financiamiento por parte del gobierno de los Estados Unidos y sus agencias a las iglesias conservadoras evangélicas, que cada día tienen mayor protagonismo en los procesos conservadores de América Latina.
Lo anterior está orientado por los poderes fácticos de cada país, a facilitar y desarrollar injerencias de los gobiernos de los Estados Unidos, Canadá, Europa, las transnacionales y la “oficina de colonias” llamada OEA, en nuestros asuntos internos a fin de arrasar con los logros indudables de casi 20 años de gobiernos progresistas y apropiarse de nuestros recursos naturales, particularmente minerales, petróleo, agua, biodiversidad, bosques y los saberes ancestrales de las comunidades originarias. En suma, controlar la región Andino-Amazónica.
Sobre la coyuntura destituyente actual
El primer eje de coyuntura que desató la crisis en el Perú fue la corrupción pública, privada y de los políticos en general de derecha, centro e izquierda. Pero el otro eje es el piloto automático del “modelo” neoliberal con “silla giratoria”, impuesto por el fujimorismo en los 90 y continuada sin dudas ni murmuraciones por los cinco gobiernos del periodo “democrático” qua se abrió a fines del 2000, lo que ha significado y significa:
- La captura corrupta del Estado, la concentración de la riqueza y de la tierra, así como la ofensiva sobre las políticas sociales con impacto en la distribución del ingreso, profundizando la pobreza y la desigualdad social.
- La ofensiva sobre nuestros bienes naturales como petróleo, minerales, agua, tierra, biodiversidad y aire que proporcionan ganancias extraordinarias a las grandes empresas y los corruptos privados y públicos, mediante la apropiación de la plusvalía social recaudada por el Estado.
- La ofensiva contra los derechos conquistados históricamente por los trabajadores, los pueblos indígenas, las mujeres, los trabajadores, otros sectores, nuestro mar y nuestra Amazonía.
- La dominación por parte de la ideología neoliberal de los corazones y mentes de las personas al buscar la colonización y homogenización de nuestros saberes y sentidos.
Actualmente vivimos en el Perú en un Proceso Destituyente con protestas en las calles, valles y regiones, con una agenda social, ambiental, cultural y económica frente a la que el gobierno actual y muchos políticos hacen oídos sordos. Consideramos que lo que debemos comenzar cuanto antes es un Proceso Constituyente, por fuera de la actual constitución mafiosa de 1993[6]. En este proceso, el último acto ha sido la disolución por decreto presidencial, el 30 de setiembre del 2019 del Congreso de la República y la convocatoria a elecciones parlamentarias para el 26 de febrero del 2020.
No obstante, tal como he señalado en un artículo reciente[7], lo que tenemos que disolver son al menos 10 mitos que son propios de la propuesta ideológica del neoliberalismo extractivista salvaje:
- que somos un país minero-petrolero-gasífero extractivista;
- que para superar la pobreza y la exclusión debe haber crecimiento continuado del PBI;
- que cemento, arena, fierro y equipos – el síndrome CAFE -, es lo que debe primar en las inversiones públicas y privadas;
- que el neoliberalismo es económico-productivo y no ideológico-cultural;
- que con exportación superaremos la exclusión y la baja competitividad-productividad;
- que el agua, bosques y biodiversidad son bienes transables e infinitos;
- que los pueblos indígenas y los indignados urbanos no pueden ni saben gobernar;
- que el territorio no se debe tener ordenamiento territorial porque ello inhibe las inversiones;
- que la diversificación productiva es una propuesta de los comunistas-ecologistas; y,
- que los corruptos son más y por lo tanto es poco lo que podemos hacer frente a ello.
Deshacer estos mitos es una tarea pendiente que tenemos desde la izquierda y el progresismo democrático en el Perú[8]
El Perú en crisis de régimen político
Estamos en medio de una profunda crisis institucional destituyente, que puede abrir un proceso constituyente. Se trata de una crisis es multifacética, determinada en parte por la crisis económica agravada por los desastres causados por desastres ambientales de origen antrópico, la caída de los precios de los principales minerales que exportamos, la corrupción que devela los mecanismos del poder establecido, la crisis del Estado neoliberal puesto al servicio de los poderes fácticos, incapaz de responder a la situación y cada vez más deslegitimado, la emergencia de formas de sociabilidad y organización popular regresivas con un sentido común conservador, con salidas cada vez más represivas.
En este contexto, la resistencia popular en el Perú es explosiva pero desarticulada, que va generando un escenario destituyente, pero sin un sujeto político, social y cultural popular, democrático, que difícilmente se abrirá en el corto plazo a un proceso constituyente que transforme el Estado, la economía y la sociedad.
Estamos en un tiempo político-institucional marcado por los procesos electorales y la disputa del gobierno que se abrió por las elecciones generales de 2016, las regionales y locales del 2018 y las presidenciales del 2021 que coinciden con el bicentenario de nuestra independencia. Pero a mitad de camino este cronograma se alteró por la disolución del Congreso apro-fujimorista y la convocatoria a elecciones adelantas en enero del 2020.
El tiempo político está marcado por la configuración de tres mitades electorales – ultraderecha autoritaria, derecha democrática e izquierda progresista – en medio de un reflujo producido por la traición del gobierno de Ollanta Humala a la apuesta de cambio de importantes sectores del país.
El renacimiento de la izquierda que obtuvo una importante votación en el 2016 y generó expectativas que debían ser canalizadas con la incorporación de amplios sectores ciudadanos y populares a la política. Tenemos la conformación de un gobierno débil políticamente – primero el estadounidense Pedro Pablo Kuczinsky que renunció por corrupto y ahora Martín Vizcarra – consagrado a gerenciar los negocios de grupos de poder empresarial nacional y transnacional.
El resultado de lo anterior es la consolidación de una derecha conservadora y vinculada a poderes económicos legales e ilegales que tiene una mayoría parlamentaria aplastante y que debe moverse apostando entre consolidarse el 2019 para ser opción real de gobierno el 2021 y/o precipitar la caída del gobierno actual.
La izquierda y la conflictividad social
Las izquierdas y el movimiento popular aún se encuentran en crisis, con una caída de lo viejo y lenta emergencia de algo nuevo, en un proceso inicial de reagrupamiento de fuerzas que requiere de una mayor acumulación para acometer tareas estratégicas, así como la recomposición de sus proyectos/organizaciones que atraviesa al conjunto de las izquierdas y el movimiento social. Aún existe un débil enraizamiento de los espacios político-sociales en los territorios y en las dinámicas cotidianas de vastos sectores sociales y persiste una cultura política que se centra en la representación más que en la participación, en la pugna organicista y de aparatos más que en la multiplicación de la acción política. Los actores políticos y sociales actualmente existentes en el país son los siguientes:
- El fujimorismo, populismo de derechas, ultraconservador, sostenido sobre redes corruptas, criminales y clientelares, que desde la mayoría parlamentaria en el Congreso disuelto y en alianza con otras fuerzas políticas venía generando condiciones para la concentración política y el desplazamiento del poder de las élites tecnocráticas y/o su asimilación en un posible gobierno.
- Los empresarios de la CONFIEP y la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMP), que han capturado desde diversos flancos al Estado a través de sus técnicos de lujo o “pilotos de bombardero” – que arrojan sus bombas sin importarles que sucede abajo -, que impulsan la “silla giratoria” quienes, en alianza con el fujimorismo, ganaron la presidencia del Congreso de la República disuelto a través de uno de sus representantes.
- El centro liberal como Alianza para el Progreso (APP), Acción Popular (AP), el partido Morado y otros que pueden ser capaces de aglutinar a las clases medias o sectores emergentes asustados con la crisis.
- Las izquierdas divididas y enfrentadas por apetitos de poder, siempre justificados en razones doctrinarias, incapaces de entender que deben actuar más allá de la lógica de frente en una apuesta de construcción ciudadana y popular más amplia.
- Los gremios de izquierdas y los activismos de diverso tipo en crisis o marginales debido a que atienden las demandas de los reducidos sectores asalariados en la gran, mediana industria y sin capacidad de renovarse política, organizativa y tácticamente como la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y otros.
- Los activismos atrapados en lógicas testimoniales sectoriales y vanguardistas como ecologistas, indigenistas, LGTBI, con dificultades para entablar un diálogo con la sociedad como ocurre con el feminismo y su dificultad de empatar con las demandas de la mayoría de mujeres.
- Por último y no por ello menos importante, el senderismo y radicalismo étnico aún marginal a nivel nacional, pero con mucha voluntad política que avanza en sectores sociales organizados de algunas regiones y ciudades.
En suma, en este tiempo de plagas, se trata de DISOLVER los 10 mitos del neoliberalismo mencionados y de no darle la espalda a los problemas centrales del país como son la corrupción estructural y cotidiana, la democracia sustantiva y participativa, la persistencia del neoliberalismo extractivista, la porfiada búsqueda de mayoría electoral pero sin hegemonía político-ideológica a lo Antonio Gramsci, etc.[9]
¿Que plantea el Partido Socialista integrante del Movimiento Nuevo Perú?
Somos fundadores e integrantes del Movimiento Nuevo Perú MNP fundado en el 2017 y suscribimos todos sus documentos programáticos, políticos, ideológicos y reconocemos al su Comisión política de la que somos miembros a través de nuestro secretario general Eduardo Cáceres Valdivia. Asimismo, reconocemos el liderazgo de la Presidente del MNP Verónica Mendoza1 y al secretario general del MNP Álvaro Campana.
Los dos pilares básicos del Programa del Partido Socialista en tanto que integrante del MNP son: (1) una nueva Constitución Política del Estado que sustituya a la ilegítima Constitución de 1993, y (2) un nuevo modelo económico-productivo que reemplace al modelo neoliberal impuesto en el país desde 1990. Sin cambiar la Constitución no será posible cambiar el modelo económico pues ésta está diseñada para que los cambios económicos de fondo sólo puedan darse bajo el tutelaje y con el permiso de los poderes fácticos y sus representantes políticos y mediáticos.
Reconocemos que el neoliberalismo no sólo es una trama económica que busca restituir la tasa de ganancia del capital y redefinir el rol del Estado en la economía y nuestra inserción en la globalización en función de sus intereses. También es una trama política, cuyo objetivo es la disolución del sujeto social de la revolución: los trabajadores y trabajadoras organizados. Pero, principalmente, es una trama ideológica y cultural que consagra al individualismo extremo, el consumismo exacerbado, y el “exitismo” (a más dinero, mayor éxito) como únicos comportamientos loables de ser imitados.
Nuestra concepción de la democracia trasciende los estrechos límites de la democracia representativa. La democracia participativa es indispensable para que la democracia representativa sea efectivamente democrática. La participación política del pueblo organizado no sólo es una necesidad, sino que también es un derecho.
En nuestra concepción, no hay candidatos naturales sino electos, no hay reelección de caudillos sino alternancia, no hay nepotismo en el manejo de la cosa pública, no hay camarillas enquistadas en ninguna institución. El fin del gobierno y el poder no justifica los medios, bajo ninguna circunstancia. En esta democracia sustantiva hay equilibrio de poderes, fiscalización ciudadana y revocatoria de autoridades a todo nivel, descentralización efectiva, respeto irrestricto a los derechos humanos, incluyendo los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
Nos afirmamos como una fuerza ética y moral. Rechazamos la corrupción pública y privada que degrada a los países, instituciones de todo tipo, personas y familias. También el crimen en cualquiera de sus manifestaciones, especialmente el narcotráfico, la trata de personas, la tala ilegal, la minería ilícita y el contrabando.
Reivindicamos el derecho de los trabajadores y trabajadoras a un trabajo digno y con derechos. Con un salario que les permita brindar a sus familias una vida plena, con satisfacción no sólo de las necesidades básicas de alimentación, vivienda, educación y salud, sino también de la cultura y la recreación. Esto requiere elevar la productividad del trabajo a todo nivel, lo cual supone, a su vez, un sostenido esfuerzo por mejorar la educación y la capacitación, y la incorporación de conocimiento, tecnología e innovación. La mejora de la productividad laboral es también condición necesaria para combatir la informalidad. Trabajadores y trabajadoras más educados serán también más capaces de ejercer el pensamiento crítico, formarse su propia opinión sobre diversos temas, y ser hombres y mujeres conscientes de sus derechos y deberes personales, sociales y ciudadanos.
Reivindicamos los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas a servicios públicos universales, gratuitos y de calidad de educación, salud, pensiones, vivienda, agua y saneamiento, seguridad ciudadana, entre otros. Esto introducirá un piso básico de equidad entre todas las personas, independientemente de la condición económico-social de su hogar de origen.
Reivindicamos los derechos de todos y todas a no ser discriminados por ningún motivo. La igualdad de género es un elemento central de nuestro socialismo, con paridad en todos los procesos de elección popular, así como en todos los cargos de responsabilidad en la administración pública a todo nivel. Asimismo, luchamos por el reconocimiento de los derechos plenos de las personas LGTBI, a amar libremente, a la identidad de género, al matrimonio igualitario. También levantamos las banderas de los derechos de las personas con discapacidad, en especial por su derecho a la vida independiente en la comunidad. Rechazamos el machismo y la homofobia en todas sus manifestaciones, que deben ser desterrados de nuestra vida social.
Reivindicamos los derechos de los pueblos indígenas que defienden sus territorios, nuestros recursos naturales y el ambiente. En particular, respetamos su derecho a tener su propio modo de vida, manteniendo sus costumbres y formas de organización ancestrales; a la propiedad colectiva de la tierra; a ser consultados sobre toda actividad pública o privada que pudiera afectar sus territorios y su bienestar. Reconocemos el carácter pluricultural, multilingüe, mestizo y diverso de nuestro país, lo cual representa una fortaleza. Reivindicamos la cultura popular en todas sus manifestaciones y defendemos la implementación de la educación intercultural bilingüe en todo el territorio nacional. Rechazamos el racismo como una lacra social que debe ser extirpada de nuestra sociedad.
Reivindicamos el derecho de todas las personas a gozar de un ambiente limpio y saludable. La depredación del ambiente y la naturaleza; la degradación de los ecosistemas y la biodiversidad; la contaminación del agua, el suelo y el aire; y la agudización e intensidad del cambio climático; ponen en entredicho la reproducción material de la vida y la subsistencia misma de los seres vivos en el planeta. Este proceso debe ser detenido y revertido. Ningún proyecto de inversión es aceptable sin garantizar la sostenibilidad social y ambiental, y sin consulta previa.
La principal reforma del Estado es la descentralización. No habrá una democracia plena sin una efectiva descentralización administrativa, económica, política y fiscal. Reclamamos un Estado unitario, pero profundamente descentralizado, con amplia participación ciudadana, acorde con la diversidad territorial, geográfica y cultural de nuestro país. La Constitución de 1993 es heredera de un régimen político cleptocrático y autoritario, que despreciaba las instituciones democráticas y el Estado de Derecho. Esa herencia plasma la imposición de un modelo económico que, tras un discurso ideológico que diviniza el mercado y la iniciativa privada, particularmente extranjera, así como la desregulación económica y laboral, sirvió para acentuar las inequidades que hacen de nuestra sociedad una de las más estratificadas y discriminatorias del planeta.
En este modelo el Estado tiene una posición limitada y subsidiaria en la Economía, facilitando el predominio de monopolios y oligopolios, la destrucción de nuestros recursos naturales no renovables y del medio ambiente, así como la consumación de toda clase de perjuicios a los productores nacionales y al ejercicio de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de la mayoría de peruanos. Esta Constitución debe ser remplazada por otra que permita a las y los peruanos hacer del Perú una sociedad democrática, pluriétnica y multilingüe; descentralista y justa; garante de derechos fundamentales y oportunidades para todos; digna de la admiración general.
El Partido Socialista propone luchar por una Nueva Constitución que gire en torno a los siguientes ocho ejes:
- La vigencia de los derechos humanos como guía primordial de la acción del estado.
- Una democracia sustantiva.
- Una economía al servicio del bienestar de las personas y el desarrollo nacional.
- El reconocimiento y respeto de los derechos de la naturaleza.
- La descentralización como expresión de la organización democrática del estado.
- La lucha radical contra la corrupción.
- La reforma del ejecutivo y el legislativo.
- Nuestra integración soberana en la comunidad de naciones
La necesidad de un balance de nuestros gobiernos progresistas
El 25 de noviembre del 2012, en una de sus últimas intervenciones antes de partir, con ocasión del Seminario Internacional “Procesos de cambio en América Latina: participación, redistribución e integración. Logros y nuevos desafíos” organizado por la Secretaría Andino Amazónica del Foro de Sao Paulo (SAA-FSP) que coordinaba el compañero Javier Diez Canseco dijo lo siguiente: “las fuerzas que están en el Foro de Sao Paulo tienen que tener también – como lo plantean las fuerzas que lo integramos en el Perú -, la necesidad de mantener una batalla firme contra la corrupción y contra la impunidad.”
En los debates sobre el balance de los «progresismos» en Nuestra Abya Yala, con enorme respecto a las realidades de cada país, gobiernos y pueblos hermanos, hemos puesto al menos nueve ideas que consideramos deberían ser una base para fortalecer y establecer nuestras relaciones con todas las fuerzas de izquierda y democráticas del continente:
- No podemos ponernos de espaldas a la democracia participativa en la que no hay candidatos naturales sino electos, no hay reelección de caudillos sino alternancia, no hay nepotismo, el fin del gobierno y el poder no justifica los medios y nada sin consulta informada a los pueblos. En esta democracia sustantiva hay revocatoria de cargos, hay respeto al equilibrio de los poderes del Estado central como local, hay respeto a los Derechos Humanos (DDHH) y las Derechos Económicos, Sociales Culturales y Ambientales (DESCA). Por esto luchamos.
- No podemos ponernos de espaldas a los derechos de los pueblos indígenas, de los trabajadores, de los hombres, mujeres y jóvenes que luchan por sus derechos territoriales y en defensa de nuestros recursos, ni criminalizar las protestas sociales y menos las ambientales. Contra esto luchamos.
- No podemos ponernos de espaldas a la corrupción pública y privada, que corrompe a los países, gobiernos, personas, familias e instituciones sociales, especialmente el crimen organizado de narcotráfico, trata de personas, tala ilegal, minería ilícita, contrabando y otros, sobre todo con nuestros dirigentes y fuerzas sociales. Nos afirmamos como una fuerza ética y moral. Por esto luchamos.
- No podemos ponernos de espaldas al hecho que el neoliberalismo extractivista salvaje, que no solo es económico-productivo sino principalmente ideológico y cultural, se ha sostenido hasta ahora en el «Consenso de los Commodities» – luego del fracaso del «Consenso de Washington» -, destruyendo nuestros recursos naturales, principalmente el agua, personas, comunidades y pueblos indígenas. Contra esto luchamos.
- No podemos ponernos de espaldas a que si bien los gobiernos progresistas han obtenido y tienen mayoría electoral precaria e inestable, lamentablemente, en la mayoría de los casos, no han tenido ni tienen hegemonía político-ideológica y continúan con el modelo anterior pero con mejor reparto de la renta extractivista …. para la reelección permanente. Contra esto luchamos.
- Hemos luchado y estamos luchando contra por lo menos cuatro OLVIDOS: 1) Olvido de nuestra cultura propia: el socialismo no matara en nosotros lo mágico. 2) Olvido de nuestras sociedades que son 70% informales e ilegales aunque legítimas. 3) Olvido de nuestros mercados propios para la soberanía y seguridad alimentaria . 4) Olvido de las relaciones solidarias y de reciprocidad que subsiste pese al neoliberalismo individualista-consumista.
- También hemos luchado y luchamos por al menos cinco RESPETOS: 1) A ser diferentes. 2) A nuestro territorio individual y colectivamente. 3) A ser consultados. 4) A no ser insultados. 5) A nuestro propio modelo de VIDA.
- Consideramos que a las propuestas programáticas de los «progresismos» les sobra lo siguiente: 1) una visión urbana estratégica en países con 75% urbana vs 25% rural en cuanto a población; 2) una visión economicista excesiva, considerando poco que el neoliberalismo es una propuesta ideológica que se impone como «sentido común» y no sólo una propuesta económico-financiera; y 3) una visión del gobierno y el poder como copamiento de instituciones y no como construcción social desde abajo y adentro.
- En estos debates, debe incluirse como principio constitucional el concepto del Vivir Bien – no Vivir mejor – en sentido amplio, es decir el Buen Vivir, el Buen Beber, el Buen Comer, el Buen Saber, el Buen Dormir para un Buen Gobierno.
Colofón … por ahora
Veremos en las próximas semanas si el gobierno del Presidente Vizcarra está a la altura de las circunstancias y si los sectores progresistas, democráticos, de izquierdas con movimientos sociales en procesos unitarios, pueden construir constitucionalmente, desde abajo y adentro, un orden diferente.
Tal como ha escrito recientemente el dirigente político y periodista Gustavo Espinoza: “Tres retos están planteados en la perspectiva más o menos inmediata: la vigencia de la írrita Constitución de la Dictadura, que nos fuera impuesta por el fraude y las armas; la adhesión incondicional al “modelo” neoliberal que hace crisis por todos los costados; y el cumplimiento de una política exterior dictada desde Washington y que presupone la renuncia a nuestra independencia y soberanía… telón aún no ha caído. La función no ha terminado. La lucha de nuestro pueblo seguirá un derrotero abierto con coraje y sacrificio.” (https://www.alainet.org/es/articulo/202428).
Asimismo, veremos en las próximas semanas en nuestra América del Sur si continuamos en “Tiempos Recios” o entramos en “La Hora de los Hornos” ,,,
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[1] Economista, secretario de relaciones internacionales del Partido Socialista PS-Perú y coordinador Andino-Amazónica de la Coordinación Socialista Latinoamericana CSL. Documento presentado en la 1ra Reunión de la Coordinación Andino-Amazónica de la CSL, ex asesor parlamentario (2015-2017 y 2019) y ex Vice Ministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales del MINAM (2011). Asesor de la Confederación Campesina del Perú, investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica IDPA, activista del Foro Social Pan Amazónico FOSPA y actual consultor sobre gestión sostenible de bosques, cambio climático, humedales Ramsar y derechos de los pueblos indígenas andino-amazónicos. Mail: hugocabieses@gmail.com
[2] Ver: Mario Vargas Llosa; Tiempos recios; Penguin Rondom House-Grupo Editorial Alfahuara; Barcelona, 2019.
[3] Ver: Alberto Flores Galindo; Tiempo de Plagas; Ediciones Caballo Rojo, Lima, 1987.
[4] La novela culmina con la visita que Vargas Llosa hiciera a la salvadoreña Martha Borrero Parra (a) “Miss Guatemala”, amante del coronel Castillo Armas, ya muy anciana, en Virginia, Washington DC para entrevistarla sobre los sucesos de Guatemala y República Dominicana. La entrevista la hizo junto con sus amigos dominicanos Soledad Álvarez y Tony Raful.
[5] Ver este párrafo en la página 221. Como en otras novelas, Vargas Llosa, siendo un liberal conservador y anticomunista, rescata muchas veces tesis que son defendidas por socialistas y demócratas.
[6] Ver mi artículo con Oscar Ugarteche en el Semanario Brecha de Montevideo, republicado en Sin Permiso de Barcelona: http://www.sinpermiso.info/textos/la-crisis-peruana-del-caos-destituyente-al-ciclo-constituyente.
[7] Ver mi artículo “A disolver los 10 mitos de un modelo caduco y corrupto“ en: https://www.alainet.org/es/articulo/202633.
[8] Ver mi artículo sobre cómo los indios deberían estar a la cabeza de las propuestas en: https://www.alainet.org/es/articulo/191007.