UN HITO HISTÓRICO QUE REAFIRMÓ LA SOBERANÍA DE PANAMÁ
48 Aniversario:
7 de septiembre 1977-7 de septiembre 2025.
VIGENCIA DE DOLOROSAS PARADOJAS, QUE
DENUNCIAMOS EN ESTA ENTREGA PERIODÍSTICA.
En nada quedó lo que postula el Comandante Torrijos sobre el canal de
Panamá y las áreas revertidas: EL MAYOR USO COLECTIVO POSIBLE.
Por: Franklin Ledezma Candanedo,
Periodista del Corinto Bolivariano: Panamá.
El 7 de septiembre de 1977, Panamá y Estados Unidos firmaron en
Washington los Tratados Torrijos-Carter, un hecho que marcó un antes y
un después en la historia nacional. Los acuerdos establecieron la
devolución progresiva del Canal de Panamá al control panameño,
culminando el 31 de diciembre de 1999 con la transferencia total de
esta vía interoceánica, símbolo de soberanía y orgullo nacional.
La negociación fue liderada por el general Omar Torrijos Herrera, jefe
de gobierno de Panamá, y el entonces presidente de los Estados Unidos,
Jimmy Carter. Con la firma de estos tratados, Panamá recuperó no solo
el Canal, sino también su dignidad frente al mundo, consolidando la
lucha histórica que por décadas encabezaron distintos sectores de la
sociedad panameña.
La ciudadanía mundial debe saber que ese acuerdo se hizo con base en
la declaración Tack-Kissinger, redactada exclusivamente por un
patriota no subordinado del brutal imperio hegemónico, el reconocido
internacionalista y patriota de cuerpo entero, el compañero, amigo y
laureado bardo Julio Yao <Villalaz.
El impacto de esta firma trascendió lo político y lo económico:
fortaleció la identidad nacional, reafirmó la unidad del pueblo y
proyectó a Panamá como un país capaz de administrar con eficiencia un
recurso estratégico de relevancia mundial. El Canal de Panamá, bajo
administración panameña, se ha convertido en un motor de desarrollo y
en uno de los principales activos del Estado.
Este acuerdo, alcanzado entre el general Omar Torrijos Herrera, líder
de la gesta octubrina de Panamá, y el presidente de los Estados
Unidos, Jimmy Carter, marcó el comienzo del fin de casi un siglo de
control estadounidense sobre el Canal de Panamá. Más allá de ser un
tratado diplomático, los Tratados Torrijos-Carter simbolizan la
culminación de una lucha nacional por la soberanía y la
autodeterminación, profundamente arraigada en el pueblo panameño.
Desde la inauguración del Canal de Panamá en 1914, este paso
interoceánico ha sido un punto neurálgico para el comercio global,
uniendo los océanos Atlántico y Pacífico y reduciendo
significativamente los tiempos de navegación. Sin embargo, para Panamá
el Canal representaba una paradoja dolorosa. Aunque estaba situado en
suelo panameño, su control y administración estaban en manos de los
Estados Unidos, lo que generaba un profundo sentimiento de frustración
y descontento en la población. Durante décadas, Panamá fue testigo de
cómo su principal recurso estratégico era manejado por una potencia
extranjera, lo que alimentaba un creciente nacionalismo y un fuerte
deseo de recuperar la soberanía sobre el Canal.
Esa paradoja dolorosa está vigente, por las repetidas e infames
declaraciones del presidente norteamericano Donald Trump, en el
sentido que recuperará por la forma que sea el control del Canal de
Panamá y es que la vía interoceánica está en el punto de mira de la
agenda expansionista de ese belicoso mandatario.
A través de sus ofensivas declaraciones Trump revive la nefasta
doctrina Monroe, la de sus corolarios y el concepto de destino
manifiesto, ya que son 179 años de criminal intervencionismo en
nuestro territorio (1846-2025).
La dolorosa paradoja se da por la existencia de una nueva quinta
frontera, creada por nacionales del istmo, a los que el líder invicto
Omar Torrijos Herrera denominó “LOS AMOS CHOCOLATES”, propietarios de
lujosas viviendas en las áreas revertidas, mientras que ni la mamá del
mártir Ascanio Arosemena, ni los familiares de los héroes
generacionales, tienen un metro de esa tierra histórica.
Al cumplirse hace poco este gloriosos aniversario es necesario que sea
de conocimiento público, que además de los personajes anteriormente
citados, muchos adversarios de la lucha generacional patriótica,
también poseen viviendas en esas áreas convertidas en una ofensiva
quinta frontera, sin que los cuantiosos recursos que genera el canal
de Panamá y sitios adyacentes, favorezcan a las mayorías irredentas
del país, porque es una verdad irrebatible, que por ser la nuestra la
república de los primos (consanguinidad, afinidad, nexos mercantiles y
a través de la prensa amarilla mediática), estos si reciben cuantiosos
beneficios.
Por lo tanto, en nada quedó lo que postuló el Comandante Torrijos
sobre el canal de Panamá y las áreas revertidas: EL MAYOR USO
COLECTIVO POSIBLE Y SEGUIRÁ SIN FECHA DE EXPIRACIÓN, LA FIESTA DE LOS
MENOS EN DETRIMENTO DE LAS MAYORÍAS NACIONALES.
No se equivocó el Libertador Simón Bolívar, cuando aseguró en carta
escrita el 5 de agosto de 1829, dirigida al coronel Patricio Campbell,
que “los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar
la América de miserias en nombre de la libertad, nota considerada como
profética, al visualizar la gran amenaza que significaba para los
pueblos del sur, el imperio que nacía en los Estados Unidos.