– A través de documentos, videos y más de 100 entrevistas, se revela
cómo las facciones violentas del movimiento de colonos israelíes han
llegado a convertirse en una grave amenaza para los palestinos de los
territorios ocupados y para el propio Estado de Israel.
Por Ronen Bergman y Mark Mazzetti
Durante décadas, la mayoría de los israelíes han considerado que el
terrorismo palestino era el mayor problema de seguridad del país. Pero
hay otra amenaza que puede ser aún más desestabilizadora para el
futuro de Israel como democracia: el terrorismo y la violencia de los
judíos, y la falta de aplicación de la ley contra ellos.
Nuestra investigación, que ha durado un año, revela cómo las facciones
violentas del movimiento de colonos israelíes, que son protegidas y a
veces instigadas por el gobierno, han llegado a convertirse en una
grave amenaza para los palestinos de los territorios ocupados y para
el propio Estado de Israel. Recopilando nuevos documentos, videos y
más de 100 entrevistas, descubrimos un gobierno sacudido por una
guerra interna, que esconde los informes que encarga, neutraliza las
investigaciones que asigna y silencia a los denunciantes que, en
algunos casos, son altos funcionarios.
Es un relato descarnado, contado en algunos casos por primera vez por
funcionarios israelíes, de cómo la ocupación llegó a amenazar la
integridad de la democracia del país.
Los colonos que quieren un Estado teocrático se han convertido en legisladores
Los funcionarios nos dijeron que durante décadas se ha permitido que
grupos de colonos marginales -a veces criminales y empeñados en lograr
que se instaure un Estado teocrático- actúen con pocas restricciones.
Desde que el gobierno de coalición del primer ministro Benjamin
Netanyahu llegó al poder en 2022, elementos de esa facción han llegado
al poder, dirigiendo las políticas del país, incluso en la guerra de Gaza.
Los infractores de la ley se han convertido en la ley.
Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas y funcionario del gobierno de
Netanyahu encargado de supervisar Cisjordania, fue detenido en 2005
por el servicio de seguridad nacional Shin Bet por planear el bloqueo
de carreteras para detener la retirada israelí de Gaza. Fue puesto en
libertad sin cargos. Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional
de Israel, fue condenado en múltiples ocasiones por apoyar a
organizaciones terroristas y, ante las cámaras de televisión en 1995,
amenazó vagamente de muerte al primer ministro Isaac Rabin, quien fue
asesinado semanas después por un estudiante israelí.
La violencia de los colonos ha sido protegida e instigada durante décadas
En teoría, todos los colonos de Cisjordania están sujetos a la misma
ley militar que se aplica a los residentes palestinos. Pero en la
práctica, se les trata de acuerdo con el derecho civil del Estado de
Israel, que formalmente solo se aplica al territorio dentro de las
fronteras del Estado. Esto significa que el Shin Bet podría investigar
dos actos de terrorismo similares en Cisjordania -uno cometido por
colonos judíos y otro por palestinos- y utilizar herramientas de
investigación totalmente distintas.
La tarea de investigar el terrorismo judío recae en una división del
Shin Bet conocida comúnmente como Departamento Judío. Pero es mucho
menos importante, tanto en tamaño como en prestigio, que el
Departamento Árabe, la división encargada principalmente de combatir
el terrorismo palestino.
Los judíos implicados en atentados terroristas contra árabes en las
últimas décadas han recibido una considerable indulgencia, que ha
incluido reducciones de las penas de prisión, investigaciones leves e
indultos. La mayoría de los incidentes de violencia de los colonos
-como el incendio de vehículos, y la tala de olivares- son competencia
de la policía, que tiende a ignorarlos. Cuando el Departamento Judío
investiga amenazas terroristas más graves, a menudo se ve
obstaculizado desde el principio, e incluso sus éxitos a veces se han
visto socavados por jueces y políticos que simpatizan con la causa de
los colonos.
Esta situación ha empeorado en el último año. Hemos analizado una
muestra de tres decenas de casos ocurridos en Cisjordania desde el 7
de octubre que demuestran hasta qué punto ha decaído el sistema
judicial. En casos que van desde el robo de ganado a incendios
provocados y agresiones violentas, ni un solo sospechoso fue acusado
de delitos; en un caso, un colono le disparó a un palestino en el
estómago mientras un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel
miraba, pero la policía solo interrogó al tirador durante 20 minutos y
nunca como sospechoso de delito.
Ami Ayalon, jefe del Shin Bet a finales de la década de 1990, nos dijo
que los dirigentes gubernamentales «indican al Shin Bet que si matan a
un judío, es terrible. Si matan a un árabe, no está bien, pero no es
el fin del mundo».
Pero los judíos también han sido blanco de los ultranacionalistas. El
primer ministro Rabin fue asesinado después de que unos rabinos le
impusieran lo que equivalía a una sentencia de muerte por su apoyo al
proceso de paz de Oslo.
Se ha silenciado a los críticos y se han enterrado las investigaciones
En 1981, después de que un grupo de profesores de Jerusalén planteara
su preocupación por la posible connivencia entre los colonos y las
autoridades y la «actividad policial privada» ilegal contra los
palestinos en los territorios ocupados, se pidió a Judith Karp, que en
ese entonces era la fiscal general adjunta de Israel para funciones
especiales, que dirigiera un comité para investigar el asunto. Su
informe detectó un caso tras otro de allanamiento, extorsión, agresión
y asesinato, mientras las autoridades militares y la policía no hacían
nada o realizaban investigaciones ficticias que no llevaban a ninguna parte.
El ministro del Interior de ese entonces respondió a su informe con
una reprimenda. «Entendí que quería que lo dejáramos», nos dijo Karp.
Dos décadas más tarde, otro informe corrió la misma suerte. Talia
Sasson, a quien se le encargó la elaboración de un dictamen jurídico
sobre los «puestos avanzados no autorizados», descubrió que, en un
lapso de poco más de tres años, el Ministerio de Construcción y
Vivienda había expedido decenas de contratos ilegales en Cisjordania.
En algunos casos, el ministerio incluso pagó su construcción.
Sasson y sus colegas del Ministerio de Justicia calificaron de
«absoluta locura» las distintas leyes bajo las que veían que se
administraba Cisjordania.
El informe tuvo escasa repercusión, ante la maquinaria iniciada para
ampliar los asentamientos.
Las preocupaciones de los funcionarios de seguridad
En Cisjordania, una nueva generación de ultranacionalistas ha dado un
giro aún más radical contra la noción misma de un Estado israelí
democrático. Su objetivo es derribar las instituciones de Israel e
instaurar un «gobierno judío»: ungir un rey, construir un templo en
lugar de las mezquitas de Jerusalén que son sagradas para los
musulmanes de todo el mundo, e imponer un régimen religioso a todos los judíos.
Siempre estuvo claro, nos dijo Lior Akerman, antiguo funcionario del
Shin Bet, «que esos grupos salvajes pasarían de intimidar a los árabes
a dañar propiedades y árboles y, finalmente, asesinarían a personas».
En octubre del año pasado, según un documento clasificado que
revisamos, el general de división Yehuda Fox, jefe del Mando Central
de Israel responsable de Cisjordania, escribió una carta a su
superior, el jefe del Estado Mayor de Israel, diciendo que el aumento
del terrorismo judío y la violencia llevada a cabo en venganza por los
atentados del 7 de octubre «podría incendiar Cisjordania».
Otro documento describe una reunión celebrada en marzo, en la que Fox
escribió que, desde que Smotrich asumió el cargo, el esfuerzo por
reprimir la construcción de asentamientos ilegales se ha reducido
«hasta el punto de haber desaparecido.»
Gaza ha vuelto a centrar la atención del mundo en la larga incapacidad
de Israel para abordar el tema de la autonomía palestina. Pero es en
Cisjordania, en manos de colonos envalentonados que, en algunos casos,
están en el poder, donde los efectos corrosivos de la ocupación tanto
sobre los palestinos como sobre el Estado de derecho israelí son más evidentes.