PERÚ. LA CRISIS RECIENTE DE PATRIA ROJA

Por Gustavo Espinoza M.

Recientemente se oficializó una crisis en el interior del Partido Comunista del Perú “Patria Roja”, que se vino incubando desde hace tiempo.

Aunque la explicación formal de este desenlace reduce las diferencias planteadas a asuntos de tipo orgánico, es claro que ella expresa un contenido de corte político, y aún ideológico, que  ahora mismo, resulta inútil pretender ocultar.   

El fenómeno, ha sorprendido a muchos. Sobre todo a quienes pensaban que los Partidos Comunistas  ya habían desaparecido del escenario, que ya no existían, o que, simplemente, habían quedado marginados por la vida y por la historia. Para algunos de ellos, la celebración del VIII Pleno del Comité Central de PR  ha caído algo así como un relámpago en un cielo sereno. Ni lo suponían, ni lo sospechaban.

EL ENEMIGO AL ACECHO

Quizá por eso ciertos personajes han pretendido usar el tema para enlodar a la izquierda y fraccionarla aún más, enfrentando a unos contra otros. El diario “Expreso”, en este orden de cosas, ha ganado el lugar más destacado, usando para sus fines el capital acumulando por un viejo confidente de la policía, especializado en la materia.

Apuntando a varios blancos, el antiguo diario de Orejuelas busco,  curiosamente  ahondar aún más la confrontación entre el Buró Político de PR dirigido por la dupla Moreno / Guerra  y el núcleo sancionado liderado por Rolando Breña; descalificar al Secretario General de la organización aludida, subrayando contra él adjetivos descalificantes; y, al mismo tiempo, enfrentar a Manuel Guerra contra Vladimir Cerrón, usando para ese efecto un texto escrito hace dos años y que no mereció, en su momento, comentario alguno por parte de Perú Libre.

En otra esfera del análisis, no han faltado quienes buscando pescar a río revuelto, han usado el tema para denigrar a PR augurándole -incluso- su pronta e inexorable desaparición. Como no habría podido ser de otro modo, caracterizados trotskistas se han empeñado en colocar las banderillas al que consideran ya un toro herido de muerte. Vuelan como buitres en procura de sus restos.

Es bueno entonces, salir al frente de ambas deformaciones, y procurar un debate al nivel que corresponde, es decir, situarlo en el plano político y aun en la esfera ideológica, para entender mejor la naturaleza de la crisis que afecta no sólo a PR sino a toda la Izquierda Peruana.

RECORDANDO EL PASADO

En el caso de PR los factores de la crisis, tienen larga data. No hay que olvidar que hasta fines de los años 70, e incluso hasta los años 80 y antes del surgimiento de Izquierda Unida; PR más que un Partido Comunista era una estructura Maoísta que portaba un lenguaje y un comportamiento francamente escisionista, Eso explica su comportamiento ante el Proceso militar del 68, su agresividad contra la CGTP, su condena al Paro Nacional del 77 y otras acciones que en el plano de la política internacional llevaron a ese movimiento a alejarse de Cuba Socialista, condenar a Allende y saludar  la agresión china contra Vietnam en 1979.

Recordar estos hechos no es echar leña al fuego, ni rebuscar en tachos de basura. Es apenas recordar hechos que ocurrieron en el Perú y el mundo y que algunos quisieran olvidar Objetivamente fueron gruesos errores cometidos en su momento y que, en los hechos, han sido rectificados.

Si bien es verdad que nunca PR ha reconocido expresamente estas acciones como errores; si es verdad que los ha enmendado. Hoy mismo habla de Velasco en otros términos; reconoce la fuerza del movimiento obrero y el papel de la CGTP en los años 70;  elogia a Jorge del Prado, a Isidoro Gamarra y a otras figuras de la época, a las que atacaba antes; y, por cierto, apoya a Cuba, se suma al Proceso Emancipador Bolivariano y respalda sin remilgos la lucha liberadora de los pueblos que en su momento encarnara Vietnam y que hoy bien puede adjudicarse a Palestina.

¿Qué ha ocurrido, entre tanto en PR? ¿Cómo ha podido pasar de un momento al otro sin rupturas esenciales y sin crisis?. Evidentemente por falta de autocrítica. Usó una formula muy simple: eludir el debate y olvidar el pasado. Creyó que acudir al olvido, era suficiente;  y que eso bastaría para construir una nueva línea y otra conducta política, que de alguna manera  estrenó con Izquierda Unida. En IU también tuvo errores, pero esos fueron de otro signo, y merecen otro debate.

EL CONSEJO LENINISTA

Lenin nunca compartió un comportamiento así en un Partido Comunista. Para el líder Bolchevique, la actitud de un Partido Revolucionario ante sus errores era una prueba esencial para considerarlo verdaderamente como un Partido Revolucionario. Ver los errores, reconocerlos, subrayarlos, ponerlos en evidencia, analizarlos, ubicar el escenario en el que se cometieron, precisar sus causas. Indicar el modo en que se concretaron, los daños que produjeron, sus consecuencias reales; y luego, corregirlos. En otras palabras, desarrollar todo un proceso crítico y autocrítico, orientado a superar los errores, y no a liquidar a quienes los cometieron. Y es claro que PR no actuó así. Hizo borrón y cuenta nueva. Por eso, aunque de modo tardío, asoman fuerzas que obraron en ese  escenario.  

La experiencia demuestra -y esto es válido no solo para PR- que en política, los errores se pagan. Y si el reconocimiento de los mismos tarda mucho tiempo, el costo de la reparación será aún mayor. En otras palabras, mientras más tiempo demore un Partido en corregir sus errores, más daño se inferirá a la organización  revolucionaria que se busca construir.

PR HOY

Objetivamente, y más allá de los recuerdos y reproches del pasado, PR es hoy una organización revolucionaria. Más allá de los errores personales de sus dirigentes de ayer, o de nuestros días, es un Partido Comunista con las limitaciones y deformaciones generadas por un proceso sin duda contrahecho y deformado.

En las filas de PR hoy hay militantes que creen en su partido y que confían en sus dirigentes no sin desconocer las limitaciones que ellos portan. Jóvenes y viejos, estudiantes y obreros, trabajadores y empleados, hombres y mujeres, que sienten que su Partido, es realmente una organización Comunista llamada a cumplir una tarea revolucionaria. Y hay dirigentes que perciben el fenómeno y procuran estar a tono con él. No darse cuenta de eso, es eludir la realidad y hacer concesiones a un nihilismo corrosivo y peligroso.

Por eso hay que tener cuidado al analizar la crisis de PR. No solazarse con ella, ni alegrarse de que ella ocurra. No descalificar la estructura partidista ni rezar responsos ante lo que se considera su tumba. Un Partido Comunista no perece por una crisis, ni asoma debilitado cuando se depura por razones de orden político o ideológico.

MIRANDO AL FUTURO  

Estas crisis hay que percibirlas mirando al futuro, No vale la pena minimizarlas ni ignorarlas, Hay que asimilarlas y extraer de ellas las lecciones que nos permitan marchar hacia adelante,

Lo primero es entender que, en efecto,  hay que corregir los errores del pasado y fortalecer la estructura partidista buscando que tenga organicidad, coherencia, disciplina y orientación definida. Recordar siempre que no es un club de amigos ni un lugar de descanso o reposo. Es una trinchera de lucha para el cumplimiento de tareas revolucionarias.

En ese espíritu hay que recordar siempre que las tareas del Partido, son esencialmente políticas, Que hay que acabar con ese magro periodo en el que los partidos se reunían para hacer programas electores, llamamientos electorales y acuerdos electorales y dejaban escondidas en sus gavetas las tareas políticas de la organización revolucionaria.

Hay que educar a la militancia en el dominio de la teoría revolucionaria, ayudarla a dominar el Marxismo Leninismo, estudiar la vida y la obra de Mariátegui, conocer y dominar la realidad, vincularse estrechamente con los intereses de la población, alentar un mensaje clasista y revolucionario,

No hay que olvidar que las tareas que nos impone el movimiento están planteadas como retos de hoy: unir al movimiento popular, organizar a los distintos segmentos de la población, politizar activa mente a la ciudadanía, y alentar y promover las luchas populares en todos los niveles de la actividad,

Hay que tener una clara noción de Clase tanto en el plano nacional como en el mundial. Ser solidario, entonces, con las acciones que impulsen los pueblos en nuestra patria y fuera de ella, contra el Imperialismo y por la liberación nacional y social;: sin olvidar jamás que el objetivo estratégico de nuestra lucha, es construir en el Perú la Sociedad Socialista,

EL PARTIDO DE LOS COMUNISTAS PERUANOS

Quizá un episodio como el que comentamos sirva finalmente para abordar la tarea más importante que tenemos por delante; la de construir el Partido de los Comunistas Peruanos, que no podría ser otro que el Partido que anhelara forjar José Carlos  Mariátegui hace ya casi cien años.

Un Partido realmente comunista, revolucionario, de clase, con ideología y programa, con pensamiento y acción; que agrupe tras la bandera del Socialismo a todos los que hemos entregado la vida por esta causa y a todos los que anhelan seguir ese mismo ejemplo para construir un Perú Nuevo dentro de un Mundo Nuevo (fin).