José Luis Méndez Méndez. Resumen Latinoamericano, 18 de marzo de 2024.
El bloqueo no es abstracto, esta omnipresente en la vida de los residentes en el archipiélago cubano, afecta también leyes internacionales, ciudadanos estadounidenses, también de numerosos países, es genocida, cruel, inhumano, un absurdo jurídico, que por más de seis décadas intenta someter a un pueblo irredento, que ha sobrevivido a pesar de las penurias, daños y afectaciones que provoca. Es repudiado cada año en la ONU por una mayoría abrumadora de países, siempre con el voto en contra de su promotor y gestor en compañía del genocida Israel.
Antes de la promulgación del bloqueo hace más de seis décadas, el 80 % de los estadounidenses que viajaban al Caribe visitaban Cuba, a pesar de la prohibición expresa que se lo prohíbe, como privación de sus derechos civiles y humanos. Después de establecido, la Isla se vio excluida de los beneficios derivados de la expansión del sector.
De no haber existido las prohibiciones, no menos de 25 000 000 de norteamericanos hubiesen visitado Cuba y la Isla hubiese recibido ingresos superiores a los 16 mil millones de dólares, sólo hasta el 2005.
Estudios realizados por empresas estadounidenses del turismo, concluyeron, que la industria turística cubana dejó de ingresar en el año 2010 alrededor de 1 668 000 000 de dólares por la prohibición de viajes a Cuba. Hasta el 2024, esas cifras se han multiplicado y diversificado su impacto negativo en la industria turística y economía cubana.
En materia de promoción turística, Cuba no puede acceder a compañías publicitarias estadounidenses, ni a los canales de promoción en ese país. Por el contrario, el país ha estado sometido a campañas, procedentes de los Estados Unidos, dirigidas a desacreditar su industria turística. En las redes sociales se fabrica y distorsiona cualquier noticia sobre el aumento constructivo previsor de instalaciones hoteleras en la Isla, como las alertas ridículas aparecidas en el mes de marzo de 2024, que sin asidero real, alertaban de la demolición de un trampolín en el emblemático hotel Riviera, en proceso de reparación capital, como un derrumbe debido al estado calamitosos de los hoteles cubanos.
Es una matriz permanente el presentar opiniones de viajeros, periodistas, visitantes que “ofrecen”, revelaciones sobre supuestas malas experiencias durante sus estancias. En fin, una línea para desestimular la recepción de turistas.
El proceso hacia la armonización de las relaciones bilaterales entre Cuba y los Estados Unidos ha posibilitado el establecimiento de interconexiones directas para la prestación de servicios de telecomunicaciones entre los operadores de ambos países. Sin embargo, la aplicación del bloqueo estadounidense sigue afectando considerablemente al sector de las comunicaciones y la informática en la Isla.
La política de bloqueo afecta abiertamente el libre acceso desde Cuba a los contenidos de la red de redes y el derecho a las libertades expresadas y aceptadas, por los autores que publican software con Licencia Pública General (GNU-GPL).
El daño se materializa a través de la negativa de acceso al servicio o de descarga de información, una vez que se reconoce que el enlace se realiza desde una dirección de Internet (IP) otorgada al dominio cubano.cu.
Para el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) las afectaciones del bloqueo se manifiestan fundamentalmente en la imposibilidad de acceder a la tecnología de punta del mercado de los Estados Unidos.
Los principales distribuidores de equipamiento para la radio y la televisión de las marcas internacionales Sony, Panasonic, JVC, Thomsom, Harri e Ikegami no responden a las solicitudes de compra de Cuba producto del bloqueo, que amenaza a entidades, sus directivos y hasta sus familiares.
El vigente y activo Titulo IV, prohíbe viajar a Estados Unidos a quienes violen las irracionales medidas coercitivas establecidas y tengan nexos con Cuba, más allá de la nacionalidad, en franca y directa violación extraterritorial de la libertad de comercio.
Para poder adquirir estos equipos, el Instituto Cubano de Radio y Televisión, ICRT debe recurrir a intermediarios o a terceros países, lo cual encarece sus precios entre un 25 y 40 por ciento. Incluso, aun cuando se logre adquirir el producto, es imposible generalmente contratar los servicios de postventa como resultado del bloqueo, lo cual suprime las garantías de la adquisición de equipamientos con altos costos.
La industria química ha visto afectado su desarrollo como consecuencia del bloqueo. La empresa cubana QUIMIMPEX, dedicada a la importación de productos para ese sector, realiza solicitudes para la adquisición de materias primas y piezas de repuesto a proveedores estadounidenses. En particular, se solicitó a la compañía FC-TEC válvulas de cloro para cilindros que se emplean en la potabilización del agua, negándose la misma a proveer los insumos requeridos. Durante la pandemia universal, se registraron medidas que negaron adquirir lo más elemental para salvar vidas en la Isla. Tanto la administración del corrosivo republicano, como su continuador demócrata, han mantenido el régimen opresivo de bloqueo.
El sector del transporte no ha escapado a los efectos directos y extraterritoriales del bloqueo y los daños afectaron a varias entidades del sector, cuyos ingresos económicos y su normal desempeño fueron perjudicados por la vigencia de esta cruel política, siendo la aeronáutica civil el sector del transporte más golpeado por este castigo. Los motivos de las afectaciones están vinculados a los ingresos dejados de percibir, las pérdidas por reubicación geográfica del comercio, y afectaciones a la producción y los servicios. Se suma y es parte del diseño imperial para agravar y enrarecer la cotidiana vida cubana.
También sufre serias afectaciones los ingresos dejados de percibir en el transporte terrestre y servicios portuarios debido a la prohibición de los viajes de ciudadanos de los Estados Unidos a Cuba y de buques mercantes y cruceros norteamericanos o que toquen puertos de ese país. Particular ensañamiento se ha dedicado a privar a millones de visitantes en la modalidad de cruceros, primero para evitar ingresos en esas visitas cortas, inhibir todo impacto positivo en los visitantes y no permitirles constatar el inhumano impacto del sistema de medidas coercitivas, en la generalizada y diversificada guerra económica donde el bloqueo es solo la punta del iceberg.
La inclusión en una lista negra de los buques que entren a Cuba, continúa afectando los ingresos por contratación de tripulantes cubanos en embarcaciones, incluso de terceros países, por reparaciones navales, y por la actividad de cruceros por concepto de pago de impuestos de tripulantes, pasajeros, y gastos operacionales de las propias navieras.
El bloqueo afecta la contratación de fuerza de trabajo calificada para la rama marítima. Por concepto de no poder enrolar tripulantes en yates, cruceros y buques mercantes, a causa del bloqueo, Cuba pierde millones de dólares por daños y perjuicios cada año, además de impedir el crecimiento y desarrollo.
Los ingresos dejados de percibir por concepto de exportación de bienes y servicios cubanos a los Estados Unidos o a terceros países, como consecuencia de la aplicación de la política de bloqueo, constituye el indicador que mayores pérdidas registra en el sector.
Cuba es un pequeño país subdesarrollado con una economía que depende en gran medida del comercio exterior, de tecnología y capitales externos, de créditos, inversiones y de la cooperación internacional para su avance.
Las afectaciones mayores se siguen concentrando en la prohibición de acceder al mercado de Estados Unidos, tanto para adquirir mercancías, como para comercializar los productos tradicionales de exportación como el azúcar, el ron, el tabaco y el níquel; pero sobre todo, por la imposibilidad de exportar servicios, dadas las numerosas restricciones que impone el bloqueo, toda iniciativa es cercenada de inmediato, incluso para el sector privado en crecimiento en la Isla.
Aun cuando la inversión extranjera en Cuba está concebida como un complemento a los esfuerzos nacionales y se enmarca en el principio de alta selectividad asociada a proyectos de interés nacional con un significativo impacto económico y social, el bloqueo trae consigo graves consecuencias, entre las que se pueden subrayar las siguientes: No acceso a tecnología de punta que poseen empresas norteamericanas. No acceso al mercado norteamericano para las exportaciones de empresas mixtas en Cuba. No acceso a financiamientos provenientes de bancos estadounidenses para el desarrollo de proyectos con Inversión Extranjera Directa en el país.
La aplicación de sanciones y presiones a empresas extranjeras por parte del gobierno de Estados Unidos, lo que genera un efecto disuasivo entre los potenciales inversionistas e impide el establecimiento de negocios conjuntos en Cuba. La nefasta ley estadounidense, con similar título de “Comerciar con el Enemigo”, disuade e inhibe cualquier emprendimiento, tener algún tipo de relación con la Isla, equivale a declararle la guerra a Estados Unidos y tal iniciativa conlleva un paquete de sanciones demoledoras e implacables.
Se suma el incremento de la política de hostilidad, persecución y acoso del gobierno de los Estados Unidos al sector bancario y financiero cubano. Se ha endurecido el hostigamiento sobre instituciones financieras y bancarias extranjeras.
Próximo a cumplirse la primera década después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, se mantiene incrementada la persecución y el asedio sobre los activos monetarios cubanos en el exterior, así como la imposición de otros obstáculos que impiden a los bancos cubanos realizar sus transacciones internacionales con normalidad.
No existe voluntad política manifiesta por la actual administración demócrata de Joe Biden, que espera hasta el momento, de manera oportunista, que los efectos acumulativos del estrangulamiento de la economía la hagan colapsar y que la esperada “fruta madura” caiga en sus manos para convertirse en el Presidente de Estados Unidos, que después de más de seis décadas, doblegó la resistencia del irredento pueblo cubano, para retrotraerlo al capitalismo, de dónde, según ellos, la Isla nunca debió salir. Soñar no cuesta nada y los sueños, sueños son.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Fuente: Cuba en Resumen