Por Hedelberto López Blanch*
Tomado de Panorama Mundial
Mientras Estados Unidos se enreda en constantes guerras por diferentes continentes para tratar de mantener por la fuerza su decaída hegemonía imperial, China incrementa sus relaciones económicas y comerciales en el planeta.
Un caso destacado ha sido el de América Latina y el Caribe, región en la que por más de un siglo, Washington la había considerado como su patio trasero.
En las últimas décadas Beijing invirtió en Latinoamérica grandes capitales en aras del desarrollo y beneficio mutuo pero fue a partir de celebrarse un foro entre países de la región y China, que se incrementaron las relaciones bilaterales, mediante el Plan de Cooperación 2015-2019.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadística de China, el comercio de bienes entre las dos partes ha alcanzado los 360 120 millones de dólares y para 2035 se estima que llegará a 700 000 millones.
Asimismo, la inversión directa del gigante asiático en Argentina representa el 22 % del total de inversión extranjera, en Brasil el 11 % y en Perú 9 %.
En cuanto al porcentaje de las exportaciones hacia Beijing fue el 39 % desde Chile; 36 % de Perú y 27 % de Brasil.
El financiamiento chino ha evolucionado en forma ascendente en proyectos energéticos y de infraestructura en algunos países, pero también comenzó a tener presencia en la banca comercial de Argentina, Brasil, Chile, México, Perú y Panamá.
Entre los más destacados aparecen, el Industrial and Comercial Bank of China (ICBC), el Bank of China (BOC), el China Construction Bank (CCB) y el Haitong Bank.
Otro mecanismo financiero utilizado entre las dos regiones es el SWAP (o intercambio) de monedas, el cual ayuda a evitar el uso de divisas como el dólar.
En noviembre de 2022 el presidente cubano Miguel Díaz Canel visitó China y en lo que va de 2023, lo hicieron, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; el argentino Alberto Fernández; Gabriel Boris, de Chile, Nicolás Maduro, de Venezuela, Xiomara Castro, de Honduras y Gustavo Petro, de Colombia.
Todos han firmado relevantes acuerdos y se han entrevistado con el presidente Xi Jinping y autoridades de alto nivel en aras de estrechar los lazos comerciales.
En este mundo más multipolar, Latinoamérica ve a China como una fuente segura para incrementar su comercio y exportaciones sin las presiones políticas que siempre ha exigido Occidente, y a la par se beneficia de la tecnología y productos de Beijing.
La casi totalidad de América Latina y el Caribe ha apostado por estrechar los lazos con China mediante el proyecto de la Franja y la Ruta, que ofrece grandes beneficios a la región.
Tres ejemplos recientes son los de Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Durante una visita de siete días a China, a principios de septiembre, el presidente Nicolás Maduro y su anfitrión, Xi Jinping elevaron las relaciones a una Asociación Estratégica a Toda Prueba y a Todo Tiempo.
Firmaron 31 acuerdos, entre los que aparecen las Zonas Económicas Especiales en Venezuela que fortalecerán el modelo de desarrollo económico soberano y de producción nacional que garantizará el encadenamiento productivo, la seguridad jurídica y la justicia social.
Como parte de la visita de Gustavo Petro a Beijing, se anunció el inicio de una Asociación Estratégica enfocada al intercambio comercial y la transformación de la red ferroviaria colombiana.
Según la cancillería del país sudamericano, el mandatario y su delegación participaron en una reunión con China Harbour Engineering Company, una de las empresas que conforman el consorcio a cargo de la construcción de la primera línea del metro de Bogotá.
Además rubricaron 12 instrumentos de cooperación en ramas alimentarias, tecnológicas, comerciales, educativas y culturales.
Con Nicaragua se concretó que la empresa China Engineering Co. Ltd, reconstruirá y ampliará el aeropuerto de Punta Huete, a 70 kilómetros de la capital, donde también se creará un nodo logístico internacional con instalaciones industriales, hoteles, centros financieros y logísticos para la administración de la carga internacional.
Como Occidente no ha podido detener la expansión del comercio de China con América Latina, está tratando de acercarse más a esos gobiernos con otras iniciativas, que a lo largo de décadas no han representado ventaja alguna.
La Unión Europea, mediante la llamada Estrategia Global Gateway prevé ofrecer miles de millones de euros a Latinoamérica con la condición de defender sus intereses y fortalecer el llamado mundo basado en reglas, que son las mismas normas occidentales que a lo largo de siglos han saqueado las riquezas de esas naciones para beneficio de los países desarrollados.
Esa estrategia también la desarrolla Estados Unidos a través de la denominada Iniciativa Build Back Better World para invertir en clima, salud, tecnologías digitales e igualdad de género en el sur global.
Esas tácticas son solo una quimera como resultó la fracasada Alianza para el Progreso lanzada por Estados Unidos en la década de 1960 en un intento por contrarrestar en América Latina el ejemplo de dignidad, soberanía e independencia que irradiaba la Revolución cubana.
*Hedelberto López Blanc: periodista, escritor e investigador cubano