LAS CAMPANAS DOBLAN POR PALESTINA

Por Gustavo Espinoza M.

Las campanas doblan por Palestina desde 1948. Ese año, Naciones Unidas resolvió crear el Estado de Israel y escogió para ese efecto, la  “Tierra Prometida”, donde vivía el pueblo Palestino desde varios milenios.

La idea de crear un Estado Israelí y dotar a la población judía de un territorio, era loable. Constituía, además, una manera de resarcir los sufrimientos ignominiosos que había soportado el pueblo judío en manos del Nazi-Fascismo, en primer lugar en la Alemania hitleriana, pero luego en casi toda Europa tomada por la Svástica.

En aplicación del acuerdo, se procedió a dividir el suelo Palestino entregando la mitad del mismo a los judíos, que venían de otras tierras. Los antiguos ocupantes -los Palestinos- vieron sus espacios reducidos a la mitad, pero estoicamente aceptaron la idea en nombre de la solidaridad humana que les fuera reclamada. Allí comenzó,  para ellos la tragedia. 

Millares de Palestinos -hombres, mujeres y niños- fueron agresivamente expulsados  del suelo en el que nacieron y vivían. Se vieron despojados de sus casas, sus tierras, sus vituallas habituales. Y ellos mismos fueron forzados a marchar en busca de nuevo horizonte. Pero el drama, continuó.

Desde entonces, se sucedieron guerras. Una de las más conocidas fue aquella de “los 6 días” en la que las tropas de Israel arrasaron al pueblo Palestino y se apoderaron de los altos del Golán.

Después de eso, vino la crisis en Cisjordana y Gaza. Hoy, en esa ciudad martirizada viven más de dos millones de palestinos sometidos a vejámenes inenarrables.

En los últimos años, Israel ha ocupado más del 78% del territorio Palestino. Donde ha podido, ha insertado “asentamientos judíos”. Y se ha valido para ello, de los métodos más crueles. Para escarnio de todos, ha actuado a la luz del mundo, sim tomar en cuenta la opinión de los organismos internacionales, que han condenado sistemáticamente la deformación  agresiva del sionismo  que calcara métodos usados contra ellos antes.   

Muy recientemente, y poco antes que se iniciara esta crisis, Israel atacó el santuario palestino de  Al-Aqsa,  y desarrolló verdaderos Progroms en las calles de Huwara.  en las cercanía de Gaza. Esa fue la chispa que incendió   esta pradera.

 Es verdad que Israel es un país militarmente más fuerte que todos sus vecinos. Pero es verdad también que abusa insolentemente de su poderío actuando como el Matón del Barrio. Se vale, para tal efecto, del apoyo incondicional que recibe siempre del gobierno de los Estados Unidos y de las camarillas guerreristas de Washington.

En el Foro Mundial, y por demanda de numerosos países, Naciones Unidas ha condenado las acciones del gobierno de Israel y ha conminado al régimen de Tel A viv   a modificar su conducta y actuar según las normas del Derecho Internacional. El Poder de Veto, ejercido por la Casa Blanca,  ha bloqueado la concreción de dichos acuerdos.

En ese marco se ha producido en Palestina el surgimiento de una estructura terrorista –Hamas- que hoy es mundialmente conocida. Su accionar no se justifica, pero sí se explica porque es la respuesta desesperada de un pueblo que no tiene a quién recurrir cuando lo martirizan cotidianamente. 

Si las decisiones de la ONU se cumplieran y se concretara el anhelo de un Estado Palestino universalmente reconocido, independiente y soberano, las acciones de Hamas no se habrían producido.

Y es que el terrorismo, no es el resultado de una voluntad perversa de una banda de asesinos; es el aullido desgarrador de quien se siente acorralado y sin salida.

Netanyahu, el Primer Ministro Israelí está acusado de graves delitos, de corrupción y de crímenes. Está en minoría y sufre el efecto de constantes movilizaciones populares que rechazan sus medidas. Se encuentra en la antesala de una censura parlamentaria.

El 56% de la población exige su renuncia,  y el 94% lo considera  responsable de esta crisis; pero se arropa con la bandera de Israel y enarbola los símbolos del Patriotismo.  En su nombre, y en un acto de demencia insuperable, se apresta a lanzar una bomba nuclear para desaparecer Gaza en pocas horas.

Netanyahu representa a la ultra derecha. Es el fascismo sionista en el Poder. No a Israel, ni al pueblo judío. Se mantiene sólo por su demagogia desenfrenada y por el respaldo económico y material de los Estados Unidos, que lo usa como un enclave armado contra los pueblos árabes.

Objetivamente, es el muro de contención contra pueblos que luchan por su   independencia y soberanía;: por sus recursos naturales, y su propio bienestar y desarrollo. Y quieren, además, parar la mano agresiva del Imperialismo en la región.  No quieren que se repitan experiencias trágicas, como Irak.  Siria, Libia o  Yemén, donde la guerra está a la orden del día.

Estados Unidos ha enviado ya un portaviones con 10,000 Infantes listos para “entrar en acción” . USA alienta la guerra en el Medio Oriente del mismo modo como lo hace en Ucrania y en otros confines del planeta. Y es que, para el Gran capital, la guerra es un negocio, y un negocio boyante.

A los peruanos, esta crisis nos ha permitido conocer, además, algunas cosas:  La perfidia extrema de Duna Boluarte, que ha preferido usar el avión presidencial para pasear por Europa sin mirar a los peruanos varados en la zona del conflicto.

Y saber, adicionalmente, que teníamos  “varados” en nuestro país a casi un centenar de “soldados de reserva” israelitas en el Perú. ¿Qué hacían y para quién trabajaban?  Sería bueno saberlo (fin)