SALVADOR ALLENDE. 11 de septiembre 1973

En emocionado homenaje el pueblo de Chile al cumplirse proximamente 50 años del Golpe Fascista de 1973, nos honramos con publicar nuevamente el emotivo y vibrante discurso del Presidente Dr. Salvador Allende pronunciado entre tableteo de ametralladoras y bombardeo constante, en la mañana de ese día, desde el Palacio de La Moneda, y que llegara al mundo a través de ondas de Radio Magallanes. En su recuerdo y en su memoria, decimos con él: La historia es nuestra.

Compatriotas:

   Esta será seguramente la última oportunidad en que me puede dirigir a ustedes. La Fuerza Aerea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción y serán el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron:

   Soldados de Chile, comandates en jefe titulares y el almirante Merino que se autodesignó, más el señor Mendoza, general rastrero, que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno y también se denominó director general de Carabineros….

   Ante estos hechos, sólo me cabe decir a los trabajadores:

   Yo no voy a renunciar.

   Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo, y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregamos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente….

   Y tienen la fuerza, podrán avasallar, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza….

   La historia es nuestra, y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi patria:

   Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra que respetaría la constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo puedo dirigirme a ustedes, para que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerza Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, victimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder, para seguir defendiendo sus granjerías y privilegios.

   Me dirijo sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días siguen trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase, para defender también las ventajas que la sociedad capitalista les dio a unos pocos.

   Me dirijo a la juventud, aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espiritu de lucha….

   Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, aquellos que serán perseguido porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando las lineas ferreas, destruyendo los oleoductos y gasoductos.

   Frente al silencio que tenían la obligación de proceder (esta parte de la frase no pudo ser entendida por el ruido de la metralla) a la que estaban sometidos. La historia los juzgará….

   Seguramente Radio Magallanes será acallada, y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes.

   No importa, lo seguirán oyendo, siempre estará junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será de un hombre digno que fue leal a la causa de los trabajadores.

   El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco vivir en la indignidad….

Trabajadores de mi patria:

   Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre digno para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

   Estas son mis últimas palabras. Y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que por lo menos será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición…