MÁS QUE UN ABRAZO

Por: Fredy León

Las izquierdas ya no necesitan lidiar contra sus enemigos, el monstruo lo llevan dentro y solitos se autodestruyen. Incapaces de articular un proyecto nacional unitario y promover nuevos liderazgos, los pocos rostros que aparecen generando algo de ilusión acaban produciendo grandes decepciones.

La política son gestos y desde ese imaginario Isabel Cortez empezó a construir, desde abajo y con identidad de clase, una imagen nueva y diferente de una dirigente sindical que veía la política como el escenario principal de la lucha por la defensa de los intereses de los trabajadores.

Obrera de limpieza pública, Isabel se atrevió a dar el salto y de la lucha sindical evolucionó a la lucha política llegando a ser elegida -en su segundo intento- como congresista de la nación donde realizaba una aceptable función, hasta que en una más que controversial decisión aparece recibiendo una medalla del gobierno y se enlaza en un caluroso abrazo con Dina Boluarte.

La política son gestos, pues mientras Isabel se abraza con Dina no olvidemos que desde ese gobierno los únicos mensajes que llegan al pueblo son de prepotencia, autoritarismo, indiferencia e impunidad; es más, este es un gobierno que tiene sangre en las manos y en cada uno de sus actos ha mostrado un desprecio absoluto contra el pueblo.

La actitud de Isabel, de aceptar una medalla de un gobierno sin legitimidad política, es repudiable, aparece como una vulgar cortesana del poder, pero su actitud no solo es un problema de conducta individual sino que vuelve a mostrar los límites que existen en las izquierdas cuando no hay un proyecto colectivo y las representaciones políticas carecen de un sustento orgánico, pues siendo importante la extracción de clase, junto a ello resulta vital afirmar una posición de clase, desarrollar una conciencia de clase y construir una organización política para defender esos intereses de clase.

Y ésto solo se logra cuando los esfuerzos individuales se funden en un proyecto colectivo, cuando existe una organización política con un proyecto de país y una trayectoria consecuente. Isabel se quedó a medio camino, y por una medalla manchada con sangre decidió tirar al charco toda su trayectoria, perder credibilidad y hacer más complicado el lento y dificil resurgir de las izquierdas, pues como bien dice ese viejo refrán, éramos tan pobres y a la abuela se le ocurrió parir.