LA VERDAD SOBRE NICARAGUA
Por Gustavo Espinoza Montesinos
I.ANTECEDENTES
Por su ubicación geográfica, por su condición de país situado entre dos grandes océanos y por su apreciable riqueza acuífera, Nicaragua fue siempre una presa acariciada por el imperio. Los apetitos de Washington en la materia, se expresaron a través del tiempo. En el siglo XIX, el filibustero William Walker ocupó el país y se autonombró presidente de Nicaragua, impuso el inglés como “idioma oficial” y decidió instaurar la esclavitud; pero fue finalmente expulsado de ese territorio centroamericano.
En la primera década de siglo XX se repitió la historia. Apenas Washington escuchó que Nicaragua gestionaba la posible construcción de un canal interoceánico con Japón, Alemania e Inglaterra, movilizó sus barcos de Guerra sobre el golfo de Fonseca para disuadiral presidente Zelaya. Finalmente, en 1909, lo obligó a dimitir.
En 1912 la Infantería de Marina de los Estados Unidos ocuparíaoficialmente Nicaragua y permanecería ahí hasta 1933.La reacción del pueblo fue definida y se expresó en la lucha armada iniciada por Benjamín Zeledón y retomada por Augusto C. Sandino, el “General de Hombres Libres”: jefe nato del “Pequeño Ejército Loco” que finalmente derrotó y expulsó a los ocupantes de su territorio.
Los grandes hacendados y la oligarquía local no cesaron en su empeño por mantener sometido al pueblo de Nicaragua y, a la sombra del Imperio, se apoderaron de los resortes del poder. Por orden de Washington, Somoza asesina a Sandino en febrero de 1934,da un golpe de Estado y se instala en la presidencia. Lo sucederán sus hijos Luis y Anastasio quienes gobernarán el país como si fuera su feudohasta 1979, cuando la Revolución Popular Sandinista cambie el rumbo de la historia, en la martirizada patria de Rubén Darío.
II.VICTORIA SANDINISTA Y LA REVOLUCION POPULAR
En 1979, veinte años después de que Fidel Castro y sus compañeros tomaran el poder en Cuba, los sandinistas imitaron la epopeya e ingresaron victoriosos a Managua, el 19 de julio.
Se inició así la Revolución Popular Sandinista, que este año cumple 39 años de lucha y de victorias.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), fundado en 1961 por Carlos Fonseca, Tomás Borge, Silvio Mayorga y otros combatientes, luego de una prolongada guerra que puso en fuga al tirano, tomó en sus manos el control del país. Venciendo así no sólo al dictador protegido por el gobierno de los Estados Unidos, sino también a la burguesía timorata y oportunista, quedesde el comienzo se propuso sabotear el proceso de transformaciones revolucionarias.
El gobierno de los Estados Unidos fue el principal adversario de esa primera fase de la Revolución. Ronald Reagan, al amparo de los llamados “Documentos de Santa Fe” -la cartilla contrarrevolucionaria de la época- impulsó agresiones armadas contrala Nicaragua liberada y organizó, armó y financió un verdadero ejército: la Contra, que combatió con las armas en la mano en defensa de los intereses de las camarillas locales y el capital financiero.
La guerra así librada, duró diez años; hasta que en 1990 los Sandinistas fueron desplazados del poder, como resultado de los comicios impuestos a Nicaragua por las presiones de Washington y la oligarquía local. Se beneficiaron así los “partidos tradicionales”, que buscaron retrotraer la historia, destruyendo las conquistas alcanzadas por el pueblo. Los gobiernos de Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, buscaron eliminar las conquistas sociales y los avances logrados por los trabajadores.
Es bueno subrayar que estos gobiernos no lograron concretar sus propósitos y perdieron muy pronto todo vestigio de apoyo ciudadano. Fue en este marco que, en el 2007, el Sandinismo retornó al poder.
Antes de que eso ocurriera, en 1995 una facción del Sandinismo se desgajó. Los que se fueron había participado en el poder entre 1979 y 1990 y compartido los aciertos y los errores del gobierno de entonces. Nunca denunciaron nada en esos años. Optaron por otro camino cuando sus posiciones fueron desestimadas y ellos mismos perdieron sus puestos dirigentes, en las elecciones internas del FSLN. El hecho marcó el inicio del denominado Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), que pronto tomó contacto con la alta burguesía opositora y con Washington. Sus exponentes visitaron sucesivamente la Casa Blanca, demandando apoyo del gobierno de los Estados Unidos para deponer a Daniel Ortega y derribar su gobierno. Compitieron en cada ocasión contra el Frente, pero nunca lograron alcanzar siquiera una votación razonable. En los comicios del 2006, obtuvieron apenas el 6%, y en los de 2011, a pesar de que se presentaron en alianza con los partidos de la derecha más recalcitrantemente antisandinista, no lograron derrotar a Daniel Ortega que arrasó con el 62.56% de los votos.
III. LA NUEVA GESTION SANDINISTA
A partir del año 2007 el Sandinismo, con la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, recuperó posiciones y fue afirmando el proceso interrumpido por la reacción. La agitación comenzó a hacerse sentir a partir del 2016, aunque se atenuó cuando en los comicios de ese año el candidato del Frente –Daniel Ortega- alcanzo el 72% de los votos, contando con Rosario Murillo como compañera de fórmula electoral.
Es bueno precisar, sin embargo, que Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, no fue elevada a esa función por razones de orden conyugal. El pueblo recuerda que en los años del somocismo, Rosario Murillo trabajaba como secretaria del director del diario “La Prensa” de Managua, al tiempo que militaba clandestinamente. Su ubicación excepcional sirvió para que el FSLN tuviera informaciones de primera fuente y conociera muchos hechos que ocurrían en las altas esferas del poder. Fue co-fundadora del Grupo Gradas, el brazo cultural de la lucha antisomocista, que agrupó a poetas, pintores y músicos revolucionarios que realizaban intervenciones callejeras que se desarrollaban en los barrios por todo el país. Finalmente detectada, tuvo que marcharse al exilio. En Costa Rica se une al colectivo de Radio Sandino, que cubrió una buena parte de la información guerrillera de la época. Durante el primer gobierno sandinista se desempeñó como secretaria general de la Unión de Escritores de Nicaragua; de la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura; y como titular del Instituto de Cultura. Fue electa diputada de la Asamblea Nacional (1984-1990).Desde 2007 se ha desempeñado como portavoz de la Presidencia y coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del Poder Ciudadano. Desde ahí ha impulsado el papel de los jóvenes y las mujeres para profundizar la restitución de derechos y el protagonismo de las mayorías como agentes de su propio desarrollo.
En todo este periodo, el Sandinismo se apoyó en el pueblo y ganó respaldo ciudadano de un modo constante. Logró, en efecto, la victoria en el 2007 con algo menos del 40% de los votos; pero ya el 2016 obtuvo un 72% de sufragios, porcentaje nunca antes alcanzado en el país.
No obstante, ya en este tiempo se había agotado la paciencia del imperio y de las camarillas locales a su servicio. Comenzó entonces, a desatarse una campaña orientada a derribar al gobierno haciendo uso de una práctica novedosa: la fórmula de Gene Sharp destinada a derrocara los gobiernos poco afectos a la administración norteamericana. Ese modelo de Golpe Blando o Revolución de Colores fue aplicado en Ucrania con significativo éxito, y luego en Egipto, Libia y en las llamadas Primaveras árabes. Este busca reemplazar la fuerza de una invasión, con la astucia de un proceso destinado a minar la base social de la supuesta “dictadura”, sembrando el caos y la desconfianza cívica. El “modelo” en la región, se aplicó con relativo éxito en Venezuela entre abril y julio del 2017 y sólo fracasó cuando el Presidente Maduro y el PSUV ganaron los comicios de ese año y convocaron de manera exitosa a la elección de una Asamblea Constituyente. La oposición se dividió por razones electorales y perdió rápidamente credibilidad y apoyo ciudadano. Entonces fue que decidieron “trasladar” el operativo hacia Nicaragua. Allí, en Managua y otras ciudades, han aplicado los mismos métodos usados en la patria de Bolívar.
IV. LA OFENSIVA CONTRARREVOLUCIONARIA
La primera señal de esta ofensiva, se dio luego del anuncio del gobierno sandinista del megaproyecto de construcción del Canal Interoceánico.
Los medios de comunicación y la prensa grande, mayoritariamente en manos de la derecha, se lanzaron a una feroz campañaanticanal. Las ONGsambientalistas empezaron a organizar a los campesinos de la zona, propalando una serie de mentiras. Les aseguraron que el canal afectaría la biodiversidad del lago, y que esto obligaría a los pobladores a abandonar sus tierras, cosa que aprovecharía el gobierno para confiscárselas. Hubomarchas de campesinos con antorchas y machetes,y protestas de distinto signo.Para internacionalizar el conflicto llegaron Amnistía Internacional, Human RightsWatch, Global Witness y la CIDH. Hasta Bianca Jagger, devenidaen activista,increpó al presidente de la República: «Estoy aquí para decirle, señor Daniel Ortega: ¿no tiene usted vergüenza de poner en peligro la vida de campesinos e indígenas?”.
El gobierno se vio forzado a responder, asegurando a los campesinos y a los pobladores que esos riesgos no existirían; y que esa campaña carecía completamente de base. Entonces, la “contra” se agazapó para buscar otra oportunidad.
Ella se presentó con los incendios forestales ocurridos en la “Reserva Indio Maíz”. Esos incendios se producen en muchos países y se prolongan semanas, y aún meses; y resultan siempre difíciles de extinguir. Cuando inició el incendio, se dijo que el gobierno “no había previsto” que pudiese presentarse un desastre de esa envergadura, luego lo acusaron de “incapaz”, porque no lograba extinguirlo, terminaron acusándolo de haber provocado el incendio forestal para lucrar con las tierras de esa zona intangible. En ese lapso, a través de las redes sociales hicieron circular imágenes desoladoras depérdida de plantaciones, y hasta la muerte de animales. En el extremo, mostraron fotos de gorilas que ardían, como consecuencia del fuego. Ni siquiera les importó saber que en Nicaragua no hay gorilas, como tampoco los hay en ningún país de América. Con eso escandalizaron a la juventud tocando un tema sensible, como es la defensa del medioambiente, y la predispusieron contra un gobierno, supuestamente sordo a sus demandas. Alentaron marchas, movilizaciones y protestas y, sobre todo, pusieron a prueba la eficacia de la guerra psicológica y el manejo de las redes sociales que habría de llevar a la caída de la “dictadura”.
Gracias a las lluvias, a la ayuda de otros países y a los esfuerzos del gobierno, del Ejército y el pueblo de Nicaragua, ese asunto –como el anterior- quedó superado. Y retornó la calma.
Pero como la “contra” no se daba por vencida, usó, en tercer momento, el tema de la crisis del sistema de Seguridad Social.
La Seguridad Social realmente no existía en los años de Somoza. Fue creada e impulsada por el Sandinismo en los años 80, y debilitada después por los gobiernos conservadores. A partir del 2007 recuperó ubicación, pero se fue afectando por el crecimiento del universo al que prestaba servicios-. Y es que, en efecto, el gobierno extendió la atención a los jubilados, a los lisiados de guerra y decretó pensiones a las familias de los héroes y mártires. Esto extendió los servicios del ente encargado, y lo colocó en situación de riesgo. Para evitar su quiebra, era necesario adoptar medidas de “reajuste”.
Los empresarios plantearon acudir a la asistencia del Fondo Monetario, y esta entidad ofertó una propuesta ya conocida: privatizar diversas áreas de la seguridad social, usando la modalidad de contratación de “terceros”; incrementar el aporte de los trabajadores; reducir las prestaciones de salud y eliminar las pensiones de cesantía y jubilación. El gobierno no aceptó esa propuesta y planteó otra: incrementar el aporte de los empresarios, elevar también en porcentaje mucho más pequeño la contribución de los trabajadores, y mucho menor aún, la de los jubilados.
Los empresarios, que en un inicio rechazaron esa oferta aseguraron que podrían variar su actitud y respaldar el proyecto del gobierno pero con dos condiciones: que les redujeran sus obligaciones tributarias (para de allí, pagar las contribuciones más altas al Seguro) y que se eliminara el reajuste semestral del Salario Mínimo extendiéndolo a uno o dos años. Esa petición fue denegada, lo que generó un verdadero impasse.
En Nicaragua el 2007 –al ascenso del gobierno sandinista- y en línea de obtener mayor base social y un clima general de aceptación y gobernabilidad, fue creada una alianza entre los trabajadores, los empresarios y el gobierno sandinista. Las leyes se aprobaban por consenso. Si los empresarios “vetaban” la iniciativa del gobierno en torno a la Seguridad Social, ésta no podría ser dictada. Ocurrió, sin embargo que, ante la urgencia de la situación y la intransigencia patronal- el gobierno de vio forzado a dictar la medida. Esta fue ferozmente resistida por los empresarios y se dio así origen a la crisis iniciada el 18 de abril.
Hay quienes sostienen, erróneamente, que el gobierno “se rindió” ante el fondo Monetario en lugar de llegar a un “acuerdo” con los empresarios. No es así. La propuesta de los empresarios era la del FMI. El gobierno buscó otra opción, menos onerosa para la población. Otros aseguran que la decisión perjudicaba a los jubilados porque afectaba su pensión. Esto era cierto; pero esos jubilados, no tenían pensión antes de que llegara el gobierno sandinista. Ahora la tendrían aunque sufrieran un pequeño “recorte” que no superaba el 0.5% de su beneficio y, en cambio, esto les aseguraba la atención médica completa y gratuita.
Algunos jóvenes, sorprendidos por la propaganda, salieron a protestar arguyendo que “defendían la pensión de sus abuelitos”. Las protestas derivaron en disturbios y se registró una intervención policial. Los medios explotaron el tema y denunciaron que había “un muerto” y decenas de heridos, víctimas del abuso policial. Ese “muerto” nunca existió. Fue inventado por los grupos sediciosos y por las redes sociales, y sirvió para incentivar la protesta contra un gobierno que los medios de comunicación empezaron a culpar de un supuesto “genocidio”.
¿Y quiénes fueron esos jóvenes? En su inmensa mayoría, estudiantes de las universidades privadas, muchachos de la burguesía, fácilmente manipulables por la reacción y consumidores de redes sociales. Muchos de ellos (5000 en total) entrenados en talleres de las ONGs financiadas por USAID y la NED.
La Universidad Politécnica (UPOLI) se convirtió en el centro de la protesta. También la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). El Presidente de la Unión Nacional de Estudiantes(UNEN), fue secuestrado por los grupos terroristas, salvajemente golpeado, y abandonado en una cuneta de la ciudad con tres heridas de bala. Hallado por vecinos del lugar, fue llevado de emergencia al hospital y operado para salvarle la vida.
En Managua, el edificio de la UPOLI fue convertido en el “cuartel general” de la actividad terrorista. Como pudo demostrarse después, en el tercer piso del pabellón universitario, funcionó una suerte de “Estado Mayor Central” de las acciones coordinadas que se desplegaban en la capital y en otras ciudades del interior. En esa instalación, adicionalmente, funcionaron cámaras de tortura, a las que fueron conducidas personas acusadas de ser miembros de la Juventud Sandinista o la Policía Nacional, y estudiantes que se resistían a actuar como carne de cañón de los sediciosos.
V. LA VIOLENCIA
En este marco, creció la violencia. El gobierno planteó la necesidad de resolver el conflicto llamando a un diálogo nacional. Los empresarios pusieron como condición invitar a la Conferencia Episcopal para que fungiera de testigo y mediador. El gobierno aceptó.
La Iglesia, sin embargo, impuso condiciones sus: que el Ejército de Nicaragua quedara “acuartelado”, y que la Policía fuera “recluida” en sus estaciones sin posibilidad de intervenir en los conflictos. El gobierno demandó, a su vez, que fueran suspendidas las acciones violentas y se desactivaran los “tranques”, verdaderas barricadas levantadas en diversos lugares en Managua y otras ciudades. El gobierno cumplió “su parte”, pero los facciosos, no. Los “tranques” continuaron y la violencia se desató en el marco del abandono policial. Así, las ciudades quedaron en manos de los vándalos, y sus grupos armados.
En esa circunstancia es produjeron actos de barbarie nunca antes registrados en Nicaragua: fueron atacadas e incendiadas guarderías infantiles y puestos de salud, colegios y hospitales. Esto ocurrió en distintos lugares del país. La Alcaldía de Granada -por ejemplo- fue atacada, incendiaday completamente destruida no obstante ser Patrimonio Cultural de la Nación. Las viviendas de las familias sandinistas fueron saqueadas e incendiadas. Los militantes fueron secuestrados, torturados, vejados e incluso asesinados. Efectivos policiales, fueron intervenidos, brutalmente golpeados, y quemados vivos. En el extremo, las bandas agresoras filmaron estos aberrantes actos y los mostraron, justificándolos como “expresión de la ira del pueblo”.
Después se descubriría que los autores de estos actos de inusitado salvajismo, no fueron estudiantes, sino delincuentes comunes que actuaron bajo el efecto del alcohol y de las drogas. Un audio interceptado permite oír la voz de un sacerdote en Masaya quien habla por teléfono con los dirigentes de un “tranque” de la ciudad, y le recomienda que “esconda el cadáver”, que tiene ahí, ante la eventual llegada de organismos de Derechos Humanos. “Desparézcanlo”, dice; ”métanlo en un escusado para que no lo descubran”, ordena este increíble “Pastor de la Iglesia”.
Los hechos descritos, y que pueden ser probados documentalmente, ocurrieron en distintas ciudades de Nicaragua, pero adquirieron mayor dimensión en Jinotega, León, Estelí, Granada y Masaya. Esta última ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Managua, fue convertida en el baluarte de la “resistencia antisandinista”. Allí los contrarrevolucionarios querían “hacerse fuertes” para estabilizar su dominio y constituir un “gobierno” paralelo, a fin de que éste fuera “reconocido” en el escenario exterior y pudiese “pedir ayuda” a los Estados Unidos para “restablecer la democracia” en Nicaragua. El país del norte estaba presto a asegurar una invasión que se justificaría alegando que ella había sido “solicitada” por los “demócratas nicaragüenses”.
Cuando la situación se agravó, y el clima de violencia se tornó insoportable, el gobierno optó por “desacuartelar” a la policía y ésta, pudo actuar. En Masaya, por ejemplo, 40 policías estuvieron retenidos -y virtualmente secuestrados- en la estación policial de la localidad. Soportaron 55 días de asedio constante. No podían salir, ni ingresar alimentos. Tampoco podían recibir visitas de sus familiares. Y constantemente eran injuriados e insultados, conminándolos a “rendirse”, cosa que ciertamente no ocurrió. Finalmente fueron rescatados por efectivos que llegaron de Managua y con los cuales organizaron y ejecutaron el ataque final a las posiciones de los terroristas que se habían parapetado en las barricadas y tranques levantados en el distrito de Monimbó, una zona popular de la ciudad. Allí ocurrió el enfrentamiento final en la madrugada del 18 de julio.
Más de un centenar de “tranques” y barricadas había sido levantadas en Monimbó. Prácticamente todas las calles del distrito, estaban bloqueadas. Los “activistas” –alrededor de unas 500 personas, estaban parapetadas, y fuertemente protegidas. Habían cavado zanjas como si fueran trincheras, levantado barricadas con adoquines, sacos de arena y fierros. Y para sumar gente a la protesta, ofrecían 500 pesos y tres comidas diarias, a quienes se quedaran en el lugar. Gente pobre, cuyo ingreso diario promediaba los 250 pesos, encontró atractiva la propuesta y se quedó allí. Pero también vagabundos y drogadictos se aunaron a la acción porque recibieron alimentos, e incluso droga. Todo eso incrementó el número de personas involucrado en los hechos.
La defensa de las posiciones de los grupos terroristas se organizó militarmente. Trataron de entorpecer el avance de los efectivos policiales en cada tranque, y conforme iban siendo derrotados en uno, se integraban a otro que estaba a sus espaldas. De ese modo, fueron retrocediendo hasta la Plaza de la Magdalena. Allí se organizaron alrededor de 250 activistas de la “contra” para lo que se consideraba el enfrentamiento final. Este comenzó a las 3 de la madrugada y se prolongó casi hasta el mediodía. Los “contras” ubicaron 4 francotiradores en la torre de la iglesia, y desde allí, abatieron a algunos policías e hirieron a otros; pero fueron finalmente derrotados. Tanto el Párroco de la iglesia –Arwin Salvador Padilla- como los tres líderes de la resistencia armada –Maldonado, Macán y Brenes- desaparecieron. La “limpieza” de la zona, se prolongó hasta horas de la noche, pero se limitó a la destrucción de los “tranques” y a la limpieza de la localidad, que había quedado convertida en un basural. Los efectivos policiales no ingresaron a ninguna vivienda, y sólo detuvieron a quienes –desde posiciones de calle- hicieron resistencia, o pretendieron atacar a la milicia.
36 horas después, tuve la posibilidad de visitar Masaya, de recorrer algunas calles de Monimbó, y de estar ante la iglesia, en la Plaza de la Magdalena; comprobando la dureza de la confrontación ocurrida poco antes. Paredes agujereadas por balas, y el suelo desnivelado por la construcción de verdaderas barricadas, en una muda señal de enfrentamientos que dejaron una secuela de muerte tanto en las filas sediciosas como entre los comandos policiales que operaron en tal circunstancia.
VI. LA CASUÍSTICA DE LA VIOLENCIA
Para tener una idea de la magnitud de los hechos que estamos reseñando, es importante incorporar en este documento, lo que bien podría denominarse la ”casuística de la violencia”, es decir la relación de los casos en los que se registró la muerte de personas por parte de los grupos armados. El hecho de que se produjeran estas muertes, el tipo de vejámenes que sufrieran quienes fueron finalmente asesinados, la difusión que los propios criminales dieron a sus acciones y la impunidad de la que se jactaban, nos permitirá tener una idea de la magnitud de la tragedia nicaragüense.Veamos, entonces:
El 11 de junio el gobierno de Nicaragua denunció que a las 2.30 de la tarde del día anterior, grupos delincuencias encapuchados atacaron con armas de fuego, morteros y bombas Molotov, la Delegación Policial del Municipio de Sébaco, en Matagalpa. El ataque se prolongó tres horas, y generó heridas de bala en varios de los policías de la unidad que quedó finalmente destruida. El mismo 11 de junio, en Managua, dos oficiales de la Policía Nacional que se trasladaban en una motocicleta fueron interceptados y baleados por un grupo armado, falleciendo Marcos Antonio González Briceño y quedando gravemente herido Jean Kerry Luna. También el 11 de junio, un grupo armado atacó y secuestró aKener Joel Velásquez, de 17 años, miembro de la Juventud Sandinista. El hecho ocurrió en el distrito de Masatepe, en Masaya. En esa misma línea, al día siguiente, 15 sujetos provistos de armas de fuego atacaron la casa habitación del joven Salvador Silva, miembro del Consejo de Liderazgo Sandinista.
También el día 12 de junio el ingeniero Carmelo Noel Lindo Centeno, Director de Obras Públicas de la Alcaldía de León fue golpeado y secuestrado. Ese mismo día, fue secuestrada la ambulancia del hospital de Jinotega, que se dirigía a traer alimentos, siendo retenidos y secuestrados el chofer y sus tres acompañantes. El mismo día, en Villa Austria y la Colonia Primero de Mayo, delincuentes armados secuestraron de sus viviendas y torturaron a Ramón Hernández Caballero, de 18 años, y a Josep Silva Nena, de 27, integrantes, ambos, de la Juventud Sandinista; en tanto que en Villa Progreso, en Managua, delincuentes armados saquearon la casa de Matilde Sobalvarro y secuestraron a su hijo, Roberto Rodríguez. Matilde, a su vez, es madre del Director del Teatro Nacional Rubén Darío. Ese mismo día –el 12 de junio- en horas de la noche fue secuestrado por delincuentes armados el joven Luis Antonio Pérez Espinoza, coordinador de la Juventud Sandinista en el departamento de Carazo. Esa misma noche, delincuentes armados ingresaron al Hospital de Estelí, dañando severamente su estructura; en tanto que en Villa Sandino y en el Municipio de San Pedro de Lóvago, en el departamento de Chontales, 40 delincuentes armados incursionaron en la finca de Teodoro Ruiz, retirado del ejército y militante del FSLN. Como éste y su colaborador ErnaldoSánche Chavarría, se negaron a entregar las armas, fueron asesinados.
El 13 de junio delincuentes armados saquearon el Plantel de la Alcaldía de Masaya, golpeando y secuestrando a 10 personas entre trabajadores y funcionarios de la entidad, entre los cuales estaban dos mujeres. Esa misma noche, en Managua, delincuentes armados secuestraron al dirigente de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua y Presidente de la Federación Universitaria de la UPOLI y miembro de la Mesa de Diálogo Nacional, Leonel Morales. El hecho ocurrió en el Barrio Las Américas del Distrito VII de la capital. Posteriormente, el atacado fue hallado gravemente herido. Ese día, delincuentes armados quemaron la Escuela José de la Cruz Mena, en Villa Esperanza, Municipio de Jinotepe, en el departamento de Carazo.
Solamente citamos –por naturales razones de espacio- algunos de los hechos registrados. Pero ellos ocurrieron -en un promedio de seis o siete al día- desde abril hasta julio. En ese lapso, adicionalmente, las embajadas de Guatemala y Costa Rica denunciaron que 400 camioneros que transitaban de un país a otro llevando mercadería habían sido retenidos en Nicaragua, y no podían movilizarse; situación que se prolongó por algo cuarenta días. También se denunció el caso de una mujer policía y su esposo. Ellos fueron intervenidos por los vándalos, y ella fue cruelmente torturada, violada y finalmente asesinada. El esposo –integrante también del cuerpo policial- igualmente murió a manos de los terroristas.
Muchos hechos similares a éste, y aún más graves, pueden citarse para dejar constancia de la barbarie entronizada en Nicaragua en estos aciagos días en los que la ciudad quedó en manos de bandas delictivas que operaron con la mayor impunidad. De modo general, puede asegurarse que estos crímenes y atentados no tienen precedente alguno en ningún proceso que se precie de democrático, popular o revolucionario. Son expresión del fascismo convertido en práctica política por grupos aventureros que buscaban minar la autoridad oficial en Nicaragua, en procura de hacerse del Poder, por la vía del caos y el terrorismo.
VII.- LOS QUE DIRIGIERON LA BARBARIE
Estos grupos vandálicos y terroristas no actuaron en Nicaragua de manera espontánea ni obraron de manera improvisada. Fueron preparados militarmente desde antes, contaron con pertrechos de combate altamente calificados y actuaron ostensiblemente financiados. Por esto, se puede apreciar que respondieron a un “comando” y a segmentos preparados para la tarea planteada.
El primer núcleo, ciertamente, estuvo en los medios de comunicación. El diario “La Prensa” de Managua, tuvo un rol protagónico y fue secundado por el Canal de televisión “100% Noticias”, que se dio maña para cubrir todos los hechos y presentarlos “a su modo”. El segundo fue el empresariado, que alentó desde un inicio a los grupos vandálicos, a sabiendas de que carecían de argumento válido para la protesta. El tercero fue un núcleo de ex militares que abandonaron las filas del sandinismo en diferentes momentos, pero que se llevaron de él preparación para el desarrollo de acciones no convencionales. Finalmente, el cuarto, fue el MRS que buscó “montarse” sobre las protestas para “pescar a río revuelto”.
Directamente ligada a estos grupos, estuvo la Jerarquía Eclesiástica. Asomó originalmente como “intermediaria” pero pronto desveló su rostro y apareció como era: una fuerza dirigente en una acción abiertamente sediciosa. Hay que decir que estos curas de la Jerarquía se fueron siempre de boca y atacaron en forma soez al gobierno. El Obispo Abelardo Mata, miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, dijo sin empacho y refiriéndose al Jefe del Estado: ”Ortega se ha vuelto como una bestia”. Expresiones similares usaron otros miembros de la Iglesia que no representan, sin embargo, el sentimiento ni el pensamiento de la Iglesia, ni de la mayoría católica del país. Movimientos sacerdotales de base rechazaron esas actitudes y se sumaron más bien a los llamamientos de paz formulados por el gobierno Sandinista. El Nuncio Apostólico, Decano del Cuerpo Diplomático y embajador del Estado Vaticano acreditado en ese país, no asumió actitud alguna contra el gobierno de Daniel Ortega, y más bien concurrió al acto central del 19 de julio, en homenaje al 39 aniversario de la Revolución Popular Sandinista. El Papa, por su parte, llamó a Roma a los Obispos Nicaragüenses exhortándolos a condenar la violencia y formular llamamientos por la paz, en la línea del gobierno. En otras palabras, la Jerarquía Eclesiástica actuó en Nicaragua no como una fuerza espiritual, sino como una vanguardia contrarrevolucionaria. Con su anuencia, sacerdotes escondieron armas, pero también medicinas, vituallas y alimentos, protegieron a vándalos vistiéndolos con ropa de monaguillos, cuando fueron intervenidos por la policía, y con trajes de monjas, cuando se trató de guarecer a mujeres vinculadas a acciones sediciosas.
En el tema de los medios de comunicación hay que señalar una característica especial: en Nicaragua el FSLN carece de un diario de circulación nacional. “Barricada” –su periódico histórico- dejó de publicarse hace varios años, de modo que este renglón informativo –la prensa escrita- está íntegramente en manos de sectores vinculados a la empresa privada y a los llamados “partidos tradicionales” así como a la denominada “Sociedad Civil”. Las emisoras más importantes también tienen el mismo signo, aunque dos de ellas, consideradas “Sandinistas”, fueron atacadas, incendiadas y destruidas por las turbas en la capital nicaragüense. En cuanto a la TV, allí se registran hasta 12 canales, tres de los cuales muestran simpatía por el gobierno en tanto que los demás están al servicio de la oposición. En este caso, como se ha señalado, hubo señales de TV que se pusieron totalmente del lado de los facciosos, y sirvieron como cajas de resonancia a las acciones emprendidas por ellos y contribuyeron a difundir noticias falsas en torno a hechos inventados.
Como en otros países, también en Nicaragua los empresarios -el tercer factor- están organizados y defienden activamente sus intereses de clase. Ellos temen siempre los cambios revolucionarios porque “sienten” que les perjudican, y ponen en riesgo sus inversiones. Muchos de ellos hicieron fortuna en los años de la tiranía, pero algunos entraron en contradicción con Somoza y se integraron al llamado “Frente Amplio Opositor” creado en ese entonces para “tomar distancia” de la dictadura y promover una “salida democrática”, y no revolucionaria, a la crisis. Cuando el FSLN tomó el poder por vía armada, ellos se sumaron a la oposición y bajo el ala del imperio, y al lado de la alta jerarquía eclesiástica, combatieron “los cambios”. Respaldaron luego a los gobiernos neo liberales, entre 1990 y el 2007, y fracasaron con ellos. Y cuando el FSLN retornó al poder buscaron “acomodarse” en la nueva situación, pero nunca estuvieron de acuerdo con ella. Trataron siempre de imponer sus condiciones, y se mantuvieron a la ofensiva en la tarea de sacar el mayor provecho posible en función de sus intereses. Esta vez “se jugaron” porque sintieron que estaba en cuestión un tema concreto: ¿Podrá el gobierno legislar sin nuestro acuerdo? En defensa de sus fueros, asumieron un rol dirigente en la lucha.
Los ex militares retirados del Sandinismo constituyen un mosaico de distintos colores. Lo hay quienes lucharon con el FSLN contra Somoza y dejaron sus filas a poco de la victoria, por no estar de acuerdo con algunas acciones u opciones del gobierno. También los que acompañaron al gobierno en los años 80 y se alejaron después, en unos casos por decisiones personales y en otros por opciones políticas distintas. El caso más emblemático es el del hermano de Daniel, Humberto Ortega, hoy dedicado a los negocios y en posiciones francamente hostiles a la gestión gubernamental. También hay dos Comandantes –Ruiz y Carrión- que trabajan abiertamente al servicio de la gran burguesía. Todos ellosse han dedicado a “preparar” cuadros para la lucha activa contra el gobierno sandinista. Sus motivaciones, en unos casos ideológicas, tienen también un aditamento material: los negocios que hacen con importantes empresarios locales y del exterior.
El denominado Movimiento de Renovación Sandinista es el último elemento a referir. Su trabajo esencial, ahora, se procesa a través de las ONGs financiadas desde los Estados Unidos por USAID y la NED. Se trata de una fuerza que ha renegado de los principios y valores del Sandinismo, aunque mantiene su denominación. De hecho, no defiende a Sandino ni da muestra alguna de reivindicar su historia, ni su mensaje. Hoy es sin duda, la estructura política subordinada a los intereses del imperio, que realiza la mayor actividad por contar con elevados recursos financieros. De hecho, recibió 32 millones de dólares de parte de USAID para “capacitar líderes juveniles” y varios millones más para “impulsar proyectos democráticos” alentados por el imperio. Este vínculo del MRS con las ONGs sirve, además, para ligar a la organización política con la alta burguesía nicaragüense y el pensamiento conservador de los Estados Unidos. Estrella de este cielo es Carlos Fernando Chamorro –hijo de Violeta Chamorro-, dueño del Grupo Mediático “Cinco” que publica “Confidencial” y “Esta semana”, quien goza de una partida adicional del Congreso de los Estados Unidos por 4 millones de dólares, y trabaja en coordinación estrecha con el “lobby” anticubano de Miami, representado por Marco Rubio, Ted Cruz e Ileana Ros-Lethinen, que ha hecho de la “guerra” contra Cuba su negocio.
VIII. LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMETALES
Son las llamadas “ONGs” que tienen activa participación en muchos países. Como se sabe, actúan en dos escenarios. En uno, defienden los llamados “procesos democráticos” y denuncian la violación de los derechos humanos. En el otro, son usados para confrontar a gobiernos progresistas y desestabilizar procesos avanzados. Así ocurrió en el Medio Oriente y en el norte de África, en los casos de Irak, Siria, Libia, Túnez y Egipto.
En Nicaragua existe la Fundación Violeta Chamorro y muchas otras como “Ética y Transparencia” de Roberto Courtney, “Hagamos Democracia” de Luciano García, las organizaciones feministas de Azalea Solís; la “Organización Anti Canal” de Medardo Mairena, el “Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas” de Félix Maradiaga, la FUNIDES de Juan Bautista Chamorro, la Comisión Permanente de Derechos Humanos de Marcos Carmona, y muchas activistas financiadas desde el exterior, como Luisa Molina, Vilma Núñez de Escorcia, María H. Castillo, Mónica Baltodano y su hija Mónica López Baltodano, entre otras. El diario “La Prensa” de Managua tiene un rol protagónico en la orientación principal del movimiento anti sandinista. Algunos escritores, liderados por Sergio Ramírez, el poeta Ernesto Cardenal, Gioconda Belli y otros, buscan “ganar” para esa causa a la intelectualidad nicaragüense y latinoamericana, pero no lo han logrado.
El común denominador de estas entidades –las ONGs- y el proceso de recolonización alentado por algunos intelectuales fue el odio al proceso emancipador liderado por el Sandinismo. Por eso, se tradujo en una ofensiva en todos los frentes contra las instituciones gubernamentales, pero también contra las personalidades más destacadas del escenario nacional. En el centro de los ataques estuvo por cierto el Presidente Daniel Ortega; la compañera Rosario Murillo, Vice Presidenta de la República; Carlos Fonseca Terán, destacado intelectual nicaragüense, vicesecretario de Relaciones Internacionales del FSLN e hijo del fundador del Sandinismo, comandante Carlos Fonseca Amador, figura emblemática de la Nicaragua de nuestro tiempo. Incluso, el historiador de la República y descollante figura de la Academia Diplomática, Aldo Díaz Lacayo, fue groseramente denostado. Se imprimió contra él una ignominiosa pancarta en la que se leía: “Se busca, por distorsionar la historia a favor de Daniel Ortega”.
Recientemente en Nicaragua fue difundido un trabajo dedicado a las ONGs y a sus vínculos con el Imperio que las financia con la idea de desestabilizar a los gobiernos progresistas en diversos continentes. Tal labor la hemos visto en Venezuela y la vimos en Bolivia, hasta que el gobierno de Evo Morales decidió expulsar del territorio boliviano a la USAID, cortando de raíz todo financiamiento exterior a dichas entidades. Sin recursos, esos organismos, que no son sino pequeñas capillas, quedaron sin trabajo y finalmente abandonaron el país andino.
IX. EN LA PERSPECTIVA
Bien puede decirse que el grandioso acto del 19 de julio pasado, fue el golpe final a la contrarrevolución. Aunque antes habían ocurrido otras movilizaciones, ninguna como ésta sirvió para “tomar el pulso” al estado de ánimo de las masas. Alrededor de 150 mil personas que se concentraron en la Plaza de la Fe, en el corazón de Managua, para expresar su respaldo al proceso sandinista y su identificación con Daniel Ortega, el Partido y el Gobierno. Bien puede decirse entonces que el fin de los actos sediciosos en Masaya, la concentración registrada en Managua y el discurso del Jefe de Estado, marcaron la derrota política y militar de la contrarrevolución. Ahora se abrirá una nueva etapa en la confrontación.
Esta segunda etapa tendrá un fuerte escenario exterior. Será el gobierno yanqui quien monitoree esa batalla, la Nic-Act diseñada en el Congreso de los Estados Unidos, la OEA, el “Grupo de Lima” y las presiones económicas y políticas del imperio. Nicaragua comenzará a vivir la dura etapa de un virtual bloqueo económico y financiero. Se reducirá el comercio y la inversión extranjera. Esto, agravará la crisis en el país y generará problemas que habrán de enfrentarse en condiciones aún más adversas.
La otra parte de la batalla se librará en el país. Tendrá que ver con la resistencia empresarial interna y el papel de la Iglesia, el comportamiento de las universidades privadas y de los jóvenes aun bajo su influencia. Y es que la burguesía nicaragüense no se considera derrotada y seguirá buscando abrirse paso en detrimento de la Revolución Sandinista. Para revertir la situación actual, recurrirá al boicot económico, provocará el desabastecimiento, el desbalance en los precios, la desaparición de productos de primera necesidad. Y dirá, en todos los casos, que la “culpa” es de la ”incapacidad del gobierno”. En los hechos, se pondrá más alta la valla para el pueblo nicaragüense. Los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y la intelectualidad, así como otros segmentos de la sociedad, se verán forzados a asumir nuevas responsabilidades y enfrentar duros retos.
El tercer factor en la perspectiva, está en el campo popular. Dependerá del propio gobierno, su cohesión y su consecuencia; de la función de la dirección del Sandinismo, de su capacidad para diseñar estrategias y desarrollar procesos de acumulación de fuerzas. Una buena gestión oficial podrá colocar al MRS nuevamente en el rincón de las fuerzas actuantes, es decir, a la cola de todos los demás. Un proceso de acumulación de fuerzas inteligentemente conducido no sólo ayudará al Sandinismo a mantener su papel como fuerza de vanguardia en el escenario concreto; sino que, adicionalmente, le permitirá fraccionar y escindir a la oposición, como ocurre actualmente en Venezuela.
Para que esto funcione, será necesario fortalecer la unidad del Frente, organizar a todo el pueblo, elevar la conciencia política de las masas, y alentar y promoverla la participación activa de la ciudadanía en las tareas de hoy y de mañana.
X.- NUESTRA RESPONSABILIODAD SOLIDARIA
En lo que a nosotros se refiere, debemos seguir atentamente el proceso que se vive en el país hermano, analizar la evolución de su crisis, documentarnos bien, pensar con responsabilidad en nuestra tarea solidaria y alentar y promover acciones en apoyo a la causa de Sandino, su pueblo y su gobierno. En otras palabras, seguir los consejos de José Carlos Mariátegui, que a fin de los años veinte del siglo pasado saludó la opción sandinista considerándola como “la única digna” en Nicaragua; y la voluntad de lucha de Esteban Pavletich, que hizo historia con su abnegado sentimiento internacionalista.
Debemos ver con mayor claridad que el proceso continental es uno sólo y que la suerte del Perú se juega hoy también en cada uno de los escenarios de lucha de nuestro continente. Lo hoy ocurra en Caracas o en Managua, no puede sernos indiferente. Al contrario, en esos suelos se juega también el porvenir del Perú y la suerte de los pueblos de América latina.
Ver con claridad el escenario de nuestro tiempo y redoblar nuestra solidaridad de manera constante y efectiva, es nuestra tarea.
Lima, julio del 2018