Yorka Gamarra, periodista peruana de honrosa trayectoria publicó una carta abierta a su tía, la seora Dina Boluarte, ungida como Presienta de la República por el Congreso el pasado 7 de diciembre. La importancia y la actualidad de la carta -que fuera insertada en «La República» el 13 de marzo- ameritan su difusión.
TÍA DINA
Nunca pensé escribirte estas cosas. Hace diez años que no tengo comunicación contigo, pero, las circunstancias que vive hoy el país, las muertes de inocentes y las publicaciones con mentiras que agreden mi honra y la de mi familia, me obligan a escribirte. Nada te debo, ni trabajo, ni contratos, son mentirosas y calumniosas las publicaciones que vienen esgrimiendo algunos medios de comunicación. Por eso y porque tengo la suficiente autoridad moral, te escribo lo siguiente:
Cuando se agudizó la crisis entre el Ejecutivo y el Congreso en diciembre del año pasado, pensé que si, en algún momento, asumieses la Presidencia (ya que eras Vicepresidenta de un presidente al que el Congreso no dejaba respirar) lo harías con la entereza que reclama el pueblo para sus políticos, reflexionando en tus raíces, en las implicancias que tendría para el país, para las mujeres, para tus partidarios que creyeron en ti. Llegado el momento, pensé que juramentarías, declarando que tu gobierno sería de transición y que convocarías inmediatamente a elecciones generales, en sintonía con lo que pedía el país y, que el período que te tocaría conducirlo, lo harías con responsabilidad, pensando en recuperar los espacios democráticos institucionales perdidos, fortaleciendo el diálogo y la lucha contra la corrupción, cosas mínimas que Castillo no se atrevió a hacer.
Las cosas sucedieron al revés, increíblemente, te pasaste a la otra orilla, juraste hasta el 2026 y le lanzaste un salvavidas a ese Congreso de la vergüenza, que el pueblo quiere que se vaya y afianzaste tu alianza con los sectores que horas antes nomás te terruqueaban y te denunciaban por todo (a ti y a varios integrantes de tu familia a través de esa cosa que llaman Willax). Denuncias que hasta hoy, siguen rebotando en algunos medios de comunicación.
¿Te recuerdo de dónde venimos?, tus padres, mis abuelos, eran personas honorables de Chalhuanca, Aymaraes, Apurímac, mi abuelo, un honesto juez y mi abuela, una digna y laboriosa señora dedicada a sus doce hijos, a los que se sumaron varios nietos que ayudó a criar. En lo que respecta a mí, en mi memoria todavía tengo el recuerdo de tu juventud y mi niñez, en que compartimos por espacio de un año bajo el mismo techo, en casa de mis padres, en Cusco, ¿Te acuerdas cuando llevaste a la casa dos discos de Tiempo Nuevo y cantábamos “Cierra filas” y “Que la tortilla se vuelva”?, ¿Qué pasó?, la vanidad no es buen consejero, la arrogancia tampoco.
He pensado mucho en la pertinencia de esta carta, en el costo familiar para mí, seguro que varios parientes se molestarán conmigo, a ellos nada les reprocho, no obstante, no puedo permitirme guardar silencio, sería inmoral hacerlo. Frente a este gobierno de terror que encabezas, alguien tiene que decir que la familia cercana, es decir, el tronco que nació de mi abuelo, tiene gente honesta, que ha sufrido y que padece todos los sufrimientos que viven miles de peruanos y peruanas para poder tener una vida con dignidad.
Escribo esta carta después de ver cómo nuevamente se disparan lacrimógenas y balas al cuerpo desde helicópteros, contra mis hermanos y mis hermanas de Puno y Lima, después que anunciaras el “financiamiento de obras para Puno” y el envío de un “convoy para el crecimiento de Puno” y después que seis soldados adolescentes se ahogaran defendiendo a tu gobierno frente a un falso enemigo, que es el mismo pueblo que los vio nacer. Pueblo contra pueblo.
Es increíble cómo te estás develando ante el país. Nada tiene que ver con la humildad y generosidad de otros integrantes de la familia, esa familia que te apoya, llamados por un sentido generoso de solidaridad contigo, aunque estén viviendo en carne propia todos los agravios, insultos y desprestigio que solo tú te mereces.
Ya basta. Nuestro pueblo está muriendo asesinado por las balas de tu gobierno. El tiempo no hará que las responsabilidades de quienes las tengan, se borren, se diluyan o se olviden y tu gobierno se afiance. Lamento decirte que eso no pasará, el tiempo sólo agrava las cosas y, quienes hoy te apoyan, la derecha, el fujimorismo, los corruptos de siempre y sus medios, te van a dejar sola, ya lo están comenzando a hacer.
Estos días, algunos medios han vuelto a mencionarme y también a algunos parientes que quiero mucho, insinuando que nos llueven contratos por tu cargo de presidenta, ya estoy harta de eso. No es justo, porque no es verdad que te deba algo a ti o a tu Gobierno.
No sé si te interesa saber, que tus hermanos que viven tanto en Chalhuanca como en Cusco, personas de la tercera edad, han tenido que salir de sus casas porque o, han sido apedreadas por los manifestantes, o porque en las redes sociales los amenazan con atentar contra sus vidas y las de sus hijos. No sé si eso te importa un poco.
¿Cómo vas a reparar esos daños, Dina? Cuando tuviste la oportunidad, cuando todavía te quedaba un resquicio para dignificarte, para evitar se siga masacrando al pueblo, no lo hiciste y aún persistes. ¿Acaso no eres consciente del momento que vive el país, lo que significa este reclamo que viene del Sur, al que terruqueas y desprecias? Te recuerdo que ese es el Sur del que venimos. Es evidente que has roto con tus raíces.Dina, tienes que pedir perdón a Chalhuanca, a Puno, a Ayacucho, a los pueblos aymara y quechua, a la memoria de mis abuelos, a tus hermanos, sobrinos, a las madres de los peruanos y peruanas asesinados, a la madre del policía quemado vivo, a las madres y familias de los jóvenes soldados ahogados en Puno, a los cientos de peruanos y peruanas apresados y denunciados injustamente, a los hombres y mujeres golpeados y heridos, al pueblo entero. Pero, antes, renuncia y dale al país la posibilidad de encontrar un rumbo con paz y justicia