Tomado de RT
Gabinete de «todas las sangres», tregua y reforma política: los retos de Dina Boluarte en Perú
«Gobernar Perú no será tarea fácil», reconoció la recién juramentada mandataria de ese país, Dina Boluarte, frente al Congreso que poco antes había declarado la vacancia de su antecesor y excompañero de fórmula presidencial, Pedro Castillo, por «incapacidad moral».
La frase de la hasta ayer vicepresidenta peruana es el prefacio de lo que será su gestión en la presidencia de ese país, que ha padecido una constante inestabilidad política e institucional desde 2016.
La también extitular de Desarrollo e Inclusión Social deberá afrontar una serie de retos y desafíos que fueron el caldo de cultivo para que su predecesor no lograra desarrollar su plan de Gobierno.
Boluarte hizo en su discurso ante el Legislativo una serie de propuestas que deberá tratar de llevar a cabo en medio de un clima de confrontación entre poderes públicos, partidos políticos opuestos y de acusaciones mutuas de corrupción.
Un gabinete «de todas la sangres»
En su juramentación, Boluarte se refirió a la necesidad de conformar «un gabinete de todas las sangres, donde estén representadas todas las fuerzas democráticas«, lo que implica un reto ambicioso.
Su antecesor durante poco menos de año y medio nombró a 70 ministros en un intento por conformar un gabinete que complaciera los reclamos del Legislativo y de la prensa. Algunos de sus integrantes se vieron salpicados principalmente por acusaciones de terrorismo y corrupción, por lo que renunciaron al cargo o fueron removidos.
Su cuerpo ministerial estuvo cuestionado inicialmente por la derecha, pero luego se le sumó Perú Libre, el partido de izquierda que lo apoyó para llegar a la presidencia y al que renunció este año.
La derecha, a pesar de todos los señalamientos y ataques contra Castillo, en esta oportunidad coincide con Boluarte y considera que debe convocar a un Gobierno centrista y de «amplia base«.
Según dijo a Perú 21 el exministro de Defensa y de Cultura de Pedro Pablo Kuczynski, Jorge Nieto, se necesita un «gabinete de salvación nacional» respaldado por el Parlamento, para «salir de la confrontación».
La misma línea maneja la extrema derecha del país, revelan los trinos de la excandidata presidencial Keiko Fujimori, quien perdió frente a Castillo y catalogó el proceso electoral como fraudulento, negándose a respetar los resultados de inmediato.
Una «tregua política»
La crisis política y la ingobernabilidad en Perú, que ha visto pasar seis presidentes en los últimos seis años, son el telón de fondo de la primera mujer presidenta en Perú.
«Hago un pedido muy concreto a la representación nacional, solicito una tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional», dijo la exministra de Desarrollo e Inclusión Social.
Del mismo modo, aseveró que no se oponía a que su gestión sea fiscalizada y pidió un plazo para rescatar al país de «la corrupción y el desgobierno».
Sus predecesores en la Casa de Pizarro no alcanzaron a culminar los cincos años de mandato en medio de la vacancia por «incapacidad moral» de Martín Vizcarra y Castillo; las renuncias de Manuel Merino y Pablo Kuczynski, y el cumplimiento del plazo para las elecciones generales, en el caso de Francisco Sagasti.
El conflicto por el poder entre el Ejecutivo y el Legislativo ha sumergido al país en una gran inestabilidad, que ha profundizado la falta de credibilidad de ambas instituciones, que se acusan de participar en actos de corrupción.
Días antes de la salida de Castillo, una encuesta de Datum arrojó que 26 % de los peruanos lo respaldaban, mientras que el 60 % consideraba que debían vacarlo o suspenderlo, y otro 37% se inclinaba porque que culminara el quinquenio, recoge Nuso.
Sobre el Congreso, la opinión no era más favorable. Un sondeo del Instituto de Estudios Peruanos arrojó en octubre que 81% de los encuestados lo rechazaba, según La República. En esa encuesta también se conoció que 56 % consideraba que era conveniente llamar a elecciones generales.
La lucha los «los nadies»
Boluarte se comprometió a «luchar porque los nadies, los excluidos, los ajenos tengan la oportunidad y el acceso que históricamente se les ha negado».
De igual manera, pidió que se retomara la agenda de crecimiento económico con inclusión social en la nación andina.
Y es que, mientras se desarrollaba la pugna política e institucional, la crisis económica y social en el país se agravó con la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania que, entre otras cosas, generó escasez de fertilizantes en Perú.
Los sectores más empobrecidos, conformados principalmente por campesinos, que votaron por Castillo y que esperaban que sus demandas históricas fueran atendidas, no lograron mayores avances debido a la ingobernabilidad que caracterizó este periodo.
En 2021, un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) determinó que el 51 % de la población de ese país «vive en situación de inseguridad alimentaria«. De esa cifra, 20 % tiene «inseguridad alimentaria aguda».
Hace menos de un mes, la Organización de Naciones Unidas (ONU) advirtió que 16 millones de personas, lo que implica más de la mitad de la población, «no tienen acceso regular a alimentos suficientes, seguros y nutritivos en Perú», recoge la página web del organismo internacional.
En cuanto a la pobreza monetaria, en 2021 el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reveló que 25,9 % de los peruanos, lo que implica la cuarta parte de la población, vivían en esa condición.
Con respecto a los indicadores, la inflación acumulada hasta octubre de este año se ubicó en 7,37 %, según el INEI, números que contrastan con la meta de entre el 1 % y 3 % del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).