TOMÁS BORGE Y UN FECUNDO GRANO DE MAIZ

por José Luis Ayala / dIAREIO uno. 21 DE AGOSTO 2022

Nunca más oportuna la reedición de un libro pleno de vida y esperanza. Sobre todo de fe en los pueblos del mundo que edificarán una sociedad donde sea posible vivir, sin miedo al dolor humano. En efecto, más allá de todas las virtudes que tiene: «Conversado con Fidel Castro. Un grano de maíz», cuyo autor es el comandante nicaragüense Tomás Borge, se trata de un libro en el que Fidel Castro, hace una serie de revelaciones en torno a la Revolución cubana, así como a una permanente acción defensiva de un pueblo que no pudo ser doblegado, pese a las medidas externas para acabar con un proceso histórico indetenible.

Todo se debe al hecho de que entre los días 18 y 20 de abril de 1992, el comandante Tomás Borge realizó una extensa entrevista al comandante Fidel Castro, en La Habana, cuyo resultado conforma un libro histórico como testimonial. La entrevista duró 10 horas. Tomás Borge como estratega, poeta y narrador dejó que su entrevistado desarrollara los temas propuestos. Si se tratara de resumir el texto, bien podría afirmarse que es una cátedra de sabiduría humana, enciclopédica y comportamiento ejemplar moral y ético ejemplar. Pero al mismo tiempo, viene a ser un testimonio de uno de los más importantes actores políticos latinoamericano del siglo XX.

Con una clara inteligencia Tomás Borge pregunta:

-¿Usted leyó el libro de Gorbachov, «Perestroika»?

Fidel Castro responde:

«Leí con mucha atención una vez el libro de Gorbachov, que tuvo gran divulgación por el mundo, para tratar de penetrar en las intenciones. Muchas veces uno tenía la idea de que estaban haciendo las cosas de una forma demasiado precipitada, de que querían resolver muchos problemas al mismo tiempo; ellos tenían que haber establecido un orden de prioridades en todo un proceso para perfeccionar en socialismo en la Unión Soviética. No tengo ninguna duda que era muy deseable, era conveniente y era útil que se perfeccionara el socialismo en la Unión Soviética, no que desapareciera el socialismo en la Unión Soviética, o que se destruyera ese poderoso Estado, que tenía un importantísimo papel en el equilibrio de fuerzas en el mundo, y cumplía un papel fundamental para todo los países del Tercer Mundo y para todo el mundo, desde el momento en que era el único que podía enfrentarse, y se enfrentaba, a otro poder, el poder del imperialismo norteamericano”.

Desde el momento en que la Unión Soviética desapareció del escenario político mundial, se estableció un nuevo Orden mundial. Ronald Reagan y Margaret Thatcher llamaron a Kissinger para diseñar el “nuevo control del mundo”. Luego apareció Fukuyama para afirmar que no habría nunca más movimientos sociales. Pero el proceso histórico sigue su marcha. Los pueblos avasallados desarrollan ahora una intensa lucha política a base de movimientos de decolonización política.

Fidel Castro frente a la desaparición de la Unión Soviética dijo:

“Uno de los procesos negativos que se desatan es el proceso de la destrucción de la historia de la Unión Soviética. No se trata del análisis de los problemas, de las críticas de los problemas, sino de la destrucción y de la negación de todos los valores, de todos los méritos y de toda la historia de la Unión Soviética. Nadie allí pensaba, nadie podía concebir semejante cosa; es decir, no puedo concebir esa intención de Gorbachov y de los muchos de los hombres que iniciaron ese proceso. Sí digo que cometieron grandes errores al no ser capaces de prever las consecuencias, al no saber llevar adelante el proceso adecuado para conseguir los fines y los objetivos que se proclamaron, que eran objetivos, desde luego, necesarios, eran objetivos justos”.

Tomás Borge preguntó sobre la revolución sandinista:

«Creo que ninguna revolución llega nunca su punto final y que el deber de todos los revolucionarios es mantener la vigencia de sus ideas, de sus principios y de sus metas.

Ni siquiera el Frente sandinista podía impedir, si se lo propusiera, las perspectivas del progreso futuro. Nadie es dueño del futuro.

Pienso que ustedes hicieron una gran tarea de dentro de su país, grandes cambios, grandes obras sociales que, a mi juicio perdurarán, porque nadie podrá anularlas, nadie podía suprimirlas. Por eso, en cuanto a las perspectivas del futuro considero que existen en todas partes del mundo, en todos los países en todos los pueblos, porque la humanidad no tiene otra alternativa que el futuro, no puede tener otra perspectiva y los cambios, los avances, las mejores que pueda traer el futuro”.

Una pregunta histórica es sin duda:

-He oído decir que usted es un lector empedernido…

«He leído todo tipo de literatura (…) Tengo mi predilección entre los grandes personajes de la historia (…) Siempre he sido aficionado a la literatura y de algunos escritores. Los libros de García Márquez, los he leído todos, no sé si queda algún cuento o alguna obra por leer. Incluso he estado promoviendo una colección de mejores obras literarias de América Latina en los últimos 80 años, desde los años 20 hasta hoy. En cierta forma, hubo mucha influencia política en la literatura latinoamericana desde la revolución de octubre, una buena y positiva influencia”.

Así, Tomás Borge ha dejado un valioso testimonio a su paso por este mundo. Su libro servirá para formar a las generaciones del relevo en los futuros procesos revolucionarios. Ya no se trata solo de un escritor revolucionario latinoamericano, sino de un paradigmático ser humano cuya ternura y amor por los niños nicaragüenses y del del mundo, es una fuente inagotable de ternura.