Editorial de la revista MARKA
Las actividades celebratorias de las Fiestas Patrias tuvieron la virtud de colocar en vitrina a los principales actores del escenario político nacional. De este modo, la ciudadanía pudo contar con más elementos de juicio para analizar y juzgar el proceso peruano en la actual coyuntura y percibir con mayor nitidez el papel que cada uno de sus exponentes desempeña
El Congreso de la República mostró su fragilidad y sus debilidades en dos momentos cruciales: cuando se trató de elegir la nueva Mesa Directiva, y cuando le correspondió recibir al Jefe del Estado para el efecto del Mensaje Presidencial del 28 de julio.
En ambas circunstancias, se confirmó la inconsistencia de este Poder del Estado, hoy en manos de una “mayoría” eventual, politiquera, oportunista y profundamente reaccionaria}
Para el efecto de la elección de la Mesa que hoy preside Lady Camones, se pudo apreciar claramente el arribismo, la angurria y el oportunismo que corroe la base de este “Poder del Estado” y que se expresó en la conformación de cuatro listas para elegir apenas a cuatro personas.
En la circunstancia, prácticamente todos los grupos parlamentarios significativos se lanzaron a la captura de los puestos directivos, en una lucha sin cuartel y sin principios. Cada quien diseñó su propia “política de alianzas” y así pudo apreciarse “entendimientos” poco menos que sorprendentes.
Fuerza Popular -el bastión Fujimorista- abandonó a sus “aliados naturales” (Renovación y Avanza País) para marchar tras la candidatura de APP. ¿Alguna razón de fondo? Propiamente dos: Lady Camones fue candidata de FP en comicios anterior y se vistió con los colores de APP en las más recientes elecciones para tener la certeza de ser elegida. Ya en el cargo, actuó virtualmente como una vocera oficiosa del Keikismo, haciendo méritos ante su partido de origen, que ahora le pagó con su apoyo. Pero, además, FP obtuvo la Primera Vice Presidencia de la Mesa en cuestión, adjudicada a Martha Moyano, una de sus más caracterizadas representantes.
De este modo Fuerza Popular se alzó con el santo y la limosna quedando convertida en la cabeza real del Poder Legislativo, lo que le confiere una significativa capacidad de negociación para “blanquear” sus más turbias acciones
La ultra derecha, que quedó originalmente aislada con menos de 20 votos, cerró filas en la segunda vuelta tras la lista alentada por el fujimorismo. Nada lerda sin embargo, alcanzó a arrancar dos compromisos letales: Mantener la lucha por la vacancia presidencial y promover una nueva elección para el caso que ésta se diera a fin de asegurar una figura “más fuerte” -como Gladys Echaiz- para asumir ese “compromiso”.
En los predios formalmente alejados del fujimorismo y la ultra derecha, se vio a los congresistas de izquierda marchar a la cola de Edras Medina, quien fuera Presidente de la Comisión de Educación de la Cámara y alentara desde allí las posiciones más conservadoras y reaccionarias expresando la conducta política de “Renovación; en tanto que los otros colectivos de “izquierda” se alinearon mansamente con Richard Acuña, fugaz disidente de APP.
En una circunstancia como este, un congresista tiene derecho a votar por quien quiera y elegir lo que le plazca sin comprometer necesariamente posiciones de Principio. Pero otra cosa es integrar una lista y buscar un puesto de elección en provecho propio. Eso sí colisiona con valores que un hombre de Izquierda está obligado a preservar
Lo del 28 de julio fue ciertamente deplorable. Los congresistas de “la mayoría” hicieron simplemente un papelón en la circunstancia, al extremo que fueron duramente criticados incluso por los medios de comunicación a su servicio. Después de pregonar que “impedirían la presencia” de Pedro Castillo” en el hemiciclo, se portaron como gatitos domesticados cuando apareció el Mandatario. Apenas mascullaron unas palabras al inicio, pero vociferaron imprecaciones cuando el Jefe de Estado concluía su exposición. En el intermedio, unos pocos abandonaron la sala y otros se sentaron de espaldas, evidenciando su ninguna educación.
En el lado del Gobierno, las cosas no resultaron tampoco particularmente mejores. La “entrega” de Bruno Pacheco ante la fiscalía en los días previos a las Fiestas Patrias, ayudó a la “Prensa Grande” a alentar un ambiente de suspicacia en torno a los gobernantes. Para tal efecto, se usó hasta la saciedad la figura del “colaborador eficaz” de la Fiscalía y se renovó la caterva de acusaciones lanzada antes por Villaverde y Karelyn López. Con el tema, se dio harta carne para que los comentaristas de la TV y sus áulicos sustentaran toda clase de ataques contra el Presidente Castillo.
Pocos repararon, sin embargo, que de por medio no se mostraron pruebas, sino apenas versiones que tendrían que ser verificadas y corroboradas. Por lo demás, es claro que -en la actual situación- cualquier “colaborador” de la fiscalía acusado de uno u otro delito, sólo podría librarse de la cárcel y de su condena, formulando acusaciones contra Castillo. Si alguno de ellos quisiera exculparlo, no le reconocerían beneficio alguno. Nadie podrá esperar entonces de los tres “declarantes”, ninguna versión objetiva. Todos levantarán cargos contra el Presidente para no ir ellos a la cárcel.
El Mensaje Presidencial de Fiestas Patrias, tuvo dos virtudes: Mostró una cierta voluntad de lucha, y entregó cifras y realizaciones que la ciudadanía no conoce porque nunca fueron difundidos por los medios de comunicación. Se demostró así que la crisis no tiene los ribetes que le adjudica el enemigo y que podría encararse y vencerse más firmemente con una Carta Constitucional cualitativamente superior a la actual.
No obstante, la alocución presidencial resultó débil: careció de autocrítica, pero también de garra para definir el carácter de la campaña desplegada por los adversarios del Gobierno. Tampoco abordó proyectos de desarrollo, ni planes a cumplir, al tiempo que eludió definiciones concretas referidas a la defensa del Patrimonio Nacional, los recursos básicos y los derechos de la población.
En el plano externo no diseñó política alguna ni aludió a la Soberanía Nacional y más bien afincó ilusiones en torno a la OEA que celebrará su Asamblea General en Lima en octubre próximo. Y, ciertamente, tampoco marcó distanciamiento alguno respecto a la política guerrerista del Imperialismo. Los hechos habrán de demostrar la precariedad de esas ilusiones del mismo modo como marcarán los erróneo de una política condescendiente con Washington. Pero ellos servirán también para confirmar el sucio papel de la reacción interna.
Pasadas las Fiestas Patrias, entonces, lo que queda claro es que nada se ha definido, que las cosas siguen el mismo derrotero de antes; y que los enemigos del pueblo, seguirán su tarea demoledora para derribar al Gobierno y perpetuar sus lazos con el Poder. En otras palabras, que la lucha, habrá de continuar. (fin) | |