PERU. AL BORDE DEL ACANTILADO

Editorial de la revista Marka. 4 de julio 2022

Los más recientes acontecimientos ocurridos en el escenario nacional, han confirmado las predicciones que hiciéramos sobre todo en el número anterior de nuestra publicación. La ofensiva de la Ultra Derecha ha puesto en jaque, realmente, al gobierno de Pedro Castillo y lo ha colocado en una  extrema posición defensiva.

Objetivamente, el Mandatario ha perdido aliados, pero además credibilidad ante la ciudanía. Esto último, sin embargo se ha debido sobre todo a la ofensiva ponzoñosa de la “Prensa Grande”, aunque también -en menor medida- a sus errores de conducción, derivados de su falta de consistencia política y preparación.

Cuatro hechos podrían constituir la antesala de la derrota del proceso peruano iniciado en julio del año pasado: la censura al ministro del Interior, aprobada en la Cámara el pasado jueves  29 de junio; la admisión del proyecto de Acusación Constitucional contra el Jefe del Estado por parte de la Comisión parlamentaria encargada del caso; el recurso igualmente admitido contra la Vice Presidenta de la República, Dina Boluarte; y la aprobación en la Comisión Permanente de la Cámara del dictamen Cavero que blinda a Manuel Merino de Lama  y sus colaboradores, responsables reales de los crímenes que se cometieron en noviembre del 2020 cuando se destituyó a Martin Vizcarra sin motivo alguno.

Como telón de fondo de todas estas reprobables acciones, el Congreso de la República aprobó una disposición  legislativa que “legaliza” a los denominados “Comités de Autodefensa”  en  la cantada  “lucha contra el terrorismo y la violencia”.

Toda vez que para la coalición ultraderechista aupada en el poder parlamentario, “terroristas” son todos los que promueven una Asamblea Constituyente, combaten el Neoliberalismo,  defienden a  Cuba o son amigos de Venezuela o Nicaragua; es fácil deducir a dónde se orienta una disposición de ese signo.

Servirá sin duda para convalidar la conducta y el acoso de grupos como “La Resistencia”, “Los Patriotas” u otros de similar esencia.  

Estos hechos han confirmado el siniestro poder de la “alianza” corrupta que busca la restauración del  Perú Oligárquico; y la ostensible precariedad de una facción parlamentaria llamada a enfrentar esos hechos; pero que, objetivamente, ha actuado -y continua actuando- en función de los intereses de la reacción. Esta es la realidad que ha colocado al país aborde del acantilado.

Un Presidente que no atina a gobernar y una izquierda parlamentaria que convalida las propuestas golpistas de la extrema derecha; son algo así como un plato servido para la reacción oligárquica y pro imperialista, empeñada en preservar el “modelo” de dominación fracasado en todo el continente.

Cuando los pueblos de América y no sólo Cuba, Venezuela o Nicaragua; sino también Honduras, Bolivia, Chile y Colombia, recusan la política de dominación y buscan caminos propios y escenarios nuevos para salir adelante; las fuerzas oscurantistas de nuestro país se empeñan en bailar la danza del cangrejo para retornar al pasado.

Nosotros, desde esta modesta tribuna periodística, nos hemos empeñado en plantear la lucha por la unidad, la organización, la conciencia de las masas y el combate popular. Y nos esforzado por colocarnos por encima de las diferencias puntuales que separan en el escenario de la izquierda, a unos y otros. Pareciera que, en esta materia, hemos arado en el mar.

Objetivamente los elementos en discordia han puesto por delante sus diferencias puntuales, estrechas, dogmáticas y sectarias; y han preferido alejarse cuando lo único elementalmente sensato era acercarse más, y fundirse en una sola vertiente convertida en trinchera de lucha en defensa de los intereses de todo el pueblo. Nada de lo que digan, después de lo que han hecho, habrá de redimirlos.

No obstante, es claro que nada está perdido. Nada le debemos a la clase dominante, ni atesoramos tampoco beneficios ni privilegios que defender. Podemos decir entonces nuestra palabra con plena convicción y con la más firme esperanza:  En la coyuntura, confiamos plenamente en la capacidad de lucha de nuestro pueblo, en su instinto, y en su voluntad para salir adelante poniendo énfasis en las grandes tareas señaladas por la historia.

La Unidad de las masas, la organización popular, la conciencia política y la capacidad operativa de las grandes mayorías;  generan nuestra fe en el futuro y la esperanza que resumiera José Carlos Mariátegui cuando nos llamara aConstruir un Perú nuevo, en un Mundo Nuevo”