El aula es un laboratorio
Breve reminiscencia biográfica
Héctor Salazar nació un 28 de diciembre de 1942 en las alturas de los Andes centrales en un gran latifundio de Junín, del cual la Hacienda Laive era solo una parte. En aquella hacienda su madre era profesora del colegio fiscal unidocente para los niños trabajadores. La hacienda se dedicó a la crianza de ovinos y la producción de lana para la exportación.
Su padre era allí el administrador del almacén. A causa de una enfermedad pulmonar, muere cuando Héctor tenía apenas cuatro años, así la madre tenía que encargarse de criar los tres hijos sola, lo que impregna al hogar cierta disciplina y espíritu luchador. Los primeros tres años escolares pasa Héctor Salazar en el colegio que dirigía su madre hasta que ella decide mandarlo a la capital más cercana, Huancayo, para que pueda seguir formándose. Allí llegó a conocer compañeros que no solo buscaron a estudiar para su propio bienestar, sino él de los demás y que tenían además claro las causas de las desigualdades sociales. Es así que se incorporó a la Juventud comunista y se vuelve miembro activista, colaborando en cargos importantes.
Con 14 años debe recolectar los aportes de los miembros del Partido Comunista y reparte material de propaganda. Se postula luego a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para seguir estudios en la Facultad de Derecho. Al enterarse de la fundación de la Escuela de Sociología, se inscribe allí, porque le parecía la formación más idónea para los fines que él aspiraba. Durante su estadía en San Marcos era presidente del FER (Federación Estudiantil Revolucionario) y organizaba con otros compañeros la lucha por el derecho de un carnet de pasajes estudiantiles, así como la democratización de la universidad ante la creciente dominación por el APRA. En el año 1966 se postuló por una beca de estudios en la Alemania democrática que le fue concedido.
En aquel país ve de cerca cómo la gente vive en un país socialista. Aunque aparentemente alejado de las luchas en el Perú, su lucha ahora es estudiar y orientarse en una cultura muy ajena a la suya. Devino en estudiante ejemplar, quien en las mañanas escucha clases y en las tardes es lector abnegado en la Biblioteca Alemana, la mayor en Alemania democrática, porque colecciona todas aquellas publicaciones que aparecen en la lengua alemana en todo el mundo. En sus amplias salas de lectura, que le permiten el acceso directo al libro, él se forma como intelectual y profundiza lo que como joven asumió más bien de manera espontánea o esporádica. Regresa en el año 1972 al Perú y se hace profesor universitario en algunas universidades de Lima y provincias, hasta que ganó 1975 un concurso a ser nombrado como profesor ordinario en San Marcos.
Por causa de la dispersión y pugnas internas de los movimientos de izquierda, opta por no militar en algún partido o movimiento comunista, sino llevar la lucha más bien en el campo intelectual. Pero de igual manera se solidariza con las luchas sindicales de los años setenta, colabora en proyectos de estudiar la situación de los pueblos indígenas en la selva, asume cargos académicos para insistir en la formación de estudiantes comprometidos con la sociedad. Participó con gran compromiso en el proceso de la Izquierda Unida a lanzar Alfonso Barrantes como candidato a la presidencia de 1985. Tal fue así que el propio Barrantes ordenó su separación, porque la postura consecuente de Héctor Salazar le pareció sectaria y comprometedora.
El retiro de Alfonso Barrantes a la segunda vuelta de las Elecciones Generales en el año 1985 era para todos de la izquierda una gran decepción, reflejando además la inmadurez de muchos actores en aquel proceso. En el año 1989 recibe de nuevo una beca para realizar estudios de doctorado en Alemania democrática. Llega a un país socialista que finalmente decide abandonar el socialismo y volverse un país anexado por Alemania Federal. Esa fase de la vida de Héctor era muy dolorosa, porque observó de cerca como muchos de sus profesores, siendo camaradas del partido, entregaron sin mayor explicación su documento de membresía del partido, indicando que ya no desean más pertenecer a él, pensando que así podrían salvarse de ser despedidos.
No entendían la gravedad de aquel cambio que no dejaba espacio para nadie que era comprometido con ideas socialistas. Como era becado por el partido socialista, cuyos bienes fueron confiscados por el nuevo gobierno, vivía momentos en los cuales no sabía si podía quedarse o debe regresar sin nada a su país. Finalmente, después de seis meses, se le volvían a otorgar la beca y él pudo terminar su doctorado. Al regresar al Perú 1992, encontró un país cambiado. Era la época del primer Gobierno de Alberto Fujimori. Muchos de sus colegas, que tenían en los años 70/80 un discurso impregnado por ideas marxistas, revolucionarios, y muy radicales, se inscribían ahora en el discurso postmoderno con su vocabulario elitista, poco comunicativos, desviando así los conflictos reales que la situación nacional presentaba al plano subjetivo de la introspección o simbólica. Era la época de las pugnas intelectuales en la Facultad de Ciencias Sociales por mantener abierto la posibilidad de enseñar marxismo, sin caer en la sospecha de ser miembro de un movimiento subversivo.
El gran talento de Héctor Salazar consistía en organizar algo sin mayores recursos, así fue cuando él asumía el encargo de dirigir la Unidad de Postgrado de la Facultad de Ciencias Sociales. En aquel momento esa unidad tenía una sola maestría que funcionaba con muchos problemas, sobre todo de índole financiera. No había dinero en caja, porque los alumnos no aportaban con regularidad sus mensualidades, pues, los estudios de postgrado lamentablemente aun en universidades públicas, no son gratuitos en el Perú. Con mucho entusiasmo y fuerza convocatoria logró animar colegas, inclusive de otras facultades de diseñar nuevas maestrías como por ejemplo, la de Política social, dándole un nuevo enfoque, la de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía latinoamericana, así como Ciencias de la Religión.
El gran problema era encontrar fondos para proporcionar becas a los postulantes. Cuando esas maestrías comenzaron a dar buenos resultados, Salazar fue separado de la dirección. Pues bien, en el año 1995 la universidad fue intervenida, y muchos docentes separados de ella. Aunque su nombre estaba en la lista de los expulsados, encontró trabajo como asesor del Comité reorganizador de la Universidad Enrique Guzmán Valle, La Cantuta, y luego como asesor de la Agencia Municipal Huaycán que pertenece al distrito de Ate Vitarte. En Huaycán podía otra vez dar prueba de su formación política comprometido con el pueblo y su talento organizador, pues le posibilitaba enfrentar sin temor a los grupos subversivos que todavía en ese momento eran activos en Huaycán. Una de las razones, porque muchos funcionarios de la municipalidad no entraron en ciertos sectores.
Logró entonces juntar a los comités vecinales, además de reorganizar la Agencia como ente administrativa funcional, organizar el recojo de la basura de manera formal, el ordenamiento del tráfico que implicaba reubicar a vendedores ambulantes que bloquearon con su presencia una arteria principal de la localidad. Pero su mayor logró, atestado por muchos pobladores, era su gran acción de plantaciones de 22 mil árboles, en un lugar donde reinan las rocas y la grava. Se trataba de un impulso significante, motivando a la población de adoptar un árbol, cuidándolo y hacer así de Huaycán de lo que hoy es: un lugar más acogedor de lo que era en los años noventa del siglo pasado.
A partir de 1997 volvía a incorporarse al cuerpo docente en la Facultad de Ciencias Sociales, pero por sus posturas políticas y la insistencia de no abandonar ideas marxistas en pleno auge del Fujimorismo, fue marginado por sus colegas y se concentraba sobre todo a la enseñanza de manera disciplinada para dar así un ejemplo de entrega al trabajo. Buscaba más bien el contacto con colegas y amigos de la Facultad de Letras que se reunían con frecuencia en las cafeterías de su facultad y participaba en los Viernes Filosóficos, un espacio importante de debate de ese aquel entonces. Con la caída del Fujimorismo en el año 2000, podía otra vez asumir cargos. Fue nombrado Miembro del Comité Electoral de la universidad para elegir las nuevas autoridades después de seis años de Gobierno de un Comité reorganizador, nombrado por Fujimori. Luego fue Director Administrativo de la Facultad y Director de Investigación.
Al comienzo de Gobierno de Alejandro Toledo se agudizó la lucha por la homologación del sueldo de los profesores universitarios que durante de los 11 años de gobierno de Fujimori quedaron congelados. Entre 2003 y 2004 Héctor Salazar lideró junto con un pequeño grupo de profesores de San Marcos la huelga de profesores universitarios para un sueldo digno. No obstante, que a nivel nacional, las universidades de provincias llevaron en un primer momento la delantera, cuando los profesores de San Marcos como Decana de las universidades se juntaron a la huelga, recobra más fuerza. Después de varias semanas de lucha intensa, inclusive con resistencia de muchos colegas de San Marcos, la homologación fue concedida. En el año 2010 Héctor Salazar se lanzó al Decanato de la Facultad de Ciencias Sociales. En contra todas las trabas y hostigamientos ganó las elecciones, pero el rector de aquella época, un médico empresario de oftalmología, Luis Izquierdo, exigió de sus decanos una especie de juramento de lealtad, y al negárselo, Héctor fue despojado de su función y sustituido por otro colega. Este acto de injusticia nunca se llegó a corregir, ni se presentaron disculpas por ello. Era una intromisión flagrante por parte del rector en el gobierno de una facultad que ese rector aplicaba también en otras, sin encontrar resistencia, reflejo de una docilidad de la mayoría de los docentes universitarios.
En el año 2012, al cumplir 70 años, se retiró de la docencia y emprendió con la publicación de la revista Reflexión una nueva época de su actividad intelectual. Los eventos vinculados a las presentaciones de la revista le llevaron a conocer diferentes organizaciones, políticamente comprometidos con las luchas sociales, tanto dentro del ámbito de Lima, como en distintas regiones del país, como Huancayo, Ica, Iquitos, Tacna, entre otros. Además se llegó a presentar ante movimientos sindicalistas en Arica y Santiago de Chile así como en la Feria de Libro en La Habana. El objetivo era ofrecer una plataforma del debate y análisis acerca de la situación del país y de América latina. Desde 2013 hasta 2018 se presentaron 12 ediciones, organizados sin ninguna ayuda institucional.
El último gran evento, donde Héctor se presentaba como director de la revista, fue la Cumbre de los Pueblos, celebrado en abril del 2018. Evento organizado por los movimientos sociales como protesta a la Cumbre de los países dominantes, que tuvo lugar en Lima en 2018. A partir de mayo de ese mismo año Héctor Salazar cayó gravemente enfermo, lo que le impidió a continuar con sus actividades. Amigos y colegas le acompañaron en sus momentos difíciles, le visitaron o lo invitaron a eventos y tertulias que frecuentaba si su estado de salud se lo permitía, hasta que finalmente nos dejó algunos días antes de terminar el año 2020. Su legado aparentemente no es espectacular. Se refleja más bien en testimonios tanto de alumnos como de algunos colegas, o obreros que llegaron a conocerlo en sus años de su compromiso con la Izquierda Unida. Una vez un colega de la universidad comentaba de paso que Héctor siempre se iba fuera de país en el momento cuando todas las constelaciones le hubieran sido favorables para hacer carrera política pública. Pero él no estaba interesado en ello, salvo si con un cargo de esa naturaleza, hubiera podido cambiar sustancialmente al país.
Producción Intelectual
Héctor Salazar dejó una cantidad considerable de manuscritos no publicados. Tenía la costumbre de preparar los cursos que dictaba en forma escrita. Durante el periodo de las vacaciones solía a reelaborarlos, pensando que algún día los podía publicar. Lamentablemente no llegó a realizarlo. Por esta razón tenemos seleccionar entre los textos que por el momento consideramos los más significativos que se piensa a publicar póstumamente, juntándolos con trabajos publicados. Presentamos primero la lista de los textos para luego familiarizarlos con su contenido respectivo.
1968 Partidos políticos. Consideraciones teórico-metodológicas para su investigación, Lima, UNMSM/CEDIS (Mimeografía)
1972 Zur Entwicklung der Produktivkräfte und der Produktionsverhältnisse in Peru während der Inkazeit und der Kolonialzeit, Leipzig, Universidad (Trabajo para obtener el grado de Bachillerato)
1978 Notas introductorias para una interpretación de las sociedades incaica y colonial, Lima, UNMSM/CEDIS (Mimeografía)
1991 Las alternativas históricas del Perú en las principales corrientes del pensamiento político de finales del siglo XIX y comienzos del XX, Rostock, Universidad, Tesis para obtener el grado de Doctor
2001 Historia de la Sociología (no publicado)
2003 Las condiciones de vida y de trabajo del docente primaria y secundaria. Estudio exploratorio realizado en los Centros Educativos Estatales de los conos: Este, norte y sur de Lima metropolitana entre septiembre-noviembre del 2003. Estudio elaborado a pedido del Ministerio de Educación del Perú (MINDE)
2008 ¿Qué es hermenéutica? (no publicado)
2013-2018 Director de la revista Reflexión
Los primeros trabajos 1968-1972
El texto de Partidos políticos nace por la inquietud de definición del concepto de partido. El autor quiere ofrecer una base teórica de reflexionar sobre el carácter y la estructura de partidos políticos. Significa que el propósito es más de índole práctico que teórico. En realidad se trata de un ensayo de algunos 33 paginas que se llegó a publicar de manera independiente cuando su autor era aun estudiante de carrera. Por esta razón todavía no estamos ante un producto de un intelectual forjado, sino ante un intento de aclaración de conceptos. El autor deja de lado la existencia de diferentes tipos de partidos, partiendo de arranque que los partidos deben de tener estructura jerárquica organizacional tal como lo Lenin postula. Así que, nos encontramos con este tipo de partido.
Salazar investiga primero por qué y con qué propósito se forman partidos políticos, cuál sería su función y de qué manera deben llevar a sus integrantes desde un movimiento esporádico a una organización de consciencia de clase con el propósito influir sobre la marcha de la sociedad. Como cualquier trabajo de un principiante el autor se pega todavía fuertemente a los fuentes consultados, imprimiéndole así un lenguaje un poco árido, pero el ímpetu es claro y bien definido.
1972 Héctor Salazar termina sus estudios de pregrado en Sociología y Antropología en la Universidad de Leipzig, presentando una tesis en Antropología que busca auscultar si se puede describir el desarrollo de las antiguas sociedades del Perú a través de conceptos de formación socio económico, tal como lo hace la interpretación marxista. La tesis lleva el titulo El desarrollo de las fuerzas productivas durante la época del Incanato y la época colonial en el Perú. Para distanciarse de teorías burguesas que explican el problema de la desigualdad social así como el atraso en el Perú contemporáneo mediante teorías que se concentran solamente en fenómenos como son la dualidad entre sectores capitalistas modernas y formas tradicionales de vida en el campo, los presenta y los somete a una critica.
Las considera teorías descriptivas que no identifican la causa de este fenómeno, sino se contentan con la observación que el Perú posee un sector moderno capitalista, aunque todavía en pequeña escala. Luego se refiere a autores de la teoría de la dependencia, quienes afirman que los países en vía de desarrollo pertenecen a la periferia de las grandes economías dominantes y que su atraso se debe al estar sometido al dictado de dichas economías, hecho que no les permite un desarrollo propio y adecuado. Salazar critica igualmente aquella teoría como insuficiente, porque proyecta la desigualdad como producto de opciones dependiendo de impulsos correctos o equivocados. De mismo modo rechaza el empleo del concepto de socialismo primitivo para la descripción de la sociedad preincaica, haciendo ver que el concepto socialismo está estrechamente vinculado a condiciones sociales económicas que se llega a establecer recién después de haber pasado por la producción capitalista.
La circunstancia que existe una propiedad comunitaria no es suficiente para caracterizar a una sociedad como socialista. Con todo, la primera parte de la tesis tiene la función de trazar las pautas teóricas para hacer entendible porque conceptos marxistas y la aplicación de su método del materialismo histórico dialectico puede ofrecer una explicación de mayor envergadura al origen de la desigualdad social así como el subdesarrollo del Perú. Salazar se apoya en gran medida sobre los historiadores alemanes como Manfred Kossok, Richard Konetzke und Max Zeuske así como a los mismos clásicos como Marx y Engels, además del historiador mexicano, Friedrich Katz.
En la parte antropológica sus testigos principales son Carlos Malpica, Rodrigo Montoya y Walter Trimborn. Según lo trabajado llega a la conclusión que el estado de desarrollo del Incanato corresponde a una sociedad de un feudalismo insipiente, mientras que a partir de la conquista se llega a implementar el feudalismo español con todos sus deficiencias que presenta en comparación con los países de Europa central de aquella época. En el fondo la tesis problematiza el intento de aplicar las formaciones económicas sociales tal como fueron descritas por Marx y Engels, porque el desarrollo histórico se ha dado en cada país y continente a un lado parecido, según el principio que condiciones semejantes conllevan a soluciones semejantes, pero al otro lado existen también cosas especificas que no encajan de todo en el esquema de las formaciones económicas sociales. Aquel fenómeno se debe a que, primero no todos los países han desarrollados en todo detalle las mismas características de una formación económica social dada y como segundo, siempre permanecen en una sociedad rezagos de la cultura y estilo de vida de las anteriores formaciones y finalmente, un estado formativo tampoco se demuestra siempre en su plenitud o forma ideal.
La producción entre los años 1980 y 2000
En el año 1978 retoma el tema de su tesis elaborada en Alemania ampliándola con una argumentación más extensa incluyendo debates extraídos de una bibliografía incrementada. Aunque ese trabajo tiene una extensión mucho mayor que la tesis, lleva el modesto titulo de Notas introductorias para una interpretación de las sociedades incaica y colonial. Los puntos de critica son el ejercicio del concepto de sociedad en la historiografía encontrada que está allí empleado de manera abstracta sin relacionarlo con condiciones reales imperantes. Luego critica la explicación de cómo se realizó la modernización en un país como el Perú. Rechaza el postulado que se generó únicamente desde afuera mediante los países capitalistas dominantes y modernos. Los autores de dicha tesis se apoyan sobre el argumento que el Perú representa en su mayor parte una sociedad tradicional que de por si se desarrolla lentamente y recién por la presencia de fuerzas capitalistas modernas se impulsa un cambio hacia un país más moderno. Así aparece el capitalismo como fuerza progresista modernizadora.
Además nos indica al referirse al capitalismo que Víctor Haya de La Torre insiste de no llamarlo imperialismo, porque ello le correspondía solo en su fase expansiva. Hecho sumamente criticado por Salazar, de la misma manera cuestiona el binomio desarrollo y subdesarrollo, por representar categorías difíciles de definir, ya que deja un gran margen de inexactitud. Igualmente lo encuentra cuestionable afirmar que el capitalismo ya llegó con la conquista, ignorando en este argumento que el capitalismo no es la simple acumulación de dinero, ni el mercantilismo, sino una forma especial de producción social que apunta a una plusvalía. En fin, la primera parte de este texto se dedica nuevamente a aclarar posiciones y conceptos, para finalmente avanzar y definir de cómo se puede precisar el estado de desarrollo social en el Perú durante la época del Incanato y luego en la sociedad colonial.
Salazar asume la tesis de Zeuske quien afirma que la sociedad incaica representa un feudalismo insipiente estatal. Significa que los feudos no eran individuos aislados, sino los mismos gobernantes formaban una especie de casta que actuaba en conjunto. En esta parte se refiere también a intentos de definir la sociedad incaica como esclavitud. Allí nos hace entender que la formación social económica de la esclavitud vivía de separación estricta entre los libres y los esclavos, además la posesión de propiedad era únicamente posible para los esclavistas que producían con la mano de obra de los esclavos bienes que aquellos se apropian solo para si y no para el beneficio de la sociedad. En el Perú la subordinación de las runas no es comparable con esclavos, tampoco el yanaconaje (trabajo esforzado por tratarse de prisioneros de guerra u otros castigados) puede ser comparado con ello, pues en su mayoría el yanaconaje tenía un carácter temporal. La no movilidad de los runas corresponde más bien al feudalismo, igual como la practica de pago de los tributos. En el mismo sentido debemos entender su referencia al sistema de los mitimaes, el trabajo comunal obligatorio. Aunque era obligatorio para los runas, el usufructo era en pro de la comunidad. Igualmente el sistema de las acllas, las doncellas vírgenes en el imperio incaico, indica un trato muy diferente a las esclavas en el sistema esclavista de la antigüedad. Con todo, Salazar intenta juntar de manera convincente argumentos que comprueban que el imperio incaico no puede ser identificado como sistema de la esclavitud.
Lo que descarta definitivamente la tesis que el imperio inca manifiesta similitud con la formación económica social de la esclavitud, es el manejo de las diversas formas de posesión de tierras. Se trata de un sistema muy complejo de reciprocidad que no guarda relación alguna con las formas de posesión de tierras durante la esclavitud. Uno de los características más especificas para entender el sistema de la esclavitud es que el origen de la riqueza es la apropiación de los bienes generados por la mano de obra de los esclavos. Mientras que durante el Incanato la riqueza es generado por el pago de tributos por parte de los runas, el servicio a partir de los mitimaes y el sistema el yanaconaje, entre otros.
Respecto a la época colonial el autor se concentra en el descarte de la tesis que explicaba la sociedad actual del Perú sobre la base de sociedades duales y que el capitalismo ya llegó con la colonia. Lo que llegó al Perú era un sistema feudal atrasado. Si bien España era durante un breve periodo un país importante que podía ufanarse que en su reino nunca se escondía el sol, solo empleó una economía de extracción. Las mismas riquezas extraídas de las colonias no impulsaron las fuerzas productivas en España, sino pasaban más bien desde España hacia Inglaterra y Holanda, de donde regresaban en forma de productos manufactureros, porque eran aquellos países que llevaron la avanzada en la producción de bienes útiles. Así que, el desarrollo capitalista no fue impulsado por España, que dentro de los países europeos, después de una época de un cierto auge se perdió en una largo periodo de un estado feudal, mientras los demás países ya se habían industrializado.
Lo que implementaban en las colonias era más bien la apropiación de grandes terrenos que daban origen a las latifundios y conducían a la pauperización de los campesinos tanto en la madre patria como en los países que pertenecían a la colonia. Otorgar prebendas a los nobles e hidalgos y usar a las colonias únicamente como proveedor de metales, especies y drogas. Se introduce un sistema amplio de pagos de tributos tanto al estado, a la corona como a la Iglesia que tenía como consecuencia el desmoronamiento del sistema de reciprocidad y protección antigua autóctona, que causó la reducción drástica de la población indígena. Con la introducción de la mano de obra de los esclavos de África, se endureció aun más el trato con la población oriunda, porque la compra de un esclavo era una inversión para el amo, así que tenía interés que su inversión le proporcione por un cierto tiempo beneficios, por ello prestaba atención que un esclavo no le desfallece antes de haberle sacado suficiente provecho. Mientras que la mano de obra de la población indígena era gratis y no requería mayor consideración de mantenerla viva, por ello el trato con los indígenas era como un bien desechable.
Que el capitalismo español era muy insipiente, se puede demostrar de la forma ilustrativa por su manera como se manejaba la explotación de las minas. El ejemplo más resaltante es la mina de Potosí. Cuando Alejandro de Humboldt inspeccionaba la producción de aquella mina, se quedó consternado de qué manera se había durante décadas despilfarrado los yacimientos que allí yacen. Con un método moderno tal como se lo empleaba en Europa de aquel entonces, se hubiera podido explorarlo más eficazmente, mejorando además las condiciones de vida de los mineros que por cuestiones de lucro tenían que pernoctar en las gallerías para no perder tiempo en subir y bajar. Todo ello indica que no hubo el más mínimo interés en fomentar un desarrollo capitalista, no en la parte de la producción como tampoco en la administrativa.
Continuando con el tema de la colonia nos referimos ahora a otra publicación. Se trata del libro 500 años ¿De qué? que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos preparó para la cuestionada conmemoración de la conquista española en el año 1992 a la cual Héctor Salazar, a parte de ser el coeditor, escribe un prologo. Vuelve allí a problematizar la importancia de encontrarse con la historia del Perú. El gran debate de aquel momento es si se debe continuar con una historiografía hispanista que surgiere que la historia del Perú comienza recién con la llegada de los españoles o rescatar la historia oriunda autóctona e interpretar críticamente los acontecimientos. La publicación junta ensayos de algunos colegas universitarios que se pronuncian de manera crítica en contra de la conquista. Subrayando que aquel acontecimiento hacía posible que Europa, mediante de una apropiación originaria de saqueos y botines, acumuló las riquezas que le habían permitido de desprender un desarrollo sin igual. Logró directa o indirectamente el control y usufructo de las riquezas americanas que hacía posible el despegue tecnológico material y científico. Todo ello prerrequisito para el desarrollo de una sociedad moderna, industrial y capitalista que construyeron para si sobre los hombros de los países explotados de una forma cruel, tal como queda evidenciado en el trabajo arriba mencionado.
En el año 1992 Héctor Salazar concluyo su doctorado en la Universidad de Rostock (Alemania). En su tesis doctoral se dedica al tema Las alternativas históricas del Perú en las principales corrientes del pensamiento político de finales del siglo XIX y comienzos del XX. En ella aborda la búsqueda de intelectuales peruanos finisecular acerca del las propuestas correspondientes para un posible desarrollo del Perú. Divide su texto en tres partes. La primera comprende el periodo entre 1884-1905 lo que llama la etapa de problematización y de definición nacional, incluyendo allí la corriente del indigenismo, Manuel González Prada, el movimiento obrero y el anarquismo. La segunda parte se refiere a la ideología oligárquica y los novecentistas, la tercera desarrolla la generación centenario influenciado por la revolución mexicana y la revolución rusa de octubre 1917, así como la coyuntura nacional con sus luchas por un jornal de ocho horas además la influencia de Víctor Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. Define de ante mano cinco aspectos en los cuales se va a concentrar: 1. El deslinde de responsabilidades entre las clases sociales de la sociedad peruana frente a la derrota en la Guerra con Chile, 2. El problema de la identidad nacional, las raíces y los elementos constitutivos de la nación peruana, 3. Las hipótesis explicativas sobre la naturaleza de la sociedad peruana, 4. La ubicación del Perú dentro del concierto de naciones latinoamericanos y mundiales, 5. El proyecto de nación que presentan al país como deseable para su futuro.
Los pensadores que reflexionan en aquella época sobre la problemática del país asumen en su mayoría un acercamiento positivista, porque es la concepción de mayor influencia en las ciencias sociales, políticas, naturales y en la filosofía latinoamericanas. Mientras que en Europa el positivismo sirve para impulsar y justificar la industrialización así como la construcción del capitalismo, encubriendo los conflictos sociales reales asumiendo con ello una postura negativa, en América Latina, apoyarse sobre el positivismo, significaba un avance progresista, porque anuló las explicaciones antiguas sustentado por ideas escolásticas. El intelectual más emblemático en aquella lucha era Manuel González Prada, por ello Héctor Salazar le dedica un espacio amplio en su tesis, refiriéndose a sus criticas acerca del sistema de educación, el rol de la mujer, la función de la Iglesia y una burguesía incapaz de imponerse ante un país gobernado por una nobleza rica influyente y arraigada en viejas tradiciones.
Después de haber analizando la situación del país, González Prada identifica temas claves que requieren un tratamiento profundo para entender la problemática del Perú que son sobre todo: la situación del indígena sometido a condiciones de vida indignas, además el trato arrogante y discriminador por parte de la aristocracia limeña. Llega a la conclusión que el problema del indígena no es un problema racial sino de clase, porque ni bien un representante de esta parte de la población llega al poder, igualmente desprecia la población indígena en el campo. Al mismo tiempo responsabiliza la conquista de haber embrutecido conscientemente la población indígena y que la llegada de la época republicana no cambió en nada este fenómeno. Respecto a sus ideas políticas uno debe preguntarse por qué asume una defensa del anarquismo. Observando la formación de partidos políticos, González Prada resalta que aquí se reproducen las mismas fuerzas políticas económicas antiguas y dominantes en forma de un movimiento o partido sin demostrar mayores estructuras democráticas o institucionalizadas.
Así que, los partidos reflejan una especie del caudillismo, porque se constituyen partidos alrededor de un personaje que con su autoridad determina la política a través del partido. Por ello afirma que lo único real vendría ser el individuo. Si bien lo ve necesario rechazar a un Estado anacrónico o la Iglesia con su falsa autoridad, sabemos que el individuo no vive de manera aislada y no tiene sentido de idealizarlo. Su utopía es un socialismo libertario, pero en todo caso prefiere la anarquía fundada en ciencia. Entiende el anarquismo como libertad ilimitada y el mayor bienestar posible para el individuo. El asumir una postura anárquica, constituye, a pesar de su critica ferviente y acertado, su gran error.
En el capítulo sobre la ideología oligárquica y los novecentistas Salazar nos introduce al problema de la búsqueda de identidad nacional entre una población de carácter muy diversa tanto en lo étnico así como en lo económico y social. Desarrolla dicha interrogante a base de las propuestas de José de la Riva Agüero además de Víctor Andrés Belaunde. El punto vulnerable es sobre todo reconocer o ignorar la importancia de la población indígena. Como José de la Riva Agüero es hispanista, afirma que la verdadera cultura nacional se alimenta fundamentalmente de la tradición hispana o europea. Más aun hay quienes demuestran un absoluto menosprecio por la población indígena como lo hace Alejandro Deustua, por ejemplo, o quienes poseen un muy estrecho concepto de nación identificándolo con un determinado fenotipo corporal, como lo observamos en García Calderón.
Dicho pensador insiste en depurar la raza promoviendo la inmigración de alemanes, italianos o de otros países europeos, confundiendo que las habilidades no están vinculados a un fenotipo en especial, sino se debe al desarrollo de las condiciones de vida que hace que una persona es formada o no en ciertos oficios y destrezas. Los amplios conocimientos de historia mundial de José de la Riva Agüero hace posible que reconozca los méritos de los tiempos del pasado autóctono del Perú, porque según él, la humanidad en todos los países ha atravesado por idénticas fases de organización social y política. Tampoco es necesario de crear un alma nacional, porque ese ya existe según su apreciación, si no existiera, la patria careciera de razón de ser. Entiende también que para proyectarse hacia un futuro se debe de tener un conocimiento del pasado y el sentimiento de pertenecer a una nación. Toda esa consideración no le impide de renegar del pasado pre-colonial e insistir en la importancia de la llegada de los españoles para el desarrollo como país. Llega finalmente a la conclusión que la nacionalidad peruana no está definitivamente constituida mientras que en la consciencia publica y en las costumbres no se imponga la imprescindible solidaridad y confraternidad de los que habitan el territorio. Finalmente culmina en la exigencia de un robustecimiento de la conciencia histórica.
La articulación de una identidad nacional se presentaba en cada país de forma distinta. El camino clásico es a partir de una integración a un mercado común, como lo ocurrió en Inglaterra pre-capitalista del siglo XVI, así como en Francia. Se tenía que abolir las fronteras internas entre los ducados o condados para no pagar más aduanas al pasar, luego se requería monedas comunes y medidas comunes de peso, de distancia y de extensiones. Ideológicamente se refuerza el proceso mediante el humanismo inglés, la literatura isabelina y una iglesia nacional anglicana. En Rusia el caso era otro. Allí la identidad nacional se forja sobre la base de la literatura, primero al crear una lengua moderna por la influencia de Pushkin, luego mediante los debates en las grandes novelas como La guerra y la paz de Tolstoi, donde se ventila el rol de Rusia en el conjunto de los países europeos y finalmente en la novela de Dostoievski Los hermanos Karamasov quien ausculto el problema de la mentalidad rusa. Otra forma era a partir de la religión como se observa en la India de la primera mitad del siglo XX, en la cual Mahatma Gandhi convoca a sus conciudadanos reafirmar las tradiciones hindúes contra la colonización inglesa.
En el Perú el rol de reflexionar sobre la identidad nacional asumen los pensadores filosófico sociales como González Prada, Deustua, García Calderón, Víctor Andrés Belaunde, Víctor Raúl Haya de la Torre y finalmente Mariátegui con sus Siete ensayos sobre la interpretación de la realidad peruana. Cada uno con un enfoque diferente. El gran problema del Perú sigue siendo la integración de la población indígena reprimida, marginada y mantenida en un estado de ignorancia. Las dos grandes corrientes que enfrentaron el problema del indio era el indigenismo o el hispanismo. La mayoría de los pensadores allí presentados eran representantes del hispanismo. Nos toca ahora presentar la posición de Víctor Andrés Belaunde en este debate. Su influencia por pensadores franceses y españoles, quienes por su parte se basan a la psicología de los pueblos de Guillermo Wundt, es la razón, porque él entra por ideas psicológicas al postular la existencia de un alma nacional, equivalente a la conciencia nacional. Sustenta que el alma colectivo se encuentra profundamente enraizado en las tradiciones de la historia.
Una población constituye recién una nación en la medida en que presenta ideas comunes y que experimente un mismo impulso colectivo. Aunque no niega ni rechaza el pasado prehispánico, insiste que también la conquista, la colonia y la independencia son importantes hitos de la historia peruana. De todos modos cree en la superioridad de la cultura occidental sobre la cultura nativa. Belaunde no desconoce los elementos naturales de la cultura nativa, pero piensa que éstos requieren ser elevados a través de la cultura europea que le concede un valor más alto por su vigencia universal e integral. Su conclusión es que una nacionalidad peruana no existía antes de la colonización española. Como buen religioso está convencido que la identidad se logra por apelar a la ética y a la moral. Por ello afirma que la peruanidad debe fomentarse sobre una base moral vinculado con un ideal nacionalista vigoroso, conservador y tradiconal.
El tercer y último capitulo se dedica al histórico debate entre Haya de la Torre y Mariátegui, cada uno con posiciones contrarias de cómo se debe establecer una sociedad justa, equilibrada, en favor de los trabajadores y los campesinos. Si bien Haya de la Torre maneja al comienzo de su carrera política un vocabulario revolucionario y pro-marxista, termina criticando al comunismo y defendiendo al capitalismo como única fuerza capaz de empujar el desarrollo en los países latinoamericanos. Plantea una alianza entre la capa media y el proletariado, por considerar que la población rural indígena no es suficiente educada a asumir un liderazgo a llevar al país a la modernidad. Mariátegui le hace entender que su movimiento, el APRA, no es un partido al no contar con una doctrina homogénea y mucho menos puede ser considerado un partido revolucionario. Haya de la Torre por su parte reprocha a Mariátegui un europeísmo y poca creatividad.
Entre los dos se entabla un intercambio de cartas y panfletos que aclaren la posición de cada uno de ellos. Se hace evidente que Haya de la Torre abandona ideas marxistas y se acomoda finalmente en una alianza con el mismo empresariado, mientras Mariátegui por su temprana muerte ya no puede refutar las acusaciones que le ha hecho el fundador del APRA. Queda como tarea principal, según Mariátegui, solidarizarse con las reivindicaciones indígenas, afirma que sin indio no hay peruanidad posible y deja como herencia la fundación del partido socialista, además de sus escritos.
En el año 2003 presenta Héctor Salazar ante el Ministerio de Educación una investigación exploratoria sobre las condiciones de vida y trabajo del docente primaria y secundaria de colegios estatales de los conos este, norte y sur. Como impartió desde hace algunos años junto con sus clases de pregrado en la Facultad de Ciencias Sociales también clases de postgrado en la Facultad de Educación, tenía un vinculo estrecho con la problemática. Con un grupo de estudiantes de Sociología elaboró un método, una estrategia, un cuestionario y un mapeo a cuáles de los colegios de estos tres conos se deben dirigirse para realizar la encuesta. Se tenía que elegir entre un universo total de 17,242 docentes de las USEs 01, 04, 05 y 06. Estas cuatro USEs comprenden 843 centros educativos de la primaria y 353 colegios de la secundaria. Se tomó una muestra de 102 docentes según el procedimiento que a continuación explicamos. Se comenzó la selección por conglomerados.
En un primer paso se diferenció según ubicación del colegio en zonas urbanas, urbanas-marginales, marginales y zonas rurales, con más especificación si define si se trata de urbanizaciones, cooperativas, asociaciones, asentamientos humanos o zonas rurales. Según zona se estableció el estrato social de la mayoría de la población que allí vive. Una vez determinado la clave según la cual se va a tomar la muestra, se tenía que definir los indicadores para poder a sondear las condiciones de vida y trabajo de los docentes. Respecto al trabajo las preguntas se dirigían a su formación, segunda especialización, maestría, doctorado. Luego se preguntó acerca de posibilidades de participar en cursos de capacitación, manejo de equipos multimedia, aplicación de TICs, etcétera.
Referido a las condiciones de vida figura en primer lugar el ingreso individual y familiar, la vivienda, estado civil, si tiene hijos, gastos familiares, gastos para capacitación, viajes de recreo, actividades recreativas, y mucho más. El cuestionario comprendía un total de 79 preguntas organizadas por bloques como origen de nacimiento, estado de salud, formación, estado civil, cuántas personas pertenecen al hogar, si es la persona quien mantiene la casa o si se cuenta con ingresos adicionales, infraestructura tanto de la vivienda como del colegio, clima laboral, cuántos puestos de trabajo ocupa para solventar sus gastos, actividades familiares, actividades culturales, etcétera. Sobre esta base de datos se llegó a la siguiente conclusión.
Primero se debe anotar que la encuesta era voluntaria y se tenía que convencer al docente de participar en ella. Como las preguntas contenían preguntas acerca del clima laboral y conflictos entre colegas, algunas llegando a esta parte abandonaron la encuesta por tener miedo que pueden sufrir sanciones por parte de las autoridades. Otros se negaron revelar, aunque de manera anónima, datos de su vida personal y profesional. Como la ejecución de la encuesta fue realizada por los ayudantes y no de Héctor Salazar mismo, tenían a veces severas dificultades convencer a los docentes. Esa era la razón porque se tenía al final solo 102 encuestas para el análisis.
La más importante variable era el salario, esa se debería relacionar con gastos para la capacitación como maestrías y doctorados, el tiempo disponible, el estado civil, horas de trabajo, calidad de vivienda, distancias al centro educativo entre otro. Los salarios promedio en el año 2002 eran los siguientes: el docente de nivel I de 24 horas semanales ganó 788, 13 soles, mientras el de categoría V de 40 horas 918, 75 soles bruto. El estado civil de estos docentes era 27, 5 % soltero, 59, 9 % casado, 3,9 separado, 10,8 vivía con conviviente, 5 % era divorciado. Respecto a cursos de capacitación se observa que los maestros jóvenes de menos de 29 años todos participaron (100%) en un curso de capacitación el año pasado. Avanzando en la edad el porcentaje disminuye, pero no baja del 80 %. La mayoría de los encuestados tiene vivienda propia de material noble, mientras un 16 % la alquila y el 32 % vive en la casa paterna, ese porcentaje coincide con el numero de solteros.
Si se cruza los datos del salario con los gastos por cualificaciones, se puede decir que un docente gasta entre el 30-40% de su salario para ello. Referido a la calidad de los colegios hay que constatar que en el año 2002 solo un 9,8 % de los colegios tiene instalado el internet, y casi la mitad de los docentes no domina los equipos de multimedia. Cruzando datos quién compra libros y en qué frecuencia, se constata que los solteros son que menos libros compran, mientras los de 30 a 39 años compran con más frecuencia y en más cantidades, sigue el grupo de los entre 40 y 49 años, los docentes de mayor a 50 años son los que menos libros compran. La mayoría de los docentes tiene hijos, aunque solo uno o dos, los que tienen más hijos es la minoría. Casi la mitad de los encuestados está casado con otro docente, significa que en esta familia se cuenta con dos salarios, mientras que un 11 % cuenta solo con un salario. El resto de los casados y los que conviven tiene un cónyuge que se dedica a otra profesión que no sea la docencia. Los que más carga familiar asumen, son aquellos, cuyo cónyuge no trabaja o los que son divorciados o separados. Viendo el clima laboral casi el 90 % está contento con el y el 10 % restante, no.
Especificando del porqué no está contento, se resalta problemas con los alumnos, falta de equipamiento del colegio, poco apoyo por parte de los padres de familia, además de no tener posibilidades de incrementar los ingresos o que el colegio se encuentra en una zona peligrosa. En los últimos años el salario de los docentes ha ascendido, pero los costos de vida también, sobre todo en las urbes. De ahí podemos afirmar que en muchas familias de docentes la problemática de no contar con recursos suficientes para los docentes persisten, lo que demostró el último paro del año 2017.
Presentaremos ahora dos manuscritos aun no publicados, uno de ellos reúne material de clases de Introducción a la Sociología que se llamará Historia de la sociología, el otro vendría ser material sobre la hermenéutica. En Historia de la Sociología Héctor Salazar se propone primero definir el concepto de sociología y su función dentro de las ciencias sociales. Además problematiza que las ciencias sociales en comparación con las ciencias naturales dependen del punto de vista del teórico, por ende representa una forma u opción de ver e interpretar la sociedad. Vinculado a ello se dedica al problema bajo qué circunstancia se produce el conocimiento en las ciencias sociales y cuál puede ser su alcance. Luego avanza estrictamente histórico, presentando corrientes más significativos del pensamiento sociológico como el positivismo y Augusto Comte como su mayor representante. Sigue el funcionalismo con Emile Durkheim y Max Weber, luego el marxismo como ciencia social desde la época del marxismo clásico hasta Zygmunt Bauman. Se desarrolla la sociología del siglo XX con enfoque a la sociología alemana, remontándose desde Weber a Tönnies y Wolf Lepenies, la influencia de la Escuela de Frankfurt en la sociología, y finalmente se dedicará al neopositivismo empleado por el círculo de Viena.
El ductos de este texto es descriptivo, refiriéndose a situaciones históricas dentro del pensamiento sociológico, así como las teorías que cada corriente ofrece. El manuscrito comprende algunos 350 paginas.
Un tema fascinante para Héctor Salazar era la epistemología, así que, en sus cursos ponía mucho énfasis al problema del conocimiento, vinculado a la pregunta de cómo uno puede estar seguro que lo que podemos experimentar y explicar es correcto o no. Regresando desde Alemania al Perú en el año 1992 encontró un discurso muy diferente en las aulas de la Facultad de Ciencias Sociales y en Letras de lo que él dejó al salir del país. Todo el mundo hablaba en ese aquel entonces del postmodernismo y su nueva forma de explicar el mundo. Por esta razón quería entender de qué se trata y se metió a fondo a las lecturas de Castoriades, Imre Lakatos y otros, para ver qué ofrecen de nuevos conocimientos. Le llevó a indagar qué clases de hermenéutica hay y si de verdad nos ayudan a entender mejor el mundo tal como lo prometían. Esa era la razón, porque juntó material de hermenéutica que finalmente creció hacia un documento digno de ser publicado.
Pero como la postura teórica de Salazar no coincide con la de la hermenéutica, que se monta a un nivel formal lingüístico explicativo sin referirse a la base material del mundo, recibe un tratamiento crítico para hacer ver al lector que aquí se renuncia a la posibilidad de llegar a entender el mundo, por un lado, porque deposita el proceso del conocimiento al individuo aislado, por otro, porque niega la necesidad y la posibilidad de llegar hasta el mundo objetivo que existe fuera de nuestra conciencia. El conocimiento en la hermenéutica es cuestión del discurso y de la interpretación de signos, símbolos y conceptos. Conocer es lo que la lengua está dispuesta a captar, el mundo se desvuelve fenomenológicamente. Se niega la unicidad y la totalidad del mundo. Así que, en el texto de Héctor Salazar se explica qué es hermenéutica, sus estados de desarrollo, además qué es lo que pretende. Se diferencia entre signos, significado, conceptos lógicos y formales, juicio y racionamiento, así como representantes que han desarrollado la hermenéutica hasta el presente. Finalmente articula la critica ante esta corriente del pensamiento sobre la base del materialismo histórico dialectico que insiste que cualquier objeto de estudio debe ser colocado primero en su contexto histórico, luego uno debe asegurase que existen bases materiales de dicho objeto y que no solo es algo especulativo o netamente pensado, y finalmente uno debe entenderlo en su desenvolvimiento dialéctico. Significa en su vaivén en la historia o mejor dicho, en su carácter recíproco entre si y la sociedad, a la cual pertenece. Todos estos criterios no cumple el pensamiento hermenéutico, por ende, es rechazado por Salazar.
Como arriba ya se mencionó, al final del año 2012 Héctor Salazar se retiró de la docencia por haber cumplido 70 años, de los cuales se ha dedicado más de 40 años al dictado de clases. Su retiro no significaba despedida de las actividades académicas. Junto con algunos profesores de San Marcos fundó la revista Reflexión, revista de Ciencias, Arte y Humanidades con el fin de ofrecer una plataforma de debate de problemas del país y de América Latina. Desde 2013 hasta 2018 se llegó a producir 12 números cada una de 100 paginas, dedicado a un tema especifico y con autores internacionales. Las presentaciones de las revistas eran actos gratificantes, así como los eventos políticos y culturales, en las cuales se le ofreció al publico asistente. Héctor Salazar aportó en cada numero un articulo y escribió el editorial. Se abordó temas como el Medio Ambiente, el Neoliberalismo, la Izquierda en el Perú, los Gobiernos Regionales, el debate acerca de la Ley universitaria, entre otros.
Para entender el personaje de Héctor Salazar Zapatero nos parece importante explicar su entendimiento del marxismo. No obstante que recibió una estricta formación religiosa en un colegio de Huancayo, llega de joven de algunos 14 años a la conclusión que el mundo debe ser explicado por las leyes que reinan en la naturaleza o en la sociedad sin recurrir a un ente sobrenatural que determina o influye sobre la marcha de las cosas. Su militancia en la juventud comunista tiene como resultado que se identifica primero con la corriente china del marxismo. Recién por su estadía en la Republica Democrática Alemana y el estudio detenido del marxismo y los escritos de Lenin, así como autores de Ciencias Sociales con posturas marxistas, influye sobre él y se inscribe en el marxismo de línea soviética. Al regresar al Perú en los años de 1970, observa que los conocimientos de las bases teóricas del marxismo entre sus colegas y compañeros de lucha fueron muy limitadas, en gran parte por falta de los textos originales de los clásicos del marxismo leninismo.
Más bien se divulgó textos de Kautzky, Trotzky, Gramsci y otros marxistas. A partir de ese momento comienza el debate acerca de un marxismo ortodoxo o heterodoxo, moderno o a lo antiguo, de la línea dura o blanda. Salazar soluciona este problema de la siguiente manera. Afirma que si el marxismo es empleado como herramienta de la interpretación de la realidad, el criterio de ortodoxo o heterodoxo no corresponde, porque en ciencia el único juicio válido sería si un enunciado se acerca más a la realidad, o al contrario, se aleja de ella. Es allí donde cada investigador honesto debe evaluar qué clase de marxismo le ayuda para ser preciso. En el caso de Salazar sería el marxismo leninismo. Es luego la solvencia y el manejo del pensamiento marxista, si la argumentación del investigador llega a convencer o si suena como una repetición de formulas petrificadas que han perdido su fuerza explicativa. Cualquier doctrina de cualquier área se vuelve una mantra muerta si no pasa por el proceso de internalización o apropiación individual, enriquecida por la experiencia, además del criterio, de cómo debe ser aplicado un concepto o una línea argumentativa a un determinado caso.
Esta convicción le impulsó de enfrentarse a sus colegas que no estaban de acuerdo con su posición ideológica, reprochándole que el marxismo ya está vencido. Aparentemente los acontecimientos políticos les daban razón, porque la coyuntura política iba en marcha a ideas neoliberales. A parte de las malas experiencias de los años 1980, durante los cuales todo el mundo enseñó marxismo sin mayor cualificación para ello, se añade el efecto que dejaron los años convulsionados por movimientos subversivos con discursos marxistas, que el marxismo entrara totalmente en descrédito. Pero aun así, Salazar insistió que le debe ser permitido enseñarlo. Sentía además que se quería regresar a un pensamiento uniforme, tal como se ha dado en los años de 1980. Se defendió con el argumento de si el marxismo es obsoleto, desaparecerá de por si solo, pues una doctrina que ya no sirve, se hace superflua, por ello no deberían existir razones de temerla.
Como vemos, Héctor Salazar era una persona de controversias, pero al mismo tiempo sabía entablar amistades, y de manera duradera. Entre sus amigos hay una variada gama de personajes de distintos corrientes de pensamiento. Uno de ellos era, por ejemplo, el diputado de Huancavelica, el abogado Nilo Meneses, era un archiconservador, pero gran amante de la buena mesa que sabía compartir. Luego está el filosofo, Juan Camacho, fuerte cuestionador del marxismo, el matemático Jorge Gárate, entrañable amigo y gran tenista, igual como Juan Camacho. El filósofo Julio Sanz, de ahí conoce Salazar la bióloga Doris Sánchez, quien era en sus años mozos su asistente en la Escuela de Postgrado. Las hermanas Wilma y Carmen Derpich, así como Carlos Enrique Becerra, el actual decano de los notarios, todos ellos compañeros de promoción. Le vinculó una larga amistad con la socióloga, Martha Rodríguez, además de colegas de la Facultad de Letras como Raimundo Prado, José Carlos Ballón y Miguel Ángel Huamán. No olvidar a Martha Martina, compañera en la lucha por la homologación, así como el abogado laboral Jorge Rendón y la astrónoma María Luisa Aguilar. Uno podía entrar con él en cualquier facultad de San Marcos, o en San Fernando o a la Facultad Veterinaria, siempre había alguien que le conocía, y no pocas veces las conversaciones terminaron en grandes carcajadas, porque era bromista. Hasta el final habían colegas y amigos que le acompañaron, visitándolo o llamándolo por teléfono, uno de los más fieles era Gustavo Espinoza, pero también Ananías Huamán y los colegas de la Clínica de San Marcos, porque ese era el único centro de salud disponible cuando su estado de salud se complicó. Por la emergencia de la pandemia un tratamiento normal que correspondiera al sistema de Essalud, ya no era posible por falta de capacidad.
Que su carácter controversial no siempre significaba enemistad para toda la vida, sino también le causó respeto, dibuja la siguiente anécdota. Un buen día decidimos entrar al Hotel Los Delfines, que ofertó sancochado de un buen precio. Era la época, en la cual el hotel buscaba clientes y comensales. Entramos al comedor del restaurante. Era amplio, pero casi vacío. Nos indicaron una mesa. Nos acomodamos y pedimos el sancochado. Luego vemos en una mesa un poco alejada el congresista del APRA Lozada en viva conversación con el reportero deportivo, Micky Rospigliosi, disfrutando del sancochado. Ni bien que Lozada se da cuenta que Héctor Salazar está en la sala, se levanta, se acerca y lo saludó como si de un viejo amigo se trata. Terminado el saludo, regresa a su mesa y sigue con su conversación.
De la misma manera podemos decir que su trato con los colegas y alumnos era colegial como la siguiente escena indica. Estábamos en el ascensor del edificio Kennedy en la Avenida Republica de Chile, subiendo al rectorado, que en aquella época se encontraba en dicho edificio. Entra al ascensor Juan Abugattás, el filósofo. Salazar lo saluda ”Hola hombre, ¿cómo andas?” “Todavía con mis pies, hombre, todavía con mis pies,” le contesta Abugattás, y los dos se ríen.