15 N. CUBA RENACE

15 N. CUBA RENACE

Por Gustavo Espinoza M.

Para mañana lunes 15 de noviembre, algunos grupos representativos de lo que suele llamarse “la disidencia cubana” han previsto la realización de una presunta “Marcha Cívica”, que buscan convertir  en una suerte de Protesta orquestada contra el Gobierno y el “modelo” económico y social vigente en la Patria de Martí. El tema, sugiere algunas reflexiones. Veamos:

En Cuba hay un régimen socialista, forjado al calor del proceso revolucionario que derribara a la cruenta dictadura de Fulgencio Batista, hace 62 años. Originalmente los guerrilleros de la Sierra Maestra que tomaron el Poder en enero de 1959, buscaban apenas restaurar la Constitución de 1940, dejada de lado por la Satrapía a partir del golpe Militar consumado en marzo de 1952.

Las cosas marcharon sin embargo, por otro carril. El desmoronamiento del sistema de dominación vigente y la dinámica de los cambios procesados en la Isla, sumada a la presión constante del gobierno de los Estados Unidos y a la conspiración sediciosa de la oligarquía; generó un nuevo rumbo y los cubanos, a partir de 1961 optaron por convertir su Revolución, en Socialista.

No hace mucho, el 24 de febrero del 2019, el pueblo de Cuba coronó sus esfuerzos aprobando una nueva Constitución que ratificó el régimen socialista como imperante en la isla. El 85% de los ciudadanos optaron por ese Nuevo Orden que hoy defienden contra todas las acechanzas.

La Constitución Cubana y las leyes que la apuntalan, recogen y aseguran los derechos  de la población: educación gratuita, salud para todos, empleo seguro, salario constante y vida sin apremios. Por eso, el pueblo la respalda.

Ocurre, sin embargo, que los planes de desarrollo que se impulsan en la isla, afrontan una valla aún no derrotada: el bloqueo norteamericano, que dura más de 60 años y que constituye una figura inédita en la historia universal:

Jamás se dio el caso, en efecto, que un país pequeños se vea bloqueado por una gran potencia, como ocurre hoy con Cuba en relación a los Estados Unidos. Ese bloqueo insume daños irreparables a la población cubana, y genera pérdidas materiales incalculables. Pero ahí va.

Los años recientes –los de la Pandemia que agota al mundo- han sido aún más duros. El bloqueo, le dificultó mucho obtener jeringuillas y agujas para colocar inyecciones y atender a su pueblo. Pero sus profesionales de la salud dieron muchísimos ejemplos maravillosos de solidaridad.

En todos los confines del planeta, sus Brigadas Médicas proporcionaron luz, alegría y felicidad a millones. Por eso la bandera de Cuba brilló con luz propia.

Y es gracias a todo eso que mañana lunes 15, Cuba celebrará el fin del periodo de crisis sanitaria post pandemia, y el inicio de una nueva normalidad. Con el 90% de su población vacunada –incluida niños entre 4 y 12 años- bien puede cantar victoria. Adicionalmente, recordará que es el único país de América Latina que creó su propia vacuna.

Hoy, cinco variantes de ella se aplican exitosamente en diversas latitudes; y resaltan el papel que científicos, médicos y trabajadores de salud cumplieron en la tarea.

Eso hizo posible que también hoy, Cuba se abra al mundo. Volverán los niños a las escuelas y los estudiantes a las Universidades y Centros Superiores. Retornarán los turistas, se abrirán los aeropuertos, se abarrotarán las playas, se recuperaran las bases fundamentales de la economía, y el país renacerá para alegría de la humanidad entera.

En paralelo sin embargo, los enemigos de Cuba -el Imperio y sus mercenarios internos y externos- reanudan su ofensiva. Sueñan con un “cambio de modelo” porque añoran el pasado, el de las dictaduras siniestras y el de los regímenes falsos, plagados de mentiras.

No se trata, por cierto, de una acción espontánea. Ni de una expresión natural de inquietudes renovadoras. Ni siquiera una manera de expresar preocupación cívica por supuestas debilidades de un sistema de gestión.

Es simplemente la forma emboscada que toma el comportamiento sedicioso de los enemigos de Cuba, que anhelan dar al traste con las conquistas de su pueblo, y quieren someterlo a las garras del imperio.

Millones de dólares invierten los organismos especializados de los Estados Unidos, en el empeño por fomentar el accionar terrorista contra Cuba. Se trata de la Fundación Ford, USAID, la Open Society y otras similares. No reparan en fomentar odios, comprar conciencias, doblegar voluntades, humillar sentimientos. Creen que los pueblos tienen precio y que pueden adquirir adhesiones y quebrar las rodillas de las gentes.

Se romperán los dientes, una vez más porque en definitiva el poder que mueve la conciencia de los hombres no es la moneda, sino la voluntad. Y ella se anuda en los valores más altos.

Ellos saben que habrán de fracasar ostentosamente en sus maniobras de corte golpista. Por eso alientan a los enemigos de Cuba para que actúen también fuera de la isla, en todos los países. Con imaginación febril perciben supuestas multitudes protestando ante las legaciones diplomáticas de Cuba. Vana ilusión, por cierto.

Los cubanos de nuestro   tiempo, como lo evocaba José Martí, no se dejan marcar como si fueran caballos, o toros.  Él, nos recuerda: “Pueblo que se somete, perece” (fin)