PERÚ. ORILLANDO LA CRISIS

PERU. ORILLANDO LA CRISIS

Por Gustavo Espinoza M.

El cambio de Gabinete anunciado por el Presidente Castillo el pasado 6 de octubre, ha dado que hablar. Ha confundido a unos y ha desorientado a otros. Pero todos se han sentido “tocados” en mayor o menos medida. Veamos: 

Para la ultra derecha, ha implicado la derrota de quien consideraba su más encarnizado enemigo, el Ministro Bellido; y la caída de Iver Maravi, a quien había buscado sepultar bajo un cúmulo de cargos referidos a hechos acontecidos hace 41 años. Para la izquierda, y el movimiento popular, ha sido un modo de   tomar conciencia de un reto aún no resuelto.

Bien mirada la cosa, sin embargo, el asunto tiene otro carácter. El Jefe del Estado ha cambiado personas, pero no ha variado su Programa, ni su política. Ni siquiera, su línea de acción. Por eso desdeñó cualquier “hoja de ruta” al tiempo que aseguró que no habría viraje alguno, ni un proceso de derechización.

Eso explica el desconcierto de los voceros parlamentarios de la reacción, pero fluye también de los análisis editoriales de la “Prensa Grande”. Por un lado. Se regocija por la salida de sus temidos enemigos;  pero mira con cautela y desconfianza los cambios introducidos en el nuevo equipo ministerial.  

Y es que, en realidad ellos no quieren “otros ministros”, sino otro Presidente y, otro rumbo político. Miran entonces con desdén y menosprecio a Mirtha Vásquez, y ya comienzan a secar la pólvora para disparar contra sus nuevos blancos.

Por lo pronto, sacaron ya “los antecedentes” del titular del Interior, Roberto Barranzuela, y comenzaron a descargar bilis denigrado a Carlos Gallardo, Gisela Ortiz y hasta Betssy Chávez, militante de PL que reemplaza a Maravi en el portafolio de Trabajo. No les importa lo que sean, ni lo que se propongan hacer. Tampoco su calidad personal, ni sus cualidades.

Lo que quieren, es que se larguen con Castillo al frente, y dejen campo para la restauración del Perú Oligárquico. Más adelante, eso quedara plenamente confirmado.

El Presidente Pedro Castillo ha mirado las cosas de un modo más bien pragmático. Ha buscado salir del embrollo en el que había sido envuelto, sin hacer concesiones de fondo.  Y ha buscado piezas de recambio acudiendo a sus propias reservas.  

Por eso, no se puede hablar con seriedad de “viraje”, y mucho menos de “traición”.  Sólo ha buscado forjar un Gabinete más homogéneo, y más calificado. Y eso, es legítimo,  y perfectamente comprensible

Sostener que la tarea de hoy era eliminar del Gabinete a “derechistas, caviares y traidores”, constituye un error, pero también una gran injusticia. Los derechistas y traidores, no están -y nunca estuvieron- en el gobierno de Castillo. Ellos militan con Keiko, López Aliaga, Hernando de Soto y el cogollo alanista del APRA. No hay que perderlos de vista, ni sustituirlos.

Los nuevos ministros forman parte del bloque que apoyó a Castillo en junio y que triunfó con él

La expresión aquella de “los caviares”, resulta repulsiva. No sólo porque carece de sustento, sino porque, además, se trata de un vocablo perverso acuñado por el enemigo con un propósito muy concreto: denigrar a los elementos progresistas de la sociedad, a los que acusa de “tontos útiles de los comunistas”, para alejarlos de las causas justas, o simplemente descalificarlos.

Por lo demás, ese término es confuso. Busca meter en un solo saco a personas completamente distintas. Una, es la posición de Augusto Álvarez Ródrich o Rosa María Palacios; y otra,  la de Mirtha Vásquez o Pedro Franke. Sin embargo a todos ellos, Betho Ortiz les llama “caviares”. Y hay quienes repiten alegremente la expresión, sin reparar en su esencia.

La tarea que se impone ahora, es otra: hay que revalorar a los hombres y restañar las heridas para reconstruir la unidad malamente dañada. Guido Bellido e Iver Maravi lucharon con firmeza y consecuencia, cumpliendo tareas que les fueran encomendadas.

 Ahora deben asumir nuevas responsabilidades, y proseguir la batalla. Ella no ha concluido.

Cuando Humala “giró a la derecha”, pudo decir a sus ministros: “ninguno de ustedes, votó por mi”. Este, no es el caso. Todos votaron por Castillo y formaron parte del convulso torrente que lo hizo posible. (fn)

Superando reacciones comprensibles, Perú Libre y su Bancada percibirán que lo que importa, es el Proyecto que fuera elegido en los comicios pasados. Hay que consolidarlo y avanzar venciendo todos los obstáculos que el enemigo pone al frente. Cambiar de línea, y situarse en los predios de “la oposición” implicaría un error descomunal que la ultra derecha sabría usar en su beneficio. Hay que orillar la crisis y seguir adelante. 

Una vez más se confirma aquello que las personas -por valiosas que sean en un instante y contexto dado-, no tienen más importancia que los hechos. Es en ellos, que hay que medir los avances de la historia.

Hoy, como en los viejos tiempos, se cumple aquello que dijera el viejo Marx en mayo de 1875: “Un paso del movimiento real, vale más que una docena de programas”. (fin)