LA CALLE EN DISPUTA

Por Freddy Leon

No nos equivocamos al señalar que el gobierno de Pedro Castillo no iba a gozar de ninguna “luna de miel”, que la oposición no le iba a otorgar ninguna tregua política y que su objetivo iba fluctuar entre lograr la vacancia del presidente o «humalizar» a Castillo. Y cuanto antes, mejor para ellos.

La oposición ha canibalizado la política y desde los espacios que controlan -el parlamento y los medios de comunicación- se han deslizado por una peligrosa senda de enfrentamiento total con el gobierno.

Los que perdieron las elecciones son los que hoy disputan abiertamente el control politico del país.No es casual que los sectores más radicales e intransigentes de la oposición son los que han perdido influencia política sobre el ejecutivo y enfrentan el inminente peligro de perder algunos de sus privilegios económicos que la cercanía al poder político les otorgaba y, hasta hace poco, les permitía hacer grandes negocios.

Es el caso de Rafael López Aliaga que siente pánico ante la eventualdiad de perder la concesión del tren de Machupicchu, parte de su cadena de hoteles y pagar esa cuantiosa deuda tributaria que tiene con la Sunat; o el caso de los medios de comunicación como Willax, America TV, el grupo El Comercio, Expreso, RPP etc. que ven con temor la posibilidad de perder la publicidad estatal, su principal fuente de ingresos económicos. Cuanto más miedo sienten en sus bolsillos, más radicales son sus posturas frente al gobierno de Pedro Castillo.

Nunca antes El Comercio y La República se habían parecido tanto en los ataques y golpes bajos que diariamente propinan al gobierno de Pedro Castillo, aunque claro está con algunas diferencias en el objetivo que buscan; mientras El Comercio quiere la vacancia de Castillo, La República busca convertir a Castillo en un fantoche.

En esa pugna la oposición encabezada por La República ha obtenido algunos triunfos importantes, han sitiado al gobierno generando una sensación -aparente o real- de distanciamiento entre Castillo y Cerrón, han logrado sacar del gabinete a Héctor Béjar y colocado a un hombre de su confianza como nuevo Canciller y, lo que es más peligroso, gracias al control absoluto que tienen sobre los principales medios de comunicación están ganando la batalla comunicacional.

En política quien gana la batalla del relato tiene el viento a su favor. La oposición, con un lenguaje procaz y un discurso ramplón, ha colocado al gobierno a la defensiva y esto ha sido facilitado por la actitud errática con que viene actuando el gobierno en el campo de las comunicaciones.

Castillo no tiene una estrategia clara para trasmitir sus ideas al pueblo y al estar agazapado en el silencio sepulcral conspira de manera negativa e impide que sea el gobierno quien defina la agenda política y demuestre que tiene el control del país.

Con esas debilidades el gabinete de Guido Bellido llega duramente golpeado al congreso, aunque no parece del todo claro que la oposición maximalista decida usar su bala de plata y negarle el voto de confianza, lo cierto es que los márgenes de maniobra de Bellido son estrechos. Bellido va tener que demostrar mucho temple y una mística especial para convencer al pueblo de que es la persona indicada para conducir el país en tiempos tempestuosos.

Pero esa pugna política que se dará en el congreso, como no podia ser de otra manera, se va definir, tarde o temprano, en las calles. La democracia en el país no se sostiene únicamente en las instituciones, su fuerza fundamental radica en las calles.Por esa razón por primera vez la derecha se ha visto obligada a ensuciar sus zapatos y buscar agitar el humor de la calle. Hasta el momento no ha conseguido mucho, pero creo que luego de los sucesos del fallido gobierno de Merino la derecha ha aprendido que sin la calle no podrán lograr la vacancia de Castillo

.Esa es la batalla clave a desarrollarse en estos momentos. Quien gane la batalla en las calles, ganará el control del poder politico.